viernes, 24 de febrero de 2023

LA ECONOMIA Y EL BIENESTAR: ENTRE LOS PRECIOS Y LA INDIFERENCIA PARA AUMENTAR SALARIOS.

 

LA ECONOMIA Y EL BIENESTAR: ENTRE LOS PRECIOS Y LA INDIFERENCIA PARA AUMENTAR SALARIOS.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 


Cuesta creerlo, pero es la dura realidad: una administración que iba a transformar y desarrollar el país y cuya “revolución”
 se recordaría por mil años” (Hugo Chávez), ha demostrado una gran indiferencia –sobre todo en los dos últimos lustros- por el ser humano/los trabajadores y su bienestar. No compensa el alto deterioro en el nivel de vida de los trabajadores señalar que la economía comenzó una fase de recuperación; cosa no cierta sino solo para pequeños espacios y áreas vinculadas a sectores relativamente privilegiados (restaurantes, viajes a los Roques, competencias de carros de alta cilindrada o resolución, por mencionar formas de opulencia presentes en la paradójica realidad). Tampoco lo compensa el que se diga que la dolarización ha traído beneficios, pues algunos obreros reciben sueldos en dólares superiores al fácilmente superable salario mínimo (entre cinco y seis dólares).

La dolarización, que no ha sido solución determinante para economías que la hayan asumido (que son pocas y poco determinantes en la economía internacional) y que se ha presentado de manera chucuta e informal en Venezuela, ha generado mayormente espacios de beneficio para sectores vinculados a la administración bolivariana, al manejo de dineros oscuros, y a grupos sociales de por si beneficiados en la distribución del ingreso[1].

La trampa en sentido técnico, en la que se encuentra la economía venezolana, es conceptual y operativa. Del  lado conceptual, la administración del país ha, en la práctica, rechazado la revisión de experiencias internacionales en el tratamiento de políticas antiinflacionarias y, el desiderátum teórico y práctico ha terminado siendo la perspectiva de que todo aumento de salarios es inflacionario. Por otra parte, también se da la excusa de la productividad. Todo aumento también debe estar asociado al aumento de la productividad; esto, independientemente que las  políticas y acciones vayan por caminos diferentes a este último. También está el recurso analítico de que todo control de precios es inflacionario. Realmente es así en Venezuela, y deberían asignárseles nuevas perspectivas al control por el lado de la sociedad civil, en la traza de los consumidores pues, efectivamente, del lado de los productores y comerciantes se tiene un automatismo para que todo aumento de salarios se convierta en un aumento de precios incluso más que proporcional. En tales dimensiones, está la trampa y la sociedad, y los policy makers, si los hubiere, deben pensarlo.

En tales circunstancias, no se aumentan los salarios porque se convertirán en inflación –inflación alta como la actual (39,4% para enero/observatoriodefinanzas.com) o hiperinflación como la recientemente vivida. De estas últimas, quienes más afectados salen son los trabajadores de ingresos fijos y en bolívares  (un kg de café más de trescientos Bs, un kg de queso blanco/calidad aceptable alrededor de 150 Bs con un salario mínimo de 130 Bs/los bonos son circunstanciales, discrecionales u otra cosa). Así, los trabajadores son los que deben esperar el crecimiento de la productividad o ser afectados por una política antiinflacionaria inexistente en un contexto de una dolarización informal que beneficia a los sectores dolarizados y más acomodados y que desata la inflación en dólares. Sin ser ella misma una solución la pregunta siempre será ¿Por qué no dolarizan? Y la respuesta será que determinados agentes económicos y políticos se benefician de tal informalidad en la presentación monetaria de la economía.

Es impresionante que una administración preocupada por el destino y situación de los sectores populares, que son mayoría, haya señalado que en dos o tres meses no habrá aumento salarial con la presencia del hambre en la calle y con los trabajadores públicos de educación salud, y otras áreas, empobrecidos con salarios irrelevantes.

Se trata, entonces, de un ajuste/estabilización (¿?) en base al deterioro del salario real, sin mayores efectos en el crecimiento, pues recuperar una pequeña parte de lo altamente perdido del producto no es precisamente, para celebrar tan efusivamente.  

 

24 de febrero 2023

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

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