sábado, 23 de septiembre de 2017

Coincidencias y discrepancias de dos Nicolás



Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre 2017

La última dinastía en gobernar el Imperio Ruso fue la Dinastía Románov, la cual finalizó con la abdicación de Nicolás II, el último zar. El zarismo es un sistema político que gobernó a Rusia desde 1547 hasta 1917, es decir, 370 años, durante los cuales desfilaron cerca de 30 zares. Zar era el título del gobernante o emperador y es una palabra que proviene del latín caesar (César), lo cual se considera muy apropiado ya que los zares eran autócratas, por lo tanto, dueños de todo el poder político y económico de su imperio.

En Venezuela desde 1999 se está tratando de instaurar una especie de sistema monárquico, donde el poder se hereda si hubiera una descendencia adecuada, o simplemente se designa el sucesor. Los gobernantes de este sistema son una especie de zares, ya que son autócratas, y dueños de todo el poder político y económico del país.

Nikolái Aleksándrovich Románov (1868-1918), conocido como Nicolás II, gobernó el Imperio Ruso desde la muerte de su padre en 1894 hasta su abdicación en 1917. Durante sus 23 años de gobierno llevó a Rusia a la debacle económica y militar, y protagonizó tantos episodios sangrientos que lo apodaron Nicolás El Sanguinario.

Por supuesto, el Zar Nicolás tenía el linaje de los Románov, era descendiente de zares, reyes, reinas y princesas; fue educado por tutores que le enseñaron idiomas (francés, alemán e inglés) y llegó a dominar el inglés a la perfección que decían que podía hacerse pasar por un profesor de Oxford. Además, estudió geografía y otras materias importantes. Viajó por Egipto, India y Japón para completar su educación formal. Su padre, el Zar Alejandro III, muere repentinamente de un problema renal a los 49 años, por lo que Nicolás tiene que sucederlo de forma imprevista sin tener la fuerte personalidad de su padre, ni la preparación mínima requerida para una Rusia convulsionada, y ese pobre dominio de la política acabó por llevar al caos a la Rusia Imperial.

Sabiendo Nicolás que iba a suceder a su padre, dijo: no estoy preparado para ser zar, nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar, ni siquiera sé la forma en que debo hablar a los ministros. Sabía que carecía de la formación política y lo ignoraba todo acerca del gobierno del imperio, incluso su propio padre dudaba de su habilidad para administrar y mantener un territorio tan extenso.

Esas debilidades de Nicolás II facilitaron que fuera fácilmente manipulado por sus tíos y por el Kaiser Guillermo II, quienes se aprovecharon del nuevo e incapaz gobernante para sacar partido en favor de sus conveniencias. Los desastres de la I Guerra Mundial y las instigaciones de los Bolcheviques, provocaron una situación que Nicolás II fue incapaz de controlar y abdicó sus derechos y los de su hijo, terminando con la dinastía Románov en 1917.

En Venezuela, en 1999, comienza un nuevo gobierno con base democrática porque fue electo por una considerable mayoría de ciudadanos que lo apoyaron en aquel momento; sin embargo, este gobierno poco a poco comienza a desviarse del camino de respeto a los diferentes poderes, lo cual se afianzó con un holgado triunfo en unas elecciones con poca competencia para dominar, con inmensa mayoría, el Poder Legislativo. Con esto, progresivamente se fueron adueñando de los demás poderes, el Poder Moral, el Poder Judicial y el Poder Electoral, para convertirse en lo que tenemos hoy, un gobierno autocrático dominado por el chavismo, que al igual que el zarismo, es dueño del poder político y económico del país, apoyado y sustentado por el “Poder Militar” representado por los jefes de los diversos componentes de las fuerzas armadas.

Al zar venezolano le llega la muerte inesperadamente y el poder no es heredado porque no hubo un descendiente adecuado, por consiguiente, se designa un sucesor y el escogido es Nikolái Aleksándrovich Madúrov. Aquí tenemos la primera gran coincidencia, ambos Nicolás tienen exactamente el mismo nombre bautismal. Las coincidencias continúan cuando Madúrov tiene que suceder de manera imprevista al moribundo zar venezolano sin tener la fuerte personalidad de su predecesor, ni la preparación mínima requerida para una Venezuela convulsionada y esta falta de dominio en la política, esta marcada ignorancia de todo lo relativo al arte de gobernar, terminó llevando al caos a la Venezuela “Chavista”, donde la gente muere de hambre porque no hay alimentos, muere por la falta de medicinas o muere porque una bala o un puñal ciegan sus vidas impunemente. Terminó arruinando a uno de los países más ricos del mundo en cuanto a sus recursos naturales, con la inflación más alta de todo el planeta, y un indetenible porcentaje de pobreza extrema en la población.

Otra coincidencia entre los dos Nicolás es que además de llevar al país a una debacle económica y militar (el desprestigio de los militares, especialmente los de alto rango, es abrumador), en los años más recientes Madúrov, al igual que Románov, se ha convertido en un sanguinario al provocar los más absurdos enfrentamientos entre la Guardia Nacional y otras fuerzas de “orden público” y la población desarmada y desesperada por la situación de pobreza, que han resultado en la muerte de muchos compatriotas manchando de sangre nuestras calles.

La ineptitud de Madúrov también ha permitido, como ocurrió con el último zar de la Rusia imperial, que sea fácilmente manipulado por personas cercanas, pero muy especialmente por el Kaiser Castro II, quien desde una miserable isla del Caribe lo ha guiado para convertir a Venezuela en el más miserable país de América.

Por supuesto existen profundas discrepancias entre los dos Nicolás comenzando por la educación, ya que Románov hablaba varios idiomas a la perfección y Madúrov habla español de vaina, con un verbo muy limitado y repetitivo de expresiones vulgares y ofensivas. De geografía conoce poco, porque cree que la tierra tiene cuatro latitudes y cinco puntos cardinales (aunque creo que esto último es a propósito una manera de tratar de esconder su ignorancia). Románov fue sincero al reconocer que no estaba preparado para ser zar, mientras que Madúrov cree que gobernar consiste en las barbaridades que él está haciendo en lo social, económico, diplomático y demás áreas donde debe intervenir el gobierno.

Los venezolanos estamos a la espera de una pronta coincidencia entre los dos Nicolás, referida a que las instigaciones de los nuevos libertadores, de esa resistencia que lucha contra esta dictadura que avanza en Venezuela con un golpe de estado continuado, provoque una situación tal que Nikolái Madúrov sea incapaz de controlar y tenga que abdicar terminando con el chavismo en nuestro país. Tenemos la esperanza también, que al igual que el zarismo terminó en el año 17 del siglo pasado, el chavismo también termine en el año 17 de este siglo con la salida del último zar chavista.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2017



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