MÉXICO: EL ANTIGUO MEJOR ALUMNO DEL FMI
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Con la expresión usada en esta nota
se ubicaba a México a inicio de los años
noventa del siglo XX. México, en particular, a pesar de esta expresión, dio
paso a la crisis del efecto tequila,
unos doce años después de haber tenido la crisis de imposibilidad de pagos (o default) de deuda externa del año 1982.
En el caso de la crisis del año 1994, se requirieron gestiones del FMI que
alcanzaron sumas de más de 40.000 millones de $ de préstamos, apoyos y
facilidades para canalizar la estabilización del país. En esos momentos de antes
de la crisis de los noventa, algunos en Venezuela pensaban que los mexicanos, o
su gobierno, lo estaban haciendo muy bien -pues tenían procesos de apertura en curso
desde esas fechas, los cuales venían siendo ejecutados estrictamente con normas
y condicionalidades del FMI- y nosotros mal. Por otra parte, indudablemente que
fue México parte de las referencias fundamentales, para la campaña de consejos
y recomendaciones en América Latina, asociadas a la edición y difusión de la
obra Hacia
una renovación del crecimiento económico de América Latina[1]
-a mediados de los ochenta- y que algunos terminaron interpretando como una estrategia
para pagar la deuda externa o un conjunto de recomendaciones que pecaban de
economicismo o no tomaban en consideración criterios de economía política.
Después de más de 30 años de los
episodios de los ochenta, y de más de veinte de no haberse solucionado aquellos
en los noventa, México alcanza hoy día a tener 24 años como miembro de la OCDE[2],
sin haber cumplido el proyecto de convertirse en un país del primer mundo[3],
puesto que mantiene numerosos problemas y de que el llamado Pacto por México[4],
de inicios de la década en curso tiene mucho todavía por ejecutar en medidas y
áreas y alcanzar en resultados. Más aun, se añade el cognomento que le adjudicó
el propio y notable Carlos Fuentes
al ubicar su nación como una narconación[5],
donde los problemas consustanciales a la expresión son un problema
estructural.
En México, la inflación se ha controlado (al menos a partir de los 2000) pero la informalidad es alta pudiéndose destacar que de las 54.590.773 personas (2018 1T) ubicados como trabajadores mexicanos (población económicamente activa), la Tasa de informalidad laboral se ubica 56.8 % de la población de 15 años y más, un 27.2 % de la misma se ubicaría como ocupada, con un 6.8 % de la Población colocada como subocupada (y los restantes millones serían empleos eventuales)[6].
La migración hacia el norte,
adicionalmente, es un fenómeno interminable, que acumuló desde hace tiempo ya
más de 25 millones de mexicanos en los EEUU -algunos estiman, también desde
hace años, en más de 34 millones la población de origen mexicano residente en
tal país[7]-,
y que genera las mayores divisas en la región por concepto de remesas.
Viendo, por otra parte, los
acumulados de la evolución de su ingreso per cápita, a lo sumo, de una manera
muy gruesa, ha alcanzado a un tercio del
ingreso p/c de aquella nación (medido por PPC 2005). Debe señalarse que el
crecimiento del ingreso per cápita se presentó con una tasa anual de 0.6% entre
1980 e inicios de la década actual, resultado muy por debajo de lo visto en
otras naciones de las llamadas emergentes[8].
Por otra parte, el país que inició,
con su crisis del 82, la correspondiente crisis de la deuda en América Latina y
con ello se revelaron las secuelas, articulaciones y derivaciones para la
llamada década perdida (de los ochentas), ha persistido en el problema de la deuda
referida. Así, para los registros recientes de CEPAL, México se presenta con
crecimiento continuo desde 2008 en su deuda externa bruta, y para 2017 presenta
un total de 323,423 millones de $ por este concepto[9].
