Lula balance de un año
Cómo balance tenemos entonces
resultados heterogéneos, tanto en el plano interno, como externo, veremos cuál
será la suma del gobierno de Lula cuando haga este su balance al segundo año de
su tercer gobierno, cuando llegue al ecuador de su administración .-
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JESÚS E.
MAZZEI ALFONZO
11/01/2024 05:00 am
El gobierno Lula llega al primer año de su tercer
mandato, con resultados mixtos, tanto en el plano interno como el externo. Sin
duda, Lula, no la tiene y no la ha tenido fácil en un contexto diametralmente
opuesto en lo internacional y nacional, muy diferente y complejo, a diferencia
de sus dos primeras presidencias, se enfrenta en lo interno a un sector de la
sociedad y a un estamento político ( derecha y centro derecha) que lo adversa,
donde la derecha tiene un poder político incuestionable, importante y no
subestimable, en partidos políticos, gobernaciones, elementos de la sociedad
civil etc.., visto, que en octubre de este año, hay elecciones locales y
municipales y los partidos de derecha buscarán mantener el poder en el corazón
económico-electoral del país; esto es el sur-este y ampliarlo, como una muestra
de lo que serán las elecciones presidenciales, dentro de tres años. En lo
externo Brasil, no puede exhibir el músculo económico y potente, de principios
del siglo XXI, debido a que el auge de las exportaciones de las materias primas
de inicios del siglo XXI cuando asumió en el año 2003, luego del exitoso
gobierno en materia económica a pesar de la crisis asiática del año 1998, de
ese gran brasileño como es Dr. Fernando Henrique Cardoso, y unas sólidas
finanzas públicas, dejó un país ordenado en la hacienda pública, gracias al
Plan Real y Lula hoy no tiene ese escenario interno favorable desde el punto de
vista económico.
Si Brasil, va jugar y quiere
jugar una política exterior de grandes ligas, debe jugar con base a criterios
de un realismo ofensivo y no defensivo, (poder, recursos económicos y de otro
tipo) como hasta ahora y una muestra podría ser aprovechar la presidencia del
G-20, para mostrarlo, cuando el país tendrá gran visibilidad internacional.
Veamos con detalle,
indudablemente Lula, logró la normalización política, la recomunicación
política con los otros poderes del estado, con la sociedad política en general
y la sociedad civil, este primer año no ha sido un camino fácil, debido a que
hay una serie de obstáculos, riesgos e incertidumbres. El primero, el
bolsonarismo es un movimiento político vivo y fuerte, no se le puede
despreciar, ¿tiene bajo su manga las principales gobernaciones, alcaldías y
concejos municipales del país y de allí muy probablemente( gobernaciones)
emergerá el candidato presidencial que enfrente a ¿Lula?, dentro de tres años o
quizás, desde mi punto de vista sea a Fernando Hadad, el actual ministro de
Hacienda que aparenta tener un perfil político más adecuado para enfrentar a
las fuerzas de centro de derecha. Por cierto, en estos días, el pasado lunes 8
de enero se recordó el tristemente asalto a las instituciones gubernamentales e
institucionales brasileñas en la ciudad de Brasília, fecha que debe servir para
reafirmar la experiencia democrática brasileña y lo importante de la visión de
la política vista bajo la óptica de la tolerancia, intercomunicación y la no
ofensa entre adversarios y actores políticos (líderes, partidos sindicatos,
intelectuales).
Además, Lula, muestra una base
electoral más sólida, un recambio en su coalición presidencial de gobierno con
un giro hacia una derecha moderada, buscar disuadir a estos elementos del
partido MDB, para que se incorporen más activamente a las labores de gobierno,
veremos cómo marcha este aspecto de la vida política brasileña, visto además,
que también las coaliciones electorales que habrán de formarse rumbo a las
elecciones municipales y manejar con fuerte liderazgo su relación al PT
sentarán las bases para los próximo eventos electorales.
Asimismo, Lula se anotó un
triunfo importante a nivel parlamentario es la aprobación de la reforma
tributaria negociada a nivel parlamentario desde hace por lo menos 30 años, y
hoy Lula muestra esto como un triunfo político importante, claro, aquí contó la
inestimable ayuda política y de negociación, de los presidentes del Senado
Rodrigo Pacheco y Arthur Lira, de la Cámara de Diputado, respectivamente, en
lograr la coalición de apoyo parlamentario que logró tal objetivo, veremos cómo
queda el balance de poder cuando se vayan a elegir las nuevas autoridades
parlamentarias en el mes de febrero para el nuevo período. Como se observa será
un año movido en términos de política interna en el Brasil. Y, un tema, que no
se ha tocado por lo denso aquí, es la delicada relación en todas sus
dimensiones de Lula (liderazgo civil, institucional, militar, burocrática etc),
con los militares, que podríamos eventualmente dejar para otro artículo, que
algunos manifiestan que es tensa.
Ahora bien, el frente
internacional, será también con mucho movimiento, por el ejercicio de la
presidencia del Grupo G-20, las relaciones con la Argentina y un conflicto
inesperado que puede repercutir en el sector norte de Suramérica, el
contencioso limítrofe entre Venezuela y Guyana, donde Brasil, tiene una
posición ambigua e indescifrable de observar, vistos los intereses de la
diplomacia brasileña que tiene en las relaciones con ambos países que son
diferentes y no complementarios. Si observamos detenidamente el acuerdo logrado
en la isla de San Vincent, vemos que la mano de la diplomacia brasileña fue
determinante en los acuerdos logrados. Veremos si en el mes de marzo tanto
Guyana como Venezuela se encuentran luego de la situación de la provocadora
incursión del buque británico en aguas en disputa y no delimitadas, aún en el
mes de diciembre.
