EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
I. NOTA INTRODUCTORIA.
El siguiente trabajo persigue ordenar
una reflexión en los asuntos altamente interrelacionados del desarrollo, el
bienestar y sus expresiones negativas en cuanto a pobreza y miseria a la luz de
patrones de desarrollo inducidos, canalizados o vueltos objetivos de una
política económica. Para ello, en la primera parte del mismo, se ordenan ideas
preliminares y hasta aproximativas sobre el orden y los modelos de desarrollo político y/o económico dominante
y, en la segunda, se presentan ideas sobre las estrategias de crecimiento y la
evolución del bienestar a la luz de política salarial, inamovilidad laboral,
programas sociales y políticas de
ajuste. La aguda crisis económica y social en que ha devenido la llamada
revolución bolivariana con un marco institucional que se ha convertido en desinstitucionalización y con aguda dependencia petrolera,
desindustrialización, informalización, inflación, escasez, hambre y miseria,
permiten avizorar la rápida expansión de lo que en el trabajo se ubica como miseria violenta.
II. TRES PERFILES DE ENTENDIMIENTO EN CUANTO AL ORDEN EN LA SOCIEDAD
VENEZOLANA.
Reflexionó A. Gramsci sobre lo que
era la idea de orden[1] en la
sociedad; para él, construir una sociedad socialista no era sustituir un orden por otro sino construir el orden en sí mismo, dadas las
irracionalidades del sistema capitalista. Gramsci[2]
contrapuso su idea y detalles sobre el orden
nuevo a la del nuevo orden de
los fascistas de su tiempo, los cuales eran dominantes en Italia y Alemania (Ver
A. Gramsci, Obras Escogidas. Ed.
Grijalbo. 1973). Contrariamente, y en tiempos relativamente cercanos a los de
Gramsci, el economista J. Schumpeter llegó a los señalamientos de que la
inestabilidad del capitalismo, que se manifestaba en las llamadas crisis
económicas, no era su debilidad sino materia de su normal funcionamiento. Los
procesos de crisis podían implicar una especie de destrucción creativa
donde algunas empresas se debilitaban, otras desaparecían y otras tantas podían
desarrollarse como ganadoras en la crisis misma (ver J Schumpeter, La
inestabilidad del capitalismo; en La
economía del cambio tecnológico, Selección de N. Rosenberg, FCE. 1979)[3].
Aprovechando las referencias conceptuales
rápidas realizadas, se intenta reflexionar sobre las ideas de orden y de estabilidad que hubieran podido conformarse en la sociedad
venezolana, en parte de su transcurso histórico y en los avatares de sus
políticas e intentos de desarrollo económico o de ausencia de las mismas. Para
ello se destacan tres perfiles de interés.
La colonia.
Un primer perfil concierne al período colonial y algunas de sus derivaciones. No es fácil
aceptar que el proceso de colonización en Venezuela, ejecutado durante todo el
período anterior a la independencia (aquellos trescientos años que refirió
Simón Bolívar El Libertador y otros independentistas como Francisco de
Miranda), haya significado la generación de niveles de avance, progreso y orden
en la nación venezolana. Es claro que el proceso de independencia de Venezuela
de la colonización española es uno de los procesos fundamentales de la nación
(otro es la aparición del petróleo). De allí surgieron héroes, liberación
política y un proceso para la historia que ha servido de estímulo para el
impulso nacional, la formación de identidades, inspiración, exageración y hasta
demagogia. Pero también ha servido para conformar cierta perspectiva de
análisis e interpretación, que puede llamarse del fracaso o de procesos no
necesariamente encaminadores hacia el éxito.
Algunos, como Ángel Bernardo Viso[4],
en una posición extrema han llegado a plantear la posibilidad de que hubiese
sido conveniente el alargamiento del proceso de vida en colonia, para que
hubiesen podido cristalizar elementos de avance en cuanto a progreso, orden y
civilidad. Francisco de Miranda[5]
de sus diversos viajes y en particular de los que hizo hacia EE.UU. destacó
como la ciudad de Caracas no presentaba mayores diferencias con varias ciudades
de aquella nación, al comparar calles desagües y otros elementos de orden y estructura de la ciudad. Hoy día,
aplicando modelos de los neoinstitucionalistas, se ha observado que algunos
países africanos habiendo pasado por la desinstalación de las instituciones
asociadas a su propio proceso colonial, en los procesos de descolonización
llevados a cabo en la segunda mitad del siglo XX (alrededor de por lo menos 150
años después del proceso de descolonización venezolano en los sentidos
políticos fundamentales) han transitado a situaciones de inestabilidad y
desequilibrios políticos y a la más que insuficiente atención de las
necesidades de sus pobladores. Es el caso de varias excolonias de Portugal
independizadas en los años 70 y las cuales como Mozambique y Angola transitaron
por intentos de instalación de modelos de inspiración socialista que no
tardaron en demostrar el fracaso de su tentativa de establecimiento de tal
régimen económico social. Otras sociedades como Somalia y Ruanda -por mencionar
otras- no han superado episodios de crisis e inestabilidad institucional, con
las asociadas y frecuentes guerras
intestinas y los campamentos de desplazados y refugiados, que ya alcanzan a
varias décadas.
En el caso de Venezuela la sociedad
colonial se mantuvo con la presencia de un Estado fuerte que era,
efectivamente, el mediador de la colonización. Este Estado permitía la
extracción de impuestos, el mantenimiento de la propia colonia -en si misma-
junto al orden y la paz según los intereses de la nación colonial y los factores
internos acordes con el; un Estado, además, heredero de la vieja tradición
medieval española de que lo que no es de
Dios es del príncipe. La sociedad colonial, estructurada rígidamente en
clases sociales y con presencia de esclavos negros, aunque no fuesen tan determinantes
en la estructura productiva como si lo fueron en otras naciones, ejecutó y permitió un conjunto
de normas y valores que terminaron convirtiéndose en reglas donde los mantuanos, que se consideraban
herederos de los conquistadores, tenían control mayoritario del poder a partir
del Cabildo[6],
y donde los blancos peninsulares y/o blancos de orilla no tenían los mismos
derechos y posibilidades. A pesar de estas de estas discriminaciones y
diferencias esta nación había avanzado en orden, normas, disciplina en las
ciudades e instituciones y procedimientos.
Para ilustrar lo anterior tomaremos
el caso de la familia de Francisco de Miranda, cuyo padre, Sebastián Miranda,
fue objeto de discriminaciones y dudas sobre su pureza como blanco y por el
hecho de ser comerciante y esposo de una panadera. Más allá de los detalles y
situaciones vinculadas a este caso, es importante para lo que queremos resaltar
en este primer perfil reseñar el
procedimiento y lo que abarcó en el reclamo que hizo ante las instancias pertinentes
el padre de Miranda, y poder después de
la resolución a su favor usar uniforme y desempeñarse como capitán en las
circunstancias en que querían impedírselo, por las razones aludidas. Para el
caso “…el capitán general elaboró un intenso informe y lo envió a España con
todos los documentos e incidencias del caso: las cartas de los mantuanos, las
réplicas de Sebastián Miranda, la correspondencia del cabildo y sus propias
consideraciones sobre el episodio. Transcurrido más de un año el rey se pronunció
sobre el suceso” (ver Inés Quintero, El
hijo de la panadera. Editorial ALFA Caracas 2014). Solo hasta allí se
resalta este suceso, como una expresión de lo que fue constituyéndose como las reglas del juego para los ámbitos
sociales y políticos en la atención del caso señalado y que demuestran el grado
de organización de la sociedad colonial más allá de que no siempre se
consiguiese esta dinámica para otras áreas.
El petróleo.
Un segundo perfil de entendimiento del desarrollo global de la nación venezolana atañe al
proceso de explotación petrolera y al establecimiento de enclaves en ella. Igual que en el caso anterior, tampoco es fácil
aceptar que los procesos de explotación petrolera iniciados y liderados durante
buena parte del siglo XX por empresas extranjeras, hayan traído beneficios
considerables a la nación venezolana o sus pobladores –apartando los beneficios
directos del ingreso de la renta petrolera en sus distintas expresiones-. La
explotación petrolera iniciada en grande en Venezuela con la puesta en
producción del siempre recordado Zumaque n° 1, implicó en el país la
construcción de carreteras, penetración de zonas no conocidas, contacto con
formas organizativas y de producción modernas y desarrollo de las ciudades. En
el caso del desarrollo urbano o de ciudades en un sentido amplio, estas pasaron
a representar un elemento de progreso considerable en algunas regiones del
país. Así, ciudades como Cabimas o Lagunillas (en menor escala) pasaron a ser
centros de atracción de contingentes de pobladores desde lugares o ciudades de Falcón o Táchira. Allí, tales
pobladores o migrantes internos encontraron no sólo oportunidades de trabajo en
la nueva actividad petrolera sino también en actividades diversas como el
comercio. Igualmente y de manera muy importante ubicaron servicios y
posibilidades de desarrollarse como ciudadanos dentro de las restricciones de
los variados casos. Esto sucedió también en otros lugares del país como el
oriente. En parte, se materializó una idea contundente que Baptista (A. Baptista,
Más allá del optimismo y del pesimismo. Las transformaciones fundamentales. En:
Venezuela. ¿Una ilusión de armonía?
Ed. IESA. 1984) señala en el sentido de que la gente estaba ya en las ciudades.
Disciplina, orden, hábitos de consumo, posibilidades de avanzar, fueron parte
de lo que los ciudadanos encontraron en un proceso de transculturización
constructiva, a pesar de las ingentes ganancias de las empresas extranjeras,
del entreguismo de la riqueza nacional que en ocasiones se ha señalado y de la desatención
de la agricultura.
La evolución de la realidad nacional
a partir de la aparición de la riqueza petrolera -que es la base de este
segundo perfil-, remite a lo que es la institucionalización del orden petrolero en sí mismo. Este
último, se asocia, en primera línea, a la propia supervisión que la nación
venezolana pasa a tener que ejecutar a partir de la presencia de las
inversiones y las empresas extranjeras, pero también, debido al hecho
constitucional y legal -heredado de la colonia, ratificado por Simón Bolívar y
las leyes posteriores- de que el Estado venezolano es el propietario definitivo
del sub suelo. La creación de ministerios, leyes, figuras como las de los
inspectores de la industria -extranjerizada o en forma de economía de enclave-
y de políticas que, aun adaptativas como las del período del gomecismo
(1908/1935), le presentaron al país los retos y desafíos de tener que transitar
por la creación de las instituciones para el orden referido. La parte operativa implicó la participación de figuras
importantes en los ministerios del caso, como fueron Gumersindo Torres y
Vicente Lecuna, pero también, desde distintas instancias de los gobiernos que
abarcan el período de medio siglo de 1908 a 1958, se tomaron acciones y
gestiones para mandar a preparar personal en el extranjero, generar estudios y
publicaciones, que pudiesen concebir mecanismos adaptativos a lo que era
percibido como el orden petrolero,
que emanaba de las empresas internacionales pero que de manera creciente va
influyendo sobre la sociedad venezolana o en las zonas donde era más factible
la irradiación de ese efecto. Este periodo presenta, además, la particularidad
de que la economía y la sociedad venezolana no han transitado todavía en grande
por el proceso de industrialización.
En ese largo período de medio siglo
la economía y la sociedad venezolana no alcanzan a lograr –como tampoco lo
lograrán en el más de medio siglo posterior-, en sentido estricto, a sembrar el petróleo –según la conocida
afirmación de Arturo Uslar Pietri-, pero hay que resaltar que hubo
aprovechamiento y avances de importancia en la dimensión que hemos anotado para
este segundo perfil. G. Darwich
expresa ideas de importancia en este sentido: “En las primeras cinco décadas
del siglo XX venezolano se edificó un marco institucional petrolero con sus
organismos que fue decisivo para el desempeño de la industria en ese ramo y
para la formación de un capitalismo peculiar de naturaleza rentística que
permitió que el país saltara etapas que en otras naciones tomaron un siglo.
Aunque en los inicios de la construcción del orden petrolero la sociedad
funcionaba con una estructura gubernamental de carácter discrecional, a través
de Gómez, sus parientes y amigos, se pudo establecer una institucionalidad que
con todas sus imperfecciones fue cimiento del patrón social orientado al
control estatal del recurso petrolero. Como tal, un patrón de inspección y
fiscalización de las concesionarias petroleras que se hizo rutina
originariamente en el Servicio Técnico de Hidrocarburos del Ministerio de
Fomento.” (Gregorio
Darwich, Venezuela Visión Plural. Una
mirada desde el Cendes. Tomo II. Bib & Co Editor. Cendes-UCV, pg. 737.
2005).
La industrialización.