Adicionalmente a lo señalado, México
tiene los retos asociados a las posibilidades de que corrientes políticas
izquierdistas/populistas en su territorio puedan alcanzar espacios de poder
–como es el caso de ganar las elecciones del próximo 1 de julio- y conducir esa
nación a los derroteros de fracaso hacia los cuales fueron conducidas otras
naciones, varias de las cuales se encuentran en caminos de rectificación[10].
Pero también presenta las presiones que le ha planteado la administración Trump
sobre la construcción o no del muro de contención de los migrantes y la
peregrina idea de que lo pagase México, pero más aún las posibles
reconsideraciones del lado estadounidense en cuanto al TLCAN (o NAFTA) y que ha
implicado ya conversaciones/negociaciones en curso, que han terminado en la
práctica estancándose ante las presiones estadounidenses y las diferentes
posiciones de Canadá y México[11].
En el caso de las reformas planteadas
en el Pacto por México, un buen
resumen de tareas y desafíos abarcan ideas como que: “El paquete de reformas
tiene lugar en un periodo en que México se enfrenta a adversidades externas, en
particular la disminución de los precios del petróleo y el anuncio del
endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos. …Para ello será
necesario contar con un fuerte compromiso político y que se fortalezca aún más
la capacidad administrativa. A futuro, las reformas complementarias podrían ir
más lejos, para resolver los cuellos de botella estructurales que persistan… La
percepción generalizada de corrupción, la gobernanza administrativa endeble y
una insuficiente aplicación de las leyes constituyen problemas serios que
desalientan la inversión y promueven la informalidad. El sistema de justicia,
deficiente y lento, no contribuye a abordar de manera adecuada los problemas de
seguridad que el país afronta. En el sector agrícola, las restricciones del uso
de la tierra y la estructura de los subsidios derivan en ineficiencia” (OCDE, ob. Cit.).
Son innegables los éxitos mexicanos
en la industrialización, a pesar de
siempre haber sido su sustitución de importaciones un terreno lleno de
polémicas sobre la eficiencia en el uso y la generación de las divisas entre
otros elementos. De la misma manera, los tiene de tiempo atrás en el impulso y desarrollo
de exportaciones y comercio exterior; que lo ubica como el principal exportador
desde la región; así como también los tiene en el manejo de ciertos elementos
de la tecnología y la difusión de la información (a pesar del bajo porcentaje
de inversión en el área, comparado con otros países o miembros de OCDE), pero
algunas de sus políticas merecen evaluaciones profundas en gasto y eficiencia
del mismo así como lo atinente a las privatizaciones y a la facilidad y
conjunto de justificaciones que usaron gobiernos y funcionarios. Pero también
de importancia, son los problemas de seguridad pública y política que ocasiona
asesinatos de periodistas y candidatos políticos, e igualmente la difícil y
estructurada área de la economía política de la droga que ha pasado a
influenciar y controlar distintos espacios de la nación.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
Obra de B. Balassa, Gerardo Bueno. P. P. Kuczinsky y M H Simonsen; patrocinada
por el Instituto de Economía Internacional, El Colegio de México y la Fundación
Getulio Vargas.
