miércoles, 31 de julio de 2019

Fernando Mires y Venezuela Un silogismo que extravía


Fernando Mires y Venezuela
Un silogismo que extravía

Humberto García Larralde, economista, profesor de la UCV, humgarl@gmail.com



¿Reglas discernibles?
A Fernando Mires hay que agradecerle sus aportes al examen de la realidad venezolana. Ha denunciado aberraciones del chavismo, razonado a favor de determinadas medidas y discutido sus implicaciones, fortaleciendo la convicción acerca de la necesaria salida del poder de la camarilla de Maduro. Pero su facultad analítica, de descomponer un problema en sus partes para entender cómo se relacionan entre sí y la dinámica que resulta de ello, puede también obnubilar. Sin ánimos de banalizar argumentos serios, traigo a colación la célebre fábula de la rana y el escorpión: la rana accede a cruzar el río con el alacrán a sus espaldas porque éste la persuade que sería ilógico picarla. A mitad del caudal --como sabemos--le clava el aguijón causándole la muerte (junto a la suya por ahogo). Creo que Mires y quienes comparten su postura no han comprendido cabalmente la naturaleza del régimen que enfrentamos.

Conciben un escenario político con reglas discernibles, en el que dos grupos se enfrentan por el futuro del país. Como la fuerza del régimen –no de la oposición-- está en el apoyo de las bayonetas y la de la oposición –no de Maduro-- en su capacidad de aglutinar y movilizar a las mayorías tras banderas democráticas, la lógica aconseja luchar por una salida electoral como estrategia opositora. La realización elecciones confiables es, por demás, la principal petición de los países democráticos que nos apoyan. Hasta aquí, bien. Pero a partir de ahí, el análisis se extravía con un silogismo: al no participar la oposición en la contienda del 20-M, abandonó la ruta electoral --“la misma que llevó a la gran victoria del 6D”-- y cayó en un “extremismo” que le hizo el juego a Maduro. Mires asume estar en un juego de ajedrez cuando el fascismo bombardea el tablero: no hay juego, no hay reglas, no cabe otro final que el suyo.

Si fuera por lógica, Maduro ha debido haber caído hace tiempo. Ha urdido la peor crisis económica de que se tenga memoria, es un corrupto ignorante e incompetente que nadie respeta, un dictador fascista que ha perdido legitimidad, repudiado por la gran mayoría de la población. Ha enfrentado mes tras mes de protestas masivas, sanciones, y se ha convertido en paria internacional. Que todavía esté mandando es insólito. Desafía toda lógica y obliga a buscar explicaciones. Estas tienen que ver con su naturaleza.

La naturaleza del conflicto
El madurismo es una mafia militar – civil dominada por la gerontocracia cubana, hundida hasta los tuétanos en el narcotráfico y la expoliación del país, que vive, gracias a su construcción ideológica, en un mundo ficticio que la aísla de la realidad y la blinda contra toda increpación. En esta burbuja consigue amparo y absolución de sus crímenes: borra todo freno moral o ético al ejercicio de su malignidad. El informe de la expresidente Bachelet es contundente al respecto. No va a abandonar el poder ni a rectificar sus políticas, ni a llegar a acuerdos con la oposición democrática, sea cual sea el costo, porque el país es suyo, le pertenece por asignación de la Providencia y harán con él lo que les da la gana.

Mires reconoce que Maduro se afianza en la anulación de la política ¡pero propone lograr que acceda a nuevas elecciones! No estamos enfrentando a un Pinochet cuyo plebiscito le salió mal porque no contó con las complicidades para trampearlo. Lo que existe hoy en Venezuela es un poder desquiciado, sumamente tóxico, auxiliado por esbirros de la peor especie (cubanos), que está matando un país.

No es una contienda con reglas de juego que la médula dura del fascismo esté dispuesta a respetar. El 6D 2015 se convenció de no realizar elección que no garantizara su triunfo. Dejó de existir la ruta electoral de que habla Mires. Así lo asumió la población ante el 20-M 2018 con dirigentes de oposición perseguidos, encarcelados o inhabilitados; los partidos principales de oposición inhabilitados; excluida toda observación imparcial externa; sin auditoría del registro electoral; con el mismo CNE tramposo denunciado por fraude por Smartmatic --la empresa proveedora de la tecnología electoral-- cuando las elecciones para la asamblea constituyente; y sin que pudieran votar millones de emigrados.

Wishful thinking
Preguntémonos, ¿de dónde salió el consenso internacional sobre la ilegitimidad actual de Maduro? ¿Se hubiese producido si la oposición como un todo hubiese participado el 20-M? ¿Los venezolanos hubieron acudido masivamente a acompañarla? ¿Se hubiera respetado su triunfo en tal caso? Se argumenta que participar hubiese movilizado a la gente y que hubiera dejado patente el fraude cometido. ¡Constituiría un triunfo político! ¡Por favor! El fortalecimiento de la oposición y la deslegitimación de Maduro resultaron –obviamente— de no haber participado en tales comicios fraudulentos, con las razones que se dieron a conocer urbi et orbi, y desconocidas internacionalmente. ¿Dónde está ahora Falcón? ¿Dónde Guaidó?