Un tercer perfil de interés en lo que tratamos, atañe a procesos, vivencias y logros
perdidos -después de varias décadas de deterioro de la nación y la economía
venezolana- en cuanto a industria y producción. También difíciles de apreciar
para algunos, en la perspectiva de haber contribuido a episodios que pueden
asociarse a un buen rumbo de la sociedad o a éxitos de la misma. Se trata de la
experiencia tenida en la industrialización venezolana en el sentido de haber
significado un contexto y proceso donde la clase trabajadora en el área
industrial habría adquirido disciplina, constancia y la posibilidad de percibir
su curso de vida en el ámbito industrial. Debe destacarse que el contexto de
creación de economías externas por
parte del Estado -en un sentido amplio- y un desarrollo institucional con
propensión al servicio público en educación, salud, seguridad y aseo urbano -entre
otros aspectos-, colaboraba en tales sentidos. En varias líneas, la actividad
del Seguro Social y la formación de Cooperativas fueron de importancia en los
sentidos anotados. Se trata de la industrialización que, aunque tuvo
expresiones en la década de los cuarentas y cincuentas del siglo XX, se le
pueden encontrar resultados trascendentales en los sesenta y avanzados los
setenta del mismo siglo. Se busca conseguir elementos específicos y de contexto
en cuanto al orden, más allá de la
problemática que caracterizó a lo que F. Fanjzylber llamó, adecuadamente, una industrialización trunca, para los
países de América Latina. En el caso de Venezuela, abarcó mercados estrechos,
protección sin programación, estructura monopólica, escaso desarrollo
tecnológico y no abordar fases más profundas en industrialización de bienes
intermedios y de capital (una perspectiva multifacética puede verse en Fernando
Coronil. El Estado Mágico. Nueva Sociedad, 2002). La vinculación histórica,
el escaso desarrollo tecnológico previo –aunque hubiese sido en otras áreas-,
prestigio de marcas y la extensión de la inversión internacional en otros países
de América Latina permitieron que la industrialización venezolana, iniciada en
grande a finales de los años cincuenta, naciese ya extranjerizada. En tal sentido,
el factor exógeno vuelve a estar presente en este tercer perfil, por la vía del
capital industrial o de filiales de empresas internacionales que lograron
penetrar la llamada Industrialización sustitutiva de importaciones.
Una síntesis.
Es de interés sintetizar varios
elementos sobre estos perfiles que hemos destacado. Primeramente, en cuanto a la colonización es conocido que posterior
a la independencia las instituciones de la colonia fueron desmanteladas,
quedando solamente el papel del Estado como ente fuerte en la sociedad, pero la
sociedad en su conjunto y la economía con ella, sufrieron una transformación
significativa a raíz de los efectos devastadores de la guerra violenta por la que transitó Venezuela en la guerra de
independencia, y peores aún, a partir de la Guerra Federal y de las montoneras
y alzamientos que se tuvieron con frecuencia en el siglo XIX. Por otra parte, en el caso de la
explotación petrolera y la referida presencia de empresas extranjeras, debe
ubicarse la eliminación creciente del enclave
a medida que se acercaba la llamada reversión
petrolera -pautada para inicios de los años setenta- y la nacionalización
de la industria petrolera en la primera administración del presidente C.A.
Pérez (1974/1979) –con un inicio de actividades de la industria nacionalizada
ya en 1976-. La industria petrolera, en manos de las empresas internacionales,
se mantuvo –de manera tendencial y realista- desvinculada de ciertas esferas
productivas y organizativas del país. Desde la nacionalización en 1974, hasta
el inicio de la administración de del Presidente Hugo Chávez (HC) en 1999 (25
años), la misma, ya en manos de gobiernos nacionales, no dio muestras
significativas de vincularse de manera demostrativa al resto de la economía, en
su dimensión organizativa y productiva. El efecto inicial que hemos destacado
en este trabajo, se vuelca sobre la industria misma, que pasa a estructurarse
como un mundo cerrado. Finalmente,
en cuanto al elemento asociado a la industrialización puede señalarse que en el
caso venezolano después de la década de los sesenta y setenta la
industrialización cayó en una especie de estancamiento sin avanzar en las
etapas más complejas y sin poder conservar los grados que se habían conseguido
en cuanto a la producción de bienes de consumo. Los procesos de apertura
iniciados en la segunda administración de C. A. Pérez (1989/1993) expusieron a
la industria a una liberalización comercial rápida, homogénea y significativa
(Eduardo Ortiz Ramírez. La política
comercial de Venezuela. BCV 1992).
La industria venezolana, afectada por políticas comerciales e
industriales sin mayor definición estratégica y por la falta de consenso entre
agentes privados y administradores de variados gobiernos no presentó ni un
proceso de reconversión industrial
como se propuso a inicios de los noventa, ni una destrucción creativa al estilo Schumpeteriano.
Adicionalmente, en la conformación e
influencia del segundo y tercer perfil
que hemos señalado debe añadirse la estructuración y maduración de la idea e
institucionalidad de la democracia por las que transitó la nación venezolana y
sus habitantes en el siglo XX. En el caso del segundo perfil, asociado a la presencia extranjera a partir de la
Inversión extranjera en petróleo, debe señalarse que desde los inicios de la
explotación petrolera hasta 1935, la nación se mantiene en condiciones
consustanciales a la dictadura de Juan Vicente Gómez (que se mantuvo por
veintisiete años en la Jefatura del gobierno). En tal periodo, las ideas sobre
la democracia o su materialidad son incipientes y comienzan a percibirse en su
importancia durante los gobiernos seudo democráticos que abarcaron de
1936/1945, y en específico los gobiernos gobierno de Eleazar López Contreras e
Isaías Medina Angarita. Más contundente en la difusión y ampliación de
percepciones sobre los beneficios de la democracia es el período de 1945/1964,
el cual se ha considerado fundamental para la conformación, percepción y
ejecutorias de la democracia desde el Estado hasta el ciudadano[7].
Este período se relaciona de manera importante con los inicios y creación de
bases substanciales en la industrialización venezolana. Historiadores y
analistas de la temática de interés omiten, sin consecuencias inconvenientes
para su análisis, el que se encuentra intermedio la dictadura de Marcos Pérez
Giménez y la cual está incluida en el período 1948/1958 (Ver Germán Carrera
Damas, Rómulo Histórico. Ediciones
Alfa, 2013).
A continuación presentamos algunas
reflexiones sobre los aportes de estos perfiles si los enfocamos desde la
óptica de la administración bolivariana. En
primer lugar, en cuanto al proceso de colonización este es enfocado como un
factor negativo en sí mismo y cuyo mejor finiquito habría sido el proceso de
independencia. La IV República iniciada después del proceso de independencia en
la primera mitad del siglo XIX y algunos procesos que le siguieron como la
Guerra Federal, son enfocados con el valor histórico de su violencia contra el
agente colonial o clases dominantes locales. No hay mérito en la colonia ni en
el proceso de colonización. En segundo
lugar, tampoco lo hay en el proceso de participación de empresas
internacionales en la explotación de la industria petrolera. La industria
petrolera es enfocada a la luz de los cuantiosos beneficios obtenidos por las
empresas extranjeras en un contexto de manejo de concesiones y de obtención de
regalías por parte del Estado venezolano. Por lo demás, su conversión en una
empresa estatal fundamental pero desvinculada de manera importante del resto de
la economía y con desempeños que se han asociado a la idea de una caja negra -desde la nacionalización
hasta 1999-, pasó a ser sustituida desde este último año -en forma progresiva-
por una empresa con actividades y fines múltiples pero con similitudes en
cuanto a restricciones en el acceso a la información y negociaciones en las que
participa la empresa, a los efectos de asuntos de interés para toda la nación. En tercer lugar, la experiencia de
industrialización venezolana llevada a cabo hasta 1999 es enfocada con la
crítica centrada en la participación de los inversionistas extranjeros y en la
voracidad de los empresarios nacionales. No escatima la administración
bolivariana en desconocer logros o en generalizar fracasos. Contrario a lo que
está en las evaluaciones, sustentos y propagandas de la administración
referida, el aparato industrial venezolano medido por número de
establecimientos ha presentado desde 1999 –inicios de esta última- una
disminución considerable según registros regulares que ha venido llevando
CONINDUSTRIA (Consejo Venezolano de la Industria). En cuarto lugar, la administración bolivariana desde sus inicios –e
incluso en los períodos previos de conformación de su perfil político- ha
criticado y subestimado los desarrollos políticos del perfil de la democracia
representativa construido de 1959/1999, mientras ha enfocado sus valoraciones
hacia su propuesta de democracia participativa y protagónica, aunque la misma
se haya convertido en el basamento de un régimen político personalista,
autoritario, concentrador del poder y antidemocrático desde 1999 y con
características similares a otros en América Latina donde la democracia se
confunde con el acto electoral. No es fácil entonces, conseguir articulaciones
entre estas interpretaciones de la administración bolivariana o de las
expresiones de su líder HC, del presidente Nicolás Maduro (NM) -y sus líderes
seguidores- y las que se plantean en este punto.
III. DESARROLLO,
BIENESTAR Y POBREZA.
Los venezolanos adquirieron –ya para la segunda mitad del siglo XX- un
nivel de vida respaldado en oportunidades de empleo, niveles de salario que
permitían alcanzar un nivel de vida superior al de varios países de América
latina, apoyo en seguridad social y servicios públicos, entre otros elementos,
hasta la segunda mitad de los años setenta. Igualmente, ese nivel de vida
empezó a deteriorarse –inicialmente en los sectores menos favorecidos en la
distribución del ingreso- con los aumentos de los precios petroleros y los
niveles de endeudamiento del país desde mediados de los años señalados. Ninguno
de los dos tipos de aumento, ni las ejecutorias de variadas administraciones,
con sus respectivos sesgos en la elaboración de la política económica y social,
permitieron aumentar ni el desarrollo ni el bienestar de los venezolanos. Es
esa la evolución desde los años referidos hasta los inicios de la
administración bolivariana, y esta última ha continuado –grosso modo- con los
mismos resultados. Es de ahí que los registros y balances sobre el deterioro
del salario real sigan siendo de los elementos relevantes en la evaluación de
lo que más adelante llamaremos el paquete
de pobreza. Es este, en parte, el sentido recogido en la afirmación
contenida en el documento Compromiso con
Venezuela de Fedecámaras: “La calidad de vida de las personas solo puede
incrementarse sostenidamente con una economía que año tras año logra crecer. A
pesar de los cuantiosos recursos naturales y el talento con los que cuenta
nuestro país, hemos retrocedido año tras año con respecto a América Latina y al
mundo en indicadores de competitividad, inversión y calidad institucional.”
(Fedecámaras, Compromiso con Venezuela. 2014).
A. Opciones para el
bienestar.
Varias son las opciones que en una economía pueden considerarse para
atender las necesidades de aumentar o mantener el bienestar de sus ciudadanos.
En el caso de Venezuela es ineludible considerar su condición de economía
productora de petróleo y petroestado.
Considerando administraciones siempre polémicas, como la segunda de Carlos
Andrés Pérez y la bolivariana desde 1999, podemos resaltar cuatro perspectivas.
Tradicional.
La primera opción remite a la perspectiva tradicional entre crecimiento y bienestar. Se
considera que a una dinámica intensa en el crecimiento para el mediano plazo,
corresponderá automáticamente un impulso en el bienestar de la población. Es
este el sentido que se le ha dado a varios elementos de política y dinámica
macroeconómica en la economía venezolana. Es el caso de los megaproyectos en la segunda
administración de Carlos Andrés Pérez, los cuales se consideraban estimularían
las variables aludidas. En el caso de la administración bolivariana el proyecto
ferrocarrilero (para 2015 y 2016 con varios años de aletargamiento de su intensidad),
obras del metro, puentes sobre el Orinoco, construcción de viviendas, han
ocupado ese lugar.
Programas Sociales
Compensatorios y misiones.
En segundo lugar, se encuentra la opción de los Programas Sociales Compensatorios (PSC)
en la administración de Pérez señalada. Se consideró en esta que dado el
innegable panorama de pobreza y deterioro en el bienestar los PSC (sobre todo a
través de la red escolar y de salud, y focalizando en los sectores o grupos
sociales más vulnerables) contrarrestarían los efectos de los programas de
ajuste y estabilización enmarcados en el llamado Gran Viraje. En el caso de la
administración bolivariana desde 2004 se desarrollaron grandemente las misiones
que abarcan salud, educación, vivienda y otros. Puede afirmarse que en esta
administración ha habido mayor sectarismo y acotación ideológica al momento de
difundir la atención social. Las preguntas en ambas administraciones han sido:
¿Cuánto tiempo puede la administración mantener el programa de atención social?
¿Contrarrestan los variados programas sociales significativamente la pobreza?
Debe aceptarse que, la asignación de viviendas en la administración
bolivariana, ha significado un salto de importancia en la valoración de
familias que han sido beneficiadas en tal sentido[8] y
más allá de los condicionantes políticos, puesto que al momento de aquella
asignación y en el uso de la vivienda misma no han estado claros los criterios
de propiedad.
Aumentos
salariales.