[2]
Ingresó el 18 de mayo de 1994. En un balance hecho en alrededor de los 20 años
del ingreso se expresaba entre otros numerosos problemas: “A lo largo de estas
casi dos décadas de reunirse con representantes de países desarrollados y de
asistir a múltiples encuentros sobre diferentes problemáticas, la situación en
México no es la mejor de los 34 países miembros del organismo, incluso ha
quedado en los últimos lugares en cuanto a desarrollo, educación y bienestar
infantil, entre otros. En 2010 nuestro país se colocó en la última posición de los
miembros de la OCDE en cuanto a bienestar infantil. En el estudio “Haciendo lo
mejor para los niños” este organismo empleó seis indicadores para
calificar el bienestar infantil: bienestar material, vivienda y medio ambiente,
bienestar educativo, salud y seguridad, conductas riesgosas y calidad en la
vida escolar. En ninguno de ellos México superó la posición 26 de los 30 países
calificados entonces. Al siguiente año, México fue calificado como el más
corrupto y el menos transparente de los miembros de la OCDE. En un informe de
septiembre de 2012, el organismo internacional encabezado por el mexicano José
Ángel Gurría, reconoció la ejecución de programas para combatir la pobreza y la
desigualdad, pero al mismo tiempo estableció que desde hace aproximadamente un
lustro comenzó a incrementarse la proporción de la población mexicana que vive
en condiciones de pobreza al pasar de 35 a 46 por ciento (es decir, 52 millones
de mexicanos). Esta situación de pobreza se refleja en distintos indicadores:
México tiene una mortalidad infantil tres veces mayor que el promedio de la
OCDE, y registra un índice de analfabetismo superior al promedio de los países
miembros. Además, posee el mayor índice de pobreza infantil después de Israel
(el promedio es uno por cada ocho niños y en México el dato es uno por cada
cuatro)” (ver Por Redacción/Sin Embargo, Sección de Revista http://www.sinembargo.mx/18-05-2013/623114).
[3]
También Venezuela en la administración bolivariana -en su versión Hugo Chávez o
Nicolás Maduro- ha planteado querer ser un país
del primer mundo, país de clase media y más repetidamente un país potencia. De todo esto se aleja,
indudablemente, cada día más (Ver Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/35137452/_DE_QU%C3%89_SE_ALEJA_Y_A_QUE_SE_ACERCA_VENEZUELA_Un_enfoque_desde_las_perspectivas_del_desarrollo).
[4]
Se trata de un paquete de reformas estructurales aceptado por los tres
principales partidlos políticos del país.
[5]
Puede verse C Fuentes, La voluntad y la
fortuna, Ed. Alfaguara 2008.
[6]
Estos datos son de INEGI. Instituto
Nacional de Estadística y Geografía. Aunque observamos diferencias entre unas
fuentes y otras, las tendencias fundamentales se mantienen http://www.beta.inegi.org.mx. Puede
verse también Cifras para la economía
mexicana al cierre del 2017, Gustavo Puente E. 9 enero 2018 http://pulsoslp.com.mx.
[8]
OCDE. Estudios económicos de la OCDE.
MËXICO. Enero 2015. También puede señalarse que en los últimos 15 años el PIB
ha crecido con un promedio de 2,4%, en los últimos 10 con 2,1% y en los últimos
5 con 2,7% (ver Puente, cit.).
[9] En un contexto donde la relación Deuda externa
bruta total/exportaciones de bienes y servicios alcanzó para toda la región a 161,7% en 2017 y la
relación Deuda externa bruta total/PIB se ubicó en38,6% para el mismo año, es
pertinente destacar también la evolución de la deuda de Brasil, que creció
continuamente del 2008 al 2014, estancándose relativamente en los tres últimos
años para alcanzar un nivel de 667,763 millones de $ para 2017; CEPAL, Balance Preliminar de las economías de
América latina y el caribe 2017. Este monto de la deuda brasileña era el
que correspondía a toda la deuda del mundo en desarrollo en los años ochenta.
[10]
No precisamente Venezuela, quien ha pasado a desempeñarse como un destacado
ejecutor de las políticas populistas derivadas ahora del izquierdismo fracasado
de América Latina, visto a la luz de sus ejecutoria en momentos y espacios de
gobierno.
[11]
En Mayo la presidencia Mexicana a través de su vocero manifestó -ante amenazas
de la administración Trump sobre la posibilidad de fijar aranceles en el área
automotriz-: “México no va a negociar a base de presiones, México tiene muy
claro lo que es conveniente y lo que no es conveniente, no nos vamos a
precipitar”; “De llegar a un acuerdo,
será aquel que realmente beneficie a México. Si no existen esas condiciones,
México no va a avanzar” https://noticieros.televisa.com
24 de mayo de 2018.
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