Robótica,
robots y humanos: el flujo incesante de la tecnología.
El
desarrollo tecnológico más aventajado de nuestros días tomó el liderazgo de la
economía globalizada, y le ha impuesto una dinámica intensa, significativa e irrefrenable.
La tecnología es el factor que define la fuerza y el dominio de las naciones,
su categoría y posicionamiento.
Y
quién más robots tiene, más competitivos es.
En
ese accionar es que se definen los tiempos modernos.
Atrás
quedaron los robots de ciencia ficción, las leyes de Issac Asimov para
controlar las máquinas inteligentes, o los aparatos torpes moviéndose de un
lado a otro sin una adecuada coordinación.
Ahora
son los drones, robots inteligentes para los hogares, vehículos autónomos, los
dispositivos empleados en la industria automotriz o la electrónica, quienes
imponen su huella en los mercados, las instituciones y en la vida misma de los
ciudadanos.
Para
muestra un botón: en importantes ferias del mundo industrializado[1] ya ha sido exhibido “Cainiao
G Plus”, de la poderosa empresa multinacional china Alibaba, que puede entregar
pedidos a domicilio; o los robots conectados de mayor precisión y autonomía
como “Spoon”, “Alice” o “Heasy” programados para ejecutar tareas más adaptadas y similares al comportamiento humano; el
artefacto (un brazo robotizado) para ensayar diferentes tipos de maquillaje de
Doreal, o “Pazzi”, el robot autónomo de Ekim que prepara pizzas de buena
calidad; para sólo mencionar algunas de las novedades tecnológicas más
impactantes de la actualidad.
Ello
sirve también para ilustrar el avance de la Robótica, entendida como el
conjunto de tecnologías que permiten la automatización de determinadas tareas, y
su rol en una amplia gama de sectores y actividades. Para la RAE, la robótica
es “una técnica que aplica la informática al diseño y empleo de aparatos que, en
sustitución de personas, realizan operaciones o trabajos, por lo general en
instalaciones industriales”[2]. O en un sentido más
científico, “es la rama de la Ingeniería mecatrónica, de la Ingeniería eléctrica, de la Ingeniería electrónica, de la Ingeniería mecánica, de la Ingeniería biomédica y de las ciencias de la computación que
se ocupa del diseño, construcción, operación, disposición estructural, manufactura y aplicación de
los robots” [3].
Como
parte de ese modo de accionar, los robots desempeñan un rol preponderante y
peculiar. Basta con hacerse una pregunta sencilla y demostrativa: ¿cuantos
robots hay hoy en día en el mundo entero?
Los
datos van y vienen.
En
un artículo de la BBC de marzo 2017, según informaciones suministradas a ese
diario por la Federación Internacional de Robótica (IFR en inglés), “se
registraron 1,63 millones de robots funcionando por todo el mundo”[4].
World
Economic Forum estima que en el 2018 se
incorporarán 1.8 millones de robots en
la industria automotriz mundial [5].
La
densidad de la población robótica, según la IFR es como sigue [6]:
- Corea del Sur. 531 robots por cada 10.000
empleados
- Singapur. 398 robots por cada 10.000
empleados
- Japón. 305 robots por cada 10.000
empleados
- Alemania. 301 robots por cada 10.000
empleados
- Suecia. 212 robots por cada 10.000
empleados
- Taiwán. 190 robots por cada 10.000
empleados
- Dinamarca. 188 robots por cada 10.000
empleados
- EEUU. 176 robots por cada 10.000
empleados
- Bélgica. 169 robots por cada 10.000
empleados
- Italia. 106 robots por cada 10.000
empleados
En
estudios pormenorizados que ha elaborado la International Federation Robotic (IFR) en años reciente, se precisa[7] que los sectores que más
atrajeron robots fueron la industria automotriz (35%) y el sector eléctrico/electrónico (31% del total )
en 2016.
En
el ranking de los mercados de mayor crecimiento despunta la región asiática, le
siguen Europa con un crecimiento de alrededor del 12% y América en tercer lugar con un aumento
estimado en el 8%.
Clasificadas
por países, un 74% de las ventas de robots se concentró en China, Corea del
Sur, Japón, Estados Unidos y Alemania. El liderazgo chino resulta notable con
una participación de 30% en el suministro total en 2016, Corea del Sur tuvo un
mayor desarrollo en el sector eléctrico/electrónico y consolidó su posición
secundaria, y Japón se afianzó en el tercer lugar con un 10% de crecimiento en
2016. Detrás siguen Estados Unidos y Alemania.
Este
panorama, muy somero por cierto, deja pendientes los asuntos relativos al
impacto que ocasiona esta población de robots, nueva y creciente, en el mundo
global. Empleo, Productividad, Plataformas Tecnológicas e Inteligencia
Artificial (Machine Learning) representan lo más adelantado del desarrollo
tecnológico actual en la economía productiva internacional.