Una tercera opción, más especifica que las anteriores es la que se da a través de los
aumentos de salario vía decreto gubernamental. Desde los tiempos de la
Venezuela de los años setenta, la nación venezolana presencia episodios
relacionados donde los aumentos de salario de tal tipo son interpretados a la
luz de si pueden o no compensar los aumentos de precios tenidos en períodos
relativamente recientes a los mismos; si estimulan nuevos aumentos de precios
dados las crecidas en la capacidad de compra o si realmente permiten aumentar
el bienestar de los ciudadanos. Desde el punto de vista político son apartados,
así, cualesquiera criterios sobre el desarrollo de la productividad. Todo este escenario se ha complicado grandemente
dados también los registros y mediciones sobre la llamada cesta o canasta alimentaria por familia de
alrededor de 5 miembros o la canasta
básica que incorpore los servicios y bienes restantes que necesita la misma
familia. En el contexto de la administración bolivariana y reconocidos los
efectos de la inflación, también se ha terminado conceptualizando que en una
familia puedan existir dos o más salarios mínimos.
Siguiendo los registros que presenta Anabella Abadi –y depurando los
planteamientos en su debida temporalidad- (Todo lo que usted necesita saber
sobre el aumento del Salario Mínimo. www.prodavinci.com,
30 de Abril, 2014) puede destacarse como en la administración bolivariana
se habían presentado en quince años 25 aumentos de salario y en el caso del
presidente NM -hasta mayo de 2014- se tenían acumulados cinco para su primer
año de gobierno (con el último aumento, del grupo ejecutado en ese primer año,
el salario mínimo se ubicó en Bs. F. 4.251,4 y, con el bono de alimentación
alcanzó a Bs. F. 5.602[9]).
Ajustando a los precios a enero de 2014 Abadi presenta que el salario máximo
alcanzado habría estado en 2007 con un nivel de Bs F 3.657, aunque aquel último
aumento coloca el salario en Bs F. 3.995, pero con tendencia a presentarse más
bajo en adelante; globalmente “Desde
1999 los ajustes sólo han logrado mantener el Salario Mínimo alrededor de su
promedio de los últimos 15 años”. igualmente de interés es resaltar sus
registros sobre la relación entre el aumento de mayo 2014 con el costo de las
canastas para las familias: “…desde el inicio de la gestión del Presidente
Maduro y tras 4 ajustes, el Salario Mínimo nunca llegó a cubrir el costo de la
Canasta Alimentaria Normativa y mucho menos de la Canasta Básica[10].
Si se mantiene la tendencia, el ajuste de 30% de mayo de 2014 también será
insuficiente”.
Para noviembre 2014 el presidente NM comunicó al país un nuevo aumento
del salario mínimo -con vigencia para el mes de diciembre del mismo año-,
representando, en esta oportunidad, el sexto que el presidente NM
decretaba en año y medio de gobierno. Y alcanzando a ser el número 28 –según los registros
oficiales- en 16 años de administración bolivariana. Con el aumento de 15% anunciado el 3 de noviembre, el salario
mínimo llegaba a Bs F. 4.889,1. Es el
tercer ajuste aprobado sólo en 2014, tras el de 10% de enero 2014 y el de 30% de mayo de 2014, con lo que se acumulaba un aumento de
64,5% en un año, con una inflación interanual que alcanzó a 63,4% en agosto de 2014. En
un contexto inflacionario dinámico e intenso como el que Venezuela registraba
ya en 2014, el aumento del salario mínimo al no tener en paralelo un
acrecentamiento en la oferta de bienes, su capacidad de compra desaparece
rápidamente y la administración se enfrenta en estos casos a un círculo vicioso
entre nuevos aumentos e inflación. Algunos estiman así que de ser una solución
de corto plazo pasa a ser un problema de largo plazo. Y efectivamente, ante 28
aumentos del salario mínimo y recrudecimientos de la inflación se trata de un
círculo vicioso (Anabella Abadi M. ¿El aumento del salario mínimo recupera la capacidad adquisitiva del
venezolano? www.prodavinci.com 3 de noviembre, 2014). Otro tipo de
análisis nos remite a la comparación de los niveles alcanzados por el salario
mínimo -recurrentemente aumentado- con el precio de las canastas, pues para el
último trimestre del año 2014 las cifras de instituciones como Cendas -tal cual
se destaca en este punto- ubicaban (grosso modo) la canasta alimentaria en más de 14.000 Bs F. y la básica en más de 24.000 Bs F. en un
contexto de agudizada y crecientemente extendida escasez. En momentos cercanos
a los señalados, varios funcionarios expresaron numerosos reconocimientos y
elaboraron perspectivas altamente positivas para 2015 en los asuntos indicados.
Un caso es el del Vicepresidente
de Planificación y Conocimiento quien aseguró que el salario mínimo se ubicó
-dado el aumento decidido por la administración- por encima (4.888 bolívares)
del valor de la Canasta Alimentaria
Normativa (CAN; 5.741 bolívares); llegando a afirmar lo siguiente: "El
valor general del salario, del ingreso general de nuestras personas, el mínimo
pasa a estar rondando los 7 mil bolívares", así como que "En el
pasado donde trabaja una persona por hogar, ahora tenemos cerca de dos personas
que trabajan por hogar. Eso permite que las cifras del ingreso por hogar se
ubiquen en 13.300 bolívares por casa. Trabajan más personas por casas y
evidentemente, al subir el salario mínimo y el ticket de alimentación, se
mejora la situación desde el punto de vista de los hogares" (www.eluniversal.com 04/11/2014)[11].
Con una inflación de 68,5% en
2014 y realzada durante el transcurso del primer semestre de 2015 (observada
por variados medios a pesar de los retraso en la entrega de los índices inflacionarios
mensuales por parte del BCV[12]),
una escasez acentuada y convertida en un problema estructural que se ha
expandido a la generalidad de productos y bienes, una descapitalización y
desvalorización en cuanto a activos, patrimonios y salarios dadas las presiones
y combinaciones entre los movimientos ascendentes del dólar libre –que no ha
encontrado contención en ninguno de los regímenes cambiarios instrumentados- y
la inflación, la administración bolivariana a través de la alocución del
presidente NM del 1ro de mayo de 2015 pasó decretar un nuevo aumento del
salario mínimo. La medida quedó incorporada a otras medidas de ajuste salarial
dentro del sector público. Señaló NM: "He
ordenado y he firmado el punto de cuenta para decretar 30% de aumento del salario
mínimo y las pensiones: 20% a partir del 1° de mayo y 10% a partir del 1° de
julio. He ordenado el ajuste inmediato de toda la tabla de la administración
pública nacional y de la FANB". Con el 20% de aumento de mayo el salario
mínimo se ubicó en 6.746,97 bolívares, y con el 10% de julio, se ubicaría –y
efectivamente así fue- en 7.421,66
bolívares, representando estos aumentos un alza de 1.799,18 bolívares al mes y
59,97 bolívares diarios (ver www.el-nacional.com
sábado 02 de mayo y domingo 03 de mayo de 2015). Debe señalarse que este nuevo
aumento del salario mínimo pasó a añadir más distorsiones en la diferenciación
de salarios según estratos ocupacionales y tipos de trabajadores como
profesionales, técnicos, personal operativo por mencionar algunos de los casos
(ver www.el-nacional.com 05 de mayo de
2015)[13].
(En un contexto de aguda escasez e inflación el 15 de octubre de 2015 el
Presidente NM volvió a decretar otro aumento en el salario mínimo: 30%
del salario mínimo, el cual se ubicaría a partir del 1° de noviembre
en Bs. 9.648,16; igualmente se dio un aumento de la base de
cálculo del ticket de alimentación a 1,5 unidades tributarias
y el número de días a 30, lo que representa alrededor de Bs. 6.750; el salario
integral se ubicó así en 16.399 Bs. F.; ver www.elmundo.com.ve
16 de octubre 2015 y www.eluniversal.com
16 de octubre 2015)[14].
En la cadena presidencial del 17 de febrero de 2016, para presentar un
nuevo conjunto de medidas económicas, el presidente NM volvió a decretar un
nuevo aumento de salarios (ratificando también la inamovilidad laboral hasta
2018). En el caso de este aumento se trató de un 20%, adicionándosele un
aumento en la base de cálculo para el bono alimenticio (Cadena Nacional de
Radio y televisión del presidente NM 17/02/16, Venezolana de Televisión, Globovisión).
El salario se ubicó en 11.578 Bs F y los llamados cesta tickets en 13.275 Bs
F., quedando el salario mínimo en un total de 24.853 Bs F. (ver www.panorama.com.ve 22 de febrero de
2016). Con una inflación de 180,9 % para 2015 –tal cual se señala en este
trabajo y ya para el momento debida aunque tardíamente presentada por el BCV-,
un dólar paralelo o negro sobre los mil bolívares por $, una recurrente
monetización del déficit vía emisión de dinero inorgánico y con un aparato
productivo incapaz de satisfacer la demanda, este aumento salarial se apreció
como altamente inflacionario y generador de distorsiones en los salarios
relativos. Todo lo contrario, la administración bolivariana lo presentó como un
nuevo éxito dentro de la atención del mantenimiento y mejoramiento de las
condiciones de vida de los venezolanos. “Este es el aumento número 32 que ha
hecho la revolución en 17 años” (NM www.el-nacional.com
20 de febrero 2016). Un nuevo aumento salarial -en un contexto aumentado en la
problematización señalada y con similares repercusiones- se volvió a dar
cercano el 1 de mayo de 2016. Así, el Salario mínimo aumentó 30%, ubicándose en
Bs. 15.051 y quedando el salario mínimo integral en Bs. 33.636, dado el aumento
de la base de cálculo del ticket de alimentación a 3.5 UT, con lo cual este
beneficio se elevó a Bs. 18.585 (www.elmundo.com.ve
1 de mayo de 2016). Con el contexto económico ya señalado, sin haberse
alcanzado soluciones o mejoramientos en las variables fundamentales o de
interés en cuanto al bienestar y nivel de vida de los ciudadanos y familias
–todo lo contario, observándose mayor deterioro en estos últimos- la
administración bolivariana decretó otro aumento salarial cuyas consecuencias y
resultados en distintos medios y por variados agentes económicos y políticos,
se apreciaron y pronosticaron iguales e incluso peores que los de los
anteriores. El presidente NM anunció,
así, un aumento de 50% en el salario mínimo y todas las tablas de
cálculo de los trabajadores públicos, en ocasión de dar un balance sobre la
Gran Misión Abastecimiento Soberano, y el cual entraría en vigencia el 1ero de
septiembre de 2016 aplicando para pensionados, jubilados y personal de la FANB;
también anunció la base de aumento del cestaticket que pasaría de 3.5 a 8
puntos de la Unidad Tributaria, quedando el monto del salario integral en
65.056 bolívares –ubicado previo al aumento en 33.636 Bs. tal cual fue
señalado- (ver www.el-nacional.com 12
de agosto 2016)[15].
La administración bolivariana de HC y NM siempre ha señalado el
importante nivel que habría tenido el salario mínimo cuando se le compara con
el contexto de países latinoamericanos. Dada la situación cambiaria que se ha
tenido durante buena parte de la misma y que se ha complicado con el
transcurrir del tiempo, esta afirmación es considerablemente irrelevante para
el salario mínimo y los otros salarios puesto que el dólar negro o paralelo ha
ido siendo un tipo de cambio marcador de los precios cuya máxima expresión la
ha adquirido en el contexto de escasez presentado abiertamente para los años
2013, 2014, 2015 y 2016. Más aun en los años señalados la panorámica cambiaria
se ha complejizado con dólar oficial 6.30 (por referir algún nivel de los
presentados), Sicad I, Sicad II y SIMADI. De ahí que tan solo aplicando Sicad
II para el momento del cálculo en los propios registros del trabajo de Abadi se
destaca que: “Calculando a la tasa oficial de Sicad II de 49,9764 Bs F/US$,
Venezuela pasa a tener el 2do Salario Mínimo en dólares más bajo de la región
con US$ 85, sólo superando a Cuba (US$ 10)”. De la misma manera, puede hacerse
una acotación atinente al nivel del salario mínimo medido en dólares a partir
del aumento del 1ro de mayo de 2015. Si se calcula el nuevo salario mínimo de
los trabajadores y pensionados al precio del dólar a la tasa del Sistema
Marginal de Divisas (SIMADI), que había cerrado el jueves 30 de abril en 198,31
bolívares por $, aquel quedó perfilado para julio de 2015 –después de la
segunda porción del aumento ya señalada- en 37 dólares. Por otra parte, el
dinero adicional diario obtenido a partir del aumento es apenas la tercera
parte de lo que costaba un dólar en ese mecanismo al momento referido (ver www.el-nacional.com 03 de mayo de 2015).
Iguales consideraciones pueden hacerse para los aumentos posteriores a los del
1 de mayo 2015.
La más completa.
La cuarta opción remite a la elaboración de estrategias de desarrollo que -en la
ejecución de las políticas de ajuste y en el perfil de desarrollo a largo
plazo- abarcasen políticas de ingreso y empleo en la línea de un proyecto de
desarrollo compartido por distintos agentes y el cual permitiese potenciar
áreas fundamentales en cuanto a bienestar de la población (bienes salario, por
ejemplo), el crecimiento (generación de empleo), la productividad (estímulos,
acciones conjuntas entre agentes públicos y privados) o la competitividad
(innovaciones, investigación y desarrollo, mejoramientos de la calidad). En el
caso de la segunda administración de Pérez las conceptualizaciones o
ejecutorias del Gran Viraje no estuvieron estructuradas en base al consenso.
