Tomado de www.prodavinci.com
(Cuadros y gráficos en la edición de prodavinci.com)
Por Ronald Balza Guanipa | 28 de diciembre, 2016
·
email
·
38
El 11 de diciembre de 2016 el
Presidente de la República anunció la súbita anulación de más de 6 millardos de
billetes de 100 bolívares, los de mayor denominación en el cono monetario
disponible en Venezuela. Ello supondría destruir el 77% del efectivo para la
fecha, un 6% de la liquidez monetaria, antes de distribuirse los también
anunciados nuevos billetes de mayor denominación. Como justificación, medios oficiales
declararon la pretensión de debilitar “operaciones
paraeconómicas” en la frontera.
La medida, que se tomó a pesar
de suficientes razones para
no hacerlo, ha dado una oportunidad para observar el comportamiento
del marcador del paralelo en una suerte de inaudito experimento natural.
A las 24 horas del anuncio fue reportada una caída del marcador desde
4.200 bolívares por dólar a 3.570,74 bolívares. A la semana, cuando el
Presidente decidió prorrogar el plazo establecido para la anulación, el
marcador había caído a 2.057,09 bolívares. Miembros del gobierno celebraron el
éxito de “medidas económicas contra las mafias que manipulan el precio del dólar”.
Sin embargo, el 27 de diciembre el marcador había remontado hasta 2.923,54
bolívares por dólar. Conviene examinar la ocurrencia de estos eventos y
sus diversas interpretaciones.
1. Modelos de equilibrio para mercados
paralelos
En un trabajo que acaba
de cumplir 20 años, Steven Kamin y Nita Ghei afirmaron que “donde
existen mercados paralelos para moneda extranjera es natural considerar el tipo
paralelo como un valor aproximado del tipo de cambio de equilibrio, puesto que
es fijado directamente por el mercado”. Construyeron un modelo con dos
requerimientos: por un lado, la igualación de la oferta de dólares
(provenientes de exportaciones de bienes) y la demanda de dólares (destinados a
importaciones). Por otro, la distribución de dólares y moneda nacional en el
portafolio del sector privado según una composición “deseada”, dependiente de
la tasa esperada de depreciación del paralelo. Suponiendo que el gobierno
fijase arbitrariamente un tipo de cambio controlado, el paralelo sería de
“equilibrio” (así como la cantidad de dólares mantenida por el sector privado)
si ambos requerimientos fuesen satisfechos a la vez. Unos años antes, Ricardo Hausmann había propuesto un modelo similar para
una economía petrolera, incluyendo explícitamente vínculos entre el déficit fiscal
y la emisión monetaria. El paralelo (aunque no su tasa esperada de
depreciación) también se contaba como una de las variables explicadas por el
modelo.
Recientemente, Valerie Cerra publicó en un Working
Paper del Fondo Monetario Internacional un “Modelo de
Venezuela” con un propósito parecido. En él sugiere que “cuando una pequeña
proporción de las transacciones en moneda extranjera fluye a través del mercado
negro, su tasa refleja los precios en el mercado de bienes más distorsionado
(es decir, del subconjunto de bienes sujeto a los mayores márgenes sobre sus
precios internacionales)”. También sugiere que “el incentivo para mantener
dólares [en el portafolio] refleja expectativas de mayores tasas de inflación y
tipos de mercado negro en el futuro, a su vez explicadas por la expectativa de
una caída… En la provisión de moneda extranjera para importaciones”.
Hay al menos tres elementos
resaltantes en estos modelos. El primero, que sólo consideran dos países,
siendo uno pequeño e incapaz de afectar al otro. Por eso sólo hay dos monedas
(el bolívar y el dólar) y, para cada bien, dos precios (el distorsionado y el “internacional”). El segundo, que cada
país se considera homogéneo, sin particularidades locales relevantes. El
tercero, que el paralelo se determina como parte de un “equilibrio de mercado”,
independientemente de su método de cálculo. Por tales elementos, estos modelos
pueden dejar sin respuesta preguntas relevantes para el caso venezolano de
nuestros días: ¿cuál es el papel del peso colombiano? ¿Son relevantes las
transacciones fronterizas para determinar un marcador con impacto nacional?
¿Tiene alguna importancia que el marcador del paralelo sea publicado por una
única empresa, que se atribuye el conocimiento del mercado y la divulgación
desinteresada de sus hallazgos?
