jueves, 28 de febrero de 2019

ALGUNAS COSAS CLARAS SOBRE VENEZUELA EN SU SITUACIÓN ACTUAL EN EL MUNDO


ALGUNAS COSAS CLARAS SOBRE VENEZUELA EN SU SITUACIÓN ACTUAL EN EL MUNDO

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ



La  notable movilización del 23 de enero de los corrientes, el juramento de Juan Guaido ese día y el inmediato reconocimiento de los EE.UU. marcaron un notable punto de inflexión en cuanto a lo que había sido el escenario político de 2018. Los sucesos posteriores de reconocimiento de más de una cincuentena de países como presidente interino, movilizaciones en todo el país, organización de la ayuda humanitaria (aunque hasta ahora no haya podido entrar en su mayoría), apoyo paralelo y creciente -y/o reconocimiento de Juan Guaido- del notable Grupo de Lima, de la OEA, la Unión Europea, Japón, entre otros; así como la realización del musical en la frontera con Colombia y apoyo y ayuda de esta nación y Brasil, y el desarrollo de una figura política del talante que ha demostrado ser este último, convirtiéndose en un fenómeno político, pareciera que incluso irreversible, han puesto a Venezuela en las discusiones internacionales del Consejo de Seguridad de la ONU y otros ámbitos mundiales. Después de la reunión del día de hoy 28 de febrero, donde se usó el derecho de veto para obstaculizar la propuesta de EU.UU., y donde fue derrotada la propuesta de Rusia, pudo observarse la templanza y carácter asumido por el Reino Unido, Alemania y Francia y ni que decir de miembros  del Grupo de Lima como Perú, discutiendo e informando al mundo sobre asuntos demasiado conocidos y sentidos -con la mayor carga y sufrimiento- por los venezolanos.

De tal manera que, bastante y bien encaminadamente se ha y se está avanzando en la líneas bien planteadas por el líder Juan Guaido que, paralelamente a tal reunión (la segunda del consejo de seguridad durante la semana en curso), era recibido con todos los respetos y reconocimientos del caso, por el presidente de Brasil. Y, a la luz de ello y sin ser exhaustivos, debe señalarse que varias cosas se han ido difundiendo y presenta ya cierta claridad para actores de relevancia en el concierto internacional.

1. Está claro que Venezuela tiene hoy día una aguda crisis económica,  social, política y humanitaria que la sitúa al borde del abismo (expresión del representante de Francia).

2. Está claro que Venezuela presenta una penetrante crisis humanitaria que implica hambre, muerte y avance de numerosas enfermedades en el país y que la administración de NM se ha opuesto a la entrada de ayuda de numerosas naciones.

3. Está claro que el gobierno de NM es un gobierno no legítimo, que viene de unas elecciones fraudulentas y sobre las cuales se expresaron numerosas reservas nacional e internacionalmente.

4. Está claro que las próximas elecciones en Venezuela deben ser elecciones libres, transparentes y no fraudulentas, como un camino para medir el verdadero estado opinión del pueblo, que ya se ha expresado claramente por otras vías.

5. Está claro que desde Venezuela se ha desarrollado una migración de por lo menos tres millones y medio de habitantes y que se acentuará próximamente, la cual genera un clima de diferentes presiones sobre otros países que han estado atendiendo las necesidades  que se generan con tales desplazamientos.

6. Está claro que Juan Guaido recoge las esperanzas de muchísimos venezolanos,  que es presidente interino de Venezuela y que lideriza un proceso que debe llevar a la realización de elecciones libres y que permitan el emrumbamiento del país

7. Está claro que China y Rusia apoyan interesada y descaradamente a lo que queda de la administración de NM, la cual no cesa de conducir al país hacia más y más conflictos.

8. Está claro que los procesos de dialogo/negociación que ha impulsado NM hasta la actualidad: 2014, 2016 y 2017/2018 solo han servido para ganar tiempo para sus intereses de permanencia en el poder y que la administración continuara con sus mismas actitudes y resultados e incluso peores.

9. Está claro que la situación actual de Venezuela no puede continuar y se requieren soluciones y medidas que deben tomarse inevitablemente en líneas como las señaladas.


28 de febrero 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com

Dónde estamos. Algunas Reflexiones


Dónde estamos.
Algunas Reflexiones


Humberto García Larralde, economista, profesor de la UCV, humgarl@gmail.com

La salvaje represión del pasado 23 de febrero puso al desnudo las atrocidades del fascismo. Repudiado por la casi totalidad de los venezolanos y censurado por la comunidad democrática internacional por sus prácticas dictatoriales y delincuenciales, el usurpador Maduro se atrinchera con militares corruptos y malandros, cómplices en la depredación y ruina del país. Ya no intenta guardar las formas de un gobierno civilizado para legitimarse ante el mundo. Recurre ahora a colectivos fascistas –malandros empoderados por Freddy Bernal--, presos controlados por los pranes de Iris Varela y elenos mercenarios para asesinar a compatriotas desarmados y quemar suministros humanitarios de medicamentos y raciones alimenticias. Eleva la barbarie a niveles aún más perversos.

El fascismo quiere presentar este saboteo canallesco a la misión humanitaria como un triunfo épico contra el asedio de fuerzas imperiales empeñadas en acabar con su “revolución”. Y haciendo gala de una estupidez supina, denuncian que tales “fuerzas del mal” quieren ponerle la mano a nuestro crudo, cuando todo el mundo sabe que los EE.UU. están en vías de ser autosuficientes en materia petrolera y que el régimen fascista les ha estado vendiendo crudo con plácemes, pues son los únicos que le pagan chin-chin. Ahora ese “imperio codicioso de nuestras riquezas” muestra tan poco interés que le ha comunicado a Maduro que ya no le pagarán el crudo que tan desesperadamente quiere que le compren.

Lo que revela la salvajada del 23 no es ningún triunfo del régimen sino su descomposición terminal. Como quien va pelando sucesivamente las capas de una cebolla en mal estado, lo que ha quedado al descubierto a través de los años es un corazón pútrido, mafioso, rodeado por sus sicarios más leales y obsecuentes. Ya no confía que la Fuerza Armada seguirá reprimiendo en su defensa, como lo atestigua el coladero en que se convirtió la frontera colombiana. De ahí que, cual Pablo Escobar redivivo, Maduro se atrinchera con lo peor que tiene, los más desalmados, en señal más que clara que el poder que le queda es batirse a plomo para defender sus pillerías.