Hubo un extremismo tecnocrático y un sentido neoliberal, con un paquete
considerablemente explosivo desde el punto de vista económico y social. En el
caso de la administración bolivariana, tampoco se ha usado el consenso[16]
ni la participación conjunta de agentes públicos y privados[17];
adicionalmente, todos los planes, hasta quince años de ejecutorias (incluido el
Plan de la Patria… de 2013), han ido
adquiriendo crecientemente un matiz sesgado hacia el estatismo y lo que tal
administración percibe como socialismo[18].
Un balance de las
opciones.
Cualesquiera de estas opciones para el aumento del bienestar pasa
ineludiblemente por consideraciones y acciones atinente al manejo de ingresos y
gastos del sector público, incluida la atención de la corrupción y en general a
estructurar un nuevo perfil para la Política Fiscal, según los patrones
tradicionales que ha habido en Venezuela. Las posibilidades de financiar
adecuadamente el desarrollo, manejando convenientemente el ahorro nacional es –efectivamente- la base, junto a las
acciones desde el sector privado, para suministrar un impulso productivo que
pueda propender al aumento del bienestar de la población[19].
En el campo fiscal, la administración bolivariana ha mantenido una
permanente posición de éxito sobre los ingresos tributarios distintos del
petróleo. En los inicios de la administración, instituciones como el SENIAT
insistieron en la voluntad de los ciudadanos venezolanos para pagar sus
impuestos que ahora –dada la presencia de la administración bolivariana- si
verían reflejados en mejoras públicas. Cada proceso de recaudación de impuestos
generalmente ha terminado con una evaluación de éxito en cuanto a que se ha
recolectado más que el año inmediato anterior, para los efectos de aumento de
los ingresos públicos. Sin embargo, la realidad fiscal de Venezuela por el lado
de los ingresos tributarios no es muy distinta de otros países de la región.
Los datos del Banco Mundial en un estudio relacionado, son expresivos en tal
sentido: “Actualmente, con la excepción de Argentina y Brasil, la región se
caracteriza por tener ingresos fiscales totales relativamente bajos. El
promedio de los ingresos fiscales totales en 2010 fue de 20,4% del PIB en
América Latina, en comparación con 33,7% en los países de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico, por ejemplo. Por otro lado, en la
composición de estos ingresos fiscales tenían más peso los impuestos
indirectos (a las ventas) y las contribuciones a la seguridad social que el
impuesto sobre la renta y la propiedad, lo cual conducía a un sistema que no
es especialmente progresivo.” (Banco Mundial, La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América
Latina, 2013, pg. 12).
B. Depauperación
absoluta y relativa.
O. Lange expresó con claridad y precisión lo concerniente a la depauperación absoluta y relativa en la
sociedad del capitalismo avanzado. A nuestro parecer, esto lo logra en un
ensayo intitulado “¿Que debemos conservar de la teoría de la depauperación?”
(En: Oscar Lange, La economía en las
sociedades modernas. Ed. Grijalbo. México 1966). Para los ya lejanos
tiempos en que fue escrito, aquella sociedad había logrado recoger los frutos
del crecimiento en la segunda postguerra y se había, por tanto, alcanzado
contener la depauperación absoluta,
que Carlos Marx había vaticinado. Lange acota esta idea en cuanto a la
contención del empobrecimiento generalizado: el capitalismo tiene tendencia a
la depauperación absoluta. Los
hechos parecieran indicar que esta idea va más allá de la discusión entre
Keynesianos, Neoliberales y otras figuras. Hoy día este tipo de disputas está
considerablemente enriquecido con la amplia discusión que ha introducido, entre
otros planteamientos, el libro de Thomas Piketty, Capital in the twenty-first century (The Belknap Press of Harvard
University Press. 2014)[20],
sobre los resultados de la concentración del ingreso en el capitalismo y la
necesidad de introducir impuestos e instrumentos de nivelación para el sistema.
En el plano de los resultados sociales, las sociedades del capitalismo
avanzando continúan, y todo indica que continuarán, presentando problemas con
los tramos de viejas y nuevas figuras de pobreza y violencia así como
migraciones o desplazamientos del factor trabajo al interior de las mismas. En
el campo económico los países de la OCDE tienen varios lustros midiendo y procurando
tasas de crecimiento que nunca terminan de alcanzar niveles importantes, o, un
nivel de desempleo que supera la llamada tasa
natural, sin perspectivas claras de disminución. Son los casos de
Inglaterra o España[21],
pero también-aunque en menor grado- de los mismos EE.UU.
Las sociedades como Venezuela y sus vecinos, presentan, por su parte,
estos problemas, y otros adicionales, de manera más acentuada. En el área de la
depauperación relativa, en su
expresión en cuanto a distribución factorial de ingreso, varios grupos de
países en desarrollo, generalmente han presentado un perfil menos equitativo
que el de los países avanzados. En la depauperación
absoluta, su situación, tradicionalmente, ha sido más notoria en cuanto a
la pobreza o expresiones de miseria según los casos.
Antes, en Economía podían usarse los conceptos de Demanda Potencial y
Demanda Real para acercársele a una población y apreciar su perfil de demanda.
Hoy en día, en América Latina y Venezuela, estos conceptos se enfrentan a un
escenario realmente problemático y hasta paradójico, según la nación de que se
trate. Es así como en Venezuela, aun con el caso de la extensión de pobreza –o
para evitar efectos de altibajos en los indicadores, de la extensión del paquete de la pobreza, como expresión más global que la que
solo se asocia al deterioro del salario-, y relacionado con la polarización del
ingreso, se observan formas de consumo (tipo grandes centros comerciales,
consumo de ciertos autos y motos, entre otras) y desempeño de los ciudadanos,
que fueron expresiones de haber alcanzado los consumidores altos niveles de
bienestar, en el caso de las naciones más avanzadas.
Ante el desarrollo de la pobreza en los años ochenta y noventa en
Venezuela[22],
se extendió la idea del tratamiento focalizado de la misma a través de los Target Groups o Grupos Objetivo (o,
como se destacó más arriba a través de los
Programas Sociales Compensatorios-PSC
de la segunda administración de Carlos Andrés Pérez). La experiencia Venezolana no ha sido satisfactoria en cuanto a la
efectividad de estos programas. Tanto así que, también fueron criticados por la
administración bolivariana desde sus inicios. Se pudo observar a comienzos de
los años dos mil, que existía un contingente poblacional que podía ser excluido
de tales grupos, por escasez de recursos o por agotamiento de los programas
compensatorios, y presentar ante los mismos un sentido potencial (dada su
exclusión). Pero también, experiencias como las de los hogares de cuidado
diario, no demostraron su efectividad o conveniencia de manera contundente.
C. Miseria
violenta.
En tales circunstancias, se fue desarrollando una marginalidad más
excluyente y extensiva. Es ese el basamento para lo que se fue conformando como
una miseria violenta, en la década
previa a la administración bolivariana, y que ha aumentado en el período de
esta última[23].
Esta, es el tipo de miseria agresiva y explosiva que se ha venido expresando en
la sociedad venezolana en la década de los noventa y los dos mil y que se puede
agudizar aún más, dado el deterioro del salario real, la disminución de las
oportunidades de empleo, la inmigración no planificada y otros elementos. Se
trata de un tipo de miseria que produce en el afectado un comportamiento
agresivo en cualquier dirección y que, por supuesto, es base para el tipo de
delincuencia atinente a los grupos menos favorecidos en la distribución del
ingreso. Juan Carlos Méndez, novelista venezolano residenciado en España,
refleja parte de esto en entrevista donde habla de su novela Los maletines (Juan Carlos Méndez
Guédez, Los Maletines. Editorial
Siruela, 9 Abril 2014): “…Los venezolanos nos
juntamos y, en tres minutos, el tema de conversación es el último atraco, el
último secuestro, la última andanada de tiros de los paramilitares chavistas. Y
eso sucede no por azar o masoquismo, es que estamos hablando de un país donde
asesinan a mucha más gente que en Gaza. La ferocidad de la violencia es lo que
nos explica en este momento.” (www.informe21.com
25-08-14). En la evolución de la administración
bolivariana, puede afirmarse que se ha apuntalado por el odio y el
resentimiento que ha venido animando el periodo gubernamental de más de
diecisiete años de ejecutorias de la misma. Pero también por las migraciones
internas, las invasiones y la sobrepoblación de zonas como Guarenas-Guatire,
los Valles del Tuy y los Teques, como se señala más adelante.
Son múltiples y variadas las expresiones de esa miseria violenta. Algunos casos pueden encontrarse, por ejemplo, en
los enfermos y mendigos agresivos o en los adolescentes que deambulan por la
ciudad y que en adelante serán adultos[24].
Pero también en la pérdida notoria de un sentido mínimo de respeto ciudadano
hacia normas y costumbres que, por lo demás, también se ha venido presentando
en otros grupos sociales, tal cual hemos señalado más arriba.
En el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989/1993) algunos
manejaron el planteamiento reconfortante,
de que la pobreza estaba ahí y las políticas de ajuste y estabilización
lo que hicieron fue sacarla a la luz (igual caso ha sido con la administración
bolivariana, dado su señalamiento en cuanto a que fueron otros los que crearon
la pobreza antes de 1999). Es indudable que hubo variados resultados producto
de las opciones de políticas tomadas o de elementos como la inflación o el
desempleo. El segundo gobierno de Caldera (1994/1999), invirtió tiempo en
políticas económicas de considerable variación –entre otras la cambiaria- y en
la justificación e impulso de la idea de la unidad nacional más que en abatir
formas de pobreza que continuaban desarrollándose. En la administración
bolivariana se dedicaron los primeros años sustituyendo -o buscando sustituir-
los programas sociales referidos, por otros, tan o más problemáticos, como el
Banco del Pueblo, “los niños de la patria” y la “conversión de los invasores en
constructores”, hasta que en el año 2004 se iniciaron las misiones en salud, educación y otras. Para la segunda década del
siglo XXI, con claros fines sociales según las percepciones de política
económica y social de la administración bolivariana, pero también dado el
escenario político de los años 2012/2014, se acentuó la política de controles,
supervisión y de enfrentamiento con el sector privado de la economía, entre
otras razones por desarrollar este -en connivencia con factores políticos-
según la administración referida, una guerra
económica. En cualesquiera de los casos, la evolución económica fue
derivando en aumento de la pobreza entre 2012 y 2013 así como en 2014 y en un
escenario de escasez, desabastecimiento e inflación acentuada. Para finales del
primer semestre de 2014 la administración bolivariana ofreció aumentar en
variados sentidos la atención de la pobreza[25].
D. El estudio de
las Universidades.
En un proyecto conjunto
de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Central de Venezuela (UCV) y Simón Bolívar (USB) sobre la pobreza -llevado a cabo durante 2014- se propuso evaluar mediante encuesta en hogares, el acceso de la
población a la vivienda, servicios de salud y educación, trabajo, programas
sociales y alimentación. Sus resultados señalan que poco más de 3,5 millones de
hogares venezolanos (de un total de 7,2 millones de familias) son pobres, y de
ellos, 1,2 millones subsisten en la pobreza extrema (grupos familiares cuyos
ingresos no alcanzan para garantizar la ingesta de 2.200 calorías por día y
persona[26], ni servicios básicos como
agua y electricidad). Las cifras indican que el nivel de pobreza para 2014, fue
de 48,4% de la población -superior a la registrada en 1998, de 45%- así como
que del total de pobres, uno de cada tres son nuevos.
Luis Pedro España –responsable del proyecto-, durante la presentación de
los resultados del mismo –finales de enero2015-, señaló que “Venezuela entró
nuevamente en un ciclo de aumento de la pobreza, tal y como se vivió en
momentos de ajustes económicos, por ejemplo en 1989 y 1996, o de tumulto
social, como en 1992 y 2002”. Las llamadas misiones, los programas de
asistencia social del Gobierno atienden a 10% de los hogares encuestados y casi
la mitad de los favorecidos de esos programas no son pobres. “Esto nos indica
que las misiones ni son masivas ni dan protección social efectiva, porque no se
están concentrando en el sector más vulnerable de la población”. Esas misiones
se han mostrado como efectivos medios de control social y político, pero en el
escenario ya entrado 2015 solo su reorganización ayudaría a convertirlas en
atenuantes reales ante la crisis. En tal escenario, el costo político de esa
reestructuración, que presumiría despojar de las prebendas de las misiones a un
sector de los seguidores de la administración bolivariana así como desalentar
las expectativas generales de la población, de hacerse receptores de tale
ayudas, seria significativo.
El estudio
determinó que 57% de las personas que no son beneficiarias de misiones desean
serlo. Se concluye en los resultados del informe que no ha habido plan de
solución estructural de las penurias asociadas al empobrecimiento y que “Se
impone diseñar un auténtico plan de superación de la pobreza basado en el
esfuerzo y la productividad” (www.ultimasnoticias.com.ve
29 de enero 2015; www.elpais.com 1 de
febrero 2015).