Por supuesto que se han cometido errores. La “salida” de 2014 no sólo fue uno costosísimo, fue también oportunista. Como se recordará, la protesta comenzó por la violación de una estudiante en el Táchira y se extendió, en solidaridad, a nivel nacional. Aprovecharlas para sacar a Maduro del poder cuando había ganado las elecciones municipales meses antes –sobre la ola del “Dakazo”— fue irresponsable.

Luego está lo del 30 de abril de 2019. Fracasó al no alcanzar su propósito, pero ¿fue contraproducente? ¿No reveló las costuras del respaldo militar? ¿No puso al desnudo que Maduro no tiene en quien confiar? Por supuesto, abortó una valiosa posibilidad de salida. Algún día se sabrá hasta qué punto y si falló por precipitado, por irresponsable o por no tener claro la fuerza real con la que se esperaba contar. Pero ¿Maduro y la mafia militar salieron fortalecidos?

Una descalificación ligera de la estrategia asumida por Guaidó
Lo anterior no implica ningún “extremismo”, como despacha a la ligera Mires. Pero abona a favor de argumentar que la estrategia de sanciones, creciente presión y amenazas creíbles es la única efectiva. Ello no invalida Barbados por una razón harto evidente. Las fuerzas democráticas venezolanas no tienen la capacidad, por sí solas, de sacar a Maduro a la fuerza. Su legitimidad en intentarlo no le otorga la posibilidad de hacerlo. Esta reside en los aliados internacionales, muchos de los cuales han manifestado su oposición a una solución de fuerza. Quieren agotar las posibilidades de elecciones presidenciales legítimas como salida. Pues recorramos esa negociación, exigiendo como condiciones imprescindibles: 1) Habilitación de todos los partidos y dirigentes políticos; 2) Nuevo CNE, confiable. 3) Auditoría y actualización del registro electoral. 4) Observadores internacionales. 5) eliminación del ventajismo electoral (“puntos rojos”) y de la violencia de colectivos fascistas en contra del electorado opositor. 6) Habilitación del voto de millones de venezolanos adultos que se encuentran afuera. 6) Fecha próxima, conforme al cronograma que se deriva de la ley del sufragio. El país no aguanta más demoras.

¿El fascismo aceptará un acuerdo sobre estas bases? ¿Lo respetará? Por supuesto que no. Implicaría su salida del poder, con la ignominia de haber sufrido una derrota apabullante –suponiendo un candidato democrático consensuado y único-- que enterraría su épica justificadora de campeón del Pueblo. Obviamente, tampoco accederá Maduro a negociar sin mas su salida, ¡a no ser que aceptemos condiciones que la pospongan indefinidamente o invaliden totalmente su sentido! Vade retro, satanás.
Una psicopatía letal
¿Podemos esperar una negociación seria, constructiva, de un usurpador que no más ayer porfiaba de estar construyendo una potencia económica en un país que tan cruel y afanosamente ha destruido? ¿Es confiable un energúmeno que insiste, sin el menor rubor, en la estupidez de achacarle los apagones a un ataque electromagnético? ¿Y qué hay del fascista que, emulando a Noriega, afirma que Venezuela está preparada para una “guerra total” con EE.UU.? Pues, ¡con ellos es que hay que negociar!

Es difícil asir la profundidad del desquiciamiento de quienes hoy comandan la depredación del país. Sumergidos en una burbuja, en un mundo ficticio sin contacto con la realidad, todo se justifica. Alientan su insania quienes quieren pescar en río revuelto, como Putin, o los esbirros cubanos aterrados por que el modelo criminal del que poseen marca registrada sea derrotado. De ahí que el símil a evocar no es el de Pinochet, todavía con la lucidez para aceptar que había perdido la partida en el plebiscito, sino Hitler en su bunker, con las tropas soviéticas a las puertas de Berlín, demandando la movilización de batallones inexistentes para enfrentarlos y acusando a Himmler de traidor por sugerir un pacto. En sus últimos estertores, sin apoyo, ni recursos, los “revolucionarios” gastan todavía millones (de dólares) en convocar el Foro de Sao Paolo para desafiar al “imperio”, en vez de estar pidiendo pista para evitar una salida a lo Noriega. Estamos frente a delirios sumamente peligrosos, pero locura, en fin. Ya lo han dicho hasta la saciedad, tanto Maduro como Cabello, “¡Ni por las buenas, ni por las malas”, van a entregar!

Negociación con punch
De manera que Barbados –o cualquier otro escenario de negociación—tiene que desarrollarse en el marco de una estrategia que fuerce la salida de la mafia criminal, que le haga ver que no tiene otra opción. ¿Qué significa eso? Como eso no depende de Guaidó ni del liderazgo democrático interno, debe surgir de nuestros aliados un compromiso en tal sentido. Forjar ese compromiso es nuestro gran reto.

 La Venezuela de Maduro representa una amenaza internacional, por ser base de narcotráfico y de otros ilícitos, por cobijar a grupos terroristas (ELN, Hezbolá, FARC cimarrona) y por ser fuente de una emigración masiva de absorción muy problemática en la región. Corresponderá, probablemente al Grupo de Lima liderar tal iniciativa, en particular, a Colombia, el país más perjudicado. Pero ello será difícil que fragüe en una disposición a tomar las medidas requeridas si no cuenta con el respaldo resuelto de los EE.UU., único país que puede hacer que la amenaza de intervención sea creíble. La UE, menos “doliente” de la tragedia venezolana, no puede desentenderse tampoco de su compromiso con la democracia liberal. Le toca asumir ser bastión activo y comprometido en la lucha contra el fascismo, razón, en última instancia, de esa bella esperanza de una humanidad libre y próspera, que es la UE.