2. Equilibrio y medición
Carmen Reinhart y Miguel
Ángel Santos expresaron en bolívares la deuda pública externa
venezolana desde 1982 hasta 2013, utilizando dos series de tipo de cambio: la
oficial y la “del mercado paralelo”. Luego de una unificación cambiaria, el
tipo resultante sería un promedio de oficial y paralelo, los importadores y
productores podrían transferir a los precios sus “incertidumbres”, la inflación
saltaría y con ella el Producto Interno Bruto (PIB) nominal y la nueva relación
deuda/PIB podría acercarse más a la calculada con el tipo oficial que con el
paralelo.
Esta importante conclusión pone el acento en el efecto que podría tener
el paralelo sobre las decisiones de los agentes y sus registros contables, sin
explicar cómo es el “mercado” donde se ha determinado tal paralelo. Este tipo
es tratado como un dato y no como una incógnita. Es por esto que vale
preguntarse en qué sentido la serie denominada “tipo de cambio del mercado
paralelo” mide una misma variable entre 1982 y 2013. Para cada persona u
organización podría haber sido lo mejor aceptar como “paralelo” dicha cifra, si
las demás personas y organizaciones hicieran lo mismo. En tal caso, aceptar el
“paralelo” en cada momento habría sido algo así como una estrategia óptima en
un equilibrio de Nash. Pero esto no bastaría para asegurar que tal “paralelo”
se determinó como parte de un equilibrio, en el sentido propuesto por Hausmann,
Kamin y Ghei o Cerra. Por colocar un ejemplo tomado de la microeconomía: que
consumidores y empresas actúen como precio aceptantes es una condición
necesaria para determinar precios de equilibrio en competencia perfecta. Pero
no es la única condición. Los precios sólo son de equilibrio si se igualan
simultáneamente la oferta y la demanda de cada bien, definidas a partir de
decisiones óptimas individuales. La distinción es importante. La serie del
paralelo (relacionada con el tipo oficial y otras variables) utilizada por
Reinhart y Santos podría explicar comportamientos similares de productores,
importadores y consumidores entre 1982 y 2013. Sin embargo, es posible que los
comportamientos de estos agentes (y otros cambios aparentemente relacionados)
no explicasen ni dirección ni magnitud de las variaciones del paralelo.
Es relevante conocer el método de
cálculo del paralelo en cada momento y sus propios determinantes, en lugar de
atribuir su valor a un mercado con características no verificables. Un ejemplo
de la importancia de hacerlo lo ofrece la reciente multa impuesta por la Comisión de Competencia suiza contra
varios bancos acusados de cartelizarse para incidir en el
cálculo de las tasas Euribor, Libor y Tibor y coordinar sus estrategias
comerciales y de precios entre septiembre de 2005 y mayo de 2008. No todos los
“mercados” son iguales, ni actúan con las mismas reglas.
Es frecuente atribuir las variaciones
del paralelo en Venezuela, tanto en dirección como en magnitud, a cambios en la
liquidez monetaria, el déficit fiscal, el régimen de cambios oficial, las
reservas internacionales, las expectativas políticas y los precios del
petróleo, entre otras variables. Explicaciones relevantes, que reconocen las
deficiencias del método de cálculo, han sido ofrecidas en artículos y
entrevistas por Pedro Palma, Miguel Ángel Santos, Orlando Ochoa, Leonardo Vera, Tamara Herrera, José Guerra, Omar Zambrano, Ricardo Penfold, Luis Oliveros, Luis Vicente León, Asdrúbal Oliveros y Pilar Navarro, por citar a unos pocos. A continuación propongo considerar el mismo
problema de un modo alternativo:
1. Al hacer imposible el acceso no
arbitrario a dólares oficiales, el gobierno creó un vacío de información que
debía llenarse con algún marcador del paralelo. No todos los marcadores
responderían del mismo modo a cambios en las variables explicativas
habitualmente consideradas.
2. La aceptación generalizada de
un marcador como “tasa de mercado”, independientemente de cómo se le calculara,
incidiría sobre las decisiones de todos los que necesitaran información. Por
decirlo de algún modo, aunque aceptar un marcador del paralelo fuese la mejor
respuesta de todos los interesados y condujese a un equilibrio de Nash, el
marcador en sí mismo no necesariamente tendría que equilibrar un mercado de
divisas, relacionado con importaciones, exportaciones y portafolios.