El mismo Proyecto
conjunto de las tres universidades presentó los resultados de 2015 ya avanzado
el mes de noviembre de este último año. La llamada así Encuesta de Condiciones
de Vida 2015 (Encovi) elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello, la
Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar presenta un
aumento de la pobreza en general comparado con 2014 y con años y lustros
previos[27]. En cuanto a pobreza de
ingreso se registra que 73% de los hogares y 76% de
los venezolanos estaban en pobreza de ingresos; demostrando las cifras que la miseria había
aumentado con velocidad alta puesto que la Encovi 2014 había registrado 48,4%
de hogares en penuria y 52,6% para las personas. Los niveles de pobreza habrían
sido de 58,9% en 1989 (año
del recordado Caracazo); 55,4% en 1998 (HC ganó las elecciones presidenciales)
y 61% en 2003 (año de alta
conflictividad política). Inflación, escasez, conflictos entre oferta y demanda
y deterioro en las condiciones productivas son parte de los elementos que se
resaltan en la encuesta (ver www.prodavinci.com
20 de noviembre de 2015 Blog de Víctor Salmerón; www.el-nacional.com 21 de
noviembre 2015 pág. Economía/3).
En el mismo sentido
debe destacarse lo registrado en la Publicación Panorama Social de América Latina 2014 de CEPAL, con registros para
2013. En tal informe se señala así que: “En la República Bolivariana de
Venezuela, la tasa de pobreza aumentó 6,7 puntos porcentuales entre 2012 y 2013
(del 25,4% al 32,1%) y la tasa de indigencia 2,7 puntos porcentuales (del 7,1%
al 9,8%) en el mismo período”. Aunque la posición de Venezuela es muy
desventajosa en relación a la mayoría de los países de la región, pues en
varios disminuyó la pobreza e indigencia, el contexto general de la región ha
implicado entre 2011 y 2014 un estancamiento en la disminución de los índices
de pobreza[28].
Todo este escenario ha acentuado el paquete de pobreza en el que se
encuentra la población venezolana, entendido este como el que puede abarcar
además de los niveles de ingreso, los concernientes a inflación, deterioro de
los servicios de salud y educación, escasez, desabastecimiento e
inseguridad. Este paquete de pobreza ha revelado
nuevos espacios y formas de pobreza que se han trasladado rápidamente a las
urbes principales y sobre todo a la ciudad de Caracas, donde es palpable el
deterioro en las condiciones de vida. Esto ha estado asociado también -y
paradójicamente- a la afectación, en la administración bolivariana, de avances
que se habían logrado antes de ella, en cuanto a descentralización y formas de
poder local, puesto que se ha acentuado el centralismo
y las confrontaciones con factores de oposición o simplemente con las
ejecutorias de la propia administración local del caso[29].
E.
Expansión de la pobreza y la miseria.
Correspondiente con lo señalado puede señalarse que
el entendimiento del empobrecimiento de los venezolanos en los últimos lustros,
no puede partir del discurso emanado de la propia administración bolivariana,
entre otras razones por el grado de ideologización que ha adquirido este
último, en el sentido de ocultamiento de la realidad. Para ilustrar esto último
puede partirse de la cadena[30] presentada al país por el
presidente NM el 18 de Agosto de 2016 (ver www.vtv.gob.ve).
En esta cadena nacional, donde se activó el motor número 15 –o último- de los
que puso en marcha la administración bolivariana desde comienzos del año 2016,
deben destacarse varios elementos para ilustrar lo indicado. 1. El Presidente señaló que en la
administración bolivariana se ha dedicado un 64% de los ingresos petroleros a
solucionar y atender necesidades sociales diversas de los ciudadanos, mientras
en las administraciones anteriores se promedió un 30%. Es necesario realizar
una evaluación para medir la eficiencia en la administración de ese porcentaje
de más de un billón de dólares de
ingresos del caso, con los resultados de pobreza acumulados desde 1999 y con
los costos que se observan públicamente en variados proyectos de inversión a
nivel internacional. 2. Complementando
lo anterior pronosticó una reducción de la pobreza y de la pobreza crítica para
lo que restaba de 2016, a pesar de existir un contexto de “guerra económica”.
Como se sabe, esta última no ha sido más que una excusa permanente que ha
permitido mantener el conjunto de políticas económicas y sociales asociadas a
los proyectos económicos-políticos de la misma administración. 3. Señaló también el Presidente que, en
el futuro cercano, Venezuela seria reconocida como expresión de un milagro económico donde consolidaría el
estado de bienestar (¡!). Para esto ofreció y amenazó con mantener por tiempo
indefinido la inamovilidad laboral, y aumentar salarios para combatir la
inflación impuesta por “ellos” (debe entenderse se refería a grupos
empresariales y políticos en líneas de oposición o simpatizantes del
capitalismo). Debe recordarse que, elementos de política económica como los
señalados, han estado en el conjunto de determinantes de resultados económicos
y sociales altamente inconvenientes en más de diecisiete años de administración
bolivariana y, más aun, después de 2012. 4.
El Presidente -y funcionarios que lo acompañaban- destacaron como muy
importante la subida de la nómina de SIDOR en número superior a 17.000
trabajadores –como ejemplo de varios casos-, a pesar de tener en números reales
-y ofrecidos por los mismos funcionarios- una producción bajísima en relación a
niveles alcanzados anteriormente y de que uno de los descubrimientos del mismo Presidente para el nuevo socialismo es que hay que desarrollar la productividad, lo cual no ha sido materializado en los resultados
de numerosas empresas que por variadas razones han sido estatizadas.
La CEPAL, en
años recientes, había señalado una disminución de la pobreza en la región; en
tiempo más cercano aun, ha resaltado un cambio de esa evolución, destacando un
resurgimiento de la pobreza, tal cual se señala más arriba. Venezuela y los
administradores bolivarianos, se ufanaban con índices del caso, de haber
disminuido la pobreza y en ello se apoyaban también en reconocimientos como los
de la FAO en cuanto a supuestos éxitos en manejos alimentarios; hoy día, a
pesar de sus entusiasmos y exageraciones, ya no son tan enfáticos, aun con lo
indicado en la cadena del Presidente aludida. Nuestra idea, indicadores más,
indicadores menos, es que la pobreza no ha dejado de crecer en los últimos 30 o
cuarenta años. El salario real que en los setenta comenzó una caída, no ha dejado de tenerla.
En cuanto a la evolución más reciente de la pobreza
pueden resaltarse informaciones difundidas por el INE a mediados de 2016[31]. En el nuevo suministro
de información por parte del organismo indicado la administración bolivariana
admite un nuevo aumento de la pobreza en Venezuela al situar en 33,1% el número
de hogares pobres para el primer semestre de 2015, lo cual significa 3,7 puntos
más con respecto al primer trimestre de 2013. Así, 2.434.035 hogares
venezolanos estaban en situación de pobreza hasta junio de 2015,
implicando que 950.771 hogares se incorporaron a la línea de pobreza por
ingreso.
Las consideraciones del Programa Venezolano de
Educación Acción en Derechos Humanos (Provea)[32] -organización no
gubernamental-, al considerar el informe del INE es que 4.791.917
venezolanos pasaron a ser pobres en los primeros dos años y medio de
gestión del Presidente NM. Señaló la organización -de manera importante- que “Aunque
el INE suprimió de su portal web la información referida al número de personas
en situación de pobreza, esta cifra indica que -en promedio- 12.170.175
venezolanos se encontraban en condición de pobreza hasta el primer
semestre del 2015, esto abarcaría al 39,7% de la población”. En los
primeros dos años del mandato del
Presidente NM, el porcentaje de hogares en condición de pobreza ascendió:
de 21,2% en enero de 2013 a 33,1% en junio de 2015 -incremento de
11,9%-. “Mientras en el número de personas pobres el repunte se sitúa
en 64,94% al pasar de 7.378.258 personas en situación de pobreza para
diciembre de 2012 a un promedio de 12.170.175 personas pobres en junio de 2015”
(ver www.lapatilla.com, en Nacionales
270816; www.elmundo.com.ve 280816).
A comienzos de los noventa, observamos, cómo,
producto de políticas y acumulación de problemas se comenzaba a desarrollar en
Venezuela una especie de miseria
violenta –señalada y definida más arriba-, agresiva y que no se observaba
en la previa evolución de la nación. A algún autor pudimos leerle, su acertada
y premonitoria afirmación de que de ahí en adelante debíamos prepararnos para
observar el regreso a tallas bajas, nuevas enfermedades y el resurgimiento de
viejos padecimientos. Efectivamente, eso ha sucedido y hoy se presenta con una
aguda aceleración, pues a los deterioros en el salario real se le suma la
escasez y usencia de medicamentos. El hambre y la escasez viajan en las
personas, en el Metro y transportes y se desplazan en las calles; en su
delgadez, en la permanencia de enfermedades sin solución y atención
estatal -por el agudo también deterioro
de los servicios públicos-, pero igualmente en las deformaciones físicas y la
presencia de aspectos e imágenes desconocidas -o no tan manifiesta y agudamente
presentes- en la vida urbana e incluso rural en la Venezuela anterior a
aquellos años.
El surgimiento de ciudades y el desarrollo de las
que ya existían, permitieron, con la aparición del petróleo y el impulso de la
industrialización, la promoción de la civilidad, la vida urbana, el orden y el
aprovechamiento de servicios públicos en salud y educación. Por lo menos ya abiertamente
desde los años cincuenta, la educación pasó a ser un claro mecanismo de ascenso
social y mejoramiento de las familias. Las campañas públicas de vacunación,
fumigación, construcción de carreteras –algunas iniciadas incluso décadas atrás
de los años señalados-, permitieron que una economía de poca población y baja
tasa en su crecimiento, vieran mejorar sus condiciones de vida. Finales de los
cincuenta, años sesenta y parte de los setenta, permiten apreciar
retrospectivamente una población nativa de mezcla con migraciones -sobre todo
europeas- que albergaba la idea de progreso y de posibilidades de desempeño[33]. La izquierda política no
lo creía así. Pero eso era desarrollo. Y hasta los menos favorecidos en la
distribución del ingreso, podían albergar posibilidades de hacer algo o de
mejorar.
A todo eso se le aunaba una difusión de valores, de
orden y disciplina en la sociedad. Los elementos disonantes del equilibrio
social eran pocos –entre otras razones por eso la izquierda política fracasó en
tales años y décadas-, por y a pesar del rentismo -el cual no había entrado todavía en sus
mayores niveles de perversión-. Estos comenzaron o se profundizaron con la
Venezuela Saudita –para la segunda mitad de los años setenta del siglo XX- y se
empezó a abandonar la idea e importancia del trabajo[34] y el progreso y con ello
-y con las terquedades y falta de previsión de administraciones de los años
ochenta y noventa-, comenzó a ampliarse la inestabilidad en los manejos
estatales y a extenderse y a aparecer la pobreza y la miseria violenta, correspondientemente.
Visto así, los pobres del contexto de la
administración bolivariana, se comenzaron a impulsar en los años ochenta y los
noventa del siglo pasado, debido a las ejecutorias de políticas sin consenso,
sectarias, no inclusivas y sin rostro
humano[35],
como se señaló en varias
oportunidades. Pero lo que no era
fácil prever era que la administración bolivariana -iniciada en 1999 y que ya
lleva más de 17 años-, podía abonar el terreno y encaminar el país hacia mayor
miseria, enfermedades y pobreza que las que encontró. La administración
bolivariana comenzó ilusionando a muchos con las ideas de adecentar la nación,
eliminar la corrupción y enrumbar con consenso al país por el camino del
desarrollo, pero terminó en el período señalado funcionando con aquellos perfiles
y con los de administrar un proceso de cambio económico y social (“revolución”)
suficientemente mostrado[36] en otros lugares y
latitudes y no exitoso en su idea de desplazar la economía de mercado.
El escenario, aunque siempre se puede empeorar, después
de más de tres lustros se ha presentado ya bastante problemático. La administración
bolivariana sobre todo para 2015 y 2016 comenzó a presentarse abiertamente
contraria al rentismo –pues asumió su crítica- pero es de las que más lo ha
apuntalado y convirtió el erario público
en escenario de buscadores de renta y corrupción. No ha perfilado
ninguna posibilidad de cambio en política económica, por sus compromisos
políticos nacionales e internacionales que, curiosamente, se presentan como de
izquierda y revolucionarios a pesar de los excesos en los modos de vida de sus
líderes, asimetrías en los usos de bienes y recursos públicos de parte de estos
-al compararlos con el resto de agentes sociales- e impulso de la corrupción.
Ha tratado de crear un hombre nuevo (confusamente
definido en la teoría y con peores resultados prácticos) pero ha convertido su
idea del socialismo en la dependencia más crasa de los ingresos y apoyos
estatales, en condiciones de una promesa de bienestar que solo logran
materializar los corruptos, los articulados a los apoyos estatales o los
sectores que nacieron con altos niveles de vidas o son los mejores ubicados en
la distribución del ingreso. De resto, clases medias y sectores populares diversos,
han ido siendo afectados por la hiperinflación, la escasez y la falta de
oportunidades y crecientemente han venido percibiendo que cada día las cosas han ido empeorando.
