Profesor Pedro Castro Guillen
Son
muchas las oportunidades perdidas por los países de América Latina, debido
fundamentalmente a una debilidad institucional crónica que le ha impedido,
crear un sistema político sólidamente asentado en principios liberales y
democráticos; así como también a dogmatismos ideológicos: teoría de la
dependencia, estatismo económico, que impidieron la construcción de economías
fundamentadas en la primacía del capital y la creatividad empresarial, con lo
que la producción de riqueza y de bienestar paso a depender de las relaciones
licitas o ilícitas de todos los sectores sociales con el estado.
Ahora
nos encontramos de nuevo frente a una nueva coyuntura como resultado de que se
están produciendo fuerte reacomodos a nivel global, el reto se nos presenta en
como insertarnos en esta realidad en transformación.
América
Latina en este Siglo XXI ha estado fuertemente influida por la presencia del
régimen establecido en Venezuela por el Presidente Hugo Chávez, y por su afán
de reproducir un régimen a imitación del régimen castrista cubano. Construyendo
un régimen autoritario de corte militar aun cuando con fachada electoral,
soportado por una inmensa renta petrolera como consecuencia del mayor y más
sostenido aumento del precio del petróleo de todos los tiempos.
Esta
inmensa fortuna ha apoyado a gobiernos de izquierda en su mayoría, aliados al
chavismo en países como Bolivia, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Uruguay, la
Colombia de Santos, Brasil, Honduras, países del Caribe, teniendo su núcleo
duro en el ALBA y creando también organismos regionales al servicio hasta ahora
de la política venezolana como UNASUR, la CELAC, es decir, toda una red para
amplificar y apoyar las posiciones de Venezuela y voltear la mirada frente a
los brotes autoritarios que se vienen produciendo en toda América Latina y
sobre todo frente a los ataques a la libertad de expresión. Toda una
institucionalidad regional financiada por Venezuela construida como un club de
Presidentes con el fin de servir al ocultamiento del preocupante brote de
corrupción ligado a negociados gubernamentales y al tráfico ilícito de
mercancía y dinero que ha penetrado muy profundamente en América latina.
Pero
en los dos últimos años han comenzado a operar cambios significativos asociados
al ámbito venezolano y mundial. Con relación a Venezuela se han producido
cambios dramáticos que afectan de manera radical la experiencia del régimen
chavista, que están asociado a dos hechos: Uno. La muerte del Presidente Chávez
sin dejar un reemplazo político que tenga las competencias y liderazgo para
manejar el archipiélago político que él dirigía como jefe indiscutible. El
poder queda fracturado y debilitado sin una constelación de líderes que puedan
responder eficientemente a las exigentes tareas que impone la nueva situación.
Dos. La baja dramática de los precios del petróleo que junto con la baja de la
producción por la destrucción de PDVSA, han producido una disminución
catastrófica de los ingresos petroleros, máxime si se tiene en cuenta la
minimización de toda otra fuente de producción de renta externa, con lo que el
petróleo proporciona el 96% del ingreso en divisas. Estos dos cambios que eran
base del régimen chavista afectan de manera colosal la posibilidad de maniobra
interna del chavismo. Cosa que notamos en el agravamiento de la crisis
económica y social que se revela en el nivel de inflación más alto del planeta
68,5%, un desabastecimiento de cerca de 70% y unas reservas internacionales exangües,
con un aparato productivo público y
privado en situación agónica, lo que se ha traducido en profundo descontento
social hacia el gobierno y el rechazo a la figura del Presidente Maduro. Y
también, es de esperarse va a afectar la influencia del régimen en la región.
A
nivel mundial se están produciendo cambios de una gran importancia como la
voluntad de Estados Unidos, Europa y sus aliados de contener situaciones de
alto riesgo, produciendo e implementado políticas de carácter diferencial que
eviten o minimicen el conflicto bélico abierto. Es por ello que la baja
espectacular de los precios del petróleo además de ser la consecuencia de la
desaceleración de grandes economías como la China y la Europea, por ejemplo; se
debe igualmente a la voluntad de grandes productores como Arabia saudita de no
apoyar una disminución de la oferta petrolera con el propósito de frenar la
expansión de la tecnología de producción de hidrocarburos constituida por
fracking hidráulico desarrollada por la industria petrolera norteamericana. Que
paradójicamente coincide con la voluntad de EE.UU. de mantener los precios
bajos del petróleo, aunque perjudique su operación del petróleo y gas de
lutitas más costoso. Porque se corresponde con su interés de colocar un dique
de contención a la agresiva política exterior de la Rusia de Putin, que como se
sabe es altamente dependiente de sus exportaciones petroleras. Pero también
para cortar el financiamiento de grupos del fundamentalismo islámico, como
ISIS, AL QAEDA, que se financian con la operación petrolera activa en los
territorios que controlan.