Lo trágico del fascismo es que construye una falsa realidad para “legitimar” su afán destructivo. Así ocurrió en Venezuela, con su población deseosa de creer en el futuro providencial ofrecido por Chávez. 20 años después, con ese futuro hecho una ruina total, caerse a embuste se ha convertido en necesidad vital para los propios capos, su última línea de defensa. Les libra de toda atadura moral, humanitaria, legal y ética que les impida asesinar y para compadecerse de sus víctimas. Maduro se hace filmar bailando, mientras sus bandas matan compatriotas, para obviar esa realidad, aislándose en su burbuja de fantasía. Interrumpe abruptamente la entrevista del periodista de Univisión y ordena su retención porque éste la perforó con un video de niños comiendo de un camión de basura. Y el payaso de Arreaza, sin vergüenza ni respeto alguno por sí mismo, aparece en la ONU alegando que la ayuda humanitaria no era tal, sino alambre púas y tornillos para crear barricadas (¡!) Es la famosa “banalidad del mal”, amparado en la construcción de un mundo ficticio perverso capaz de absolver los peores pecados.

El núcleo criminal del fascismo --Maduro, Padrino, Diosdado y los hermanitos Rodríguez-- no va a negociar su salida por las buenas. Se refugian descaradamente en sus mentiras, con los elementos más criminales de la sociedad, para defender su botín. No se dan cuenta que terminaron por “pelar las capas de cebolla”, desnudando toda su malignidad, y que ello los ha hecho mucho más vulnerables.

El apoyo internacional es ahora más decisivo que nunca. Nos enfrentamos a una contienda asimétrica, en la cual un pueblo democrático enfrenta con la constitución y con las banderas de la libertad y la justicia, a una banda mafiosa, dispuesta a todo para permanecer en el poder. De ahí la importancia de las sanciones que restringen su capacidad para seguir financiando a sus matones, y la presentación de una amenaza real y creíble que evite que crucen la raya, incluyendo una posible intervención militar. Lograr un acuerdo de la comunidad internacional en torno a esto último, hasta ahora renuente, es de primordial importancia, paradójicamente porque será la vía más segura para evitar que escale la violencia. En este orden, debe enviarse una señal clara a Cuba de que desista de meter sus manos criminales en Venezuela para defender a Maduro.

En su estado actual, la Fuerza Armada no aguanta siquiera un amago de intervención de una potencia como EE.UU. Se encuentra fragmentada, sin aprestos adecuados, sus líneas de mando intervenidas políticamente y con una logística debilitada. El fascismo está consciente de ello. Ante el estado de desmoralización en su seno, ¿estará dispuesta a dar su vida por mandos notoriamente corruptos? Desde luego, la proyección de una “invasión imperialista” como amenaza podría avivar cierta resistencia, pero eso es precisamente lo que debe evitarse. De ahí que la amenaza debe ser velada, parte de una ofensiva política que la dejaría entrever sólo como medida de última instancia si no se avanza perentoriamente a una salida negociada que asegure a los venezolanos posibilidades de superar la presente situación. Para ello existe el Plan País y los lineamientos políticos anunciados por el presidente (E) Juan Guaidó: Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones confiables.

Elemento central de la necesaria presión política y diplomática es la insistencia en llevar la ayuda humanitaria a los sectores más vulnerables. Debe esforzarse porque, en este empeño, los gobiernos amigos se comprometan para que ello pueda cumplirse. Continuar invitando a los integrantes de la fuerza armada para que abandonen al usurpador y defiendan la constitución sigue siendo, asimismo, crucial. Luego, es imprescindible rodear al presidente (E) Juan Guaidó con importantes movilizaciones para continuar mostrando que el apoyo multitudinario y combativo de los venezolanos a la democracia no va a cesar hasta cumplir con los lineamientos propuestos.

En los próximos días su regreso al país será una importante prueba, ante de la amenaza del dictador por apresarlo. De no existir una clara señal de los países amigos, en primer lugar, de EE.UU., Colombia y Brasil, de que ello no será tolerable, Maduro, en su desesperación, pudiera estar tentado a ello o, incluso algo peor, para “resolver” su situación. Es la clásica huida hacia delante de la que tanto han abusado dictadores y mafiosos.

Tengo mucho tiempo insistiendo en la naturaleza fascista del régimen y que, por tanto --invirtiendo a Clausewitz-- concibe a la política como una guerra por otros medios. Lamento haber tenido la razón porque, en el trance de perderlo todo, su imaginario los empuja a inmolarse en una conflagración final. Minimizar esta eventualidad no depende de que los convenzamos o apelamos a los intereses superiores de la nación. Han dado muestra fehaciente de que no les importa. El apaciguamiento a lo Chamberlain ante Hitler con un llamado etéreo a dialogar para encontrar una salida pacífica, sólo les regalará más tiempo para seguir destruyendo, con el trágico saldo de muertes por desnutrición, falta de medicamentos y violencia. Se envalentonarán más para cometer disparates como apresar a Guaidó y a los integrantes de la AN, o desaparecerlos, precipitando al país a niveles de violencia que deben evitarse. De ahí también lo importante de reforzar puertas de salida como la amnistía para aquellos que no estén incursos en crímenes de lesa humanidad. Esperemos que, a diferencia de Pablo Escobar, prefieran querer disfrutar de sus fortunas mal-habidas en Turquía o Bielorrusia. 

miércoles, 27 de febrero de 2019

Gente, población, habitantes.


Gente, población, habitantes.

Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón


El muy renombrado World Population Prospects, The 2017 Revision de United Nations[1], trae una serie de datos estadísticos que tipifican y vaticinan el comportamiento demográfico que tendremos en los próximos años.
El futuro depende de la evolución de esos parámetros, de las tendencias que se observan en los principales registros poblacionales divulgados desde la ONU.
Así, en 2017 había en todo el mundo 7.550 millones de personas.
En 2030 las estimaciones aseguran que habrá unos 8.551 millones, y más allá, en 2050, esa cifra rondará los 9.772 millones.
La tasa de crecimiento poblacional a nivel mundial ha sido cuantificada en 1.16%, aunque ese informe de Naciones Unidas precisa que en los últimos años se nota una clara tendencia hacia la baja, por lo que hoy en día ese índice se ubica alrededor del 1,10%, con un incremento anual en términos absolutos de 83 millones de habitantes.
Las regiones más influyentes en el crecimiento poblacional mundial de los próximos años serán, ante todo África, seguida por Asia,  América Latina y el Caribe, América del Norte y Oceanía, y Europa en el último lugar.
Esas proyecciones están sujetas, ciertamente, a una serie de factores condicionantes entre los que cabe destacar la evolución de la fertilidad, el progreso en la igualdad de género y los movimientos migratorios.
Temas que tienen que examinarse a la luz de su propia dinámica regional  y, también tomando en cuenta la especificidad histórica que los caracteriza.

