PROFESOR EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Al
inicio de la administración bolivariana no parecía existir acuerdo en los
representantes gubernamentales sobre que Venezuela necesitaba desarrollar
nuevas y más exportaciones o también nuevos productos y nuevos mercados. Por
otra parte, algunos mecanismos de útil aplicación como el draw back (o devolución de impuestos) se dinamizaron muy lentamente
-hasta volverse irrelevantes- siendo que, para lograr su adecuada aplicación,
no era necesario que transcurriera un periodo largo de tiempo.
El
resultado global ha sido un proceso de poco desarrollo de las exportaciones no
tradicionales e incluso de retroceso en el sentido de desmejoramiento de
niveles que se habían alcanzado en los años noventa. La economía en los tiempos
de la administración bolivariana ha apuntalado el perfil de exportaciones
petroleras tradicionales. Es de ahí que a pesar de haber un período de relativo
ascenso (dado que en dos años hay disminución) de 1999 a 2005, donde las exportaciones
pasaron de 4.196 a 7.200 millones de $, existe un marcado descenso desde este
último año hasta 2013, donde las mismas sumaron 2.100 millones de $. De 2009 a
2013 las exportaciones nunca alcanzaron los 3.500 millones (ver INE, Venezuela. Entorno económico y social.
Abril 2014). A comienzo de los años noventa una meta a cumplir era tratar de
mantener un nivel de exportaciones no tradicionales que bordease los 7.000
millones de dólares.
Toda la evolución nacional en términos de
desindustrialización y desinversión, así como de problematización en el control
de cambio y el mercado cambiario que, en 2014, alcanza a presentar abiertamente
cuatro tipos de cambio y, correspondientemente, deficiencias e insuficiencias
en el suministro de divisas, son parte del conjunto de elementos determinantes
a considerar en relación a la dinámica de las exportaciones no petroleras, para con ellas acelerar la
expansión, diversificación y modernización de la producción, así como para
resolver a mediano y largo plazo el problema del financiamiento externo del desarrollo, los efectos del rentismo
petrolero y contribuir a elevar los niveles de empleo y bienestar de la
población.
El
fomento de las exportaciones, ha constituido una exitosa vía transitada por los
países más industrializados y los del sudeste asiático. Ha existido, en esos
casos, una relación directa entre las exportaciones y sus efectos expansivos en
la demanda de insumos, empleo y nivel de ingreso; pero también, en la
asimilación de conocimientos, desarrollo de innovaciones, incremento de los
flujos internacionales de capital, mayor productividad y eficiencia y cambios
de actitudes sociales y de las instituciones. Ha sido notable, el rol de las
exportaciones como vía de financiamiento del desarrollo económico, al proporcionar
la capacidad de importación necesaria para lograr una adecuada disponibilidad
de materias primas, equipos y maquinarias de origen extranjero y para ello se
aprovecharon -en el caso de los asiáticos- definidamente políticas
devaluacionistas hasta que, en los años noventa, comenzaron críticas y
evaluaciones diversas por parte de analistas y organismos internacionales.
El caso de Venezuela -durante la
administración bolivariana y varias de las que le preceden en más de dos
décadas- ha sido, en ambas vertientes, incompleto e insuficiente. Durante años
solo existió una relación indirecta entre exportaciones y desarrollo interno a
través de programas de fomento financiados con los recursos provenientes de
las exportaciones de materias primas, escasamente integradas a procesos
internos de producción. La separación, entre la producción dirigida a los
mercados internos y los sectores externos, disminuyó los efectos dinámicos.
El
mantenimiento de un ritmo de crecimiento de las exportaciones no petroleras,
exige la aplicación de medidas coherentes entre sí. Es imprescindible, además,
la estabilidad institucional y política del país. El proceso de la
constituyente de finales de 1999 buscó definir, de manera ideologizada, una
nueva estructura gubernamental y legislativa. Por su parte, los años 2000-2004
transitaron por procesos de inestabilidad institucional y agitación política
que implicaron confrontaciones entre agentes económicos y políticos, con
alteraciones como la crisis política y militar del 11 de abril de 2002. A pesar
de que en 2004 se iniciaron las misiones (salud, vivienda, otras) y ellas
significaron un punto de inflexión relativo en el contexto social de obtención
de ayudas y beneficios para determinados grupos sociales, puede afirmarse que,
con lo visto de 2004 a 2014 en términos políticos, institucionales y
económicos, no es fácil prever que se puedan lograr acuerdos de consenso sobre
los programas, objetivos y políticas en los próximos años en el contexto de la
administración bolivariana.
La estructura educativa venezolana no se ha
adaptado a la velocidad de los cambios tecnológicos y globalización imperantes
en la economía mundial. Ésta, obliga a una formación técnica y profesional que
facilite la flexibilidad y adaptabilidad de los trabajadores, en su más amplio
sentido, a las innovaciones tecnológicas y organizativas. Esto colide con las
inclinaciones de la administración bolivariana en materia educativa, según lo
visto en más de 15 años. Los nuevos mercados exigen, además de esfuerzos en
desarrollo científico y tecnológico, una adecuada formación de recursos humanos (en el caso de Chile, se estima que,
a comienzo de los años setenta, ya contaba con magnitudes importantes de
ingenieros y gerentes formados en Universidades públicas o beneficiarias de
apoyos del Estado) y un monitoreo de
los mercados internacionales.
El
conocimiento de los flujos de demanda y oferta en los mercados mundiales en
cuanto a volumen, calidad, precios, formas de distribución y otros, así como de
diversos indicadores de los aspectos estructurales y coyunturales de la
actividad económica y de los cambios tecnológicos, es una necesidad que el país
debe cubrir a través de sistemas de información que pueden ser desarrollados
por el sector privado y el sector público. Se evidencia la falta de adecuada
información por parte de los productores locales, en elementos como: a)
tecnologías para competir interna o externamente; b) canales de
comercialización y distribución; c) gustos de los consumidores y
particularidades de los productores en posibles mercados.
Las
ventajas competitivas se logran si hay un ambiente económico, institucional y
político que promueva la acumulación de recursos productivos, habilidades y
destrezas en áreas específicas de alta especialización, en las cuales la
presión de la competencia impulse hacia la constante generación de
innovaciones. La existencia de una activa demanda interna (uno de los puntos
débiles de la actualidad venezolana), ampliada por la integración económica, actuaría como fuente cercana de
orientación de los productores para adaptar su oferta a los requerimientos y
especificidades de las necesidades de los clientes y como base de apoyo para la
penetración de otros mercados. Similar función tiene el desarrollo interno de
ramas industriales interconectadas e internacionalmente competitivas, como
abastecedoras de insumos de las empresas exportadoras, que vendrían a
conformar en su conjunto redes con objetivos entrelazados que favorecerían el
desarrollo e intercambio de ideas y esfuerzos de innovación y lo cual está
asociado al impulso de las llamadas hileras
de producción y los clusters. De
todo esto hay ausencia manifiesta, actualmente en Venezuela.
Dentro
de las especificidades nacionales y regionales, existe una mezcla de elementos
en los asuntos tratados. Tal mezcla incorpora lo relativo a tipo de cambio,
competitividad, industrialización y exportaciones. En tal sentido, el ajuste
oportuno del tipo de cambio nominal de acuerdo a la paridad adquisitiva de las
monedas implicadas y la acción coordinada de instrumentos de política comercial
que equilibren los niveles efectivos de los tipos de cambio para importaciones
y exportaciones, forman parte de los pilares de una estrategia de desarrollo
en condiciones de globalización de los mercados. Obviamente en el escenario
venezolano de 2014 esto se hace harto complicado, dada la existencia de cuatro
tipos de cambio ya señalados y las ausencias y desatinos en la elaboración de
la política económica.
@eortizramirez
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