Es este el escenario donde la distribución espacial
de ciudades como Caracas ha ido perfilando, en base al deterioro de los
servicios, desorden y pérdida de valores desde la escuela y la familia -o
permite observar- la extensión de la miseria que ya han venido destacando
varias universidades o institutos nacionales como la UCV, UCAB, USB, CENDES e
IESA, en registros y estudios diversos,
tal cual fue señalado más arriba. En este sentido, el triángulo que sobre
Caracas marcan Los valles del Tuy; Guarenas–Guatire; Las adjuntas, zonas
cercanas y los Teques, marca una pauta de alta preocupación para el futuro equilibrio
urbano regional. Con estas dimensiones, la pobreza no está estable, cada día
crecerá más.
Contrario a lo que con frecuencia ha afirmado
–directa o indirectamente- el Presidente NM, no es un milagro económico lo que
se encontrará en Venezuela, es casi lo que se requerirá para que -en otras
condiciones políticas y administrativas-
la nación y sus ciudadanos vuelvan a encontrar un sendero. Consenso,
unión sector público sector privado, desarrollos de exportaciones alternativas que
solo se logran en contextos favorables con la inversión y la producción,
fortalecimiento institucional, mejores o particulares prácticas y otros
elementos, son parte de lo trajinado para estructurar políticas diferentes y
más adecuadas que las que se han seguido -sin ningún éxito- aplicando en
Venezuela. Tampoco será tan fácil como creen algunos contrarios a la
administración bolivariana, pero el trazo en el que esta ha persistido es
suficientemente equivocado, distorsionante y generador de pobreza. Es de allí
de donde sigue y seguirá saliendo pobreza y miseria violenta.
IV. NOTA
FINAL
Hemos tratado de ordenar una reflexión sobre las
interrelaciones que podrían considerarse en cuanto el marco
institucional-histórico relacionado con parte de las llamadas reglas del juego, como base del
desarrollo posterior a los años setenta que es donde un conjunto de
administraciones impulsan el menos eficiente aprovechamiento del rentismo, al pasar a ejecutar políticas
sin consenso, temporalidad o de imprecisa búsqueda de sectores competitivos
para el país; ese es un contexto que ha afectado de manera muy importante el
nivel de vida y el salario real de los venezolanos dando paso a la profusa
aparición de la pobreza a pesar de los engreimientos permanentes de distintas administraciones
que se han comportado con un criterio fantasioso –y además dispendioso- de la
riqueza[37]. En ese desiderátum, la
administración bolivariana es el más deficiente de los puntos de llegada en
cuanto a concepciones, manejo de la política económica y resultados.
De lo revisado en cuanto a tres perfiles del orden en la sociedad venezolana, puede
afirmarse que ninguno de ellos permitió el transito al desarrollo. ¿Por la
responsabilidad de los distintos administradores de la nación, por los
problemas estructurales? No es fácil responder por qué la colonia, el petróleo
o la industria no dieron esos resultados,
a excepción de lo que aproximativamente puede plantearse de nuestra
parte.
De lo inferido sobre la política social, puede recordarse como la discusión de algunas
décadas atrás en varias naciones de América Latina había ubicado a aquella al
lado de la política económica, para
que actuaran conjuntamente y no en una actitud de apaga fuego en el caso de la primera; poco de eso se aplicó en la
Venezuela de las décadas más recientes. Además de ineficiencias y aspectos relacionados
como la corrupción, la actitud de la administración bolivariana ha sido atender
necesidades de los sectores menos favorecidos en la distribución del ingreso con
medidas efectistas, rápidas y fomentadoras de la dependencia estatal de parte
de los ciudadanos. Misiones y programas de distribución de alimentos así lo
testifican.
Algunos elementos de la política económica y social
de alto impacto en el bienestar de los venezolanos, como es la política
salarial en la administración bolivariana, ha seguido los patrones
tradicionales en su relación con la inflación. En tal sentido, las
administraciones de las últimas décadas, no tienen mayores diferencias en los
manejos ligeros de los aumentos salariales que terminan no solo impulsando o
siendo absorbidos por la inflación sino afectando problemas estructurales en la
producción y el bienestar. Más dramático aun, desaparecen nivelaciones y
parámetros entre salarios y precios y en general en los precios relativos.
Ligado a elementos de política económica como la inamovilidad laboral y
condiciones institucionales y políticas poco estimulantes para reorganizaciones
o reestructuraciones se tiene así el escenario menos adecuado para mejoramientos
de inversión y productividad.
Problemas significativos en la desviación del
desarrollo, se ven ahora acompañados por dificultades agudas para impulsar el
crecimiento, dadas las restricciones de ingresos que proporciona el rentismo
petrolero debido a la disminución de precios por barril desde 2014, compromisos
de pagos en endeudamiento, condiciones y dinámica hiperinflacionaria junto a quiebra
de empresas y aumento de la informalización de la economía. Es este el contento
evolutivo y amplio de la extensión de la pobreza y la miseria.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1] Revisar
este concepto requiere ahondar en sus propias ideas sobre la hegemonía y la
Sociedad Civil.
[2] Gramsci
murió en la cárcel en 1937, antes de iniciarse la segunda guerra mundial.
[3] Las
referencias a estos autores es meramente puntual y no interés para ser
desarrollado en este trabajo.
[4] Ver: Aníbal
Romero, Pesimismos que alimentan; en: Venezuela
siglo XX. Visiones y testimonios. Fundación Polar, Coordinador Asdrúbal
Baptista. Caracas 2000.
[5]
Francisco de Miranda, Diario de Viajes;
Monte Ávila Editores caracas 1992.
[6]
Obviamente que este planteamiento no afecta el reconocimiento de que la fuerza
fundamental del poder político se encontraba en el poder colonial, pero
igualmente era manifiesta la distribución de poderes según la estructura social
mencionada. Es llamativo como algunos de los primeros -y también fundamentales-
independentistas como Francisco de Miranda –y seguramente ello derivaba de la
estrategia política- resaltaban mayormente lo determinante del poder colonial.
Es así como en uno de sus primeros planteamientos a William Pitt –en razón de
solicitud de ayuda para el proceso de independencia de las colonias hispanoamericanas que buscaba
impulsar, resalta como la colonia esperaba que la ayudasen a: “…sacudir la
opresión infame en que la España la tiene constituida, negando a sus naturales
de todas las clases el que puedan obtener empleos militares, civiles o
eclesiásticos de alguna consideración y confiriéndolos solo a los españoles
europeos de baja esfera por lo general, que vienen allí únicamente para enriquecerse, ultrajar y oprimir a los
infelices habitantes, con una rapacidad increíble…” (citado en Inés Quintero, El hijo de la panadera. Editorial ALFA
Caracas 2014; pág. 75).
[7] “…el
régimen sociopolítico liberal democrático, que se postulaba como objetivo; y en
cuya instauración se trabajaba, como expresión moderna de la democracia,
aportaría el disfrute y la garantía de la libertad… Esto último,
presumiblemente, porque ella advendría acompañada de la promoción de un
bienestar basado en el trabajo y el esfuerzo políticamente organizado de una
sociedad que aún se hallaba, en su absoluta mayoría, sumida en el atraso y la
pobreza; además de lastrada de sometimiento” (Germán Carrera Damas, Rómulo Histórico. Ediciones Alfa, 2013;
pg. 360).
[8] Han
continuado presentes el agudo problema de los déficits y si se han cumplido o
no las metas trazadas para la satisfacción de los mismos.
[9] Se le
denomina propiamente como el salario integral y debe apreciarse que el bono de
alimentación generalmente ha aumentado menos que el salario y, dados niveles
altos de inflación como los de 2013 (56%) o los registrados ya entrado 2014 y
los cuales se habían previsto (5% en varios meses; 5,7% en abril y 5,7% también
en mayo, www.el-nacional.com, 17-5-14
y www.elmundo.com.ve 13-06-14), es
fácil que en tales momentos se hayan perfilado perdidas de poder adquisitivo.
Ello llevó, entre variados factores presentados (aumentos de precios de bienes
regulados, fijación de precios de otros rubros que significaron aumentos) al
director de econométrica, una firma consultora, a ubicar una pérdida de poder
de compra de 4% mensual ya establecido el escenario 2014 (ver www.eluniversal.com 12 de mayo 2014). El
nivel de inflación acumulado para mayo 2014 había alcanzado 23% (www.elmundo.com.ve 13-06-14). Para el mes
de noviembre del mismo año la inflación acumulada alcanzó 60,1% (www.el-nacional.com 1 de enero 2015);
superando para ese mes como se observa el nivel acumulado en 2013.
Definitivamente la inflación terminó registrándose para 2014 en un monto de
68,5% (ver www.informe21.com 14-02-15)
[10] Comenzando
el último trimestre de 2014 Cendas (grupo de análisis que tradicionalmente ha
supervisado la inflación y sus repercusiones en la canasta alimentaria y la
básica) difundió sus apreciaciones y registros sobre el costo alcanzado por la
canasta alimentaria y básica –como en otros casos deben entenderse en su debida
temporalidad-. En cuanto a la primera, para el mes de septiembre de 2014 su
valor se ubicó en 14.080,98 bolívares, incrementándose el mismo en Bs. 598,42 -4,4%,
con respecto al mes de agosto de 2014 y 97,7% entre septiembre de 2013 y el
mismo mes de 2014-; requiriéndose de
esta manera, 3.3 salarios mínimos para poder adquirir la canasta (Ver www.elmundo.com.ve). Por
su parte el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación
Venezolana de Maestros, Cendas-FVM, señaló que la canasta básica familiar
registró un aumento de 11.819,03 bolívares (92,9%) entre agosto de 2013 y
agosto de 2014 y pasó a ubicarse su costo en 24.541,63 bolívares.
Requiriéndose, en tales condiciones, 5,8 salarios mínimos (Bs 4.251,78) para
poder cubrir todos los gastos relativos a una familia. La canasta básica
familiar que mide el Cendas-FVM se refiere al conjunto de bienes y servicios
indispensables a los que debe acceder una familia para satisfacer sus
necesidades fundamentales (gastos alimentarios, alquileres, vestimenta y salud,
entre otros elementos). Debe señalarse que esto representó alrededor de 93% de
aumento -para un año- en el costo de tal canasta básica y según estos registros
presentados para octubre 2014 (Ver MSN Dinero, www.msn.com
14/10/14). Los registros de la misma fuente reseñados para mayo de 2015 resumen
los efectos de la inflación y el correspondiente deterioro en las condiciones
de vida de la población, vistos a la luz del precio de la misma canasta básica
familiar: “El precio de la Canasta Básica Familiar (CBF) de abril costó Bs.
37.960,36 aumentando Bs. 2.835,91 (8,1%) con respecto al mes de marzo, según el
estudio del Centro de Documentación y Análisis Social de la federación Venezolana
de maestros. La variación anualizada para el período abril 2015-abril2014 fue
de 107,2% o Bs. 19.638,07; lo que representa tres y medio salarios mínimos (Bs.
5.622,48). Se requieren 6.8 salarios mínimos para poder adquirir la canasta
básica para una familia de cinco miembros.” (www.el-nacional.com 20 de mayo 2015). En
la misma línea de estos registros y difundido en variadas fuentes, el informe
de Cendas para noviembre de 2015 destacó como la canasta básica familiar de Octubre
subió a 110.116,47 bolívares, incrementándose en 12.824,61 bolívares
(13,2%) en comparación con Septiembre del 2015, e indicando el requerimiento de
11,4 salarios mínimos para poder adquirirla (ver www.mercadosyacciones.com
25/11/2015). Ya en 2016, el precio de la canasta básica familiar para enero, ascendió a Bs
157.833,30, según informe del mismo Cendas; precisándose un aumento de
Bs 18.559,92, 13,3%, con respecto al mes de diciembre de 2015 (con una variación anualizada para el período
enero 2016 / enero 2014 de 395,7%), y requiriéndose 13.1
salarios mínimos para poder adquirir la canasta en referencia (ver www.ultimasnoticias.com.ve 2 de
marzo 2016). Para el caso del mes de marzo del mismo 2016, la Canasta Básica
Familiar aumentó a 203.943,95 bolívares, y para poder adquirirla -una familia
de cinco miembros-, se requieren para el momento señalado 17,6 salarios mínimos
(11.577,81 bolívares). Es evidente el creciente deterioro en las condiciones de
vida de una familia al observar el aumento del número de salarios mínimos
requeridos para alcanzar el valor de la canasta básica (ver www.el-nacional.com 28 abril 2016).
[11] Entrado
ya 2015, Cendas presentó cifras que podrían apreciarse como consolidadas dado
el tiempo transcurrido en meses -según las referencias anteriores- y las cuales
representan una diferencia no insignificante; aunque no alteran el sentido de
las tendencias señaladas en cuanto al deterioro del salario real y de las
posibilidades de acceso a la canasta alimentaria (en descargo de la
organización debe recordarse el retraso que han presentado distintas
instituciones públicas en el suministro de la información de variables
fundamentales de la economía como la inflación y tal cual es resaltado en este
trabajo). De esta manera, para Cendas la Canasta Alimentaria tuvo un costo para
el mes de diciembre de 2014 de 12.306,09 bolívares, con un
incremento de 91% en relación a diciembre de 2013 (Bs. 5.889,99). De
manera más especifica la organización destacó como entre noviembre y diciembre
el costo de los alimentos básicos varió en 14,6% (1.566,36 bolívares más por
los mismos productos). En diciembre de 2014 subieron nueve de los 11 rubros que componen la canasta alimentaria.