Ciertamente,
la automatización de los procesos empresariales resulta cada vez más
generalizada e indetenible, tal como ha sido resaltado en el Informe Deloitte 2017[8], así como en otras
investigaciones sobre la materia.
Son
procesos liderados por las organizaciones transnacionales y los gobiernos de
mayor visión estratégica, en los que se constata directamente el comportamiento
del factor trabajo, y el de otras variables productivas; suscitando cada vez
mayores interrogantes e inquietudes sobre un tema de tanta repercusión en el futuro
de los pueblos.
No
hacen falta muchos ejemplos. Los despidos de trabajadores para ser reemplazados
por robots y demás tecnologías aumentan cada vez más, así como la incorporación
de cierta categoría de empleados en funciones de apoyo a las máquinas
adquiridas para ser acopladas a los procesos productivos. También es verdad lo
contrario, es decir, las dificultades que enfrentan las máquinas inteligentes
en adaptarse a los cambios necesarios para operar en ambientes laborales
exigentes.
En el muy reconocido análisis “THE FUTURE OF
EMPLOYMENT: HOW SUSCEPTIBLE ARE JOBS TO COMPUTERISATION? de Carl Benedikt Frey
y Michael A. Osborne, publicado en septiembre de 2013, se afirma que el 47% de los trabajos pueden ser
automatizados, siendo los más vulnerables:
Ventas y afines, Trabajo de oficina y apoyo administrativo, Servicios y
Producción. Y los menos vulnerables :
Educación, Legal, Servicio Comunitario, Artes y Medios, Cuidado de la Salud y
Medicina, Computación, Ciencias e Ingenierías, Gestión, Negocios y Finanzas [9]. En esa clasificación se asientan
como muy difícil de sustituir: Terapeutas
Recreativos, Supervisores de mecánicos, instaladores y
reparadores, Directores de Administración de Emergencias, Trabajadores
Sociales de Salud Mental y abuso de sustancias, Terapeutas
Ocupacionales, Ortopedistas y Protésicos, Asistentes
Sociales de la Salud, Cirujanos Orales y Maxilofaciales, Supervisores
de Bomberos, Dietistas y Nutricionistas, Gerentes
de Hospedaje, Coreógrafos, Ingenieros
de Ventas, Médicos y Cirujanos. Y los muy fáciles de sustituir son: Auxiliar
de Oficina, Agente de Bolsa / Corretaje, Agente de Reclamo y Procesamiento de
Seguros, Ensambladores y ajustadores de dispositivos de tiempo, Capturista de
Datos, Técnico de Biblioteca, Auxiliar de apertura de cuentas, Empleado de
procesos fotográficos y operador de máquinas de procesamiento, Auxiliar de
impuestos, Agente de Carga y Envíos, Reparadores de Relojes, Suscriptores de
Seguros, Técnicos Matemáticos y Costureras.
Desde entonces las cosas han
seguido su ritmo intenso y desenfrenado.
Y entre los muy fáciles de sustituir, según esa
nomenclatura, podemos resaltar las actividades vinculadas a las
finanzas, inmersas en lo que puede calificarse como una verdadera transición
virtual: la banca de las emociones, la Big Data y la Inteligencia Artificial
marcan la pauta en los avances tecnológicos bancarios de los últimos años.
Los comportamientos y las motivaciones
de los clientes son el eje alrededor del cual se determinan las tecnologías
bancarias inmediatas y futuras. En ello los robots juegan un papel decisivo.
Almacenar, manejar y direccionar el volumen inmenso de informaciones para detectar
las preferencias de los consumidores es una tarea decisiva para los intereses y
la competitividad en el sector bancario. Se trata, en fin de cuentas, de
prestar asistencia integral e individualizada que permita definir acciones
financieras efectivas y, en esa misma dirección, interpretar el conjunto de
datos que den respuesta a las exigencias
y expectativas de los clientes en el marco de mercados cada vez más complejos y
concurridos.
Ello se verifica en que, de manera
creciente, los servicios digitales avanzan y se asocian con la Fintech para
fortalecer y ampliar los Robo-Advisors, los gestores automatizados y otras
tecnologías en curso[10].
Sin duda que habrá una sustitución
creciente de trabajadores en esta contextualidad, aunque resulta harto difícil cuantificarlo.
