En Venezuela, oposición versus oposición
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2019
La situación política que vive Venezuela en los
actuales momentos es bastante delicada, ya que pudiera ocurrir que el actual
régimen comunista y destructor de la nación se eternice en el poder, tal como
el caso de Cuba.
Desde el año 2002, se han realizado innumerables
esfuerzos para cambiar este régimen, los cuales no han llegado a cumplir el
objetivo por diferentes razones. En algunos casos se han cometido errores, en
otros no ha habido suficiente apoyo de los partidos políticos y de la sociedad
en general, tampoco se logró un fuerte apoyo de la comunidad internacional, los
militares han dado la espalda al clamor popular de cambio, además, el régimen
ha respondido con increíbles violaciones de la constitución para frenar los
movimientos encaminados a cambiar el gobierno actual, incluyendo en algunos
casos una feroz represión.
Pero ahora se ha presentado una importante oportunidad,
consecuencia de que la oposición, muy unida, bien organizada y muy bien
coordinada, obtuvo un triunfo contundente en las elecciones parlamentarias del
año 2015, logrando una mayoría absoluta que le permitiría tomar medidas de gran
trascendencia, que seguramente terminarían con la victoria definitiva frente al
régimen. Sin embargo, el gobierno violando toda norma constitucional, nombró un
TSJ que fue cerrando todas las opciones de triunfo para la oposición.
Posteriormente, creó un poder legislativo paralelo con una fantasmal ANC.
A pesar de los esfuerzos del gobierno, de liquidar
toda capacidad de respuesta de la oposición, quedó una ventana abierta porque
se realizaron unas elecciones presidenciales ilegales en mayo del 2018, cuyos
falsos resultados condujeron a que Maduro, el 10 de enero del 2019, se
proclamara presidente de la república para un nuevo período. Esta situación,
según la constitución, permitió catalogar ese acto como una usurpación del
poder ejecutivo, y consecuentemente, el presidente de la Asamblea Nacional pasó
a ser el presidente encargado de la república.
De acuerdo a los movimientos establecidos en la AN, el
5 de enero de este año 2019, la presidencia le correspondía al partido Voluntad
Popular, el cual designó a Juan Guaidó para esa responsabilidad. Afortunadamente
le correspondió a este joven tomar la batuta, quien valientemente y rápidamente,
logró aglutinar a su alrededor la simpatía de un altísimo porcentaje de la
población, que algunos señalan superior al 80%. Adicionalmente, logró el apoyo
de unos 60 países que lo reconocen como presidente de la república, y el
respaldo de una buena cantidad de organizaciones internacionales.
Con esta nueva situación, las expectativas para salir
del régimen socialista del siglo XXI eran muy grandes. Guaidó comenzó a trabajar
organizadamente y valientemente, se fueron logrando puntos a favor y todo
conducía a que, en el mediano plazo, sería una gestión exitosa para el logro de
los objetivos fundamentales: cese de la usurpación, gobierno de transición y
elecciones libres. Pero al poco tiempo, el régimen comenzó una campaña de
intrigas, a sembrar cizañas, en lo cual ellos son bastante fuertes y la
población venezolana es muy débil, y pronto se sintieron sus efectos.
Después de varios episodios, hemos llegado a un punto
con la confrontación de la oposición versus la oposición. Aunque el trabajo
intrigante del régimen tiene su efecto sobre parte de los contrarios al
régimen, peor efecto es el que se origina internamente, cuando algunas personas
que dicen estar luchando por la libertad y el bienestar del país, comienzan a
atacar al presidente encargado. La mayor parte de estos casos obedece a las ambiciones
personales y al tradicional oportunismo de las personas, cuando quieren ocupar
el lugar de Guaidó y de sus colaboradores más cercanos.
Todos quisiéramos ser el presidente de nuestra
república, pero a Guaidó le tocó el turno así como le ha podido tocar a
cualquiera de los diputados de la AN. A Guaidó le tocó, y por lo tanto, todos
los demás que queremos recuperar a Venezuela, debemos apoyarlo para alcanzar
los objetivos planteados. No debemos convertirnos en cientos de “Yago”,
disgustados porque no nos escogieron, y comenzar a intrigar para dañar a la
causa de Guaidó, que es la causa de toda Venezuela. Debemos evitar que con esa
actitud de enfrentamiento y de descalificación hacia Guaidó, nos lleguemos a
convertir en una tragedia de Shakespeare como la de Otelo, cuando estranguló a
su querida esposa Desdémona haciendo caso de las intrigas de Yago, y luego, al
comprobar que todo fue una mentira orquestada por este envidioso personaje y
darse cuenta que había matado a su esposa en vano, se suicidó.
Esperamos que Guaidó supere dignamente la actitud de
Otelo, el Moro de Venecia, y que con el apoyo de todos los venezolanos que
queremos libertad, no se permita que esta gran oportunidad sea estrangulada ni
que él se vaya a suicidar políticamente. Debemos estar claros que la única
opción de cambiar este régimen tan dañino para el país, tiene que considerar
estar unidos en un solo bloque, dirigiendo todos nuestros esfuerzos para
combatir al régimen usurpador, que progresivamente ha venido destruyendo al
país en todas sus instancias. El enemigo es el régimen. No se puede continuar
con la actitud de oposición versus oposición. Debemos convertir esta
oportunidad en la victoria definitiva contra esta corruptela que nos está
destruyendo.
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