jueves, 11 de diciembre de 2014

¿El alza en los salarios, solución a la inflación? La vigencia de D.F., Maza Zavala

Por Eco. Over Silgado
Maestrante de la Maestría en Economía Internacional

Plantear soluciones ante la eventual crisis por la que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela, con factores altamente incidentes dentro de la toma de decisiones económicas, requiere de una revisión política en cuanto a la teoría de los planteamientos vigentes en la literatura económica.
A propósito de la medida anunciada recientemente por el Ejecutivo Nacional de subir un 15% del salario mínimo legal vigente (SMLV) a los trabajadores y 45% al salario de militares, es conveniente hacerse interrogantes que adecúen una discusión académica ante los posibles escenarios que se plantean, es decir, ¿cómo se protegen los salarios reales de los trabajadores, si no se contrala el fenómeno inflación estructural? ¿Es favorable seguir reinventando la función del consumo marginal para estimular la demanda agregada, sin medir las consecuencias y correctivos macroeconómicos requeridos y sin medida de choque para que no se sigan deteriorando los salarios reales?
No obstante, responder a teles interrogantes merece la atención de un aula experimental que conduzca a la multidisciplinariedad económica y filosófica para suscitar alternativas a la actual crisis. Es preciso entonces teorizar al respecto de las devaluaciones, pues en relación, es benéfica cuando es posible ampliar las exportaciones de bienes sin apreciable elevación de costos, y, sustituir importaciones por producción nacional, lo cual mejora la balanza comercial y permite reconstituir las reservas de divisas del país, así como, impulsar la economía.
Ahora bien, es necesario invocar el pensamiento del Dr. Masa Z., D. a quien se le conmemoró un aniversario más de su partida física de unos de los pensadores celebre de la historia económica venezolana, apasionado por una Venezuela con justo desarrollo, férreo ante su idea, y precursor de un movimiento nacional, pues creía en la convicción de que Venezuela tenía todo el potencial para ser una nación potencia en el cono sur.
D. Maza Zavala, mucho antes de su deceso, mostró siempre una gran preocupación por la pérdida adquisitiva de los salarios reales de los trabajadores venezolanos, pues aunque pensaba que la administración “Bolivariana” estaba cargada de buenas intenciones, pero a su vez, el presidente Hugo Chávez se encontraba rodeado de personas quizás incapaces y carentes de estrategias para avanzar a la realización de la diversificación de la economía, avanzando hacia la industrialización por medio de los ingresos líquidos de la exportación de bienes primarios (Petróleo).
Sin embargo, Maza Zavala, reiteró en varias ocasiones que se hacía indispensable que el Gobierno presentara una política de precios y producción para que se equilibrara la economía a los intereses de los consumidores “regular a cuenta gotas cada artículo no es lo más indicado”, expresó el ex funcionario del Banco Central de Venezuela (BCV) en un artículo del Universal (2010) (http://www.eluniversal.com/2010/04/12/eco_ava_maza-zavala-advierte_12A3726373).

