Por
Eco. Over Silgado
Maestrante
de la Maestría en Economía Internacional
Plantear soluciones ante la eventual
crisis por la que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela, con factores
altamente incidentes dentro de la toma de decisiones económicas, requiere de
una revisión política en cuanto a la teoría de los planteamientos vigentes en
la literatura económica.
A propósito de la medida anunciada
recientemente por el Ejecutivo Nacional de subir un 15% del salario mínimo
legal vigente (SMLV) a los trabajadores y 45% al salario de militares, es
conveniente hacerse interrogantes que adecúen una discusión académica ante los
posibles escenarios que se plantean, es decir, ¿cómo se protegen los salarios
reales de los trabajadores, si no se contrala el fenómeno inflación
estructural? ¿Es favorable seguir reinventando la función del consumo marginal
para estimular la demanda agregada, sin medir las consecuencias y correctivos
macroeconómicos requeridos y sin medida de choque para que no se sigan deteriorando
los salarios reales?
No obstante, responder a teles
interrogantes merece la atención de un aula experimental que conduzca a la
multidisciplinariedad económica y filosófica para suscitar alternativas a la
actual crisis. Es preciso entonces teorizar al respecto de las devaluaciones,
pues en relación, es benéfica cuando es posible ampliar las exportaciones de
bienes sin apreciable elevación de costos, y, sustituir importaciones por
producción nacional, lo cual mejora la balanza comercial y permite reconstituir
las reservas de divisas del país, así como, impulsar la economía.
Ahora bien, es necesario invocar el
pensamiento del Dr. Masa Z., D. a quien se le conmemoró un aniversario más de su
partida física de unos de los pensadores celebre de la historia económica
venezolana, apasionado por una Venezuela con justo desarrollo, férreo ante su
idea, y precursor de un movimiento nacional, pues creía en la convicción de que
Venezuela tenía todo el potencial para ser una nación potencia en el cono sur.
D. Maza Zavala, mucho antes de su
deceso, mostró siempre una gran preocupación por la pérdida adquisitiva de los
salarios reales de los trabajadores venezolanos, pues aunque pensaba que la
administración “Bolivariana” estaba cargada de buenas intenciones, pero a su
vez, el presidente Hugo Chávez se encontraba rodeado de personas quizás
incapaces y carentes de estrategias para avanzar a la realización de la
diversificación de la economía, avanzando hacia la industrialización por medio
de los ingresos líquidos de la exportación de bienes primarios (Petróleo).
Sin embargo, Maza Zavala, reiteró en
varias ocasiones que se hacía indispensable que el Gobierno presentara una
política de precios y producción para que se equilibrara la economía a los
intereses de los consumidores “regular a cuenta gotas cada artículo no es lo
más indicado”, expresó el ex funcionario del Banco Central de Venezuela (BCV) en
un artículo del Universal (2010)
(http://www.eluniversal.com/2010/04/12/eco_ava_maza-zavala-advierte_12A3726373).
El fenómeno inflación debe ser
contrarrestado para lograr en una menor o mayor medida un crecimiento económico
sostenido y distributivo, éste como condición indispensable en las medidas
adoptadas por el BCV como ente responsable de la estabilidad monetaria del país.
No obstante, la vigencia del pensamiento de D. Maza Zavala, aunque quieran
archivarlo bajo escombros sollozos, tiene aún más relevancia en el presente,
pues en evidencia empírica, las políticas anunciadas por el ejecutivo nacional,
realzan la preocupación fundamental de este economista venezolano; “(…) el deterioro del poder de compra de los salarios y
otros ingresos nominales fijos (rentas, pensiones, becas, entre otros) en la
medida que los precios suben y hay rezagos contractuales o habituales en el
ajuste monetario de aquellos ingresos. La caída del ingreso real se pone de
relieve en el descenso del nivel y la calidad de vida, que sufre la mayoría
social; quienes perciben ingresos variables en dinero (empresarios,
intermediarios del mercado, participantes en el mercado financiero,
profesionales y técnicos independientes, entre otros), están en mejor posición
que los perceptores de ingresos
monetarios fijos para adaptarse en lo posible a las fluctuaciones de los
precios”. (Maza
Zavala D.F.; Prólogo al libro de Roosevelt Velásquez Un sistema de
estabilizadores automáticos para la economía venezolana. El remedio contra la
inflación. BCV 2000).
