Felixarellano50@yahoo.com
Pareciera un proceso lineal e inexorable los enormes avances en el desarrollo científico tecnológico que en todos los ámbitos estamos experimentando. En efecto, representan manifestaciones de la inteligencia y la creatividad humana; empero, también nos enfrentamos con sus consecuencias negativas y los costos sociales se tornan cada día más complejos.
Vivimos avances tecnológicos en los procesos productivos, la educación y en particular en la salud, se puede esperar con optimismo que la ciencia desarrollará las soluciones necesarias. En la economía, la competitividad y la productividad están cada vez más ligadas al desarrollo de la 4ta. revolución industrial, la electrónica controlando todas las fases de la producción. Son nuevas tecnologías, nuevos materiales, nuevos procedimientos; el avance tecnológico es imparable.
Ahora bien, en el ámbito social y político la carrera tecnológica no reporta necesariamente mayor convivencia y bienestar social, entre otros, por los matices asimétricos y desequilibrados de tal desarrollo. Para algunos o muchos la vorágine tecnológica conlleva exclusión y marginalidad, lo que se transforma en una potencial explosión social, en particular en los países democráticos que tratan de garantizar los derechos civiles y políticos como elementos fundamentales del sistema político.
Las economías robotizadas y altamente controladas por la electrónica, requiere de poca mano de obra altamente especializada. Una de las claves para el éxito en este nuevo contexto tiene que ver con la educación, la formación de capacidades que permitan enfrentar los retos tecnológicos; empero, los sistemas educativos presentan múltiples complicaciones en particular en los países en desarrollo.
Al abordar el tema de la educación la situación de nuestra región se presenta delicada, como se evidenció en los recientes resultados de las pruebas PISA relativas al funcionamiento de la educación a escala global. El proceso bolivariano de Venezuela, como la mayoría de los gobiernos autoritarios, no tienden a participar en la prueba, utilizando falsos argumentos ideológicos, que encubren el desastre educativo que enfrentan.
En educación enfrentamos una situación patética. La educación pública se va quedando sin docentes, que están migrando en búsqueda de mejores condiciones de vida. El reconocimiento material y moral de los educadores se ha desvanecido.
Prácticamente no existen requisitos para los estudios universitarios en las áreas de la educación, en consecuencia se incorporan jóvenes poco formados y desmotivados, que luego se convierten en los eventuales formadores de nuevas generaciones.
Los programas educativos son rígidos y en muchos casos anacrónicos e ideologizados. Recordemos que uno de los objetivos de los gobiernos autoritarios es formar individuos sumisos y leales, sin mayor capacidad intelectual y ninguna actitud crítica, la que califican como “traición a la patria”. En el plano de la educación los desafíos venezolanos son enormes, se requiere de una educación dinámica, flexible, creativa que se pueda adecuar a las transformaciones y formar los profesionales capaces de llevar las riendas de los cambios. En Venezuela nos estamos quedando muy atrás en un mundo donde la competencia es global.
También debemos alertar que en esa feroz competencia global la equidad está ausente. Resulta indispensable abordar la situación de los más débiles, de los excluidos y marginados. Es evidente que la dinámica de forma automática no establece los correctivos de incorporación, ni genera las oportunidades; por el contrario, enfrentamos una relación compleja: mayor desarrollo tecnológico, puede conllevar mayor exclusión social.
En una primera lectura apreciamos poblaciones que crecen, sin mayores capacidades ni oportunidades, dispuestas a seguir espejismos, falsos discursos, salvadores de la patria, preferiblemente con charreteras y, en muchos casos, a participar en la violenta confrontación social. El populismo oportunista y el radicalismo en sus falsos discursos satanizan, entre otros, la globalización económica y la apertura comercial; destruir sin crear soluciones; empobrecer para manipular y controlar.
Tenemos múltiples evidencias sobre los beneficios de la apertura. Un ejemplo radical lo constituye el manejo que hace ALBA al incorporar el libre comercio, pero cambiando el nombre, por “comercio de los pueblos” y sin reglas claras de funcionamiento. Otro caso interesante es el giro del Presidente de México Andrés López Obrador, quien por muchos años cuestionó el TLC y ahora lucha por mantenerlo, dados sus beneficios para el pueblo mexicano. Pero debemos insistir que en la dinámica global y, en el libre comercio en particular, el tema de la equidad forma parte de las asignaturas pendientes.
Para nosotros los venezolanos los desafíos son enormes, necesitamos construir democracia, economía productiva y prospera, derechos humanos, inclusión, convivencia; educación, salud, empleo; oportunidades.
En el camino de esta larga lucha de construcción de la democracia hemos aprendido mucho; empero, aún nos falta avanzar en temas como unidad, flexibilidad y creatividad.
Ahora bien, debemos tener presente que los logros alcanzados son muy importantes y la voluntad es heroica. Todo lo mejor en el nuevo año y nos reencontraremos en el mes de enero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario