Por
Miguel Sánchez
Maestrante
del Postgrado en
Economía Internacional
Entre
1989 y 1990, cuando cayó el Muro de Berlín y se desvaneció la Unión Soviética,
en este caso el mundo bipolar, la nación euroasiática era la mayor productora
de acero líquido en el mundo con 154 millones toneladas, seguido de Japón con
110 millones toneladas y Estados Unidos con 89 millones. El mundo producía 770
millones de acero líquido en total, según World Steel Association.
Este
status quo cambió radicalmente en 1996 cuando China ejerció el control en la
apertura de su política económica, convirtiéndose de esta forma en la máxima
productora de acero líquido en el mundo con 101 millones de toneladas.
A
partir de este punto de inflexión, la producción de acero crudo, como también
puede ser categorizado, ha crecido 109% a nivel mundial hasta el 2014, gracias
al incremento exponencial de la producción del nuevo gigante asiático, el cual
representó 779 millones de toneladas para el año pasado, lo que indica un
aumento en este período de 18 años del 771%.
China
produce el 48,5% de acero líquido a nivel mundial, y esto ha traído como
consecuencia el dominio total de los distintos mercados del sector extractor,
reductor y transformador. Además de lo planteado, el país asiático despachó 82
millones de toneladas a sus principales clientes en el mundo para el 2014, en
tiempos donde la demanda mundial de acero líquido está en franca reducción.
Esto
ha traído un fuerte debate en la Organización Mundial del Comercio (OMC),
debido a que países como Corea del Sur y Estados Unidos, quienes producen 87 y
66 millones de toneladas de acero líquido anuales respectivamente, reclaman a
través de Hyundai Steel y U.S. Steel Corp un aumento de los aranceles entre 18%
y 33% para la protección de sus industrias siderúrgicas, o de lo contrario
quebrarán.
Asimismo,
estas empresas acusan a China de dominar el comercio deslealmente, uno de los
principios rectores del comercio, ya que su inserción en los mercados se ha
producido con precios por muy debajo a los costos de producción, lo que se
denomina dumping.
En
el caso del Mineral de Hierro, China domina también la producción con mil 330
millones toneladas año para el 2013 de los 3 mil millones que se extrajeron de
las minas, lo que significa un dominio del precio del mineral, ya que su
comercialización de realiza tipo commodities,
y su precio ronda los 140 dólares la
tonelada.
Ante
esto, la tercera mayor productora de mineral de hierro global como es Brasil,
con 400 millones de toneladas año, se resiste a la competencia por tener la
extractora más grande del mundo como es el caso Vale Sociedad Anónima, que para
el año pasado produjo 317 millones de toneladas de mineral de hierro y, además,
se convirtió en la máxima exportadora del mineral, lo que trajo como consecuencia
que el compartimiento de las reglas del mercado cambiara.
La
preponderancia del sector extractor y reductor del hierro-acero en el mundo lo
obtiene China gracias a sus empresas de capital privado, tendencia que se
evidencia también en los demás países productores como Japón, Estados Unidos,
Corea del Sur, India y Brasil, por ello es un desafío la nacionalización de la
mayor empresa siderúrgica en Venezuela, y aún más, con la posibilidad de
entregar la apropiación de los medios de producción a los trabajadores, lo que
representaría un cambio radical de la visión gerencial y administrativa que se
experimenta en las distintas trasnacionales del área.
Asimismo,
la comercialización del mineral de hierro en América Latina, como materia
prima, ha traído como consecuencia la debilidad de las empresas en el sector
transformador, cayendo a la irregularidad de los precios de los commodities y, de esta forma, se ha
creado una fuerte dependencia de las potencias los cuales manejan el mercado.
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