Un aspecto que debemos
analizar, es el fracaso de la diplomacia brasileña, cuando ocupó la presidencia
del Mercosur durante un semestre, en no lograr un acuerdo y acercar posturas
para finiquitar el acuerdo de los dos bloques de integración (UE-Mercosur), sí
uno observa luego de este resultado concreto, los brasileños, no han insistido
en el punto, ya el bloque del Mercosur, bajo la presidencia paraguaya. Otro aspecto
que Lula tendrá que lidiar es sus relaciones con la Argentina, ya bajo la
Presidencia de Milei, es un desafío de creatividad negociadora diplomática
brasileña en lograr un modus-vivendi los próximos años con las nuevas
autoridades argentinas.
En el caso, de las relaciones con
Venezuela, se están regularizando a un ritmo lento las relaciones
diplomático-consulares, Brasil teniendo el primer año a un Embajador de carrera
como encargado de negocios a.i Flavio Macieira y luego Maria Teresa Pessoa, y
no fue sino, hasta el 13 de noviembre del año 2023, y sólo a finales del año
pasado cuando designaron a una diplomática de carrera y no improvisada como es
la Embajadora Glivânia Maria de Oliveira, graduada en relaciones
internacionales en la UnB de Brasília en 1984 y con un postgrado en teoría
política en la escuela de Londres en economía y ciencia política, e ingreso a
la carrera diplomática en 1986, viene de ocupar varios cargos diplomáticos
tanto en el servicio interno como externo ( Cónsul General y Embajadora en la
República del Panamá, Directora de Gabinete del Secretario General entre otros
cargos desempeñados) y ser la Directora General del prestigioso Instituto Río
Branco, en los primeros compases del año nuevo, viene a tomar posesión del
cargo de Embajadora en Caracas. A fin de cuentas, a ella le tocará elegir sus
colaboradores que la acompañarán en la delicada misión de liderar la
representación en Caracas, cuando Brasil desea que la situación
política-económica en el país se normalice y estabilice, para emprender nuevas
rondas de negocios económicos-comerciales como los hubo en el pasado, cuando
este año se van cumplir 30 años de la firma del Protocolo de la Guzmania entre
los presidentes, Rafael Caldera e Itamar Franco, el 4 de marzo de 1994 que
significó un giro importante en la relaciones bilaterales entre ambos países y
marcó el rumbo hacia el futuro.
Otro aspecto, y estimo el
reto más importante para la diplomacia brasileña es el rol de presidir el grupo
del G-20 por rotación de países, ocupará la mayor vitrina de la acción
internacional del Brasil, en el año 2024 y concretamente en lo que implica el
reto de presidir el G-20, a saber, en los temas que los brasileños desean que
se enfoque el grupo: combate al hambre, pobreza y desigualdad, desarrollo
sustentable, y uno muy ambicioso, reforma de la gobernanza global. Se
organizarán encuentros temáticos y sectoriales, entre los países componentes
del grupo y la cumbre a nivel de jefes de Estado se convocará para realizarse
entre los días 18 y 19 de noviembre en la ciudad de Río de Janeiro, del año
2024. Todos estos objetivos de la presidencia del Brasil, en el G-20, serán los
ejes que guiarán su conducta, falta saber qué países, no pertenecientes al
grupo invitará Brasil, como anfitrión de esta cumbre presidencial, para los
próximos años.
Presidir el grupo del G-20, es un
reto indudable para la diplomacia brasileña, no solamente por la temática, sino
lo complejo de armonizar los intereses de los integrantes del G-20 y el
contexto internacional (difícil y complejo) donde este se va a efectuar este
año 2024. Estaremos atentos, al desarrollo de cómo este tema se va a
desarrollar. Cómo observamos Brasil, tendrá una agenda internacional, movida,
aunque Lula, ha manifestado que viajará menos al exterior, lo que redundará en
una diplomacia presidencial, menos intensa comparada al del año 2023, donde
tuvo encuentros bilaterales y multilaterales importantes. Por cierto, Brasil,
organizará en el año 2025 la COP-30. Y, como afirma uno de los más brillantes
diplomáticos brasileños, que ha podido conjugar la labor intelectual, con la
labor del diplomático en la esfera práctica y ha sacado varias enseñanzas para
el futuro de la acción internacional del Brasil, Paulo Roberto de Almeida “…Não
o fazemos por pusilanimidade, ou por medo, mas basicamente por falta de meios.
Em suma: não temos condições de projetar poder. De fato, um país que pretenda
ser influente na ordem internacional necessita dispor dos dois atributos já
identificados com o exercício do poder: capacidade militar comprovada e
disponibilidade de recursos financeiros. Nós não temos soldados nem talão de
cheques, ou pelo menos não em quantidade e qualidade suficientes que nos
autorizem a desempenhar um papel de relevo na cena internacional…”A ONU e
o sistema internacional: posturas da diplomacia brasileira.
Cómo balance tenemos entonces resultados heterogéneos, tanto en el plano
interno, como externo, veremos cuál será la suma del gobierno de Lula cuando
haga este su balance al segundo año de su tercer gobierno, cuando llegue al
ecuador de su administración.
jesusmazzei@gmail.com
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