El fenómeno inflación debe ser contrarrestado para lograr en una menor o mayor medida un crecimiento económico sostenido y distributivo, éste como condición indispensable en las medidas adoptadas por el BCV como ente responsable de la estabilidad monetaria del país. No obstante, la vigencia del pensamiento de D. Maza Zavala, aunque quieran archivarlo bajo escombros sollozos, tiene aún más relevancia en el presente, pues en evidencia empírica, las políticas anunciadas por el ejecutivo nacional, realzan la preocupación fundamental de este economista venezolano; “(…) el deterioro del poder de compra de los salarios y otros ingresos nominales fijos (rentas, pensiones, becas, entre otros) en la medida que los precios suben y hay rezagos contractuales o habituales en el ajuste monetario de aquellos ingresos. La caída del ingreso real se pone de relieve en el descenso del nivel y la calidad de vida, que sufre la mayoría social; quienes perciben ingresos variables en dinero (empresarios, intermediarios del mercado, participantes en el mercado financiero, profesionales y técnicos independientes, entre otros), están en mejor posición que  los perceptores de ingresos monetarios fijos para adaptarse en lo posible a las fluctuaciones de los precios”. (Maza Zavala D.F.; Prólogo al libro de Roosevelt Velásquez Un sistema de estabilizadores automáticos para la economía venezolana. El remedio contra la inflación. BCV 2000).
Ante los bajos niveles productivos del sistema económico nacional (diríase una descomposición de los actores económicos intervinientes en los ciclos productivos: capital privado y capital público), existe otro factor determinante en dichos ciclos, es decir, la carencia de credibilidad en cuanto a la política económica que se estructura actualmente. A ello se refiere Ortiz, R., (2014): “Otro ámbito influyente sobre la dinámica de la inflación y las negociaciones de los agentes participantes en la economía es lo que concierne a la propia credibilidad de la política económica que se estructura. Y esto nos brinda una perspectiva de lo que representa la inflación inercial y los comportamientos anticipativos de los agentes económicos (…),la inflación estructural termina presentando, también, la característica de un acoplamiento anticipativo de los agentes económicos buscando protegerse de la alteración de los precios relativos y sus efectos.” (Ver Ortiz Ramírez E. http://www.aporrea.org/actualidad/a195859.html).
Otro hecho fundamental que está intrínsecamente relacionado con el fenómeno que nos ocupa en este artículo, también por D. F. Maza Zavala, tiene que ver con las alzas de las tasas de interés nominales, las cuales generan un recalentamiento económico que conlleva a presiones inflacionarias  y agrava la recesión  productiva que atraviesa el país. Esta combinación es lo que se conoce como estanflación (inflación más recesión económica), anomalía que ha puesto bajo la lupa el modelo socialista del siglo XXI, pues la baja capacidad de maniobra para dar respuesta a los desequilibrios macroeconómicos ha sido insuficientes para atender de manera oportuna el tema tanto inflacionario como la reactivación del aparato productivo nacional, con políticas verdaderamente eficientes y eficaces para subsanar el problema de fondo que se ha generado a través de la historia República: “Parece que lo indicado es un juego de intercambio: una tasa tolerable de inflación y una tasa moderada de crecimiento económico”. (Maza Zavala D.F.; Prólogo al libro de Roosevelt Velásquez Un sistema de estabilizadores automáticos para la economía venezolana. El remedio contra la inflación. BCV, 2000).
La diversificación de la economía, como lo afirmó D. Maza Zavala, permite tener una cierta estabilidad macroeconómica (no en lo absoluto), la independencia del sector petrolero y una gestión fiscal es sin duda una de las condiciones esenciales para generar una estrategia integral que oriente al crecimiento económico del país. A esta condición habría que anexarle que una mayor descentralización y con autonomía local lo suficientemente claro para establecer un mayor desarrollo desde adentro (endógeno), a su  vez permita reducir la presión inflacionaria sin caer en el grave problema de la vieja URSS; la centralización.
Es posible entonces, pensar en una Venezuela con mayor autonomía en sus estados para lograr de manera significativa lo que incansablemente profería Maza Zavala; una nación capaz de responder antes las necesidades del mercado local logrando una mayor diversificación de los principales motores de la economía y terminando por fin de la frase cliché de “sembrar el petróleo”. Por lo tanto es preciso traer algunas de las reflexiones que hizo en su momento D. Maza Zavala:

  • La lucha contra la inflación es no sólo responsabilidad del Banco Central, sino del Estado como un todo y de la sociedad venezolana en última instancia.
  • Es indispensable una estrategia integral orientada hacia el crecimiento con estabilidad y estimo que –no obstante las fluctuaciones del negocio petrolero que en lo esencial escapan a nuestro control– existen las condiciones para una acción estabilizadora, cuyo núcleo, sin duda, es la gestión fiscal, incluida la gestión interna de PDVSA en su calidad de generadora de gasto y de oferta monetaria.
  • La política monetaria no es, ni puede ser, autónoma en su desenvolvimiento, aunque se le atribuyan funciones de mayor alcance.

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