De acuerdo a postulados poblacionales comúnmente aceptados, la fecundidad tiene una influencia decisiva en el crecimiento demográfico.
Y, consecuentemente, una importante repercusión en el plano del desarrollo social.
De allí que la educación en sus distintos niveles, la asistencia sanitaria o las oportunidades de empleo para los jóvenes sean los asuntos que más determinan la búsqueda del bienestar en las sociedades modernas.
En diversos escenarios internacionales, el impacto que tiene la dinámica poblacional ha sido suficientemente analizado, e importantes propuestas han sido formuladas.
Por ejemplo, en el marco del Programa de Acción de la V Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (1994), un número significativo de países convocaron  a vincular el desarrollo económico y social con la  igualdad de género, la eliminación de la violencia contra la mujer y la independencia en ser o no madres.
En igual sentido,  en la Conferencia Río 2012 le fue otorgado un papel muy relevante a esa cuestión, en el conjunto de los propósitos fundamentales que fueron acordados.
Y, más recientemente, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible los ha ubicado entre sus principales prioridades [2].
Sobre este punto, la fecundidad es una materia considerada de primera importancia.
La tasa total de fecundidad, entendida como el número de hijos nacidos por cada mujer, ha venido descendiendo de manera sostenida en las últimas décadas cuando ha pasado de un promedio de 5 hijos hasta 2,5 hijos en 2015.
Para el Banco Mundial, en 2016, la tasa de fecundidad en el  mundo entero fue de 2,44, la que comparada con 4,98 de 1960 revela la magnitud de la disminución que ha venido ocurriendo en esta variable demográfica. En América del Norte el descenso para el mismo período fue desde 3,67 hasta 1,78. En la Unión Europea pasó de 2,58 hijos por mujer hasta 1,57. Y para formarse un criterio aún más amplio, los países menos desarrollados, de acuerdo a la clasificación de Naciones Unidas, evolucionaron desde 6,68 hasta 4,12 en ese mismo período.
Es pues una baja generalizada en todas partes del globo terráqueo, aunque queda claro que la tasa de fecundidad en el mundo menos desarrollado sigue siendo la más elevada; es en esas regiones dónde las mujeres procrean una mayor cantidad de hijos.
Varios factores inciden en ese comportamiento: discriminación de la mujer; ingresos inadecuados; poco o difícil acceso a servicios de salud, particularmente a los anticonceptivos modernos; inconvenientes para alcanzar una educación de acuerdo a la edad; ausencia de campañas para combatir las conductas machistas, o, incluso las trabas e inconvenientes que con frecuencia  perjudican  la crianza de los hijos en el hogar.
Varios de esos factores también están presentes en las naciones de mayor desarrollo económico, pero en menor escala.
No obstante, por allí se cuela el cada vez más mencionado tema del envejecimiento poblacional, hoy en día vinculado de manera determinante con la sustentabilidad de las economías en el corto y mediano plazo. Para ello, las políticas sociales, los servicios públicos y las erogaciones presupuestarias tienen que conectarse en una misma dirección.  El derecho a decidir sobre la procreación, también.

El desplazamiento poblacional, las migraciones, es otro de los aspectos que se ha fuertemente posicionado en el análisis del comportamiento demográfico internacional en la actualidad.
Quizás, el Pacto Mundial sobre Migración Segura, Ordenada y Regular de la ONU (2018) sea suficientemente revelador de la importancia que ha tomado el fenómeno migratorio en estas primeras décadas del siglo XXI. 164 naciones se comprometieron, en el primer acuerdo global para proteger y regularizar los procesos migratorios, a cooperar en mejorar la migración legal, diseñar medidas para combatir el tráfico de personas, contrarrestar la separación de las familias, evitar la detención de migrantes y sólo recurrir a ella como última opción, y proveer de salud y educación a los migrantes irregulares en los países de destino. El Pacto Mundial incorporó otros asuntos relacionados con los desplazamientos poblacionales en los 23 objetivos que contiene ese tratado internacional.
Según los datos del Global  Migration Indicators 2018,Insights from the Global Migration Data Portal [3], de Naciones Unidas, hay 250 millones de migrantes a nivel mundial, entre los que se encuentran trabajadores, mujeres, niños, refugiados y estudiantes. Ello representa, aproximadamente, 3.31% de la población mundial.
Por su parte, el informe 2018 de la Organización Internacional para las Migraciones[4], revela que el número de migrantes a nivel mundial en 1970 era de 84 millones de personas, y representaba apenas el 2,3% de la población mundial. En el año 2000, esa cifra se había incrementado de manera significativa, alcanzando 172.703.309 de personas, y subió hasta un 2.8% de todos los pobladores de la tierra. En 2015  ya ese dato alcanzó las 243.700.236 personas, y su participación significó un 3,3% de la población mundial.
Existe, pues, un marcado incremento de migrantes internacionales en estos tiempos, aunque a decir verdad, medida como porcentaje total de la población total, apenas puede destacarse un crecimiento más bien moderado.
Las regiones que más acogieron migrantes internacionales en 2015, fueron Europa y Asia con aproximadamente 75 millones de personas cada una (62%);  le siguen América del Norte con 54 millones (22%), y en una menor escala Africa con 9%, América Latina y el Caribe 4% y Oceanía 3%.
Por países, la investigación de las Naciones Unidas revela que el principal receptor de migrantes son los Estados Unidos, quién ha visto cuadruplicar el número de residentes desde 12 millones en 1970 hasta 46,6 millones en 2015.  Alemania es el segundo en esta categoría con 12 millones en 2015. Después le siguen en orden de importancia la Federación de Rusia, Arabia Saudita, Reino Unido, Emiratos  Arabes Unidos, Canadá, Francia, Australia y otros.
Los países de origen de las migraciones internacionales ubican a India como el mayor emisor, México en segunda posición,  Federación de Rusia en tercer lugar, luego China, Bangladesh, Pakistán, Ucrania, Filipinas y otros.
Los migrantes irregulares son otro de los rasgos presentes en los flujos migratorios internacionales. Cómo es de suponer, los datos son muy limitados y a veces de poca confiabilidad. Estimaciones de Naciones Unidas cuantifican en 11,3 millones de migrantes irregulares en Estados Unidos en 2016;  8 millones en la Unión Europea en 2008; entre 5 y 6 millones en la Federación de Rusia en 2011;  y entre 3 y 6 millones de migrantes internacionales en Sudáfrica en 2010.
Las migraciones internacionales han planteado a las políticas sociales, demográficas y humanitarias de muchas naciones, importantes problemas y dificultades que no han hecho otra cosa que aumentar en los últimos años.  Trata de personas, fallecidos contados por miles en acciones riesgosas en el Mediterráneo y en otras zonas de tránsito, enfermedades y afecciones de diversa índole, refugiados a escala creciente, familias desmembradas, explotación laboral en actividades ilícitas y prohibidas. A lo cual tienen que agregarse las contribuciones que en materia de empleo y sub-empleo de los migrantes en los países de destino, y también las remesas de fondos  que ayudan no solamente a mejorar  la situación de las familias que los reciben, sino que además tiene un impacto macro-económico importante en los países que resultan favorecidos. 
En Latinoamérica, los flujos migratorios han tomado un auge muy intenso en los últimos cuatro años, lo que ha convertido a la región en protagonista de las migraciones internacionales. Dos fenómenos son muy llamativos. La Diáspora de Venezuela, y las caravanas de centroamericanos hacia los Estados Unidos.
OEA, ACNUR y otras agencias internacionales consideran el éxodo venezolano como el más grande que ha conocido el hemisferio occidental.
La elevada criminalidad, la hiperinflación galopante, los bajos salarios, los controles del Estado sobre las variables económicas fundamentales, la represión y persecución política, y la falta de oportunidades se juntan para provocar una explosión migratoria sin precedentes en el propio país, y en todo el continente americano.