Desde el punto de vista cualitativo las relaciones personales parecieran ser
insustituibles, pero la precisión y la capacidad en el tratamiento de la
información por parte de los robots en las finanzas será cada vez más efectiva
y competente.
Siguiendo ese criterio
calificativo, vale la pena invocar el Test de Turing o la prueba del “computing machinery and
intelligence”, quién propuso desde inicios de la década de los cincuenta, una
interrogante que sigue teniendo todavía primera importancia: ¿pueden pensar las
máquinas?, o como se formuló posteriormente: ¿Existirán computadoras digitales
imaginables que tengan un buen desempeño en el juego de imitación?, junto a
otras variantes que de allí han surgido, y revelan la importancia que tiene contrastar
las capacidades cognitivas de los humanos con las máquinas.
Retomando el punto del
impacto de las nuevas tecnologías en la productividad humana y sobre la inteligencia
artificial, consideramos necesario intentar precisar la relación trabajo/tecnología/capital.
La International Federation Robotic (IFR), varias veces referida en
párrafos anteriores, afirma que el “aumento de una unidad
en la densidad robótica (número de robots por millón de horas trabajadas) se
asocia con un 0,04% en la productividad laboral ” [11].
El Instituto Mundial McKinsey prevé por su parte que
“hasta la mitad del crecimiento total de la productividad necesario para
asegurar un crecimiento del PIB del 2,8% durante los próximos 50 años será
impulsado por la automatización”[12].
Ello nos remite a una controvertida discusión entre
los defensores de los avances tecnológicos y aquellos que cuestionan su
desarrollo.
Los que apoyan los adelantos tecnológicos
consideran que sirven sobre todo para aumentar la productividad, y,
consecuentemente, el producto que puede alcanzarse por cada trabajador. Más
allá de los llamados costos transicionales – empleos que se vuelven obsoletos-
el resultado se traduce a la larga en una elevación del nivel de vida. Todo esto,
en fin de cuentas conduce a considerar como positivo el impacto de la
tecnología en el rendimiento de los trabajadores, su capacidad de consumo y,
por esa vía, el aumento de cierto tipo de oferta laboral. En la acera opuesta, Freeman
Richard entre otros[13],
resalta el aumento de la desigualdad como consecuencia de la evolución
tecnológica, la disminución de puestos de trabajo en el desempeño de tareas
rutinarias o la reducción de los sueldos relativos de los trabajadores menos
calificados.
En vista de ello, bien vale la pena preguntarse si
nos estamos aproximando a un sistema económico dónde el capital físico
representado por los robots es un nuevo tipo de capital que sirve de apoyo y
sustento al esfuerzo productivo de los trabajadores. Si los trabajadores pueden
ser perfectamente sustituidos por los robots tendríamos un resultado en dos
direcciones distintas. El primero sería que con una mayor cantidad de robots
como la que hemos planteado en párrafos anteriores, tendríamos un producto por
persona más cuantioso pero, simultáneamente, una mayor desigualdad, pues ante
una mayor oferta efectiva de trabajadores porque hay más robots para trabajar,
la rebaja de sueldos y salarios sería el impacto más previsible. Asimismo, al
ampliarse las posibilidades de que se incremente la inversión en robots, ello
conllevaría a un desplazamiento de inversionistas hacia ese sector y la
disminución de lo que podría llamarse el capital tradicional en equipos y
maquinarias.
Para mencionar una
investigación suficientemente acreditada, en el estudio “Evolución del tejido español de 2006 a 2014”, la productividad
media por empleado en España aumentó un 14% de 2006 a 2014, debido más que todo
a una mayor disminución de los puestos de trabajo antes que a la facturación de
las empresas. Aunque esa variación fue diferente según los sectores económicos
analizados, vale resaltar que, simultáneamente, ”el empleo cayó en un 21% en este tiempo, con una pérdida neta de
casi 1.900.000 empleos”[14].
Esa
y otras referencias dejan muy claro que productividad, resultados empresariales
y avances tecnológicos están todavía en una etapa de transición y de desenlaces impredecibles.
A
este respecto nos parece oportuno recordar las valoraciones de diciembre de
2012 del New York Times, en un lúcido artículo con la firma de Primero, las computadoras se volverán más baratas con el
tiempo. El trabajo digital será más
barato que el trabajo humano no solo en los Estados Unidos y otros países ricos,
sino también en lugares como China y la India. La
deslocalización es solo una estación de camino en el camino hacia la
automatización. En segundo lugar, las
tecnologías seguirán siendo más potentes y adquirirán habilidades y capacidades
más avanzadas. Ya pueden conducir automóviles,
comprender y producir un discurso humano natural, escribir prosa limpia y
vencer al mejor Jeopardy humano. El progreso
digital ha sorprendido a mucha gente, y todavía no hemos visto nada. Las computadoras robustas, los programadores inteligentes y
los macrodatos son una combinación potente, y no están ni cerca de terminarse[15].
Y ya
andamos bastante más allá.
Bill
Gates (fundador de Microsoft) propuso meses atrás que los robots paguen
impuestos, y que esos impuestos se apliquen a mejorar a los más desfavorecidos
de la sociedad[16].
El Parlamento europeo también se ocupa de ello y ha solicitado a la Comisión
Europea los lineamientos necesarios a este respecto. También se plantea, por
esos lados, el diseño de una personalidad jurídica para los robots, e incluso se
perfila cuál debe ser la ética en el reino de la inteligencia artificial.
Y
vienen tiempos de mayor automatización de sistemas y de procesos.
En
el proverbial estilo del doctor Hiroshi
Ishiguro, Director del Laboratorio de Robótica Inteligente de Japón, ello
quiere decir que: (los robots) "podrán aprender cualquier cosa
porque son ordenadores, podrán acceder a su propia intranet y tendrán una memoria
inigualable. Serán además, personalizables, todo dependerá de la programación
que su propietario quiera darle”. Y concluye H. Ishiguro con esta frase concisa
y premonitoria : (ya se dispone de la) “ la
tecnología necesaria para alcanzar una sociedad de robots”[17].
[1]
La muy reciente –mayo de
2018- Viva Tech (Paris), es una clara
evidencia de los avances en esta
materia. https://www.usine-digitale.fr/article/spoon-alice-heasy-3-robots-interactifs-reperes-a-viva-tech.N699109 Consultada el 05/06/2018.
[4]
Seitz, Max. “Qué países tienen más robots en sus
fábricas y cuán cierto es que nos están robando los puestos de trabajo”. http://www.bbc.com/mundo/noticias-39267567 Consultado el 16/05/2018.
[5] Arreola-Rosales, J. (Executive, Investment Banking, GF Inburs), 24 mar 2017. “¿Los robots ocuparán mi empleo? En https://www.weforum.org Consultado el 08/06/2018.
[6]
Datos del 27/01/2018, tomados del
artículo “Población robótica: la clave para la automatización de la industria”,
publicado en https://oasys-sw.com/poblacion-robotica-clave-automatizacion-industr consultada el 03/06/2018.
[7]
Informaciones tomadas del “Executivy
Summary World Robotics 2017 Industrial Robots” de la International
Federation of Robotics (IFR). Veáse: https://ifr.org/.
Consultado el 05/06/2018.
[8] “The
robots are ready. Are you? Untapped
advantage in your digital workforce” https://www2.deloitte.com/uk/.../the-robots-are-ready-are-you.ht. Consultado el 05/06/2018.
[9]
En el siguiente link se
puede encontrar el archivo en pdf. https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/.../The_Future_of_Employme..
Consultado
el 09/06/2018.
[10] “Fintech
es un término compuesto que viene del inglés y que sale de unir la primera
sílaba de las palabras Finance y
Technology, es decir, es una
palabra que surge de la unión de dos y que aglutina a todas aquellas empresas de servicios financieros que utilizan
la última tecnología existente para poder ofrecer productos y servicios
financieros innovadores”. Veáse: https://www.crowdlending.es/blog/que-es-fintech
Consultada el 13/06/2018.
[13] Freeman, Richard. “Who Owns the Robots Rules
the World”. En:
https://scholar.harvard.edu/freeman/publications/who-owns-robots-rules-world Consultada
el 18/06/2018.
[14] Ariño, Miguel Angel. “Evolución
del tejido empresarial español de 2006 a 2014”.2017. Puede bajarse en archivo
pdf en http://www.ieseinsight.com/doc.aspx?id=2011&ar=6&idioma=1&_ga=2.18258
consultado el 18/06/2018.
[15] “Jobs, Productivity and the
Great Decoupling”. https://www.nytimes.com/2012/12/12/opinion/global/jobs-prod Consultada el 15/06/2018.
[16]
“Por qué Bill Gates quiere que los robots paguen
impuestos”. Veáse: http://www.bbc.com/mundo/noticias-39032015 Consultada el 02/06/2018.
[17] Guillén,
Beatriz.” En poco años no podremos
distinguir entre robots y humanos”. En: https://elpais.com
(27 sept. 2016).
Consultada el 06/06/2018.
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