Queda siempre el argumento de que la solución de la situación venezolana les corresponde a los venezolanos. Es un argumento sumamente injusto. Se alaba a los Portorriqueños porque, tras 10 días de protesta, lograron forzar la renuncia del gobernador Roselló, o a los estudiantes de Hong Kong, que tienen semanas con movilizaciones masivas contra una ley policial china. Pues los venezolanos hemos dejado, trágicamente, centenares de cadáveres en las calles persiguiendo ideales de libertad en manifestaciones masivas. Las protestas, masivas, duraron meses y meses, año tras año, a pesar de ser brutalmente reprimidas, se hizo lo posible por el referendo revocatorio como salida y la disposición a negociar nunca se cerró. ¿Se les exigió a los alemanes acabar por sí solos con Hitler?

Lamentablemente, las experiencias históricas muestran la necesidad de la ayuda externa para derrotar al fascismo. Y que el apaciguamiento solo agrava el problema.



Japón: una jugada peligrosa



Japón: una jugada peligrosa, 

por Félix Arellano


Felixarellano50@yahoo.com

Como una reacción a un pasado borrascoso, que no terminan de superar, Japón está iniciando una potencial guerra comercial contra Corea del Sur, al complicar la exportación de insumos estratégicos para la poderosa industria tecnológica surcoreana y, al amenazarle con el posible retiro de la lista de países con facilidades comerciales (llamada lista blanca). Jugada que se realiza en un momento delicado para la paz y la estabilidad económica global.
Cabe destacar que la decisión se inscribe en un contexto de varios factores adversos, tales como: el agresivo e impredecible comportamiento del joven dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, que acaba de realizar otro ensayo nuclear; facilita el ascenso hegemónico de China en la región, no muy conveniente para ambos países e incrementa la escalada del proteccionismo comercial, que está promoviendo el Presidente de Estados Unidos, con negativas consecuencias globales.
La decisión del gobierno japonés de limitar las exportaciones a Corea del Sur de: poliamidas fluoradas, fluoruro de hidrogeno y fotoprotectores; insumos fundamentales para la producción de chips y pantallas de teléfonos móviles, principales productos de exportación surcoreanos; pueden conllevar consecuencias globales, pues estos productos forman parte de cadenas globales tecnológicas más amplias; afectan a producciones electrónicas en China que utilizan tales productos; y pueden afectar el comercio mundial de productos electrónicos, incluso, algunos estiman que puede incidir en el desarrollo de la tecnología 5G
Seúl reacciona, en principio, planteando el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero va creciendo internamente la presión para adoptar medidas de retaliación comercial; que terminaran afectando a los dos países y beneficiando en particular la expansión productiva y comercial de China. El gobierno de Corea del Sur señala, que Japón está reaccionando ante la decisión de la Corte Suprema de Seúl, de permitir demandas individuales de las víctimas que enfrentaron los excesos de la dominación colonial de Japón. En ese contexto, Japón ha rechazado la confiscación de los activos locales de una empresa japonesa, que se negó a pagar indemnización a una de las víctimas de trabajos forzados.
Como se puede apreciar las tormentas del pasado no quedaron superadas con la suscripción del Acuerdo de Relaciones Básicas entre Japón y Corea, firmado en 1965. Resulta evidente que las heridas están abiertas y pueden limitar la capacidad de acción y coordinación, en un momento que exige unidad ante adversarios complejos; en particular, frente a la férrea dictadura de Pionyang. Conviene recordar que desde los primeros días de tomar el poder el joven dictador Kim Jong-un, inicia una intensa carrera nuclear, en la que ha realizado varias pruebas nucleares, incluso de misiles balísticos intercontinentales. Organismos oficiales informan que tres de las pruebas alcanzaron el espacio de los Estados Unidos, nada confirmado, pero indiscutiblemente representa una seria amenaza para la paz mundial, en particular para sus vecinos.
La fuerte tensión entre Japón y Corea del Sur plantea una diversidad de retos. Por una parte, para la estrategia de negociación del Presidente Donald Trump con Corea del Norte, pues le conviene que su bloque de aliados (Japón y Corea del Sur) se mantenga bien cohesionados.
Ahora bien, los desafíos son mayores para el Primer Ministro del Japón Shinzo Abe y para el Presidente de Corea del Sur Moon Jae-in, que deben realizar los máximos esfuerzos, en primer lugar, para resolver los problemas comerciales y facilitar el libre comercio mundial. Las negociaciones parecieran estancadas, empero, se requiere de creatividad y voluntad.
Un esfuerzo adicional e histórico de ambos gobiernos resulta fundamental para cerrar las heridas del pasado, es necesario pasar la página y proyectarse al futuro; una tarea difícil, pero ambos pueblos han demostrado una enorme fortaleza y capacidad creativa, han superado realidades devastadoras y se han convertido en potencias económicas y tecnológicas, que generan desarrollo y bienestar; respetando las libertades y la democracia.
En el proyecto de superar el pasado y construir condiciones de paz y convivencia, conviene recordar las sabias palabras de Nelson Mandela “no hay futuro sin perdón y reconciliación”