Ante los bajos niveles productivos del
sistema económico nacional (diríase una descomposición de los actores económicos
intervinientes en los ciclos productivos: capital privado y capital público),
existe otro factor determinante en dichos ciclos, es decir, la carencia de
credibilidad en cuanto a la política económica que se estructura actualmente. A
ello se refiere Ortiz, R., (2014): “Otro ámbito
influyente sobre la dinámica de la inflación y las negociaciones de los agentes
participantes en la economía es lo que concierne a la propia credibilidad de la
política económica que se estructura. Y esto nos brinda una perspectiva de lo
que representa la inflación inercial y los comportamientos anticipativos de los
agentes económicos (…),la inflación estructural termina presentando, también,
la característica de un acoplamiento anticipativo de los agentes económicos
buscando protegerse de la alteración de los precios relativos y sus efectos.” (Ver Ortiz Ramírez E.
http://www.aporrea.org/actualidad/a195859.html).
Otro hecho fundamental que está
intrínsecamente relacionado con el fenómeno que nos ocupa en este artículo, también
por D. F. Maza Zavala, tiene que ver con las alzas de las tasas de interés
nominales, las cuales generan un recalentamiento económico que conlleva a
presiones inflacionarias y agrava la
recesión productiva que atraviesa el
país. Esta combinación es lo que se conoce como estanflación (inflación más
recesión económica), anomalía que ha puesto bajo la lupa el modelo socialista
del siglo XXI, pues la baja capacidad de maniobra para dar respuesta a los
desequilibrios macroeconómicos ha sido insuficientes para atender de manera
oportuna el tema tanto inflacionario como la reactivación del aparato productivo
nacional, con políticas verdaderamente eficientes y eficaces para subsanar el
problema de fondo que se ha generado a través de la historia República: “Parece que lo indicado es un juego de intercambio: una
tasa tolerable de inflación y una tasa moderada de crecimiento económico”. (Maza Zavala D.F.;
Prólogo al libro de Roosevelt Velásquez Un sistema de estabilizadores
automáticos para la economía venezolana. El remedio contra la inflación. BCV,
2000).
La diversificación de la economía, como
lo afirmó D. Maza Zavala, permite tener una cierta estabilidad macroeconómica
(no en lo absoluto), la independencia del sector petrolero y una gestión fiscal
es sin duda una de las condiciones esenciales para generar una estrategia
integral que oriente al crecimiento económico del país. A esta condición habría
que anexarle que una mayor descentralización y con autonomía local lo
suficientemente claro para establecer un mayor desarrollo desde adentro
(endógeno), a su vez permita reducir la
presión inflacionaria sin caer en el grave problema de la vieja URSS; la
centralización.
Es posible entonces, pensar en una
Venezuela con mayor autonomía en sus estados para lograr de manera
significativa lo que incansablemente profería Maza Zavala; una nación capaz de
responder antes las necesidades del mercado local logrando una mayor
diversificación de los principales motores de la economía y terminando por fin
de la frase cliché de “sembrar el petróleo”. Por lo tanto es preciso traer
algunas de las reflexiones que hizo en su momento D. Maza Zavala:
- La lucha contra la inflación es no sólo
responsabilidad del Banco Central, sino del Estado como un todo y de la
sociedad venezolana en última instancia.
- Es indispensable una estrategia integral orientada
hacia el crecimiento con estabilidad y estimo que –no obstante las
fluctuaciones del negocio petrolero que en lo esencial escapan a nuestro
control– existen las condiciones para una acción estabilizadora, cuyo
núcleo, sin duda, es la gestión fiscal, incluida la gestión interna de PDVSA
en su calidad de generadora de gasto y de oferta monetaria.
- La política monetaria no es, ni puede ser, autónoma
en su desenvolvimiento, aunque se le atribuyan funciones de mayor alcance.
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