Entre los productos que más vieron incrementados sus precios: carnes y
preparados (36,8%), grasas y aceites (24,8%), leche, quesos y huevos (17,1%),
cereales 13,3% y verduras 10,6% (ver www.6topoder.com
19 de febrero de 2015). Observado desde la perspectiva de finales del tercer
trimestre de 2015, el panorama es considerablemente más complicado en cuanto a
deterioro acumulado, si se parte de medir solamente el
costo alimentario. Así, el Centro de Documentación de Análisis Social de la
Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) señaló que la Canasta
Alimentaria Familiar (familia de cinco miembros) del mes de agosto aumentó a
50.625,52 bolívares. Entre julio y agosto la misma presentó un aumento de 8.943,82
bolívares, lo que representó un incremento de 21.5% en un mes, requiriéndose
6,8 salarios mínimos (7.421,68) para poder adquirirla (www.el-nacional.com 30 de septiembre
2015). Esta tendencia se agudiza para el mes de noviembre y de esta manera la
canasta alimentaria familiar de este mes se ubicó en 79.255,26 bolívares, de
acuerdo con el reporte del mismo Centro; específicamente aumentó Bs.9.387,18 (13,4%)
con respecto al mes de octubre; teniendo entre noviembre de 2014 y noviembre de
2015, un incremento de 401,3% y requiriéndose 8,2 salarios mínimos (9.648,18
Bs) para poder adquirir la canasta (familia de cinco miembros) (ver www.el-nacional.com 21 de diciembre 2015).
En el agudo contexto de inflación, escasez y desabastecimiento con el que Venezuela y sus ciudadanos
entraron a 2016 el valor de la canasta alimentaria se vio considerablemente
aumentado. Cifras presentadas por el Cendas–FVM mostraron para enero un
incremento en la Canasta Alimentaria Familiar de 13.152,72 bolívares,
equivalente a un 14,1 %, que llevó su valor a 106.752,72 bolívares,
requiriéndose 11 salarios mínimos para la obtención de la canasta (familia
de cinco miembros). Debe señalarse que 24 de los 58 productos que componen
la canasta presentaron problemas de escasez (leche en polvo, sardinas, atún
enlatado, pollo, margarina, azúcar, aceite de maíz, huevos, caraotas, arvejas,
arroz, harina, avena, pastas y café, entre otros)(ver www.laverdad.com 23 de febrero de 2016). La
canasta alimentaria indicada, en el transcurso de 2016 continuó con su claro
ritmo ascendente. Los registros de la institución ya señalada también, la
ubicaron para julio de 2016 con un valor de Bs 228.043,26. El salario mínimo
vigente para este mes ascendía a Bs 15.05,15 lo cual implicaba un requerimiento
de más de 15 salarios para adquirir la canasta (sin la consideración del bono
alimenticio) (www.elcorreodelorinoco.com
19 de agosto 2016).
[12]
Extraoficialmente se estimaba para mayo de 2015 que, durante los cuatro
primeros meses del año, la inflación sumaba cerca de 50% según fuentes
vinculadas a la administración bolivariana (ver www.elestimulo.com 04/05/2015). La
variación acumulada del INPC durante el año 2015 fue de 180,9% (BCV. RESULTADOS DEL ÍNDICE NACIONAL DE PRECIOS
AL CONSUMIDOR, PRODUCTO INTERNO BRUTO Y BALANZA DE PAGOS Cuarto trimestre de
2015 – cierre del año 2015. 18 febrero 2016).
[13] En el
contexto de la aguda y ampliada crisis económica y social de la economía
venezolana para finales de 2015, es importante destacar la interrelación de
este nivel de salario mínimo con otras variables. En estimaciones de Genny
Zuñiga –Investigadora de la UCAB-, en base al salario de mayo 2015, puede
apreciarse que alrededor de 40% de la
población ocupada ganaba el salario mínimo (Bs 7.421,68) y,
considerando dos salarios mínimos (Bs 14.843,36), el porcentaje alcanza
a 80%. Por otra parte, al analizar las condiciones de empleo, se
observa que 37% de los trabajadores no tenían contrato, 12% laboraba
bajo un acuerdo verbal, 13% poseía un contrato a término y sólo 38% contrato
indeterminado. Igualmente se destaca en tales estimaciones que menos de la mitad de la población (alrededor
de 40%) tenía beneficios de vacaciones, política habitacional y seguro
social (www.elestimulo.com 8 de octubre
2015).
[14] Estas
medidas sobre el salario mínimo fueron enmarcadas en la alocución del 20 de
octubre de 2015 donde el presidente NM supuestamente comunicaría un conjunto de
medidas económicas. Algunas de ellas no tuvieron ningún trasfondo o ya se conocían. En principio las mismas
buscaron proteger al pueblo de la especulación e inflación. Entre otras se
encuentran las siguientes: Firmó la reforma de la Ley de Alimentación de los Trabajadores,
subiendo el límite de cálculo del ticket alimentación a 1,5 UT y 30 días; ordenó el ajuste de 30% a las tablas salariales de
la Fuerza Armada Nacional y los empleados de la administración pública; aprobó recursos para ingresar 110.000 pensionados en
el mes de noviembre, con expectativas de "crecer un poco más en
diciembre"; anunció algunos cambios que aplicaría vía Habilitante a la Ley de Precios Justos
cambiando la fórmula para el cálculo de precios y creando dos categorías de
precios: Precio Máximo de Venta al Público y Precio Justo; las sanciones por precios se incrementaría como
parte de la reforma de la Ley de Precios Justos; la fijación de precios usando
como referencia el dólar paralelo sería castigada con
"sanciones graves"; y fusionó
los ministerios de Industria y Comercio (ver www.elmundo.com.ve
23 de octubre 2015). Debe recordarse -tal cual fue señalado más arriba, que La
Ley de Precios Justos fue promulgada por el expresidente HC en 2011, fue
modificada dos veces por NM en 2014 y nuevamente, correspondiendo con lo
indicado, en 2015. La reforma entró en vigencia el martes 10 de noviembre de
este último año y previo y paralelo a ello el presidente NM había expresado
observaciones sobre como "La Ley se relajó, fue pulverizada, mal utilizada.
Así que vamos a apretar las tuercas en la Ley de Precio Justo, para tener los
Precios Máximos de Venta al Público de todos los productos" igualmente la
reforma se hace "Para defender a nuestro pueblo, para blindar la Ley,
porque el capitalismo se va adaptando para legitimar su abuso. Entonces la
Ley de Precios Justos comenzó a ser penetrada, burlada y ha llegado la hora de
que reaccionemos" (ver www.elmundo.com.ve
10 de noviembre 2015 y www.eluniversal.com
10 de noviembre 2015).
[15] Con
estos aumentos y porcentajes el salario mínimo venezolano quedó
establecido en 22.576,60 bolívares a partir del 1 de septiembre de 2016. Por su parte, la base para el cálculo
del Cesta Ticket al aumentar de 3.5
unidades tributarias hasta 8 unidades tributarias a partir del 1 de agosto (de
forma retroactiva), ubicó el Bono de
alimentación mensual en 42.480,00 bolívares mensuales. Así, el salario mínimo más
el bono de alimentación quedó en 65.056,60 bolívares mensuales ver (www.venelogia.com 21/08/16). Como se
observa, el bono casi duplica el salario mínimo. Esta tendencia se ubica como bonificación del salario, con las
consecuencias correspondientes en cuanto a derechos del trabajador para
liquidación y otros asuntos.
[16] En
distintas discusiones sobre el desarrollo y la elaboración de estrategias
atinentes al mismo, se resalta la importancia del escenario democrático para
los mejores logros e impulso de aquel, pero, igualmente se señala entre, otros
tantos elementos, la importancia de alcanzar consensos para los objetivos y
metas de mediano y largo plazo que se plateen las naciones. Es inevitable que
sobre distintos tópicos variados grupos
sociales puedan presentar disensos o desacuerdos. Sin embargo, la tendencia
dominante debería ser una donde los consensos fuesen mayores que los disensos o
que aquellos tuviesen mayor representación que estos últimos.
[17] En la
crisis nacional de manifestaciones diversas iniciada el 12 de febrero de 2014,
la administración bolivariana llamó a una conferencia de paz donde acudieron
solo algunos -y muy pocos- agentes de la oposición política. Tanto en la sesión
del 26 como en la del 28 de febrero, Lorenzo Mendoza, Presidente de Empresas
Polar, expresó ideas de interés en lo que hemos venido señalado: "Lo importante es que en esta instancia se
comprenda que el sector privado es un aliado indispensable para alcanzar las
soluciones que el país necesita con tanta urgencia. De lo contrario, será
imposible que el sector empresarial cumpla con el imprescindible papel que le
corresponde en la recuperación económica". Ver El Universal viernes 28 de
febrero de 2014. www.eluniversal.com.
En el mes de mayo de 2014, después de casi dos meses de haberse iniciado los
diálogos con el sector privado, dos de los representantes principales del área
empresarial presentaron algunos pronunciamientos: en el caso de Conindustria su
Presidente, Eduardo Garmendia, indicó como después de de dos meses de
instalada la Comisión por la Verdad en Economía no se había alcanzado ninguna
revisión del modelo económico, ni se tenían concertadas medidas de fondo para
impulsar la industrialización del país (como reconocimiento y pago total de la
deuda a la tasa contratada, flexibilización de algunos artículos de la Ley
Orgánica del Trabajo y agilización de las tramitaciones de las calificaciones
de despido); en el caso de Fedecamaras su Presidente, Jorge Roig, aunque
expresando ideas cercanas reconoció ciertos avances como aumento de precios de algunos rubros
congelados desde hacía más de tres años, creación del Sistema Alternativo Cambiario de
Divisas, autorización a las casas de bolsas para realizar operaciones en el
Sicad II y la eliminación de la fianza en dólares para importar (ver El Nacional Domingo 11 de Mayo de
2014). Dos meses después -en el mes de Julio- las constataciones de los
empresarios fueron más acentuadas, en el sentido de los incumplimientos de la
administración bolivariana en asuntos como reconocimiento de la deuda en
divisas –o solo en niveles muy bajos-; no ejecución de procedimientos como
revisión de mercancías -originando retraso en los envíos de exportación-;
suspensión de las reuniones desde mayo; muy pocos resultados que indicasen
reactivación del aparato productivo; y problemas agudos en sector salud,
autopartes e inmobiliario, entre otros aspectos (ver www.el-nacional.com 15 de julio 2014).
Debido a la complicada evolución en 2014 para el mes de agosto las
observaciones del Presidente de Fedecámaras ya señalado se fueron
radicalizando, afirmando que: “El Gobierno no termina de tomar las decisiones que
amerita la gravísima crisis que está profundizándose cada día. Hemos solicitado
audiencia con el Ejecutivo y ministros para discutir una salida a la crisis.
Nos estamos reuniendo con fuerzas políticas del gobierno, oposición,
universidades e iglesias porque estamos preocupados. Le pedimos al gobierno
nacional que instale mesas de diálogo para resolver los problemas estructurales
que tiene la economía venezolana” (ver www.almomento360.com
28-08-14).
[18] Debe
señalarse que, una vez perdido el liderazgo omnímodo del Presidente HC -dado su
fallecimiento-, no existe la organicidad –dentro de sus particulares
variaciones- que podía presentarse a la hora de definir los tipos de proceso que
ha impulsado y liderado la administración bolivariana en general y que podrían
referirse a la existencia del socialismo después de 15 años de ejecutorias o al
camino que se estaría construyendo para alcanzarlo. En tal sentido, y dado el
transcurso durante más de tres lustros, es de importancia destacar la opinión
del economista Jesús Farías, vicepresidente de la comisión de finanzas de la
asamblea nacional y partícipe y gestor de los proyectos tocantes al caso de la
administración señalada: "Venezuela
aún no posee una economía socialista"; "Aún conservamos el sistema
económico heredado de los años 90, en 15 años no hemos podido cambiar el
sistema rentista y parasitario, pero estamos trabajando en eso". En las
mismas declaraciones son llamativas las afirmaciones que este economista y
funcionario de la administración bolivariana hace en cuanto a problemas
económicos y sociales en Venezuela después de más de 15 años de ejecutorias de
esta última y tomando en cuenta lo que la historia económica y social tiene
registrado en cuanto a la evolución del llamado socialismo real (o socialismo que realmente existía en los países
de la Europa oriental y la antigua Unión Soviética, grosso modo hasta 1989) o
los registros e informes sobre la evolución del socialismo cubano, chino,
coreano del norte y las –en líneas generales- fallidas experiencias africanas
de los años setenta, ochenta y noventa: “los problemas que estamos viviendo,
inflación, desabastecimiento y las amenazas de recesión no son fenómenos
atribuibles a un fenómeno socialista” (ver www.notitarde.com
29 de julio de 2014).