Esta
política diferencial del Presidente Obama, que incluye contención económica en
Rusia para evitar un conflicto bélico abierto o de cortar el suministro
financiero a otros para poder combatirlos y abatirlos en mejores condiciones
como a los radicales yihadistas; también incluye el combate al narco terrorismo
y el blanqueo de dinero asociado con estas actividades, de ahí que estemos
viendo un ataque sistemático a instituciones y países asociados a estas
actividades, como son los casos de la lista Falcciani, el banco HSBC de Suiza,
el Banco Privado de Andorra entre otras instituciones; donde han aparecido
funcionarios y ex funcionarios e instituciones de Venezuela como PDVSA jugando
roles en operaciones oscuras por decir lo menos. También forma parte de toda la
nueva estrategia mundial de Occidente para desmantelar y contener conflictos,
los acuerdos con Irán que permitirán una distención importante de potenciales
conflagraciones.
En
toda esta trama aparece Venezuela como una pieza importante aunque
lamentablemente de una manera negativa. Ya que se señala a importantes
dirigentes y funcionarios y ex funcionarios del régimen como vinculados a una
trama de narcotráfico y lavado de dinero asociado a organizaciones terrorista.
Lo que ha conducido a la Administración Obama, a producir una Orden Ejecutiva
donde Declara la amenaza que Venezuela constituye para sus intereses. Donde se
incluye el deterioro institucional democrático, la sistemática violación de los
Derechos Humanos, presos políticos y la participación de dirigentes chavistas
en la trama del narcoterrorismo y lavado de dinero a favor de organizaciones
señaladas por terrorismo.
La
reacción de los países de América Latina frente a la Orden Ejecutiva ha sido en
un primer momento de solidaridad con el régimen chavista, aunque todavía sea
prematuro para saber cuál será el rumbo que tomará en definitiva.
Esto
también se da en el marco de un giro de la política norteamericana hacia
América Latina, que se emblematiza con la normalización de las relaciones con
Cuba y el ofrecimiento de ayuda a los países del CARICOM frente a la cada vez
mayor imposibilidad de Venezuela de prolongar la asistencia petrolera. Donde
podría estar implicada la voluntad de los EE.UU. de contener la penetración de
China en su patio trasero, eso está por verse en los próximos tiempos.
El
desafío para América Latina es como insertarse frente a estos cambios, que en
nuestra impresión tenderán a consolidarse en el próximo futuro. Si se insistirá
en mantener gobiernos con claros déficits democráticos y economías tuteladas
por el Estado o se abrirán a democracias abiertas con fuerte controles
democráticos, garantías de los derechos políticos, humanos, económicos,
sociales y culturales. Si se construirán economías modernas con predominio del
capital privado y se fortalecerá la creatividad empresarial o seguirá
prevaleciendo la relación clientelar con el Estado, que ha sido la principal
causa del aumento colosal de la corrupción en las esferas gubernamentales y
privadas, que han estallado en los gobiernos de Brasil y Chile por sólo
mencionar dos ejemplos claves.
Si
se privilegiará la relación con China que no conlleva ninguna exigencia en
materia democrática o de respeto a los DD.HH., o a la transparencia en las
relaciones económicas bilaterales, fomentando una relación de asistencia
financiera depredadora, que paradójicamente fue lo que se pretendía combatir
por la izquierda con la denuncia de la teoría de la dependencia. O fortalecemos
las relaciones con los estado Unidos y procuramos y presionamos para que se
elabore de manera conjunta una política amplia en todos los ámbitos que permita
relanzar la relación teniendo en cuenta el desarrollo democrático, el respeto a
los derechos humanos, la libre empresa, el combate de la corrupción, el trafico
de drogas, la persecución del tráfico ilegal de mercancías y dinero; teniendo en
cuenta que América Latina mantiene una fuerte dependencia económica y cultural
con Norteamérica.
Estos
y no otros son los retos de Venezuela y América Latina en los tiempos por
porvenir y de la manera como los enfrentemos dependerá si podemos entrar o no
en una senda irreversible de desarrollo político, económico, social y cultural.
Prof.
Dr. Pedro Vicente Castro Guillen Historiador Economista @perdrovcastrog
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