En un trabajo publicado en el portal Web Efecto Cocuyo firmado por Luz Mely Reyes, “La migración venezolana hacia Suramérica se disparó 895% entre 2015 y 2017”, se enfatiza en el carácter creciente de la migración venezolana, y la calificación educativa de ese flujo migratorio.

Por otra parte, las  estimaciones acerca de la cantidad de migrantes que salen desde Venezuela es objeto de controversia.

La cifra más reciente de la reconocida Agencia ACNUR (ONU) de febrero de 2019, refiere que hay 3.400.000 migrantes venezolanos en diferentes países del mundo, y que ese fenómeno que empieza a despegar desde 2015 se  ha venido acelerando a tal punto que entre el mes de noviembre del año pasado, y el mes en curso más de 400.000 venezolanos han abandonado el país[5]. Probablemente este 2019 sea testigo de una mayor aceleración de salida de población nacional hacia el exterior.
Los países de destino están  encabezados, en el plano regional, por Colombia, seguido por Perú, Chile y Argentina en ese mismo orden.
Estados Unidos y España son los otros horizontes de mayor importancia que más atraen a los migrantes venezolanos.
La otra referencia poblacional, aunque de características y magnitudes diferentes al caso venezolano, es el éxodo masivo de centroamericanos que se dirigen hacia los Estados Unidos.
Honduras, El Salvador y Guatemala, principalmente,  han visto como miles de sus ciudadanos emprenden largas caminatas por calles, vías y carreteras con la firme convicción de ingresar a Estados Unidos y así iniciar su inserción en la economía del norte.
Su objetivo primordial es alcanzar un mejoramiento en las condiciones socioeconómicas, y las de su familia, aunque no es raro identificar en el razonamiento de los migrantes centroamericanos una huida de los elevados índices de criminalidad que asola a esas naciones, y, de igual manera, escapar de la corrupción que luce incrustada en las esferas gubernamentales  y de los organismos públicos.
En un espectro informativo amplio y profuso ha sido posible reconocer un marcado rechazo del gobierno de Trump con respecto a esos flujos migratorios, y hasta ha podido observarse la flagrante violación de los derechos ciudadanos.
Las migraciones de estos tiempos no son un fenómeno novedoso, ni siquiera anormal. La razón económica siempre ha estado presente entre los motivos para migrar, la búsqueda de la seguridad personal y/o familiar también. Las guerras, los conflictos locales, la ley del más fuerte, son factores que impulsan y alimentan los procesos migratorios desde hace bastante tiempo ya. Pero, a la luz del creciente dinamismo de los flujos poblacionales actuales, la desigualdad social, el contraste entre países ricos y naciones pobres, ha venido a convertirse el  motivo principal que alimenta la migración. Los pobres no quieren la pobreza porque saben que existe la riqueza, el bienestar. Más temprano que tarde ello se convertirá en un derecho humano.










[1] United  Nation. Department of  Economics and Social Affairs. Population Division. Key finding & advances tables. 2017 Revision. www.un.org/
[2] Veáse: “Objetivos para el desarrollo sostenible”, en https://www.un.org/ Consultado el 19/02/2019.
[4] Las Recomendaciones sobre estadísticas de las migraciones internacionales de las Naciones Unidas definen al migrante internacional como cualquier persona que ha cambiado su país de residencia habitual y distinguen entre “migrante por breve plazo” (aquel que ha cambiado su país de residencia habitual durante al menos tres meses, pero no durante un plazo superior a un año) y “migrante por largo plazo” (aquel que lo ha hecho durante al menos un año). Sin embargo, no todos los países utilizan esta definición en la práctica. Algunos países emplean criterios diferentes para definir a los migrantes internacionales; por ejemplo, aplican otra duración mínima de residencia”. Tomado de  https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2018_sp.pdf  Consultado el 25/02/2019.



Elecciones el camino

            