[19] “…Ya
sea en la Europa occidental de la posguerra o en la China de después de la
revolución, en la República de Corea después de la reforma agraria o en Estados
Unidos después del New Deal, el progreso socioeconómico ha requerido a
menudo una combinación de libertad económica y sólidos fundamentos de educación,
salud e infraestructura públicas. Es casi seguro que la mayoría de países en
América Latina y el Caribe requerirán reformas adicionales de sus contratos
sociales para permitir a sus gobiernos proporcionar esos fundamentos y
sostener el crecimiento” (Banco Mundial,
La movilidad económica y el crecimiento
de la clase media en América Latina, 2013, pg. 13).
[20] La
producción de papeles de trabajo y trabajos diversos que estimuló la aparición
de este libro es notable. Se ha destacado que al igual que Malthus, Marx y
Ricardo, Piketty busca leyes generales del desarrollo del capitalismo. Como se
sabe la propia utilización de los términos capitalismo y leyes generales, entre
otros, es harto polémica así como el escaso detenimiento en los factores
institucionales y en las particularidades endógenas (Daron Acemoglu y James A.
Robinsonz. The Rise and Fall of General Laws of Capitalism. August 2014. Papel de
trabajo).
[21] Una
ilustración para España puede tenerse en los siguientes datos de Eurostat para
mayo 2014: “El desempleo en la zona euro se mantuvo en el 11,6% en mayo, la
misma cifra que en abril, y cayó una décima en el conjunto de la Unión Europea
(UE), hasta el 10,3%, según los datos publicados este martes por Eurostat, la
oficina comunitaria de estadística. En España, la tasa también se mantuvo sin
cambios en mayo con respecto al mes anterior en el 25,1%, lo que coloca al país
de nuevo en segunda posición como país de la UE con más personas en paro tras
Grecia (26,8%). La tasa de paro en España en mayo del año anterior se situaba
en el 26,2%” (Ver www.abc.es/economía,
1 de julio 2014).
[22] Ver
Eduardo Ortiz Ramírez. Bienestar y miseria. ¿Solucionan las revoluciones la
pobreza? www.almomento360.com
7/9/2014.
[23] Se
estima que las revoluciones, y con ellas la administración bolivariana, dado su
proyecto político y sus acciones, necesitan de la pobreza, para beneficiarse de
su permanencia. Al exministro Giordani se le atribuye una frase que recuerda el
general Guaicaipuro Lameda -también funcionario en los inicios de la
administración bolivariana- de una conversación –llevada a cabo en aquellos
inicios- que se refiere en una entrevista con la periodista Carla Angola: “Mire, General, usted todavía no ha
comprendido la revolución. Se lo explico: Esta revolución se propone hacer un
cambio cultural en el país, cambiarle a la gente la forma de pensar y de vivir,
y esos cambios sólo se pueden hacer desde el poder. Así que lo primero es
mantenerse en el poder para hacer el cambio. El piso político nos lo da la
gente pobre: ellos son los que votan por nosotros, por eso el discurso de la
defensa de los pobres. Así que, LOS POBRES TENDRÁN QUE SEGUIR SIENDO POBRES,
LOS NECESITAMOS ASÍ, hasta que logremos hacer la transformación cultural. Luego
podremos hablar de economía de generación y de distribución de riqueza.
Entretanto, hay que mantenerlos pobres y con esperanza” (www.saladeinfo.wordpress.com. 2013/02/13).
Este elemento del manejo del problema de la pobreza se destaca bien en Pedro
Palma (Revoluciones fatídicas. www.analitica.com 10 de septiembre 2014)
donde se reseñan los aportes de Samuel Huntington en la retrospectiva de este
fenómeno según distintas experiencias, haciendo referencias al caso venezolano:
“…el éxito económico no es prioritario para las revoluciones. Por el contrario,
las privaciones y penurias pueden ser muy útiles para consolidar los procesos
revolucionarios. Eso puede explicar lo que para muchos nos resulta incomprensible,
cuando hemos escuchado a altos voceros gubernamentales decir que la revolución
necesita a los pobres para su consolidación, razón por la que hay que
mantenerlos en esa condición, pero dándoles esperanzas de que superarán su
precaria condición, objetivo para el cual está luchando denodadamente la
revolución. En otras palabras, hay que mantener la miseria pues ella crea
dependencia del Estado y abona el terreno para el clientelismo político,
asegurándose el apoyo incondicional de una amplia masa poblacional a través de
la manipulación informativa y de la explotación descarada de su ignorancia y
buena fe. Eso, a su vez, facilita el logro de uno de los objetivos buscados,
cual es la eliminación de la vieja oligarquía del anterior sistema político,
para substituirla por otra, pero revolucionaria.” “…las revoluciones limitan la
libertad, pero generan identidad de la masa con el nuevo sistema y una ilusión
de igualdad, lo cual lleva a buena parte de la población, principalmente a la
más desposeída, a aceptar la escasez y las cargas materiales propias de esos
procesos políticos. Quizá esa sea la razón por la que el gobierno se niega
obstinadamente a implementar los necesarios ajustes y reformas para afrontar
los profundos desequilibrios y problemas que padece nuestra economía,
prefiriendo no hacer nada para que nada cambie, o profundizar en sus erradas y
fracasadas políticas del pasado, asegurando de esta forma la profundización de
la crisis, sin importarle que esa irresponsable actitud a lo que llevará es a
una mayor penuria y depauperación, particularmente de la población de menores
ingresos.”
[24] Debe
reconocerse que, en el caso de los niños
de la calle estos se han reducido considerablemente, según se puede
observar en la región capital. En esto hay efectos de la Misión Negra Hipólita cuya misión es: “Brindar protección social e
integral asegurando el derecho a la vida, el trabajo, la cultura, educación,
justicia social e igualdad sin discriminación alguna a los ciudadanos y
ciudadanas en situación de calle, contando con la participación protagónica del
Poder Popular” (Ver http://www.misionnegrahipolita.gob.ve).
[25] El 5 de
octubre 2014 El Nacional presentó un reportaje de Dalila Itriago sobre los
planes de atención de la pobreza y sus últimas propuestas. Debe señalarse que
El presidente NM lanzó el 7 de junio el Plan
para la Erradicación de la Miseria, que incluye la instalación de 1.500
bases de misiones sociales en 255 parroquias del país. El plan centraliza los
mismos programas sociales y misiones que abarcan ya una década. Varios
analistas emiten su opinión en este reportaje señalando por variadas vía que
esta iniciativa no ataca las causas de la pobreza y que se resume o asocia a
una estrategia electoral para las elecciones parlamentarias de 2015. Debe
indicarse que las bases socialistas están compuestas por un módulo de
formación, educación y coordinación de misiones; uno para consultas médicas y
odontológicas y otro como la vivienda de los médicos cooperantes que prestarán
servicio. La meta prometida por el presidente el 7 de junio fue la ya señalada
y a cumplirse en tres meses ubicándose las bases donde se detectaron índices
altos de pobreza extrema. En el
reportaje se registra que Carmen Meléndez, ministra de Defensa, indicó el 10 de
septiembre: "Hasta el día de ayer habíamos activado 22 bases de misiones,
tienen que ser 1.500". Pero
igualmente se registra que el 1 de octubre el presidente NM señaló: "Ya
instalamos 1.500 bases de misiones en lugares donde está la pobreza extrema y
estamos atendiendo 2.200.000 compatriotas". Obviamente dada la afirmación presidencial la
información fue unificada en este último sentido (Ver La misión de drywall para
acabar con la pobreza. www.el-nacional.com 5 de octubre 2014 pg.
Siete Días/1).
[26] En base
al estudio en referencia pero también por registros del INE e indagaciones en
otros grupos de trabajo y también asociado a la complejización del escenario
económico de escasez, desabastecimiento e inflación, avanzado 2015 se pasó a
percibir la agudización en los cambios de los patrones alimenticios de
distintos estratos sociales, con sus correspondientes efectos en la calidad y
tipo de nutrientes. "La alimentación se ha deteriorado en todos los
estratos sociales"; la alimentación de variados estratos "se
caracteriza principalmente por los alimentos que la red oficial pública está
ofreciendo: arroz, harinas, grasas y azúcares. La disponibilidad de proteínas,
que viene dada por el pollo y por la carne, es muy baja" (Maritza
Landaeta, Fundación Bengoa).
Igualmente "Entre los estratos socioeconómicos más altos y los más bajos
hay muchas similitudes. El primer alimento con intención de compra es la harina
de maíz precocida, después el arroz, los panes y las pastas y las grasas. En
los estratos socioeconómicos más bajos no aparecen frutas ni hortalizas, pero
en las categorías de mayor poder adquisitivo tampoco tienen la relevancia que
uno esperaría" (Marianella Herrera, CENDES)
(ver El Nacional domingo 7 de junio 2015; www.el-nacional.com).
[27] Deben
reconocerse los méritos de la encuesta, dado, entre otros elementos, el
contexto de deficiencias en los suministros de informaciones básicas, como
datos de inflación. La encuesta remite a datos de pobreza, inseguridad y
servicios.
[28] “..en
comparación con las cifras de 2002, período en que se registró el valor más
alto de los últimos 15 años, la caída acumulada de la pobreza es de casi 16
puntos porcentuales, de los cuales 10,4 puntos porcentuales corresponden a la
disminución lograda hasta 2008, a una tasa anual del 1,7%. Entre 2008 y 2013,
el ritmo de descenso fue más modesto y la caída acumulada fue de 5,4 puntos
porcentuales, lo que equivale a una tasa anual del 1,0%; desde 2011 en
adelante, se observa un estancamiento de la tasa de pobreza regional en torno
al 28%. En lo que respecta a la pobreza extrema, se registró una trayectoria
similar. Se produjo una caída de 6,4 puntos porcentuales entre 2002 y 2008, y
de 1,2 puntos porcentuales desde este último año hasta 2013. En forma similar a
lo ocurrido con la tasa de pobreza, el porcentaje de personas en situación de
pobreza extrema se ha mantenido entre el 11% y el 12% durante el último trienio”.
Y en cuanto al propio año 2014: “Para 2014 no se prevé que se produzcan cambios
estadísticamente significativos de los niveles de pobreza e indigencia de la
región en su conjunto, debido a que el crecimiento del producto por habitante
será similar o algo menor que el de 2013 y a que no cabe esperar variaciones
considerables del empleo ni de la inflación en la mayoría de los países. Sin
embargo, las proyecciones muestran un leve incremento de la tasa de indigencia,
que llegaría a alrededor del 12%, lo que significaría no solo un retroceso de
esta tasa hasta los niveles observados a principios de la década, sino también
un crecimiento apreciable de la cantidad de personas afectadas por esta
situación” (CEPAL. Panorama social de
América Latina 2014. Chile 2015).
[29] Es de
interés la afirmación de L. Vera en cuanto parte de lo señalado y para el
ámbito general del país: “Los venezolanos hoy día habitan en pueblos y ciudades
fantasmas, donde los huecos se multiplican en calles invadidas por escombros y
basura; con plazas y parques abandonados; con aceras y brocales arruinados; sin
alumbrado público, sin recreación, sin festejos, ni gozo. ¿Dónde están las
causas de esta enorme decadencia, de esta desconcertante maldición que destroza
la calidad de vida ciudadana? En gran medida esto es el resultado de un
proyecto sistemático de destrucción del poder local y de la gestión municipal.
Un conjunto de ideas y de prácticas lunáticas se enfilaron por años, desde el
Ministerio de Planificación, contra la descentralización.” (Ver Leonardo Vera.
Los asuntos que deja pendientes la carta de Giordani. www.prodavinci.com 2 de julio 2014).
[30] La
referencia a esta cadena es meramente ilustrativa, como ocasión donde se
insistió en ideas permanentemente señaladas por la administración bolivariana.
[31] Debe
señalarse que este instituto tenía ya un tiempo relativamente apreciable –año y
medio-, sin pronunciarse sobre la evolución de la pobreza.
[32] Esta
organización trata sobre derechos humanos, pero tiene como uno de sus temas
principales la pobreza.
[33] Tal
cual es resaltado en la primera parte de este trabajo.
[34] “En
conjunto el tiempo comprendido entre 1979 y 1986 fue de profunda caída de la
actividad económica, de grave deterioro del bienestar social, de descenso de la
calidad de vida del venezolano medio, de ampliación de la brecha entre riqueza
y pobreza, de emergencia de presiones inflacionarias fuertes, de considerables
desajustes del sector externo y de notables contradicciones de las políticas
públicas, entre otros hechos”. Este período recoge parte de la inflexión en
cuanto a lo señalado (Ver LA ECONOMIA
VENEZOLANA EN LA DECADA DE LOS OCHENTA D.F. Maza Zavala 1987).
[36] En tal
sentido, la llamada revolución bolivariana por sus gestores, no ha presentado
mayor originalidad que no sea la que deriven de las particularidades de ser
Venezuela un petroestado o economía
rentista.
[37] Se
trata también de aquellas posiciones que nos han ubicado como un país rico o que señalan que tenemos las
mayores reservas de petróleo del mundo. Por lo demás, ambas expresiones, han
sido de las más adecuadas para apuntalar el rentismo.
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