3. El vacío informativo creó
incentivos para ofrecer un marcador del paralelo. Quien lo llenase dispondría
de un mecanismo útil para incidir directamente, y en su propio interés, sobre
el valor del paralelo. Por esta razón podría descartarse que tal vacío se
llenase espontáneamente, y que el marcador no pudiera ser utilizado para
influir sobre la política económica antes, durante y después de una posible
unificación cambiaria.
Desde 2010 DolarToday llena un vacío
informativo en Venezuela. La actualización y divulgación inmediata de sus
cifras le ha permitido establecerse como referencia principal del paralelo (incluso para los gobernantes), a pesar de cambios notables en
sus fuentes y métodos de cálculo y de la existencia de inconsistencias conceptuales en sus sucesivas
definiciones.
3. Tres mercados y ninguno de dólares
en Venezuela
Actualmente Dólar Today reporta, entre otros valores de referencia, el
“Dólar Today” y el dólar “Cúcuta”. Según su página, al menos entre el 7 y el 27
de diciembre de 2016, el primero “corresponde a las operaciones privadas
realizadas en Venezuela (Caracas principalmente)”, y se obtiene “utilizando un
algoritmo propietario [sic] que analiza (y compara) información suministrada a
Dólar Today sobre el comportamiento del paralelo en mesas de dinero y
promediando la información de oferta que publican usuarios en las distintas
redes sociales”. El segundo “se basa en el cambio fronterizo que se realiza en
la ciudad de Cúcuta… para operaciones realizadas EXCLUSIVAMENTE VIA TRANSFERENCIA
BANCARIA [mayúsculas en el original]”.
Dólar Today se ha presentado a sí
misma como un “termómetro” que divulga información pública, fácilmente
verificable, que ni determina el tipo de cambio ni vende divisas. Sin embargo,
la información “privada” utilizada para calcular el Dólar Today no es publicada
ni referida en la página. Y la supuestamente aprovechada para calcular el Dólar
Cúcuta no coincide con información pública disponible. A pesar de que (según el
gobernador del Táchira), el Banco de la República de Colombia tiene 12 casas de cambio legales en
Cúcuta y mil 998 operadores cambiarios, y además funcionan más de mil 200
ilegales, DólarToday afirma que “la cotización del peso con respecto
al dólar en casas de cambio puede ser corroborada independientemente con tan
solo hacer una llamada telefónica a cualquier casa de cambio en Cúcuta”. La
consulta de páginas web, sin embargo, evidencia diferencias
significativas entre fuentes independientes y cifras publicadas por Dólar Today.
Registros diarios de @Movicambios y @bolivarcucuta,
por ejemplo, pueden conseguirse en Twitter: precios de compra y venta, en
efectivo y por depósitos (o transferencias) de bolívares por dólares, bolívares
por pesos y pesos por dólares, además de otras monedas y metales preciosos. Es
posible que las cotizaciones en distintas casas de cambio no coincidan,
teniendo en cuenta la oferta y la demanda de cada activo en cada
establecimiento y el efecto de la competencia (o las regulaciones) sobre el
margen de intermediación aplicado en cada uno. Como se nos invita a elegir
“cualquier casa de cambio” para corroborar las cifras de Dólar Today,
comparemos la información que suministró entre el 7 y el 27 de diciembre de
2016 con la publicada por @Movicambios.
Entre el 7 y el 14 de diciembre, el
Dólar Cúcuta superó entre 17% y 20% el precio de venta por depósitos de
@Movicambios, y entre 39% y 49% el precio de compra. La caída registrada por
Dólar Today no ocurrió en @Movicambios: sólo el viernes 17 los precios para
transacciones en efectivo cayeron sustancialmente, mientras los precios por
depósitos variaron menos. En cuanto a los montos transados, el martes 13 @Movicambios informó que
“las Casas de Cambio no están negociando efectivo, en su mayoría, de ninguna
denominación. Recomendamos acatar instrucciones de gobierno”. Las transacciones
con efectivo durante la semana fueron “mínimas”.