miércoles, 24 de julio de 2019

Oro venezolano llega a corporaciones mundiales entre contrabando y sangre

Venezuela, el paraíso de los contrabandistas es el resultado de la investigación de un año emprendida por cinco medios, entre ellos Correo del Caroní. Devela cómo grupos armados y militares corruptos se benefician del contrabando de extracción de oro, cuyo origen real es borrado y, en ese contexto, llega a enormes clientes de Estados Unidos y Europa. En esta sombría dinámica, se acelera la violencia y el deterioro socioambiental.
    
El oro venezolano sigue traspasando fronteras, recorriendo cientos de kilómetros y esquivando débiles y corruptos controles. Sin importar la sangre derramada en las minas del sur de Venezuela, la presión sobre las comunidades indígenas o la destrucción socioambiental como consecuencia de un modelo extractivista desenfrenado, el metal nacional llega a naciones vecinas como Colombia, vuela a las islas del Caribe e, incluso, a países de Europa, Medio Oriente y el resto de América.
Venezuela, el paraíso de los contrabandistas es el resultado de una investigación de un año, continuación de la plataforma Explorando el Arco Minero, publicada en enero de 2018.
Las indagaciones se concentran en cómo el oro sale por la ruta del contrabando de extracción fuera del territorio venezolano, con la participación de grupos armados, autoridades fronterizas corruptas, guerrilla y cuerpos de seguridad en los caminos de escape. El origen real del metal es borrado y eso facilita su llegada a grandes corporaciones en Estados Unidos y Suiza, entre otras naciones del mundo.
El trabajo fue realizado a través de la alianza periodística entre Correo del Caroní (Venezuela), De Correspondent (Países Bajos), InfoAmazonía (Brasil), Miami Herald-Nuevo Herald (Estados Unidos) y Runrun.es (Venezuela). Fue posible gracias a la Human Rights Foundation y es apoyado por una contribución del Fondo Holandés para Proyectos de Periodismo.


 
Las islas de Aruba y Curazao funcionan como un trampolín para los minerales de conflicto así como el oro venezolano | Foto Bram Ebus | InfoAmazonía
 

El especial consta de cinco reportajes en profundidad que abordan la situación de la irregular comercialización del oro venezolano:



 
1. Crimen organizado controla la explotación de oro en Venezuela, por Algimiro Montiel y Jorge Benezra: Todos los ingredientes para un mineral de conflicto se pueden encontrar en el sur de Venezuela. Un cóctel peligroso de múltiples grupos armados y oficiales corruptos controlan la extracción del oro del país antes de llevarlo a las fronteras.
2. Refugiados reclutados caminan con oro a través de la frontera colombiana, por Bram Ebus: Todos los días, miles de venezolanos cruzan la frontera hacia Colombia; en la sombra del éxodo histórico de Venezuela innumerables kilos de oro se introducen por contrabando. Grupos de criminales organizados, comerciantes y oficiales militares corruptos de Venezuela controlan un negocio multimillonario transfronterizo.
3. La fiebre del oro en la Amazonía aterroriza a tierras indígenas, por Bram Ebus: Las comunidades indígenas están expuestas a la violencia y prácticas mineras contaminantes en las zonas fronterizas del sur de Colombia y Venezuela. En la Amazonía, los ríos son las autopistas de la selva y brindan a los traficantes una excelente oportunidad para transportar sus mercancías.
4. La lavandería de oro del Caribe, por Bram Ebus: Desde 2014, al menos 160 toneladas de oro venezolano se han movido a través de las islas de Aruba y Curazao. Estos destinos turísticos funcionan como un trampolín para los minerales de conflicto así como el oro venezolano manchado de sangre que cambia su color bajo el sol del Caribe.
5. El oro venezolano termina secretamente en los mercados internacionales, por Antonio Maria Delgado, Jay Weaver, Jim Wyss, Kyra Gurney, Nicholas Nehamas y Pamela Kalkman: El oro proveniente de fuentes no éticas de Venezuela ingresa a las cadenas de suministro mundiales luego de ser lavado en países vecinos como Colombia e islas del Caribe. A pesar de las sanciones internacionales y directrices de debida diligencia, aerolíneas siguen volando con oro a los mercados europeos y estadounidenses.
 
