¿QUE PASÓ Y QUE PASARÁ
EN VENEZUELA?
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Como en otras “Democracias” de la
región los administradores actuales de Venezuela, más allá de sus
particularidades ideológicas y personales, y su origen histórico, buscan
perpetuarse. Para ello, al igual que en otros lugares, sirven las constituyentes,
reformas y otras cosas[1].
En tales perspectivas, lo sucedido el 28 de julio y la terquedad derivada,
sigue las pautas ya resumidas en aquello de “entregar el poder solo a un semejante”. Ello, o está teñido de un descreimiento en la democracia o en las
posibilidades de que los pueblos cambien de posición.
Por lo demás, aquello de que los pueblos no se
equivocan es tan factible como lo de que una madre o un padre no se equivocan.
Los alemanes siguieron a Hitler,
muchos italianos a Mussolini y los rusos a Stalin
y, sin embargo, en este último caso terminaron, en momentos posteriores,
tumbando estatuas de Lenin u odiando
a Trotski (un agudo, culto y
valiente personaje). La administración ha expresado taxativamente que fue ganadora, pero
en el mundo muchos países y personalidades observan.
Como el asunto planteado no sabemos
con plena exactitud en que terminará, se podrá seguir repitiendo la importancia
de la negociación y otros elementos, pero ni la gente ni el mundo son tontos, ni
deja de haber gente que no sabe ni quiere negociar, sino solo vacilar. Partamos
entonces de que la administración, que lleva 25 años en el poder, continuará. Y
dado esto último, no podemos pensar en los desempeños y resultados de la opción
contraria que se plantea ganadora, pues no está en funciones. Hagamos entonces
el siguiente ejercicio: ¿Qué pasará con el país?
Por una parte, la administración bolivariana, siempre ha estado en un arranque como fue en los primeros 5 o 6
años, para después pasar a una etapa de maduración en la segunda mitad, de la
primera década de los dos mil, pero al final de esta etapa murió su líder
fundador, habiendo tenido este y el país el beneficio de altos precios del
petróleo de 2004 al 2014, y presentándose que al final de los 14 años de gobierno
de Hugo Chávez, con planes diversos,
no podían inventariarse grandes logros ni cambios estructurales. Los años de
presidencia de Nicolás Maduro no
pueden catalogarse tampoco como años de grandes logros y cambios estructurales
en la economía en un sentido positivo. En toda la administración ha habido
siempre entonces una especie de ahora sí.
Y son ya 25 años (una generación
propiamente).
Por otra parte, la pregunta que debe hacerse
es ¿qué va a hacer la administración del Presidente Maduro en asuntos como la dolarización informal que se ha
instaurado en el país y de la cual se benefician algunos agentes económicos y
figuras públicas (que, por lo demás, en varios casos, y con pleno derecho, le
brindan expresiones y presencias de apoyo a la administración actual), pero que principalmente ocasiona una
distorsión de precios y salarios relativos? ¿Qué va hacer la administración con
el sistema educativo y de salud que presenta altos deterioros para el sector
menos favorecido en la distribución del ingreso y el cual en oportunidades no
puede cubrir los costos ni siquiera en el área publica?
Por otra parte, todo esto está
relacionado con una manera de ejecutar la política económica que terminó de
instaurarse en el año 2018, donde el ajuste
pasó a recaer por distintas vías en aquellos sectores menos favorecidos en la
distribución del ingreso, que no entienden la economía sino en la figura de un
bolívar deteriorado y un dólar apetecido y que, la administración ha
mantenido contenido en varios momentos (con una política cambiaria basada en
una curiosa “flotación sucia”
mezclada con “saltos de rana”, si es
que puede entenderse de alguna manera). ¿Va a mejorar en el corto plazo, la
administración del Presidente Maduro,
el sistema de remuneraciones donde prima la bonificación del salario? ¿Va a modificar la administración e del Presidente Maduro la obtención de remuneraciones
por bonos que se esperan con salarios altamente deteriorados, incluso con los
bonos? Son varios millones de venezolanos los que, como empleados y pensionados,
dependen del área gubernamental.
Por otra parte, la economía no
mejorará –sino solo muy parcialmente- solamente porque se instrumenten cambios –y
menos aún si son temporales- en el encaje
legal. Existe en Venezuela un problema agudo de falta de recursos de
inversión en el área pública y privada, que están contextualizados en una
economía que ha tenido al Estado/Gobierno
durante cerca de 70 años, como un inversor fundamental y que, hoy, sigue
endeudado y con una problemática fiscal
que varios conocen. La confianza y
los recursos no se han vuelto a sentar
en Venezuela. Cuando eso pase, los primeros que lo sentirán serán los
ciudadanos y allí dejarán de pensar en migrar.
Las cifras oficiales de crecimiento y de otras variables no son determinantes hoy
día para los agentes económicos, en la medida en que no se expresen en formas y
proyectos expansivos en la economía y estos, a su vez, en bienestar para las familias.
Variados países a quienes mejor
remuneran es a sus médicos, jueces o policías. ¿Cuál es la situación de
maestros y profesores, médicos, enfermeras y sanitaristas en la actualidad
venezolana? ¿.Cual es la confianza en el sistema judicial? Allí están partes de
las respuestas sobre la evolución venezolana y las posibilidades de verle
sustancia a las políticas que se ejecutarán.
¿Habrá novedad en ellas o se tratará de lo mismo? ¿Habrá registros públicos y sanciones a manejos
dispendiosos de los dineros del Estado o de los venezolanos?
8 de septiembre de 2024
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1] Impresionante
el reciente proceso de “reforma” Judicial en México. Ver https://letraslibres.com/historia/enrique-krauze-una-nacion-traicionada/.
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