NUESTRAS INHOSPITAS
DEMOCRACIAS. O una de las grandes faltas para el desarrollo.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Referirse a la región no le permite a
uno igualar las condiciones de la democracia o la economía como si todos los
países fuesen iguales. No. Nuestras naciones son suficientemente diferentes y
no tomar en cuenta tales diferencias fue una de las deficiencias de numerosos
análisis realizados durante el primado -en algunos ambientes- de la teoría de
la dependencia, el antiimperialismo y algunas perspectivas estructuralistas,
pero también del propio neoliberalismo y recomendaciones de políticas de
organismos internacionales[1],
y ello es y seguirá siendo polémico. Quiere decir que la expresión América
Latina, como espacio de naciones con
iguales condiciones, es de observarla con reserva. Esta nota remite a aquellas naciones –o algunas de ellas- que
se presentan como socialistas o auténticas democracias populares, pero son genuinas
tiranías, dictaduras o falsas democracias.
En los años sesenta y setenta,
líderes de izquierda hablaban de construir verdaderas democracias
partiendo del concepto fundamental de
que democracia es la soberanía que
ejerce el pueblo. ¿Qué tipo de desarrollo y democracia ha construido parte
de la izquierda victoriosa y más radical en la región? Dentro de las
restricciones de la nota, veamos tres casos.
En primer lugar, Nicaragua. Al considerar 2015/2017, solo en el último año supera
los 4.000 millones de $ por concepto de exportaciones (CEPAL, Balance preliminar… 2017). Sigue
entonces, después de numerosos años de sandinismo I y II, siendo una economía
pequeña y de pocas perspectivas en magnitudes de comercio y desarrollo de la
competitividad. Esto, aunque es de destacar que, desde 2010 hasta 2017, la tasa
anual de variación del producto interno bruto superó en todos los años el 4%. Pero
puede observarse cómo, en el año 2016, le ingresaron tan solo 860 millones de $
por concepto de Inversión Extranjera (representa alrededor de 1/3 de lo
ingresado a Costa Rica el mismo año) (ver CEPAL, ob. Cit.). Visto por el lado del salario mínimo para 2018, se trata
de “…Nicaragua donde el sueldo mínimo agropecuario está en 123.3 dólares, a
diferencia del salario en la zona de construcción y establecimientos
financieros donde los ciudadanos gozan de un proletariado de 275.94 mensuales,
siendo así Nicaragua el país de Centroamérica con el sueldo mínimo más bajo”[2].
Por lo demás, es la misma nación que en protesta en los dos últimos meses (abarcados
entre abril, mayo, junio) ha visto morir más de 140 jóvenes asesinados en las
protestas conocidas internacionalmente, por acciones que intentó ejecutar el
presidente Ortega en el campo de políticas sociales y tributación (reforma del
seguro social).
En el caso de Venezuela es bastante conocida su crisis económica y social y en CEPAL
(obra cit.) no se registra
información 2016/2017 para exportaciones, pero se sabe de una reducción considerable en tales años,
dados los niveles de precios del petróleo (40, 50 $ a lo sumo y más bajos en
algunos sub períodos[3])
y para 2015 solo se registran alrededor de 37.000 millones de $ (CEPAL, Balance preliminar… 2017). Por lo demás,
son más de cuatro años de decrecimiento económico dentro de la administración Maduro
y casi 20 años de un proceso de destrucción económica y generación de una
crisis social y política sin precedentes para la nación. E igualmente a Nicaragua,
se trata de una nación que vio fallecer en el año 2017 más de 130 jóvenes en
las protesta de abril a julio de 2017[4].
En el caso de Cuba, se trata de una revolución de casi 60 años que cada día más
pierde dimensiones de éxitos en variables sociales, que no lograron tener base
en una estructura económica de adelanto y progreso. Siempre necesitó el
subsidio soviético y con el tiempo consiguió el venezolano[5].
Observándose varios años recientes -de los que deberían ser de cierta madurez-
se ve lo magro del crecimiento económico, con tasas no precisamente de gran
impulso. Las distintas perspectivas sectoriales no son precisamente halagüeñas,
más aun con una industria azucarera en franco deterioro y con el salario mínimo
más bajo de América Latina, aunque ha sido desplazada en años cercanos por
Venezuela, dados los deterioros del bienestar y la calidad de vida del
venezolano en un contexto recesivo e hiperinflacionario[6].
INDICADORES MACROECONÓMICOS FUNDAMENTALES 2009-2016[7]
INDICADORES
|
VARIACIÓN
2009-2016 (%)
|
-Producto
Interno Bruto
|
2,3%
|
–Agricultura
|
0,9
|
–Industria
manufacturera
|
1,4
|
–Industria
azucarera
|
4,5
|
–Construcción
|
2,4
|
-Inversiones
|
2,3
|
-Salario
medio nominal
|
6,1
|
-Índice
de precios al consumidor en CUP
|
2,1
|
-Salario
real
|
4,0
|
-Productividad
del trabajo
|
2,5
|
Fuente: ONEI “Anuario Estadístico de Cuba 2016” La Habana, 2017.
¿Qué tipo de sociedad y de democracia[8]
se ha construido en las naciones señaladas? No son precisamente de las
democracias más puras u hospitalarias y de brindar cabida a los desarrollos y
posibilidades de participación de la sociedad civil o de aprecio de la
temeridad e iniciativas de los jóvenes.
Que explicación tienen líderes que hablaron del desarrollo de las
potencialidades del ser humano y de los jóvenes, cuando hoy día presentan ante
el mundo los asesinatos de decenas y cientos de ellos que actúan con ideas y
sentidos distintos a los que previeron sus proyectos[9]
y planes para crear el socialismo que por lo demás ha terminado en fracasos, en
general y en particular en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Visto así, son varios los problemas
que presentan nuestras inhóspitas
democracias para alcanzar mejores equilibrios políticos y la propia conducción del desarrollo. En primer lugar, el presidencialismo.
Discutido en distintos organismos, centros de investigación y universidades, se
sabe cómo viene de raigambres caudillistas y mesiánicas así como en asociación
a la estructura política del poder colonial; de tal manera que, el poder de los
presidentes termina siendo omnímodo para tomar decisiones y para conducir
procesos. En segundo lugar, la falta
de sanciones definitorias de exclusión en la participación política: expresa el
hecho de los lideres que renacen permanentemente[10],
no dándose la desaparición política del líder o funcionario, sino la
posibilidad de que vuelva al ejercicio político, a diferencia de las
democracias de otras latitudes donde las infracciones o inadecuadas ejecutorias
no solo se pagan con la pérdida del cargo sino también con la muerte política
del funcionario o dirigente del caso. En
tercer lugar, la estructura particular que asumen los partidos políticos,
cuya manera de funcionamiento es estrictamente vertical y de continuación de la
línea de mando, sin darle al individuo participante la menor posibilidad de
discrepancia. Esto, en parte, es una influencia o herencia de la estructura
partidista leninista que fue ejecutada fuertemente en el socialismo real y con
determinaciones claras en los partidos y organizaciones de la izquierda política,
colándose también -en nuestros ambientes- hacia los partidos políticos de la
derecha política. En el caso de Venezuela pasó a ser elemento harto
determinante en la llamada democracia de
partidos. En cuarto lugar, las
alteraciones a la autonomía de los poderes. Elemento fundamental de la
estructura democrática y de cualquier forma o expresión del contrato social,
pasa a ser espacio de abordaje de las anteriores desviaciones o disfuncionalidades.
En las democracias más fuertes que existen en el mundo –dentro de sus
imperfecciones- no es fácil percibir que los poderes públicos sean
influenciados con designios o intereses
que son consustanciales a las tiranías y las dictaduras. En quinto lugar, el resultado negativo, con déficit o faltante, que
también convierte a nuestras democracias en inhóspitas y que se asocia al temor
que produce la verdadera estructuración
del poder popular a partir de la sociedad civil, que no pasa a ser más que el
espacio donde el individuo se consigue como un fin a sí mismo para la defensa
de sus intereses, según la definición de Hegel. Y esto no es más que, la
propia posibilidad de sentirse respetado y con posibilidad de obtener respuesta
de defensa y protección, desde los organismos a los cuales recurre el ciudadano
o el empresario para defender sus derechos.
A diferencia de eso último, en casos
extremos como el de Venezuela, un proceso iniciado con las ideas de
adecentamiento, eliminación de la corrupción y necesidades de impulsar una
democracia participativa y protagónica, terminó igualando el Estado al gobierno
y el gobierno al Estado, con los fines no de profundizar las formas
democráticas, sino todo lo contrario, las conveniencias y desempeños
consustanciales a un ejercicio tiránico y no democrático del poder político.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
En el caso del Banco mundial y el FMI, esto se expresó en la recomendación o
imposición de medidas iguales para todas las naciones, incluso a nivel mundial.
En varios sentidos y casos, esto ha sido reconocido y corregido, sobre todo después
de finales de los noventa del siglo XX,
[2]
http://www.americacentral.info/salario-minimo-en-centroamerica,
Salario mínimo en Centroamérica 2018.
[3]
Desde 2014, solo en mayo 2018 la cesta venezolana pasó a superar los 60$ el
barril.
[5]
La gallina de los huevos de oro -ya no tan abundantes- y que aunque saben
pueden perderla no quieren soltarla.
[7]
Tomado de “Cuba y su economía: El 2017 recién concluido y un 2018 que apenas
comienza” (I); José Luis Rodríguez,
www.cubadebate.cu 29 de enero 2018.
[8]
Artículo 2: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político” Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. Diciembre 1999. 24 de Marzo de 2000.
[9] Son de no olvidar estas palabras del
presidente Hugo Chávez “…los productores, los campesinos, así como los
indígenas se organizan, las mujeres, los militares, las familias de los militares,
los militares retirados, los pescadores, los trabajadores, todos, organización,
organización y más organización, eso es parte de la ofensiva social, que no
haya por ahí nadie, que no haya ningún ser humano, que no haya ningún
venezolano consciente, que no haya nadie aislado, todo el mundo debe estar
organizado, debe estar incluido en algún circulo, en alguna organización y nada
mejor que la juventud para tomar la antorcha de la batalla repito aquel verso
del poeta español “Sangre que no se derrama, juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud, ni reluce ni florece”” http://www.todochavez.gob.ve/todochavez/4146-alo-presidente-n-139.
[10]
En los tres casos que resaltamos, ha podido observarse con frecuencia en
Venezuela y también en Nicaragua; en el caso de Cuba dadas sus particularidades
políticas de dictadura y gerontocracia ha estado limitado este aspecto. Numerosos
ejemplos existen para variados países y personajes en otras naciones de la región.
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