El Capitalismo en el siglo XXI
Así las cosas, los servicios en
el capitalismo contemporáneo son casi el 70% del PIB de las economías
capitalistas de hoy en día (Estados Unidos es el mayor exportador de servicios
modernos y sofisticados)
- JESÚS
E. MAZZEI ALFONZO
18/09/2025 05:01 am
La crisis del coronavirus, con la todavía no finalizada crisis de la pandemia del COVID-19, oficialmente por la OMS, junto con la guerra inacabada de Rusia contra Ucrania y el conflicto bélico entre Israel y Hamas, que ha entrado en una fase muy difícil de prever en su finalización a corto plazo, pesar de la presión internacional, dados los objetivos ilimitados qué busca Israel, tanto desde el punto de vista político y militar aún, en pleno desarrollo que aparentemente será un conflicto de larga duración por lo menos; ya a más de 2 años y medio, de iniciado este conflicto según autoridades militares israelíes.
Son en tal caso entonces, los nubarrones que enfrenta la economía mundial junto
con la aparente debilidad de la economía china dado factores demográficos y la
crisis inmobiliaria, no resuelta del todo, abren una oportunidad para el debate
sobre el futuro del capitalismo y las líneas de política económica a seguir en
el porvenir, sus perspectivas, desde diferentes ángulos, como la ciencia
política, a partir de una visión intertransdisciplinaria, debido a que nos
provee de insumos que nos permiten realizar un acercamiento interesante en
forma preliminar desde la historia que nos da la memoria de los acontecimientos
tanto domésticos como universales, desde el plano filosófico, estudia al hombre
y a la sociedad, desde los principios rectores que moldearon ambos sujetos, en
el plano jurídico, por la implementación que tiene que hacerse de normas, leyes
que tengan cánones de seguridad hacia el futuro dos sectores claves en el
futuro del desarrollo y fortalecimiento de lo que se denomina el desarrollo de
la economía política de este modo de producción y de los sectores que tendrán
que tener más inversión tanto en investigación como en desarrollo y políticas
públicas que fortalezcan la modernización del modo como tal y en particular en
el sector salud y a los gastos sociales en forma general: el farmacéutico y
sanitario, no solamente a Venezuela, donde está en situación precaria sino a
nivel de Europa y América en general.
Pues bien, para algunos especialistas, como la politóloga Alicia González el
año 2024 fue signado por cuatro D: desaceleración, desinflación, deuda y
desglobalización, a esto hay que añadir en esta mitad del año 2025, la
prevalencia de la geopolítica y las guerras tarifarias entre países y regiones
del mundo. Pues bien, incertidumbre y complejidad nos presenta el año que está
en curso rumbo a la finalización del segundo semestre del año.
Sin embargo, la economía estadounidense que es el epicentro del capitalismo,
muestra datos interesantes entrando al año 2024, con signos aparentemente
positivos: el aterrizaje suave de la economía estadounidense, con la inflación
domeñada ha bajado al 3.1% en el año 2023 del 6.5% del año 2022, un consumo que
no decae y un mercado laboral muy resistente, consumo en alza, entre otros
factores que muestran la solidez del capitalismo de ese país con gran
influencia al resto del mundo. Sin embargo, muestra rasgos diferentes en este año
2025 dado el impacto de los efectos políticos de la política arancelaria de la
administración Trump, en el ritmo del comercio mundial, el desempleo en la
economía estadounidense, la inflación y el futuro crecimiento del PIB a nivel
global y de la economía norteamericana.
En el plano gerencial comprensión y estudio más diferenciado y especializado
del estado contemporáneo y en el plano político compuesto por el estudio
teórico y el análisis práctico, de la forma en la comprensión y manejo de los
problemas de implementación de las políticas y estimo, que estamos entrando en
un cambio de época. La literatura y lo expertos, van en esa dirección de la
transdisciplinariedad de los complejos problemas de nuestro tiempo y la visión
amplia que hay que tener para analizarlos hoy en día, sobre todo, los problemas
de la naturaleza, sanitarios, la ética y la moral en la biotecnología, de la
redistribución, desigualdad y crecimiento económico en el seno del capitalismo
contemporáneo, que son problemas políticos concretos del día de hoy y que están
en pleno debate más profundo hoy en día. Aparentemente entramos a un cambio en
el modo de crecimiento del capitalismo de este siglo XXI, casi ingresando a la
tercera década.
En efecto, algunos políticos a lo largo de la historia han enfatizado lo
importante de comprender los fenómenos económicos y algunos economistas así
también, comprender al hecho político, porque ambos se nutren de los mismos
vasos comunicantes por ser ambas ciencias sociales. Al convertir el
comportamiento de los políticos en una variable endógena, la economía política
debe llevar a entender las particularidades de los fenómenos económicos ( grado
e influencia de las empresas, desigualdad, precios, valor, inflación,
intercambio comercial, déficit fiscal, ventajas competitivas y comparativas y
los factores políticos (liderazgo político, partidos políticos, ordenamiento
constitucional, grupos de presión y el entorno internacional) que interactúan
en una economía capitalista.
El índice de Libertad Económica en el Mundo y añadiría yo, pasa por evaluar un
sistema económico más capitalista liberal o de capitalismo de estado más
solidario y fraterno. En ese sentido, siguiendo al académico Juan Carlos
Hidalgo, diseñado originalmente por un grupo de economistas liderado por Milton
Friedman y publicado anualmente por el Fraser Institute de Canadá, identifica
cinco grandes áreas que determinan a mi modo de ver no sólo la libertad
económica de un país, sino del grado o no cuanto capitalista es: 1) tamaño del
Estado, 2) sistema jurídico y derechos de propiedad, 3) solidez de la política
monetaria, 4) libertad de comercio internacional y 5) regulaciones de los
mercados crediticio, laboral y comercial.
Según el estudio del Fraser Institute, en su última versión, todos los países
nórdicos, excepto uno, ocupan posiciones entre las 40 economías más libres del
planeta: Finlandia (7), Dinamarca (14), Suecia (29) y Noruega (31). La
excepción es Islandia, en el lugar 41. En contraposición, solo dos naciones
latinoamericanas están entre las 40 más abiertas y capitalistas del mundo:
Chile (11) y Perú (22). Otros países como Colombia y Brasil ocupan un lugar
destacado, pero, más abajo.
Para los abanderados del liberalismo económico y capitalismo liberal a secas,
el debate sobre la desigualdad en América Latina y otras regiones menos
adelantadas del mundo, presenta un serio reto académico y político: nuestro
énfasis siempre ha sido el combate a la pobreza, no el de la lucha por
sociedades materialmente igualitarias, lo cual es imposible. Siempre y cuando
la gente salga de la miseria y prospere, no debería importarnos que otros
aumenten sus fortunas. Es más, el mismo concepto de “distribución de la
riqueza” nos resulta problemático, ya que da a entender que esta es una
constante que simplemente hay que repartir, no generar.
Ahora bien, qué tipo de capitalismo hay de acuerdo a las reflexiones del Foro
de Davos tenemos tres: el de accionistas, para el cual el principal objetivo de
las empresas es la maximización del beneficio; el capitalismo de Estado
incentivador y promotor, diría yo una reformulación del rol del estado , un
estado subsidiario, que confía en el sector público para manejar la dirección
de la economía, y el stakeholder capitalism, o capitalismo de las
partes interesadas, en el que las empresas son las administradoras de la
sociedad, y para ello deben cumplir una serie de condiciones como pagar un
porcentaje justo y equitativo de impuestos, tolerancia cero frente a la
corrupción, respeto a los derechos humanos en su cadena de suministros globales
o defensa de la competencia en igualdad de condiciones, también cuando operan
dentro de la “economía de plataformas”. Este debe ser el futuro en el que se
desarrolle el capitalismo a mediano y largo plazo. Si no, entraremos en lo que
algunos estudiosos han denominado un modelo tecno autoritario de carácter
político y liberal desde el punto de vista económico, tanto en el epicentro de
la izquierda como de la derecha.
Por ello, para contar con un sólido, robusto y con armazón de ideas puede
ayudarnos a una mejor comprensión de ambas realidades, porque esto nos da una
visión del entorno. Por ello el debate epistemológico de los últimos 30 años ha
girado en torno a una serie de premisas le han abierto otros canales para la
ruta de navegación. Por ello, analizar el capitalismo, el juego de poder a su
interior es fundamental en el siglo XXI, como lo llamó Peter Drucker el
postcapitalismo (podría ser una avanzada economía de servicios, se calcula que
a inicios de la década del 30 el comercio de servicios será de casi el 80% de
la economía mundial impulsado por la digitalización y el desarrollo de la TI’c)
es clave por ello, estudiar sus modos de crecimiento a los largo de la historia
(cambios institucionales de carácter sistémico), contar con instrumentos
analíticos flexibles y eclécticos, abiertos mentalmente en su modo de abordaje,
porque tenemos economías capitalistas con características tan contrastantes
como la China y EE UU, o los países nórdicos, sin embargo, tienen el tronco
común de apoyar a la inversión y tecnología privada, al mercado y su fomento
entre otros factores, que estimulan mayoritariamente el desarrollo de economías
capitalistas hoy en día y, las consecuencias de esta pandemia, repercutirán en
su desarrollo.
Así las cosas, los servicios en el capitalismo contemporáneo son casi el 70%
del PIB de las economías capitalistas de hoy en día (Estados Unidos es el mayor
exportador de servicios modernos y sofisticados). Cuáles son los principales
servicios, primero están los gubernamentales, englobando en ellos los de salud,
educación, seguridad interior y exterior, administración de justicia,
financieros estatales, de comercio exterior, política exterior, entre otros.
Otros, que debemos considerar son los informáticos y telemáticos en diferentes
áreas, de comunicación, transporte de personas y bienes, sean estos aéreos,
marítimos y terrestres, banca y seguros, consultoría e ingeniería,
entretenimiento y esparcimiento, turismo, entre otros. Esto se está dando
gracias a tres revoluciones simultáneas y de efecto a mediano y largo plazo:
cambios en la productividad, en la tecnología y en la administración de las
organizaciones que son el soporte fundamental de la fortaleza del capitalismo a
nivel global, a pesar de vivir un intervalo de reacomodo en estos momentos.
Este fenómeno se da hoy con mayor intensidad porque es propio de la evolución
del sistema capitalista postindustrial, debido a los increíbles cambios
científico-tecnológicos en todos los campos y además, por la evolución de las
modificaciones en la tecnología de la información. Las comunicaciones se han
vuelto instantáneas, el concepto de espacio y tiempo se ha reducido. Con cada
revolución tecnológica y en particular la de los últimos 50 años, se ha
producido no solo una reorganización de estructura productiva, sino también, de
las instituciones gubernamentales, de la sociedad, aunado a un mundo más
articulado e interdependiente que es lo que conocemos como globalización.
En tal sentido, el valor de los productos simbólicos, la producción localizada
en diferentes áreas, con una integración horizontal de las diferentes
organizaciones multinacionales y complejos estatales y no estatales y
empresariales, plantean un sistema internacional con diferencias sustanciales y
se entrelaza con proceso anteriores que son similares, pero diferentes son
ellos: la internalización y la transnacionalización. Esta es la esencia del
nuevo capitalismo que cimenta sus primeros pilares y que avanzará más
profundamente en los próximos años. Induce a pensar en una necesaria
reestructuración del papel y la dimensión del Estado, así como en la
construcción de nuevas instituciones capaces de revitalizar la inversión y
potenciar la acumulación de capacidades tecnológicas internas. Los recursos
disponibles son claramente insuficientes, por lo que se necesita forjar un
nuevo acuerdo social que propicie reformas en los planos fiscal e impositivo
que permitan contar con financiamiento a largo plazo para garantizar un
crecimiento económico equitativo y con mayor inclusión social. Un elemento
central de todo este proceso es que el nuevo acuerdo social debe orientarse
hacia mejorar la gobernabilidad democrática y reducir la brecha entre el
segmento moderno y el segmento que ha quedado rezagado, que se caracteriza por
la pobreza extrema y la exclusión social. Reducir ese dualismo estructural.
Esto nos lleva a reiterar al tema fundamental del papel del Estado en la
economía y el reacomodo del papel del mercado como asignador de recursos, y la
necesidad de nuevos modelos de cooperación entre los sectores público y privado
en ese capitalismo que poco a poco toma cuerpo y forma para los próximo años,
que sean capaces de reducir la brecha de desigualdad que se ha abierto en la
sociedad y abordar el estancamiento de la productividad —que ha perjudicado
gravemente la competitividad de los mercados mundiales—, a la vez que promueven
la transformación a largo plazo de la estructura productiva.
Esto resalta con claridad el papel del Estado que crea nuevas instituciones,
expande el gasto en programas de investigación y desarrollo, financia la
innovación y apoya el desarrollo de capacidades tecnológicas nacionales en
pymes, a la vez que aplica políticas dirigidas a reducir la pobreza y la
exclusión social. Veremos.
jesusmazzei@gmail.com
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