Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docente e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global.
Tomado de ucvNoticias
FÉLIX G. ARELLANO*
Las visiones post han logrado un importante auge en las diversas disciplinas sociales, también, y con especial relevancia, en las teorías de las relaciones internacionales, donde los recientes debates conceptuales introducen las visiones de lo post-estatal, post-estructural, post-moderno y post-positivista. Estas novedosas tendencias, muy recurrentes en el discurso, han encontrado en la globalización una fuerza potenciadora de temas, procesos y actores que trascienden las fronteras y limitan la capacidad de acción soberana de los Estados
En este contexto, destacan temas duros como las finanzas, pues los capitales y las inversiones se movilizan en el espacio global; o temas del dominio general como la ecología o los derechos humanos, donde las fronteras pierden sentido. En lo que respecta a los actores, las ONG son la institución privilegiada y, como fuerzas o procesos encontramos la democratización de las relaciones internacionales y la progresiva conformación de una sociedad civil global.
Sobre cada uno de los temas mencionados podríamos desarrollar amplias reflexiones, pero queremos brevemente destacar algunas relaciones entre los grupos políticos radicales, como el proceso bolivariano, y las nuevas tendencias post.
En el proceso bolivariano encontramos en sus inicios una vinculación del discurso oficial con las tendencias post. En efecto, en ese momento en el discurso se ataca la soberanía nacional, entendida como capitalista e imperialista.Se trata de socavar las bases el orden estado céntrico y, como alternativa, se pregona la “diplomacia de los pueblos”, que privilegia lo local, las autoridades provinciales, las asociaciones y grupos políticos regionales; rechazando las formalidades centralizadas en las cancillerías y los gobiernos. Entre las acciones rupturistas del orden estatal destacan organizaciones como las “Casas del ALBA” o de la “Continental Bolivariana”.
El discurso también contempla el rechazo a la democracia representativa y a las instituciones y acuerdos internacionales como imperialistas. Un discurso radical que satanizaba el comercio, la integración y el mercado. En este contexto, el discurso oficial del proceso asume elementos de una visión postestatal, tratando que el discurso contribuya en el objetivo de destruir la institucionalidad capitalista.
Luego, con el tiempo y el deterioro del proceso, se exacerban sus contradicciones y se inicia una nueva fase que también se asocia con las nuevas tendencias post, pero de forma contradictoria. Ahora, preocupado de perpetuarse en el poder, con un talante autoritario y militarista, el proceso retoma el viejo discurso de la soberanía e inicia un ataque tanto a temas de carácter universal como los derechos humanos, como a las ONG como actor internacional.
El proceso bolivariano olvida la dinámica universal de los derechos humanos que no reconoce fronteras ni prescriben.De allí la creciente alerta mundial ante el deterioro de los derechos humanos en Venezuela. Significativa ha sido la decisión del órgano judicial chileno que ha ordenado al ejecutivo de ese país cumplir actuar frente a la situación de los presos políticos venezolanos. Esta postura, rechazada por los defensores radicales de la soberanía nacional, se ubica en avanzada de las nuevas tendencias globales.
Igualmente, el proceso bolivariano prepara otra guerra contra las nuevas tendencias post, al promover un proyecto de Ley de Cooperación Internacional, que busca cercenar la actuación de las ONG críticas. Seguramente, como lo ilustra la historia, será otra batalla perdida.
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