Elecciones el camino, 

por Félix Arellano

felixarellano50@gmail.com

España está brindando un positiva lección de civilidad democrática al convocar a elecciones para el próximo 28 de abril, la situación que está enfrentando es bien compleja, pero la mejor opción para su fortalecimiento institucional son las elecciones. En el caso venezolano la situación se presenta más dramática, pues si bien las elecciones son el camino, no contamos con las mínimas condiciones para poder efectuarlas de forma equilibrada y transparente en el corto plazo, resulta fundamental un profundo proceso de revisión y cambio en el actual órgano electoral.
La estrategia del PSOE de acelerar la salida del Presidente Mariano Rajoy del gobierno, aprovechando unas alianzas partidistas muy cuestionables con los radicales independentistas y Podemos, que finalmente no pudieron mantenerse y, al poco tiempo se fueron desmoronando, lo que facilitó la presión de la oposición para insistir en la necesidad de las elecciones.
Si bien la actuación de Pedro Sánchez tiene mucho de cuestionable, debemos reconocer que, en alguna medida, ha tratado de fortalecer la identidad del PSOE, al promover propuestas muy específicas en el plano social. También debemos resaltar su rectificación sobre el caso venezolano, superando la equivocada, simplista y mecánica posición de muchos grupos de izquierda, particularmente J. Rodríguez Zapatero o Noam Chomsky, de apoyar la franquicia, sin profundizar en su contenido, menospreciando los derechos humanos, con tal que sus aliados se mantengan en el poder.
Las elecciones del 28 de abril son un reto complejo para los ciudadanos españoles. Los radicales, particularmente los independentistas, están llegando a niveles de fanatismo propios de la ceguera ideológica, perdiendo la capacidad para reconocer sus errores, asumen que cuentan con la verdad absoluta y están llevando el país al despeñadero. La población seguramente enfrentará diversos falsos discursos que promueven un nacionalismo radical, excluyente, xenofóbico y anti europeo. No olvidemos que la conexión rusa juega a debilitar a sus contrincantes.
Los partidos políticos tienen poco tiempo y lo deben aprovechar al máximo para afinar propuestas, estrategias y filosofías que permitan, entre otros, conexión con la población, generar prosperidad y fortalecer la unidad española y no la balcanización que genera destrucción y pobreza
Seguramente el tema venezolano formara parte importante de la campaña y veremos a radicales como Podemos, promoviendo el falso discurso de las bondades de la revolución bolivariana, que solo los fanáticos pueden repetir, pues la realidad demuestra todo lo contrario. Por otra parte, los independentistas jugando al chantaje y al caos, sumando sus votos a quienes les permita avanzar en la destrucción de la unidad española. Adicionalmente, la gobernabilidad exige de negociaciones con diversos grupos políticos pequeños, cuyos votos cuentan para lograr acuerdos y, en ese río revuelto muchos solo buscan sus beneficios inmediatos.

Esperemos que en estos meses de dura campaña no se abandone la atención en la crisis venezolana pues la participación de la comunidad internacional y de la Unión Europea como punto de equilibrio, se torna cada día más importante.
La Unión Europea ha insistido en la solución electoral para la crisis venezolana y a tales fines ha creado un Grupo de Contacto, que luego de los graves acontecimientos del sábado 23 de febrero, su papel se ha fortalecido
En la crisis venezolana las elecciones son el camino, pero con mucha prudencia y presión, pues el proceso bolivariano también está presentando esa opción y la quiere en el corto plazo, para jugar de nuevo a la trampa. Resulta inaceptable realizar una elección con el actual CNE, que representa la oficina electoral del partido oficial, eso sería una nueva farsa electoral; por otra parte, la supuesta reforma cosmética, conducida por quienes lo han destruido, no es creíble. La transformación que se necesita del CNE debe ser profunda.
Adicionalmente contamos con otros graves obstáculos. Por una parte, no es viable plantear las elecciones como solución a la crisis, manteniendo la asamblea constituyente, que se autocalifica como supraconstitucional y puede destruir cualquier resultado, como lo está haciendo desde su inconstitucional creación. También resulta difícil avanzar en una elección con el actual Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y, en particular su sala constitucional, que acatando instrucciones ha propiciado la destrucción de la institucionalidad democrática.
En estos momentos, luego de la criminal actuación del proceso bolivariano el sábado 23, la comunidad internacional se enfrenta con decisiones muy delicadas, los escenarios duros se fortalecen: medidas económicas más punitivas, ¿acción militar colectiva en el marco de la responsabilidad de proteger?, etc. Ahora bien, resulta fundamental mantener la unidad y coherencia, en tal sentido, conviene la urgente coordinación entre el Grupo de Lima, el Grupo de Contacto de la UE, los Estados Unidos y el Vaticano. En la agenda debería destacar, entre otros, el trabajo con China y Rusia para lograr una salida pacífica. La hoja de ruta pude estar definida en la conformación de un gobierno interino de transición, que permita llegar a las elecciones con garantías y que también pueda avanzar en aspectos críticos en el ámbito económico y social.

martes, 26 de febrero de 2019

Los aborígenes en nuestro territorio, de Colón a Maduro.


Los aborígenes en nuestro territorio, de Colón a Maduro.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Febrero de 2019.



A principios del año 1492, el navegante genovés Cristoforo Colombo, o Cristóbal Colón en español, andaba en la búsqueda de apoyo para emprender un viaje, con el fin de navegar por el Océano Atlántico hacia el oeste hasta alcanzar parte del continente asiático. Finalmente consiguió el apoyo y financiamiento de parte de los Reyes Católicos de España, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Enseguida Colón se dedicó a la búsqueda de embarcaciones y tripulantes, pudo reunir tres naves y noventa marinos lanzándose al mar, partiendo del Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, llegando a la Isla de Guanahaní (actualmente perteneciente a Bahamas) el 12 de octubre, setenta días después de haber zarpado.

Rápidamente, Colón y su tripulación establecieron relaciones amistosas con los pobladores de la isla, los aborígenes, posiblemente los habitantes primitivos de aquel lugar, a los que erróneamente llamaron “indios” porque Colón creía que había llegado a la India. Estaban en el “Nuevo Mundo”, como se conoció esta parte del planeta hasta que se percataron que este lugar no estaba conectado por tierra con Europa y tampoco con la India, por lo que a partir de 1507 a este nuevo continente se le llamó América, en honor a Amerigo Vespucci, o Américo Vespucio en español, quien fue protagonista del descubrimiento del Nuevo Mundo y de su identificación como un nuevo continente.

Posterior al Descubrimiento de América, gracias a la valiente y extraordinaria aventura Colombina de cruzar el mar océano viajando desde España hacia el oeste, vinieron la conquista y la colonización del nuevo continente en las cuales intervinieron, además de España, potencias europeas como Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda, entre otras.

Esas etapas: descubrimiento, conquista y colonización de América, iban a ocurrir, tenían que ocurrir. Cualquier navegante de la época, en la búsqueda de nuevas rutas marítimas podía llegar por primera vez a estas tierras desconocidas, pero a Cristóbal Colón le correspondió la gloria de haberlo conseguido, por lo que históricamente es considerado el “Descubridor de América”, y en la mayor parte del nuevo continente, se celebra el 12 de octubre como el “Día del Descubrimiento de América”.

Después del descubrimiento vino la barbarie de la conquista. Esta etapa enfrentó la resistencia de numerosas tribus de aborígenes, dirigidas por valientes caciques, que le dificultaron el trabajo a los invasores. Con sus lanzas y flechas, durante muchos años, resistieron ante expertos guerreros, quienes estaban protegidos por fuertes vestiduras, montando amaestradas cabalgaduras, utilizando arcabuces y armas blancas metálicas bien diseñadas para la guerra.

En estas confrontaciones destacaron caciques como Guaicaipuro, Chacao, Tamanaco, Arichuna, Maracay, Baruta, Guaicamacuto, Manaure, Mara, Paramacay, Paramaconi, Tamanaco, Tiuna, Nigale y muchos otros. En Venezuela se le ha rendido tributo permanente a estos héroes de aquellos episodios. Muchos puntos de importancia de nuestro territorio han sido bautizados con sus nombres, como un recuerdo imperecedero de sus glorias. Por cierto, Nigale, cacique de los Zaparas y guardián de la entrada al Lago de Maracaibo, iba a ser honrado colocando su nombre al segundo puente sobre el lago ofrecido por el régimen chavista, y como todos sus actos, no pasó de las intenciones y posiblemente del mal gasto de cuantiosas cantidades de dinero.

Cristóbal Colón no tuvo nada que ver con la barbarie de la conquista, sin embargo, desde que llegó al poder en Venezuela el socialismo del siglo XXI, con su característica actitud populista, se inició una campaña contra Colón, la cual terminó en la destrucción de los monumentos erigidos en honor a tan especial personaje de la Historia Universal, y en el bautizo como “Día de la Resistencia Indígena” al 12 de octubre de cada año.

Ese amor por los aborígenes, fue utilizado por el actual régimen chavista-madurista como pantalla de su hipócrita acercamiento con estos ancestros de nuestro mestizaje, actitud que también ha mostrado con la población más pobre de nuestra sociedad, aparentando ayudarlos a progresar, y al final, condicionándolos a una total dependencia o moderna esclavitud.

En la medida que esos aborígenes y pobres se cansan de su permanente y precaria situación, y comienzan a protestar y a reclamar derechos ciudadanos, en esa misma medida comienzan a ser agredidos por las fuerzas represoras del régimen. Al dejar de obedecer y abandonar el comportamiento sumiso ante la voluntad del régimen, los acosan, los hostigan, los asesinan. Ejemplo de esto ha ocurrido en las recientes protestas en el país, promovidas y lideradas desde las barriadas populares de nuestras ciudades, cuando los chismosos, correveidiles, adulantes del régimen, delataron a jóvenes que participaron en estas protestas y fueron buscados por los opresores para apresarlos, torturarlos y hasta asesinarlos.

Sin embargo, quizás lo más triste es lo que está ocurriendo con los aborígenes en los momentos actuales. La ayuda humanitaria que necesita Venezuela con urgencia, ha llegado a las fronteras del territorio. El régimen se ha opuesto a su ingreso al país donde hace tanta falta para salvar vidas. Infinidad de voluntarios se han ofrecido para colaborar en la entrada de esa ayuda humanitaria y su distribución hacia los sitios, donde alimentos y medicinas, son requeridos con mayor urgencia. Uno de esos grupos de voluntarios han sido los Pemones, quienes habitan en la Gran Sabana, pero han sido reprimidos con saña, asesinados a mansalva. Nuevamente nuestros aborígenes enfrentan sus lanzas y flechas al moderno armamento de este vergonzoso ejército venezolano, que acepta la barbarie ordenada por el régimen a través de cubanos, quienes han invadido con autorización de Chávez y ahora de Maduro, nuestro ejército y otras instituciones del país.

¿Qué le puede importar a un cubano de éstos o a otros invasores autorizados, que sea asesinado un venezolano? Le ha tocado el turno al Pueblo Pemón, quienes dignamente han enfrentado a sus agresores, a costa de sus vidas y de su tranquilidad en estas tierras que han habitado por siglos. La barbarie de los conquistadores contra los aborígenes, tan criticada por Chávez, Maduro y todo su círculo de “jala bolas”, parece que se queda pequeña ante la actual masacre contra los pemones, en pleno siglo XXI, sobre todo cuando estos venezolanos han querido contribuir con una causa tan noble, como la entrada de la ayuda humanitaria a nuestro territorio.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Febrero de 2019.



lunes, 25 de febrero de 2019

ENTUSIASMO, IMPULSO Y MISIÓN PARA LA ECONOMÍA Y LA NACIÓN VENEZOLANA.


ENTUSIASMO, IMPULSO Y MISIÓN PARA LA ECONOMÍA Y LA NACIÓN VENEZOLANA.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
No es cierto que la economía y el país se encuentren ahora enrumbados en base a la independencia y la diversificación económica. Como tampoco que estemos en capacidad de convertirnos en abastecedores de las necesidades en el área del transporte, la producción de medicinas y productos farmacéuticos en general y mucho menos para pasar a la conquista del espacio. Impresiona como mientras peor se sitúan las variables económicas, NM en sus discursos y defensas de su administración, más virtudes  y avances le destaca a la economía y la nación, viéndola cada día mejor o a lo sumo diciendo que se tienen algunos problemas…; ah!... pero que ellos derivan es de las sanciones y la guerra económica.

Las sociedades avanzan, evolucionan o se problematizan en la medida en que las ilusiones y deseos –según sean convenientes o distorsionadas, de avanzada o de retroceso- se convierten en proyectos de desarrollo, se unen voluntades para la materialización de los mismos y esta última permite encontrar -en los casos de éxito- la llamada por los neo institucionalistas dependencia de ruta. A excepción de algunas décadas del siglo XX, como las del sesenta y setenta, no se encuentran en la historia nacional de la última centuria, períodos donde se anduviese cerca de tal encaminamiento hacia el desarrollo. Rómulo Betancourt fue un visionario en ese sentido, y ello le permitió convertirse en uno de los pocos líderes del desarrollo[1] que hemos tenido.

La revisión de la historia nacional de los últimos cien años, nos permite observar ilusiones y entusiasmos –aunque normativamente no siempre de los más adecuados- en determinados procesos económicos y políticos. Desde el punto de vista económico y político, debe señalarse la importancia que tuvieron el café y el cacao hasta 1925, junto al sentido de paz relativa alcanzada por los gobiernos de Cipriano Castro y sobre todo de Juan Vicente Gómez y, más o menos desde esa fecha, por alrededor de 90 años, el desplazamiento de aquellos bienes agrícolas por el petróleo como factor económico, que no se ha sembrado[2], usando inversamente la recomendación de Arturo Uslar Pietri.

Desde los puntos de vista políticos, económicos, sociales y militares, según los casos, existen otras ideas y procesos de entusiasmo de la población venezolana que deben destacarse.