La estabilización del tipo de cambio
nominal en Colombia durante 2016 contribuyó a estabilizar el precio en
bolívares de un dólar vendido por @Movicambios. El Banco de la República explica el efecto sobre el mercado
cambiario colombiano de las habituales variables económicas. Las cifras de la
balanza de pagos “muestran que el déficit en la cuenta corriente ha seguido
corrigiéndose. A junio fue equivalente a 4,8% del PIB semestral, lo que
representa una disminución de 1,5 pp [puntos porcentuales] frente al observado
en igual período de 2015… [P]ara todo el año se prevé un déficit de 4,7% del
PIB, menor en 1,8 pp al del año anterior y en 0,6 pp a lo proyectado un
trimestre atrás. Para 2017, el déficit externo se estima en torno al 3,7% del
PIB. Este ajuste, que en gran parte refleja la desaceleración de la demanda
interna, se ha dado en un contexto externo caracterizado por: i) unos términos
de intercambio que se han recuperado frente a los mínimos alcanzados a
comienzos de año, pero que permanecen en niveles bajos, ii) una amplia liquidez
internacional, que ha implicado un bajo costo del financiamiento externo, a
pesar de algunos aumentos en la prima de riesgo del país frente al promedio de
2015, y iii) una demanda externa débil y menor que la proyectada”. Conviene
insistir en que las variables consideradas no explican la oferta y demanda de
dólares en Venezuela, sino en Colombia.
Hasta ahora hemos observado el
comportamiento diario de dos mercados en los que participa @Movicambios:
bolívares por dólares en Cúcuta y pesos por dólares en Cúcuta. El tercero es el
de pesos por bolívares. El precio del bolívar en efectivo, pagado en pesos, fue
el único que se incrementó significativamente (y sólo el viernes 17 de diciembre). El marcador
del paralelo en Venezuela no debió caer con la anulación del billete de 100 bolívares,
suponiendo que el grueso de operaciones
vía mercado paralelo no se hacen en efectivo. Los registros de
“cualquier casa de cambio en Cúcuta” lo confirman. Sin embargo, la vinculación
que Dólar Today hizo de sus cifras con las casas de cambio merece un comentario
adicional.
4. Un mercado de pesos por bolívares en
Cúcuta
Las casas de cambio no son nuevas en las fronteras. Ni de Venezuela ni
de los países del mundo que mantienen relaciones comerciales o turísticas con
sus vecinos o con los habitantes de otros países. En cifras compiladas por los
“profesionales del cambio” en Cúcuta entre 1961 y 2013 pueden observarse
notables variaciones en el tipo de cambio fronterizo. Entre 1961 y 1982 el
bolívar (fuerte) se encareció sostenidamente, pasando de 2.000 a 17.000 pesos,
aproximadamente. Luego, cayó. Entre 1991 y 1996 pasó de 10.000 a 2.000 pesos
por bolívar, aproximadamente, recuperándose levemente hasta 2001, cuando continuó
su caída hasta rondar un peso por bolívar en nuestros días.
No es lugar para examinar con detalle
esta serie. Sin embargo, conviene notar una probable diferencia con la del
paralelo utilizada por Carmen Reinhart y Miguel
Ángel Santos: esta tuvo que construirse a partir de distintas
referencias (bonos Brady, ADR CANTV, deuda pública y las utilizadas por Dólar
Today, por ejemplo), pudiendo reunirse bajo un sólo nombre una colección de
variables diferentes, cada una con determinantes específicos. Es posible que,
por el contrario, la serie de tipos de cambio en la frontera sí haya respondido
a los mismos determinantes: los que afectan importaciones, exportaciones y portafolio
locales.
Los determinantes locales responden, por supuesto, a otros nacionales e
internacionales. Comencemos por los últimos: en 2007 las exportaciones de
Colombia hacia Venezuela representaron cerca del 18% de sus exportaciones
totales. Desde 2011 habían caído por debajo de un 4% del total.
Las compras legales desde Venezuela a Colombia continuaron superando las
hechas en dirección contraria, reduciéndose la brecha entre 2008 y 2010 y luego
entre 2013 y 2016. Durante el mismo período, el precio del bolívar en pesos
cayó sostenidamente en Cúcuta, acelerando desde 2012.
El vínculo entre las tres series es sugerente, pero no concluyente.
