¿ARRECIA LA MIGRACIÓN?
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Los escenarios más previsibles –puede haber otros- para la actualidad
venezolana son tres:
1. La administración bolivariana logra mantenerse en el
ejercicio del poder político. Esto ni es deseable ni parece factible. 2. Con artimañas y trampas, o
aprovechando propuestas como las de los 90 días para un grupo de contacto sugerido desde Europa (y que le serviría como siempre
para ganar tiempo), logra la administración señalada, generar un espacio más
largo del deseable, en su continuidad de ejercicio de gobierno. Tampoco es anhelado
y no parece tenga muchas simpatías de lograr que ello sea así. 3. Se ejecuta lo deseable y cada día
más factible, según se puede percibir, que, con la denuncia de la usurpación y
el ejercicio de un gobierno de transición, se organicen elecciones libres y
supervisadas adecuadamente. Ahí se les acabará la música, a los que se sabe. El
asunto es que proporcionalmente, según el caso, la migración de todas maneras puede
arreciar.
Sin embargo, es en la tercera opción,
como se puede colegir, donde según su avance en un gobierno ya de otro tono,
distinto, de consenso, participación, y de variadas perspectivas, se pueda enrumbar
el país hacia su reconstrucción y encaminamiento al crecimiento y más adelante
a la recuperación del desarrollo perdido.
Y ello representará una contención a la migración. De resto, en las dos
primeras y no deseadas opciones, nuestros jóvenes y ya familias, seguirán
yéndose con intensidad.
Las inadecuadas y fracasadas
políticas, han vuelto infinito el costo
de oportunidad del trabajo; es más
costoso buscar, conseguir, prepararse todos los días y transportarse al trabajo
que lo que el brinda para técnicos y jóvenes profesionales en todas las áreas y
sobre todo en la pública. Las alternativas y opciones en varios lugares, las
han arrasado las prebendas y los privilegios políticos. Pero, por otra parte,
lo que la administración bolivariana ha difundido como las tablas salariales enfrenta al bochornoso espectáculo de que el que
se ha preparado, su sueldo o salario no se distancia mucho del que no lo ha
hecho. Más aún, ministros y funcionarios otrora defensores de la justicia y los
gremios, hoy con tamaño desplante señalan algo así como que los afectados no son
realmente afectados, sino que deben ver esto como algo normal porque hay que
proteger a los débiles, mientras ellos
disfrutan de niveles de vida y riquezas con las cuales jamás podían ni siquiera
soñar y hoy día les son muy placenteras. Una verdadera destrucción y
alteración de la estructura de salarios
relativos, poco estimulante para jóvenes y personas en edad madura temprana
inclusive.
Adicionalmente, el contexto de hiperinflación
con inflaciones diarias de más de 5% en varios casos, brinda un escenario de
destrucción creciente de patrimonios individuales y familiares. El patrimonio y
el dinero mantenido para gastos y motivos
transaccionales y precaucionarlos se diluyen con la rapidez e intensidad de
la propia hiperinflación, quedando la preferencia
por la liquidez o contacto
acariciante del dinero solo para esoterismos cuando se trata del bolívar soberano
o solo seriamente cuando se trata de las monedas duras o activos de reserva.
Ya es suficientemente aceptada,
incluso por ONU, que la cifra de migrantes venezolanos ha superado los tres
millones de ciudadanos (sobre los 3.300.000, aunque algunos ubican cifras sobre
los 4.000.000 de venezolanos). Algunas proyecciones difundidas con seriedad
dentro del propio Consejo de Seguridad de ONU, proyectan un aumento de la migración
venezolana bajo las condiciones actuales -o ceteris paribus- sobre los dos y tres millones de ciudadanos
venezolanos. Pocos episodios de la escena mundial de los últimos setenta años, se
le acercan a esta evolución y prospectiva. Y no es fácil la vida de los
migrantes, mas allá de avances, mejoramientos y buenos tratos que puedan encontrar
venezolanos en el mundo como se sabe existen y suceden. Pero también es cierto
que las familias y grupos se han ido desintegrando[1] y
han surgido y se mantienen episodios de Xenofobia[2], si no
generalizados poco agradables y paradójicos con el buen trato que la nación siempre
le brindó a migrantes que recibía.
Sin poderse establecer rutas exactas
sobre los momentos y razones, se puede señalar que, primero, en los años dos
mil se fueron migrantes naturales por razones tradicionales y/o personales, después
continuaron algunos previsivos y adelantados a sucesos que avizoraban, pero ya
en los 2010, a medida que se fue avizorando el fracaso de políticas y proyectos
de la administración bolivariana y las muestras en 2010/ 2011 de impulso de la polarización
por la propia administración bolivariana, nada cercana a la concertación y al
consenso, y -más aun- a partir de 2014 con la disminución de los ingresos
petroleros y la entrada a cinco años –además- de recesión continuada y cada día
más profunda, pasó a ser real el temor y la disminución acelerada y creciente
de oportunidades para los no cercanos o beneficiarios de la camarilla o de los mecanismos
discrecionales de asignación de beneficios
populistas, y ello permitió la conformación del conjunto de determinante
para acelerar la migración. Más aun, el ahondamiento de los desequilibrios
derivados de restricciones y efectos de políticas inadecuadas, pasó a tener
mayores efectos en los propios sectores populares (quienes han manifestado y
protestado claramente en momentos del mes de enero de 2019). Y eso también pasó
a determinar la migración de estos mismos sectores en años recientes. Por otra
parte, el carácter violento y represivo de la administración bolivariana en su versión
de NM, demostrado en las protestas de 2014-2016-2017 y 2018 que dejó varias
decenas de muertos en los dos primeros años, más de 130 en 2017 y 40 en tan solo unos días de la semana del 23 al 30 de enero de 2019, representa, de manera
directa, el poco aprecio por la vida de otros que demuestra el gobierno en la
actualidad venezolana, y si a eso se le suma el clima de inseguridad, existe así
un complejo caldo de cultivo pata angustias de familias y jóvenes.
Y es ese conjunto de elementos lo que
impulsa e impulsará la migración en los dos primeros escenarios que planteamos
al inicio de esta nota. La tercera opción, deseable y por la que hay que unirse
y trabajar, representará inicialmente un estímulo, una esperanza para, con el
transcurrir de los primeros meses y años, pueda dar frutos para el regreso de
migrantes, familiares y amigos, al país y para contener la ampliación de la diáspora,
correspondientemente.
Algunas cosas y variables se pueden nivelar
en unos meses y uno o dos años, otras requerirán 3 o 5 años y algunas otras requerirán
más tiempo, pero la fuerza y la esperanza inicial ya están demostradas en las
manifestaciones tenidas en todo el país, en distintos sectores sociales y grupos que han vencido el miedo,
manifestado y desafiado a una administración fracasada en su proyectos y muy
violenta en sus respuestas a las protestas y expresiones de millones de
venezolanos que ahora conforman la mayoría. Eso ya se ha manifestado y se
volverá a manifestar al realizar elecciones libres.
03 de febrero 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
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