1. Crimen organizad

El cartero siempre llama dos veces


El cartero siempre
llama dos veces

Carlos Mendoza Pottellá
24 de julio de 2019

martes, 23 de julio de 2019

¿Venezuela aislada?, 

por Félix Arellano

felixarellano50@yahoo.com

Al abordar la pregunta: ¿el proceso bolivariano está aislado?, nos encontramos con varias lecturas, desde distintas perspectivas. El propio proceso concentra el debate en el plano de la geopolítica, para resaltar que cuenta con importantes aliados, como: Rusia, Irán, Cuba, Turquía y, en alguna medida, China; que además moviliza constantemente; empero, ignora, tanto el rechazo de la gran mayoría de países democráticos del mundo, que han desconocido la reelección de Nicolás Maduro, como el terrible aislamiento que enfrenta el país en temas tales como: derechos humanos, ecología, comercio y dinámica económica internacional, por mencionar algunos.
En su angustia por ocultar el aislamiento, el proceso promueve constantes visitas, viajes y reuniones con sus aliados; siempre los mismos y con las mismas declaraciones, tratando, como es su práctica, de ocultar y falsear la realidad. En tal sentido, ha recibido una nueva visita oficial del Vicecanciller de Rusia y, despilfarrando los escasos recursos, ha promovido en estos días una reunión del Buró de Coordinación de Movimiento de Países No Alineados y la XXV reunión del Foro Social de San Pablo, que se efectuará en Caracas del 25 al 28 de julio; todo con el objetivo de trasmitir la imagen de apoyo internacional, es decir, lo más relevante son las fotos del evento.
Sobre tales reuniones y, desde una mirada escéptica, podríamos considerar que son: pobres en asistencia, representación y resultados; varios de los participantes están aprovechando el despilfarro de recursos bolivarianos, lo que agrava la crisis humanitaria del país y, muchos de los países conforman un club de autoritarios, interesados en apoyarse, para evitar que la lucha por la defensa de la democracia y los derechos humanos los pueda afectar.
Lamentablemente a los gobiernos autoritarios y a la izquierda radical y anacrónica poco les importa el tema de los derechos humanos
Efectuar reuniones de apoyo al proceso bolivariano, luego del contundente y exhaustivo informe sobre la terrible situación de los derechos humanos en Venezuela, que ha presentado la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la expresidenta Michelle Bachelet, es una clara manifestación de insensibilidad y un grave error político. Evidencian que están actuando por solidaridad mecánica o, peor aún, por intereses mercantiles.

El aislamiento del proceso bolivariano en materia de derechos humanos no es nuevo, en buena medida inicia con los ataques al sistema interamericano, la prohibición de entrada al país a la Comisión Interamericana de los derechos humanos (desde el 2002) y la exclusión de la jurisdicción del Tribunal Interamericano con la denuncia del Acuerdo de San José (2012).
Muy lamentable que el Foro de San Pablo, que tanto vocifera sobre la pobreza y los temas sociales, resulte indiferente ante la grave situación que enfrenta la población más vulnerable de Venezuela, o la grave situación de la población indígena o, en general, la flagrante violación de los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos cuidadosamente argumentada en el Informe de la Sra. Bachelet. Menospreciar el Informe les hace insensibles y responsables frente a la violación de los derechos humanos.
Por otra parte, seguramente ni los participantes en el Foro Social, ni el proceso bolivariano, estarán interesados en evaluar el aislamiento que vive Venezuela en materia ambiental, producto del incumplimiento de compromisos de la agenda ecológica internacional. Tampoco estarán interesados en abordar la situación del arco minero y sus graves efectos al ecosistema; ni considerara el incumplimiento de las obligaciones en el acuerdo sobre el cambio climático y, mucho menos, lo relativo a la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Tampoco abordará la agenda del Foro de San Pablo, el aislamiento que en materia comercial que vive el país, que se ha retirado de la Comunidad Andina y del Grupo de los Tres; está suspendido del Mercosur; en el discurso ha satanizado el libre comercio, pero en la práctica cuenta con unos programas de liberación comercial con sus aliados de la ALBA, Irán y Turquía inconsultos, desequilibrados y sin el desarrollo jurídico necesario.
En este contexto conviene destacar el grave aislamiento que vive Venezuela de la dinámica económica internacional, fuera de los grandes avances tecnológicos, de la cuarta revolución industrial, del internet de las cosas y de las cadenas globales de valor.
Ahora bien, para superar esta dramática situación, que al pueblo solo le genera pobreza y desesperanza, pero al poder un mayor control y permanencia, resulta indispensable el cambio profundo del modelo político y económico que impera en Venezuela

domingo, 21 de julio de 2019

El "costo argentino" ante el desafío de la integración


El "costo argentino" ante el desafío de la integración

Cuando no hay competencia externa, falta un verdadero incentivo para reducir costos, pues los precios finales sirven como caja negra para ocultar desvaríos




21 de julio de 2019  
El histórico Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Mercosur y la Unión Europea plantea desafíos que trascienden al sector industrial, para urgir una reconversión casi completa de la economía argentina. Desde la óptica europea, tiene un impacto similar respecto del sector agropecuario.
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Durante décadas, la Argentina se ha habituado a funcionar con el sistema de "coste y costas". Esto es, trasladando al precio final de los productos todos los costos e ineficiencias acumuladas en las múltiples actividades que se despliegan en su territorio, mediante una cadena de "complicidades" e intereses creados que permea también la política.
Suele utilizarse la expresión "costo argentino" para referirse, en forma abreviada, a ese agregado de entuertos que restan valor al trabajo y le impiden tener una retribución justa. De ese modo, ha existido una displicencia en el uso de los recursos, fomentada por el populismo, aprovechada por el oportunismo e ignorada por la población, que resulta ahora una madeja muy difícil de desenredar.
Cuando no hay competencia externa, nadie tiene un verdadero incentivo para reducir costos, pues los precios finales sirven como caja negra para ocultar desvíos y desvaríos. Y así, en un encadenamiento silencioso y tolerado, la superpoblación de empleados públicos (sobre todo, provinciales) se refleja en el costo empresario a través de la presión fiscal, los altos intereses y la inflación. De igual manera, las jubilaciones y pensiones, planes, subsidios, cargas sociales y aportes sindicales, como en un colectivo atestado, piden correrse "porque hay lugar", aunque asfixien al resto de los pasajeros. Con más los aranceles profesionales, las rigideces laborales o la industria del juicio.
El Congreso Nacional ha sido un semillero de regulaciones para favorecer sectores a través de normativas que impiden la competencia y que, en definitiva, también se reflejan en el precio final de nuestra producción, descolocándola de los mercados externos.
Ha existido una notable asimetría entre la expansión del gasto público para atender necesidades colectivas cada vez más caras y la despreocupación por lograr mayor productividad para poder "bancarlas", ignorando que son caras de la misma moneda: cuanto más progresismo se pretenda, más eficiente debe ser el capitalismo para sufragarlo.
El TLC es oportuno, pues la Argentina no puede demorar la modernización de sus estructuras. Con el abandono de la convertibilidad y su secuela de pobreza en 2001, hemos aprendido el riesgo de acumular "atrasos cambiarios" que luego estallan en ajustes abruptos y dolorosos. De igual forma, la costumbre de funcionar a "coste y costas" es insostenible en el tiempo, pues el mundo continúa avanzando aunque nos escondamos bajo la cama para vivir con lo nuestro, como hace medio siglo. Aunque parezca que estamos quietos y protegidos en nuestro distante Cono Sur, ampliamos un retroceso relativo que cada día costará más superar. Como un "atraso competitivo" mucho más regresivo que el cambiario.
Este escapismo colectivo, alentado por el discurso populista, también ha afectado los valores de la sociedad. Al creer que "todo vale", pues la protección permite ocultar todas las falencias y los abusos, hemos aceptado que el esfuerzo valga menos que la viveza; hemos descalificado el mérito en la educación y reemplazado la norma por la excepción.
Los países modelo de instituciones progresistas (invariablemente costosas) optimizan sus niveles educativos, cuidan su solvencia fiscal, respetan la seguridad jurídica, evitan el cortoplacismo, invierten en forma cuidadosa, tienen austeridad política, transparencia en los gastos, desarrollan infraestructura y logran equidad mediante igualdad de oportunidades, con redes solidarias para ayudar y reinsertar a los excluidos. Es decir, son competitivos.
El formato de "coste y costas" genera intereses creados entre quienes, con la mejor buena fe, tienen sus ingresos vinculados al statu quo y temen cualquier cambio que pueda proponerse. De allí que muchos políticos y sindicalistas, aun conscientes de la necesidad del cambio, busquen capitalizar estos temores en su provecho, soslayando el debate de fondo.
Imaginemos un barco hundido en el fondo del mar, que se quiere reflotar. Quizás el primer año sea posible, con grúa, linga y malacate. Pero medio siglo después, cuando ya oxidado y desarrollando colonias de peces, crustáceos, moluscos, algas y corales, la extracción es casi imposible. No solo por el deterioro de la nave, sino por la oposición de sus establecidos ocupantes. De igual forma ocurre con el desafío para lograr competitividad luego de tantos años de autoindulgencia. Es previsible que el proceso de cambio deba enfrentar paros, piquetes, solicitadas, recursos de amparo y medidas cautelares, para intentar evitarlo.
El desafío de la competitividad no será únicamente para las industrias que deberán reconvertirse, sino para toda la sociedad, que deberá aceptar cambios estructurales y culturales a fin de que aquellas, último eslabón de una cadena de desidia, ineptitud y destrucción de valor, no sean el "jamón" de un sándwich que hemos preparado tras el mostrador de la política, las presiones sindicales y corporativas y el consenso mayoritario.
La Argentina requiere un salto cuántico de competitividad para alentar inversiones y la entrada de capitales. De ese modo, se creará un entorno distinto, no imaginado por quienes temen el cambio. La transformación será viable por la disponibilidad de recursos financieros, al revertirse la histórica fuga de capitales si se logra un nuevo marco de seguridad jurídica, ampliación de mercados y alineación de precios relativos con el mundo.
Por ello, este desafío debe ser la principal política de Estado, aunque la expresión esté desgastada, pues no es viable sin un liderazgo firme, acordado expresa o tácitamente con los partidos o espacios más relevantes para que las reformas sean profundas y duraderas.

sábado, 20 de julio de 2019

COMENTARIO SOBRE UN LIBRO DE HECTOR VALECILLOS TORO: fundamental en la Venezuela de 2019.


COMENTARIO SOBRE UN LIBRO DE HECTOR VALECILLOS TORO: fundamental en la Venezuela de 2019.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ


Conocí a HVT en el año 1976, estando en pleno desarrollo la Venezuela Saudita, dado el aumento notable de los ingresos petroleros. Fue mi profesor en una asignatura de los comienzos de la carrera de economía en la UCV. Me pareció observador, detenido, disciplinado, acucioso y sobre todo enfocado en la temática del caso de su asignatura; digamos pues, en el sentido cariñoso de la expresión, casi insufrible. Con la vida y el tiempo, hemos observado que, en general, la inteligencia y la cultura (en cuanto a almas cultivadas), siempre transitan esos derroteros.

A un economista mayor que él, unas dos décadas después, le escuche decir que HVT nunca se ponía viejo. Y, hoy día, superpuestas dos décadas adicionales, puede observar uno que ha producido más de veinte libros, entre otras manifestaciones en su actividad profesional y académica. Varios de ellos los hemos consultado, leído o referido en ocasiones diversas. Por lo demás, otros casos de asuntos académicos míos o de personas cercanas, nos han relacionado. Recuerdo por ejemplo, haber conversado con él algunos tópicos de economía o historia económica, que solo con dos o tres personas he podido hablarlas en Venezuela, o en lugares y momentos en que he estado. Dentro de la veintena y más de libros publicados se encuentran los que publicó con Omar Bello Rodríguez (figura muy valiosa de la academia venezolana).

Se trata, en cuanto a esta nota, de que en un seminario que dictamos y para una parte del mismo, se ha presentado la oportunidad de discutir un texto de HVT y que es la motivación del comentario que la compone. El libro, más de cuatrocientas páginas, con un estilo de párrafos largos y además densos, se intitula “CRECIMIENTO ECONÓMICO. MERCADO DE TRABAJO Y POBREZA. La experiencia venezolana del siglo XX” (Caracas, 2007, Ediciones Quinto Patio).

El libro en cuestión, además de una larga y bastante completa introducción, tiene cuatro capítulos que se corresponden a la periodización que para la investigación y análisis del caso construye HVT. 1901/1935, 1936/1959, 1960/1982 y 1983/2003. En este caso, HVT deja una buena lección de análisis económico, mezclado con historia económica. E. J. Hobsbawm le asignó importancia a la mezcla de estos perfiles y –estimo- el libro deja aportes en tal sentido, además de los correspondientes a crecimiento y mercado de trabajo.

Difiero de algunas conclusiones a las que arriba y otras que están elaboradas con suposiciones o, para ser más realistas, con restricciones de informaciones, dado que varias de las de interés no han sido siempre registradas ni producidas en distintos tiempos en Venezuela. Pero, el esfuerzo y el orden que lleva el texto, página a página, en el propio proceso investigativo y de tratamiento de la información, no se ve afectado por tales asuntos. El que uno piense que hay otros autores adicionales a los presentados en el texto, no afecta tampoco ni la buena documentación que lo respalda, ni el que todo se encuentre debidamente secuenciado.

Así, en el primero de los periodos, el más delicado por la pobreza con la que Venezuela ingresa al siglo XX (y que es también muy bien analizado en el trabajo de A. Baptista “Mas allá del optimismo y el pesimismo: las transformaciones fundamentales”[1]) HVT desmenuza la sociedad pregomecista y gomecista aterrizando en los inicios de la conformación del Mercado de Trabajo, sin petróleo y con petróleo, y llevándonos hasta los hechos palpables de los niveles de vida y de remuneración respectiva, en un contexto de cambios de familias extendidas a familias nucleares. Los grandes efectos del petróleo en la economía, el Estado y el peso en disminución creciente de las exportaciones agrarias, son desmenuzados por HVT a la luz de numerosísimas informaciones, sin dejar de destacar la importancia de los elementos reconocidos a esa dictadura, que fueron la eliminación de las guerras y las montoneras con la formación del ejército y la creación de un sistema de carreteras nacionales.

Comienza el segundo periodo y la economía ya presenta al Estado como el lugar dilecto de los buscadores de renta. El Estado del primer período, con pocos empleados, se presenta ahora como uno cada día más dispuesto al populismo. Las diferencias salariales ahora ya son definidamente notables y le presentan al país una aristocracia obrera y un Estado que ha abordado -sin ser estas las palabras de HVT en este asunto- crecientemente, funciones de una sociedad civil que no existía ni en el primero ni en el segundo de los periodos. Adicionalmente, al final del segundo período y siempre habiendo analizado la secuencia y detalles de la evolución del mercado de trabajo, HVT le ubica a la economía venezolana varios problemas realmente agudos: la perspectiva tributaria y de los correspondiente impuestos, la de la productividad (sector petrolero/sector no petrolero) que va a atravesar todo el siglo XX y pasar al XXI, la de los aranceles y la protección a los productores nacionales y a los perfiles de la competitividad (subsidio, casos especiales y hasta corrupción) y ni que decir la relativa a la dimensión cambiaria (tipo de cambio, devaluación, revaluación). En este segundo periodo HVT logra, además, ordenar similitudes y diferencias entre unos y otros gobiernos de los que sustituyeron la dictadura de 27 años de Juan Vicente Gómez, a los efectos de estos ámbitos de política económica, que solo en periodos relativamente cortos de la historia nacional han tenido homogeneidad y continuidad, al comparar variados gobiernos. Pero la secuencia del análisis, le ubica al lector las virtudes y deficiencias en la expansión del MT en Venezuela, según la Periodización señalada así como también en su interrelación con el crecimiento económico en una economía que definidamente en este segundo período –en sus momentos más avanzados- tiene un sesgo y una clara dependencia del petróleo.

Entrar a la tercera fase de la periodización, es hacerlo para uno de los periodos más relevantes de la historia nacional del siglo XX. Y es que en la misma, a pesar del rentismo y de problemas estructurales en más de tres lustros, Venezuela tuvo un impulso considerable y logros al posicionarse muy bien incluso ante varios países que hoy día la aventajan con creces. El acumulado, hasta el tercer capítulo del libro, significó el análisis de desplazamientos poblacionales y migraciones internas -algunas más significativas que otras- así como el fenómeno de poblamiento de las ciudades y la conformación de barrios de pobreza en las mismas, pero también de la conformación de las leyes del trabajo así como la lucha en contra de los resabios de una fuerza de trabajo no disciplinada en su tránsito al siglo XX, pero que, a la par se enfrenta y es asimilada o repelida, según los casos, por el proceso de transformación que significó la aparición del petróleo y al cual se va acoplando –con aciertos y desaciertos- la economía y la sociedad venezolana, con el transcurrir de la propia periodización que presenta HVT. El final del tercer periodo nos permite observar en el libro algunas páginas muy valiosas y que comentaremos de seguidas, abordando otro perfil de interpretación del mismo y que en parte motivaron esta nota de un comentario breve.

En la página 229, HVT hace un resumen de lo sucedido al final del tercer periodo y presenta cuatro perfiles conocidos, pero que se vuelven muy útiles en la secuencia analítica que él lleva. Después de la súbita riqueza de los aumentos de los ingresos petroleros señalados se abandonaron en las administraciones desde mediados de los setenta hasta inicios de los ochenta, las líneas de la política económica que se habían ejecutado en las tres administraciones desde 1960 y se desatendieron logros que se habían tenido en alrededor de 15 años, destacándose cuatro elementos. Dejemos destacadas sus propias palabras: ”El primero fue la sobreinversión gubernamental en bienes de Capital, que reforzó indebidamente el capitalismo monopolista de estado. El segundo, el masivo endeudamiento externo del país en momentos en que alcanzaban su máximo nivel histórico los ingresos percibidos del negocio petrolero.  …En tercer lugar, cabe señalar la absurda adopción de una política de puertas abiertas a la inmigración, especialmente de personas provenientes de Colombia y de otros países andinos y del Caribe, lo que provocó un desbordamiento de la oferta de trabajadores y una presión insostenible sobre los servicios públicos y el stock de viviendas, fenómeno que agravó e hizo prácticamente insoluble la problemática del poblamiento desordenado en las zonas de barriadas de las ciudades. Por último, la crisis en el sistema de relaciones políticas, debido al virtual repudio por parte del Presidente Pérez, del llamado “Pacto de Punto Fijo”, que había cumplido una función positiva en el desarrollo institucional de la nación.  …quedaba atrás la larga edad dorada de la creación de empleos en el país, es decir, bajaba el telón para lo que, sin duda constituye uno de los logros más sobresalientes de la economía venezolana en el siglo XX” (HVT, Crecimiento…, pg. 229).

En segundo lugar, para este tercer periodo, HVT resalta resúmenes que deben retomarse en la nación, para la interpretación de algunos elementos relacionados con la migración o diáspora actual y las actitudes observadas en variadas naciones. Con cierta fuerza y con razones variadas, es analizada esta problemática en las páginas 232/234 para el caso de inmigraciones de latinoamericanos, de migrantes dé poca preparación técnica y con altos niveles de pobreza, diferenciándolos de las migraciones europeas de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. “En resumen, debido a la irresponsable adopción de una política de puertas abiertas a la inmigración, Venezuela se convirtió desde mediados de los años setenta en el receptor por excelencia de masas inmensas de latinoamericanos empobrecidos, echándose así sobre sus hombros la imposible e innecesaria tarea de rescatar de la miseria a centenares de miles de personas para con los cuales la nación no tenía ninguna obligación” (HVT, Crecimiento…, pg234). Ideas polémicas, si las vemos en el contexto de nuestras necesidades actuales. Pero no son imprecisas y deben ser entendidas a la luz de variados desordenes que en la nación se permitieron y dejaron pasar. Más polémico aun, es el evento de que Venezuela a pesar de los efectos que señala HVT para el mercado laboral y los servicios, si facilitó, dentro de sus propios desordenes u oportunidades, que muchos de esos inmigrantes formaran grupos y subgrupos para su sobrevivencia natural, pero también para su enriquecimiento.

Con toda seguridad y más allá de las diferencias que podamos encontrar, lo que nos falta de lectura del libro apuntalará su carácter de lectura fundamental dentro de las que pueden encontrarse, para el mejor entendimiento de nuestra evolución y necesidades futuras y para no seguir cometiendo los mismos errores en los intentos de solución de viejos problemas y de otros nuevos en un área esencial como es la del crecimiento y el mercado de trabajo, más aún porque el libro culmina en los inicios de la destrucción económica y social que ha tenido como artífice a la administración bolivariana de más de veinte años ya, pero también a varias administraciones antes que ella, que si no la superaron en hacerlo mal, se fueron concatenando unas a otras con los matices de que cada vez la cosa era peor. Pero nadie imaginaba que faltaba lo peor de lo peor.


20 de julio 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com


[1] En El caso Venezuela: ¿una ilusión de armonía?, Naim y Piñango. Ediciones IESA 1985.