Aunque las cifras de comercio internacional se presentan en dólares, se
desconoce cuánto fue vendido o comprado en bolívares, pesos y dólares, y cuánto
en efectivo, por transferencias o a crédito. Sin embargo, el deterioro de las
relaciones comerciales formales entre ambos países, a nivel nacional y
regional, pudo tener efecto sobre la cotización del bolívar por pesos en la
frontera. La demanda nominal de bolívares para comprar productos en Venezuela
pudo crecer menos que la demanda nominal de pesos para comprarlos en Colombia.
Esta idea puede apoyarse en el examen de cifras recopiladas en la Región
Nororiente de Colombia, compuesta por los departamentos de Arauca, Boyacá,
Santander y Norte de Santander, donde se ubica la ciudad de Cúcuta.
En parte como consecuencia del cierre y reapertura de la frontera, las
importaciones colombianas de la región Nororiental desde Venezuela cayeron
durante 2015 y 2016 todos los trimestres con respecto al trimestre del año
anterior, mientras que las importaciones venezolanas desde la región
Nororiental cayeron menos que proporcionalmente casi todos los trimestres e
incluso crecieron el tercero de 2016.
Menos del 1% de las importaciones hechas por la Región Nororiental
fueron compradas en Venezuela desde el IV trimestre de 2015. Las exportaciones
hechas hacia Venezuela crecieron desde el 1% del total regional el mismo
trimestre hasta 4% el III de 2016. La Región ha vendido a Venezuela más de lo
que le compra, en términos relativos y absolutos. Esta situación, agravada por
el control de precios de productos vendidos en bolívares, la existencia de una
economía subterránea y el crecimiento acelerado de la oferta nominal de
bolívares en Venezuela, sustancialmente superior al registrado en Colombia, es
consistente con la pérdida de valor del bolívar a cambio de pesos en Cúcuta.
5. Bajando el Dólar Cúcuta sin aumentar
la oferta de dólares en Venezuela
El gobernador del Táchira ha
atribuido a operaciones comerciales y financieras fronterizas la pérdida de
valor del bolívar. Para contrarrestarlas, propuso: instalar estaciones de servicio (dos en Ureña y una en San Antonio)
operadas conjuntamente por empresas colombianas y PDVSA para vender a
conductores colombianos combustibles en pesos o en dólares,
utilizando tarjetas prepago “manejadas por las casas de cambio o los operadores
cambiarios o la banca pública y privada”. También propuso establecer “una oficina permanente del
BCV [Banco Central de Venezuela], del Ministerio de Finanzas y de la
Superintendencia de Bancos (Sudeban) para la estabilización de la economía en
la entidad”, siendo la primera tarea de la sede del BCV asegurar que los
“residentes puedan cambiar sus billetes de 100 bolívares” en la entidad. Por
último, abrir casas de cambio “en la frontera con Colombia dentro
del territorio de Venezuela, específicamente en San Antonio del Táchira, Ureña,
San Cristóbal y en cualquier capital de Venezuela [para el] canje de los pesos
colombianos a bolívar venezolano y del bolívar a otras monedas, tales como:
euro, dólar americano, libra esterlina, peso colombiano, soles”. Estas casas se
establecerían “a fin de combatir la devaluación del bolívar en la frontera [pagando] el
verdadero valor del peso colombiano en territorio”. Según el gobernador,
con estas medidas se impediría una operación de multiplicación de bolívares
realizada en el mercado negro por compradores de dólares con bolívares, de
pesos con dólares y, nuevamente, de bolívares con pesos. En esta “bicicleta
cambiaria”, según Pasqualina Curcio, el Banco de la República de Colombia
habría participado comprando 2 millardos de billetes de 100 bolívares “que, o
siguen en el BRC, o por el volumen debieron llevarlos a otros depósitos, quizás
suizos, o simplemente le dieron otro uso, como por ejemplo ‘papel para elaborar
billetes’, por lo que así, quizás, fueron vendidos”.
Las medidas y el diagnóstico del
gobernador no se detienen en la relación entre la demanda nominal de dinero y
el control de precios en Venezuela. Vender combustibles y otros bienes a
precios significativamente menores a los de Cúcuta creó y sigue creando
oportunidades de enriquecimiento que no involucran directamente la compra de
dólares: los bolívares compran bienes que pueden venderse en pesos,
convertibles a su vez en bolívares destinados a la misma operación. Elevar el
precio de los bienes bastaría para incrementar la demanda nominal de bolívares
a ambos lados de la frontera. Para no incrementarlos súbitamente por encima de
un umbral por determinar, el BCV habría podido comprar por un tiempo sus
propios bolívares a cambio de pesos en las casas de cambio de Cúcuta, en una
operación muy parecida a la defensa de un tipo de cambio fijo luego de una
expansión monetaria. Ambas medidas podrían encarecer el bolívar en la frontera si se
incrementa su demanda más que su oferta. Este efecto, que podría
lograrse sin resolver problemas estructurales, habría podido generar
expectativas favorables al comienzo de un programa coherente de creación de un
mercado ordenado de divisas.
Instalar casas de cambio en Venezuela en medio de un control de cambios
luce sorprendente e inútil. Vender la gasolina en dólares o pesos no
incrementaría la demanda de bolívares. Reducir la oferta de dinero retirando
los billetes de 100 bolívares en lugar de incrementar la demanda podría bajar
el paralelo, pero a elevados costos de confianza que empeorarían las
expectativas. Y, hecho el experimento, el precio del dólar en bolívares no bajó
en @Movicambios tanto como en Dólar Today.
El golpe que los gobernantes dijeron
querer asestar a las casas de cambio fue recibido por la población más
vulnerable de Venezuela. Si otras casas respondieron como @Movicambios, es
posible que no sufriesen las mayores pérdidas, ni las más duraderas. Si el
billete de 100 bolívares tenía fecha de vencimiento, y se esperan nuevos
billetes de mayor denominación, bastaría con interrumpir temporalmente las
mayores operaciones de intermediación y cobrar un margen mayor por operaciones
pequeñas de alto riesgo. Las pérdidas serían sufridas por oferentes y
demandantes de efectivo en la frontera: comerciantes y
consumidores con intereses del lado venezolano sufrirían las mayores
consecuencias aún cuando no hubiesen sido sometidos a las violencias del
saqueo.
Los presuntos mafiosos dedicados a falsificar dólares
pudieron hacer mayores ganancias al convertir los billetes de 100
bolívares en papel de reciclaje potencialmente más barato. Y la caída del
marcador de Dólar Today pudo generar lucrativas oportunidades para comprar
dólares “baratos” a quien tuviese que venderlos urgentemente, necesitando
compensar la pérdida de sus billetes de 100 bolívares en un mes de pagos
especiales. Mientras no ingresaran los billetes de mayor denominación y se
revirtiese la única causa aparente de la caída de Dólar Today, esta sólo
golpearía a quien obligatoriamente tuviese que vender, fuese mafioso o no,
viviese en la frontera o no, dólares al marcador del paralelo.
6. Y entonces, ¿por qué bajó el
paralelo?
Una respuesta tentativa, que luego
rebatiremos, no recurrirá a las explicaciones de Dólar Today ni a la existencia
de un supuesto “mercado” paralelo con determinantes bien identificados, puesto
que ambas vías fueron descartadas previamente. Utilicemos para comenzar una
feliz expresión de Luis Carlos Díaz: el anuncio dio una oportunidad
para “aprender por las malas la diferencia entre dinero y billetes”. Sólo con
un anuncio, el gobierno redujo a la vez la oferta de dinero y la demanda de
billetes de 100 bolívares. El gobernador del Táchira aportaría evidencia anecdótica, afirmando al
día siguiente que “los narcotraficantes… están vendiendo un billete de 100
bolívares en 70, pero hace unas horas lo compraban en 120”. Sin embargo, el
anuncio no pudo reducir la demanda de dinero en la misma magnitud: todos no
intentarían depositarlos en bancos o podrían convertirlos de inmediato en
bienes o servicios. Quienes debían hacer pagos en efectivo (por ejemplo
jornales, transporte, gasolina, reparaciones mecánicas o domésticas, deudas y
compra de divisas) querrían cambiar sus billetes de 100 bolívares (los de mayor
denominación en un país que requería los
de 5.000 bolívares desde mayo de 2016) por otros de menor
denominación, que representaban menos del 23% del efectivo disponible. Sería de
esperar que el billete de 100 bolívares se aceptase por menos de su valor
facial, pero también que el billete de 50 bolívares se aceptase por más.
Este efecto podría observarse en todo el país, para distintos tipos de
transacción, incluyendo compra de cualquier divisa pagada en efectivo. Si la
demanda de bolívares superaba a la oferta, el precio del bolívar debía subir y
el marcador del paralelo debía caer, tanto en pesos como en dólares.