En primer lugar, el militarismo que estuvo presente durante todo el siglo XX hasta 1958 a excepción del llamado trienio 1945/1948 y del inmediato y corto período de Rómulo Gallegos (menos de un año durante 1948). Los militares y sobre todo los venidos de los andes pasaron a considerarse y difundir la idea de un orden inspirado y sostenido por ellos a pesar de mayores o menores modernismos o amplitudes según los casos. En el inconsciente colectivo de los venezolanos o en expresiones de la conciencia inmediata surgen recuerdos de la tranquilidad, paz y orden relativos en algunos de esos períodos[3]. En general el resaltar el militarismo busca destacar la rectitud, el orden y la disciplina, como que los militares fuesen los únicos que en la sociedad tienen esos valores y formas de comportamiento; realmente también los hay en organizaciones religiosas, universidades, instituciones deportivas y empresas, entre otros ámbitos.

En segundo lugar la industrialización, el impulso de la modernización y la democracia desde finales de los cincuenta hasta mediados de los setenta. Trabajo, orden, limpieza, posibilidades de expandir la economía y los proyectos de inversión, estuvieron presentes en este periodo. Autopistas, industrias, escuelas y hasta las ideas e iniciativas de crear un Metro para Caracas, surgieron de esos años a pesar del rentismo. Pero también se ordenaron y/o regularizaron campañas de prevención de enfermedades vía -por ejemplo- cruzadas masivas de vacunación así como la regularización de la protección social vía Seguro Social Obligatorio.  Economías hoy día en progreso como Chile y Colombia, ente otras, tenían varias ausencias y deficiencias y miraban a Venezuela en variados aspectos como un ejemplo de buen avance. Pero esta parte positiva se convirtió o desarrolló dialécticamente su contrario.

Pues la sociedad venezolana no tenía albergado el consenso, y el resentimiento (acumulado en alrededor de 150 años) y el radicalismo político de quienes no veían esos resultados como desarrollo –parte de los grupos políticos e individuos relacionados con esta posición, se encuentran hoy en el ejercicio del poder político- hicieron su parte para horadar un proyecto en curso (dejándole a la nación y a algunas de sus instituciones cicatrices imborrables y populistas y demagógicas formas de funcionamiento) que encontró su alteración definitiva en las bases más profundas de la renta petrolera, al convertirse la gestión administrativa de la nación en un distribucionismo exacerbado a partir de mediados de los setenta con la primera administración de Carlos Andrés Pérez (1974/1979). Como señaló D.F. Maza Zavala, el trabajo -en el contexto de la Gran Venezuela de la Primera administración de CAP- fue sustituido por el dinero fácil que, además, pasó a formar parte del impulso de la corrupción; y en un contexto donde comenzó a manifestarse la inflación, los déficit en cuenta corriente y, entre otras cosas, el endeudamiento externo. La gran paradoja: un petroestado alborotado con el incremento de su commodity, que termina endeudado  y con buscadores de renta enriquecidos vía corrupción.

En tercer Lugar, la corrupción, el desasosiego, el autoritarismo en condiciones de democracia, los partidos convertidos en el eje repartidor de la “democracia” y la corrupción con la democracia de partidos, forman parte de un período de más o menos 20 25 años que va desde mediados de los setenta hasta 1999, pues hay que decir que los pueblos y naciones también desvían sus caminos, enrumbándose inadecuadamente según  coyunturas, riqueza fácil e inadecuados liderazgos. Se trataba ahora en este tercer y desviado entusiasmo de un pueblo –en no pequeña proporción- confundido, con cultura de campamento (como alguna vez señaló un dramaturgo) y buscador de arreglos según herencias, períodos e historia; y políticos y administradores que parecieron ser más ineficientes mientras uno sustituía al otro (Luis Herrera Campins 1979/1984, Jaime Lusinchi 1984/1989, Carlos Andrés Pérez 1989/1993, R. J. Velázquez 1993/1994 y Rafael Caldera 1994/1999) y, una masa de aquel mismo pueblo -en su acepción amplia, abarcando también clases medias y altas- observando en cada oportunidad electoral, la ocasión misma para su proyecto personal o grupal, a pesar de las luces que todavía podían irradiar en momentos algunos de los presidentes, el congreso, algunos ministros y determinados políticos e intelectuales que podían fungir como la reserva moral del país. Se registró en la  secuencia referida, el episodio notable de un pueblo eligiendo por segunda vez, con distintas esperanzas y entusiasmos, a dos presidentes por segunda vez[4] (Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera), cuyos resultados en ambos casos terminaron con mayores dramas y problemas económicos y sociales que con los que comenzaron[5].

En el plano de la política económica, el mayor entusiasmo fue albergar, en algunas ocasiones, las ideas extremas del neoliberalismo y la crítica acérrima a la sustitución de importaciones o el acotamiento de frases cómodas y jocosas, según instituciones y ministerios, o impulsar ideas melosas del amor por el país o de la defensa de la figura presidencial, según el caso y momento. La cultura del extremo hizo de la suyas, en momentos de este periodo y en las ideas y entusiasmos dominantes.

En cuarto lugar, el periodo de las ideas del bolivarianismo inicialmente difundidas por  Hugo Chávez y hoy día en las figuras de sus continuadores y de Nicolás Maduro. Esto entusiasmó a una porción alta de la población venezolana, dadas las ofertas de crear una verdadera democracia, acabar con la corrupción y la llamada democracia de partidos. Honor, pulcritud, comedimiento, eficiencia en la administración pública, oportunidades de una repartición más equitativa del ingreso, fueron las ofertas iniciales en 1998 y 1999[6].

Muchos acogieron esas ideas como suyas y les profesaron esperanzas. Transcurridos más de veinte años los entusiasmados son muchos menos y no todos lo que se mantienen presentan la inocencia y honestidad que hubo en sus tiempos iniciales[7]. La problematización económica, social y política después de más de cuatro lustros enfrenta a los venezolanos -ya como mayoría- ante la frustración de esperanzas no materializadas por un proyecto que además de las ideas señaladas hizo renacer el militarismo, superponiendo lo militar a lo civil, en el contexto de las democracias insuficientes de América Latina y Venezuela en particular –tal cual se señaló-, así como a la necesidad de construir un nuevo entusiasmo, impulso y misión para la economía y el país, dada que la alteración y destrucción alcanzada abarca las dos dimensiones.

Capitalismo de estado, aumento de la corrupción, deterioro de los servicios, profundización de la dependencia petrolera y del rentismo, controles permanentes aumentados en áreas de la mayor relación con la riqueza nacional y no de grupos o partidos como el manejo de las divisas obtenidas del rentismo, destrucción de patrimonios empresariales y familiares, clima de zozobra e inestabilidad en trámites, procedimientos y seguridad personal y familiar, son parte de la nueva frustración presente en muchos venezolanos a pesar de la comodidades de algunos y las incondicionalidades de otros. Y ello es la base, por lo demás, de la indescriptible migración de venezolanos que cada día arrecia más y ante la cual NM ofrece -si lo dejasen, liberándole recursos de los retenidos internacionalmente- poderse traer 50.000 venezolanos, mientras las cifras ya conocidas internacionalmente presentan un mínimo de 3,5 millones de venezolanos que se han ido en años recientes del país, con proyección de que en poquitos próximos años pueda haberse ido –adicionalmente- igual cantidad.

Cuatro ilusiones, esperanzas, ideas y entusiasmos que en alrededor de cien años nos trasladan la Venezuela problematizada, deteriorada y conflictiva de 2019. Numerosos elementos positivos podrían destacarse en el tránsito de los dos primeros períodos de entusiasmos e ilusiones señalados, tenidos por Venezuela y sus habitantes y que abarcaron hasta mediados/finales de los setenta (Independencia política, avance institucional, urbanización, alfabetización, eliminación de enfermedades, crecimiento económico y grados de desarrollo, oportunidades de avance para personas y familias, aumento de la atención a los marginados y excluidos de políticas de mejoramiento social, son solo parte de ellos). El tercer periodo, de confusiones/desviaciones abarca desde mediados de los setenta hasta finales de los noventa, pero nunca el daño llegó  a niveles mayoritaria o extendidamente radicales. Contrariamente, el descalabro se presenta en la rimbombante administración bolivariana que se ha planteado quedarse por mil años (expresión que puede interpretarse políticamente, pero que han sido expresiones literales de sus dirigentes) proponiéndose refundar instituciones, crear un hombre nuevo, convertir a Venezuela en una potencia de todo tipo, llevar a los venezolanos al disfrute de cualquier máximo de felicidad o a cualquier meta pensable. Pero realmente, la revolución más larga[8] del siglo XX y XXI (o la última del siglo XX[9]) –en lo visto hasta ahora- se convirtió en un fracaso y en una decepción para las mayorías –que habían acompañado previamente a los partidos de la democracia de partidos, AD y COPEI- que alguna vez se esperanzaron en ella, con el agravante de haber transformado negativamente o destruido la economía y la nación.

En quinto lugar y correspondientemente con lo presentado, es importante en esta nota  resaltar la necesidad que hoy se tiene de albergar una quinta ilusión, entusiasmo y misión que pueda convertirse -en base al consenso- en un proyecto que por distintas vías pudiera volver a unir esfuerzos en pro de combatir la anomia, que todavía existe en sectores de la población, a pesar de las expresivas y cuantiosas movilizaciones tenidas durante los meses de enero y febrero de 2019, abarcando hasta los nefastos sucesos de impedimento para que ingresara la ayuda humanitaria el día 23 de febrero de los corrientes en los puntos conocidos.

El chavismo dominante está ahora controlado por NM y su camarilla y existe inclinación a pensar que factores nacionales e internacionales son los que ejecutan verdaderos controles y determinaciones sobre su figura. Grupos y figuras alternativas a este último y su camarilla, plantean ahora por distintas vías algo así como aprovechar o seguir desarrollando un chavismo sobreviviente que rescataría unos supuestos elementos puros, bien encaminados y exitosos, que habría alcanzado y ejecutado HC. Se trata de fantasía y demagogia, pues el verdadero legado de este último, es el más fiel determinante de la situación de debacle en que ha terminado la economía y la nación venezolana. Con un cambio de gobierno quedará, eso sí, el chavismo resentido, que persistirá en señalar lo bueno que era todo durante la administración ya conocida por más de 20 años.

La nueva misión y entusiasmo puede conformarse a partir de  los impulsos e iniciativas que se ha visto rodean e inspiran las acciones políticas que ha pasado a desarrollar el presidente de la Asamblea Nacional, con el cometido muy importante para el futuro del país basado en la trilogía: hacer que cese la usurpación, que se establezca u gobierno de transición y que se realicen elecciones libres. Esto resume  nada más y nada menos que la idea de que la mayoría de las que se han realizado desde un momento a acá no han sido libres. El que sean libres, bien organizadas y supervisadas será suficiente para que las voluntades multitudinarias se expresen en una perspectiva que le abrirá  caminos a Venezuela para enrumbarse hacia la recuperación de la institucionalidad y la superación de la aguda problemática económica y social.


26 de febrero 2019
@eortizramirez


[2] Se le atribuye  a Uslar Pietri  (periodista, político y escritor) la popularización de la expresión “Sembrar el petróleo” quién, el 14 de Julio de 1936, publicó en el diario caraqueño Ahora, un editorial titulado “Sembrar el petróleo”. La frase, sin embargo quien la conceptualizó fue Alberto Adriani, antes de esa fecha y como parte de sus proyectos a ejecutar una vez desapareciese la dictadura de J. V. Gómez. Fue diplomático y periodista, con estudios de economía, y además fue funcionario en el gobierno de Eleazar López Contreras y murió muy joven (38 años, 1898/1936); varios de sus escritos fueron recopilados en el libro Labor venezolanista. Distintos elementos de discusión sobre este término pueden verse en: Humberto García L. (Compilador), La ilusión de la “siembra del petróleo”; CDCH/CENDES 2018.
[3] Con la llegada de HC al poder político, desde inicios de 1999 se han vuelto a resaltar los valores de los militares apartándose la ubicación y significación de su sujeción al poder civil, y habiéndose esto último pasado a manifestar en la amplia ubicación de los mismos en labores políticas y administrativas y en el exaltamiento de la conformación del poder cívico-militar.
[4] La reincidencia e incluso el deseo de permanencia, no es un fenómeno extraño al sentido y perfil hasta ahora visto en la conformación de las estructuras políticas latinoamericanas, incluso en los casos de las democracias –o las así presentadas-. Caudillismo, presidencialismo, personalismo y líderes que asumen reencarnación o “misiones históricas”, por una parte, así como ausencia de desarrollo de la sociedad civil y lento y tardío desarrollo de las instituciones como reglas del juego, por la otra, indudablemente que están relacionados con ello. Los veinte años de administración bolivariana, con sus secuencias, estilos, jugadas y la aguda desinstitucionalización que ha ejecutado, borrando los límites y diferencias entre Gobierno y Estado, ha, convertido las deformaciones y disfunciones políticas en algo negativamente muy superior a lo destacado.
[8] Este planteamiento atañe a resultados observables o registrados en procesos históricos de distintos casos ubicados como revoluciones, y los cuales pueden haber sido temporales y desaparecer como en el caso de la más vieja y ya muy probada -en su poco éxito en conducir al crecimiento y desarrollo económico- revolución cubana.
[9] Leonardo Vivas. Chávez: la ultima Revolución del siglo. Planeta 1999.