Esta explicación causal es plausible,
pero puede ser errónea. La teoría de la
atribución estudia cómo una explicación ilusoria puede resultar
del proceso que lleva a un individuo a sentir “que sus creencias y juicios son
verídicos”, y que puede responder una pregunta sobre su mundo que comience con
un ¿por qué? Por interesarse en ellas, entre otras cosas, Daniel Kahnemann
recibió el Premio Nobel de Economía en 2002. Al presentar para la ocasión su
propio trabajo (con Amos Tversky y otros) se refirió a un proceso heurístico
que denominó “sustitución de atributos”, por el cual “personas confrontadas
con una pregunta difícil algunas veces responden en su lugar una más fácil”. El
proceso genera una ilusión cognitiva en la cual un atributo es transformado (is mapped onto) a la escala de otro sin que el
individuo, normalmente, se dé cuenta de tal sustitución. Un caso particular es
la heurística de la disponibilidad: un individuo podría considerar más probable
un evento si algunos ejemplos de él le “vienen a la mente” (le son accesibles)
con mayor facilidad que otros.
La pregunta que habría que responder
primero no es ¿por qué cayó el paralelo?, sino ¿cómo se determina el paralelo?
Independientemente de que todos los interesados acepten el paralelo para sus
transacciones, habría que responder si las interacciones de todos lo
determinan, o si lo determina un cartel o un monopolio, y si hay algunas
restricciones para su determinación. Aceptar a priori, como un
resultado “de mercado”, la dirección y magnitud de los cambios del paralelo y
luego intentar explicarlos puede llevarnos a racionalizar, inadvertidamente,
intervenciones oportunistas sobre su marcador. En palabras de Ronald Coase, Premio Nobel de Economía 1991:
“Es innegable que la microeconomía
es… un estudio de la determinación de precios y productos, [por lo que] algunas
veces se le llama teoría de precios. [Es por esto que sorprende que en su
corriente principal] la empresa y el mercado aparezcan por sus nombres pero
carezcan por completo de sustancia”: la empresa descrita como una “caja negra”
y el mercado “descuidado (neglect) o, más
específicamente, los arreglos institucionales que gobiernan el proceso de
intercambio”
Dólar Today es una empresa, y su
producto suele ser aceptado como un “precio de mercado”. Alfredo Serrano en
su Manual de Tonterías y Pasqualina Curcio en un complemento reciente le
atribuyen fines políticos ajenos a comportamientos económicos (comentario para
el que no necesitaron las cifras que el BCV cumple un año sin publicar), pero
pasan por alto el carácter político y económico de imponer controles de precios
y de cambios, los incentivos políticos y económicos para mantenerlos en
beneficio de unos grupos de interés y los efectos económicos y políticos que
favorecerlos tiene sobre el resto de los grupos relacionados con el país.
También, curiosamente, omiten los propios intereses económicos de una única
empresa con el poder de señalar unilateralmente uno de los precios más
importantes en cualquier país del mundo.
Para quienes creemos necesario levantar los controles de cambios y de precios es
indispensable considerar cuidadosamente el funcionamiento que atribuimos a los
mercados de bienes y activos, incluyendo divisas. Además de las teorías de
la atribución se han propuesto teorías atributivas: las primeras,
interesadas en las relaciones entre atribuciones (interpretaciones o causas
percibidas) y antecedentes (información, creencias, motivación). Las segundas,
en las relaciones entre atribuciones y consecuencias (comportamiento, afecto,
expectativas). Es muy peligroso atribuir a los mercados las capacidades de
decidir, castigar o desconfiar, de observar como individuos racionales y
eficientes los desastres causados por los controles, prestos a llenar
espontáneamente y de inmediato los vacíos que deje el levantamiento de los
controles, incluso de haberlos llenado ya, funcionando libremente como mercados
paralelos. Coase, quien recibió el Nobel mientras varios países de Europa del
Este comenzaban a abandonar el comunismo, hizo una advertencia a sus asesores: a estos países “se les
aconseja moverse hacia una economía de mercado, y sus dirigentes desean
hacerlo, pero sin las instituciones apropiadas ninguna economía de mercado con
algún significado es posible”. Esta advertencia también vale para nosotros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario