domingo, 4 de septiembre de 2016

ORDEN, DESARROLLO, BIENESTAR Y POBREZA.


EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ 

I. NOTA INTRODUCTORIA.
El siguiente trabajo persigue ordenar una reflexión en los asuntos altamente interrelacionados del desarrollo, el bienestar y sus expresiones negativas en cuanto a pobreza y miseria a la luz de patrones de desarrollo inducidos, canalizados o vueltos objetivos de una política económica. Para ello, en la primera parte del mismo, se ordenan ideas preliminares y hasta aproximativas sobre el orden y los modelos de desarrollo político y/o económico dominante y, en la segunda, se presentan ideas sobre las estrategias de crecimiento y la evolución del bienestar a la luz de política salarial, inamovilidad laboral, programas  sociales y políticas de ajuste. La aguda crisis económica y social en que ha devenido la llamada revolución bolivariana con un marco institucional  que se ha convertido en desinstitucionalización y con aguda dependencia petrolera, desindustrialización, informalización, inflación, escasez, hambre y miseria, permiten avizorar la rápida expansión de lo que en el trabajo se ubica como miseria violenta.

II. TRES PERFILES DE ENTENDIMIENTO EN CUANTO AL ORDEN EN LA SOCIEDAD VENEZOLANA.

Reflexionó A. Gramsci sobre lo que era la idea de orden[1] en la sociedad; para él, construir una sociedad socialista no era sustituir un orden por otro sino construir el orden en sí mismo, dadas las irracionalidades del sistema capitalista. Gramsci[2] contrapuso su idea y detalles sobre el orden nuevo a la del nuevo orden de los fascistas de su tiempo, los cuales eran dominantes en Italia y Alemania (Ver A. Gramsci, Obras Escogidas. Ed. Grijalbo. 1973). Contrariamente, y en tiempos relativamente cercanos a los de Gramsci, el economista J. Schumpeter llegó a los señalamientos de que la inestabilidad del capitalismo, que se manifestaba en las llamadas crisis económicas, no era su debilidad sino materia de su normal funcionamiento. Los procesos de crisis podían implicar una especie de destrucción creativa donde algunas empresas se debilitaban, otras desaparecían y otras tantas podían desarrollarse como ganadoras en la crisis misma (ver J Schumpeter, La inestabilidad del capitalismo; en La economía del cambio tecnológico, Selección de N. Rosenberg, FCE. 1979)[3].
Aprovechando las referencias conceptuales rápidas realizadas, se intenta reflexionar sobre las ideas de orden y de estabilidad que hubieran podido conformarse en la sociedad venezolana, en parte de su transcurso histórico y en los avatares de sus políticas e intentos de desarrollo económico o de ausencia de las mismas. Para ello se destacan tres perfiles de interés.

La colonia.
Un primer perfil concierne al período colonial y algunas de sus derivaciones. No es fácil aceptar que el proceso de colonización en Venezuela, ejecutado durante todo el período anterior a la independencia (aquellos trescientos años que refirió Simón Bolívar El Libertador y otros independentistas como Francisco de Miranda), haya significado la generación de niveles de avance, progreso y orden en la nación venezolana. Es claro que el proceso de independencia de Venezuela de la colonización española es uno de los procesos fundamentales de la nación (otro es la aparición del petróleo). De allí surgieron héroes, liberación política y un proceso para la historia que ha servido de estímulo para el impulso nacional, la formación de identidades, inspiración, exageración y hasta demagogia. Pero también ha servido para conformar cierta perspectiva de análisis e interpretación, que puede llamarse del fracaso o de procesos no necesariamente encaminadores hacia el éxito.
Algunos, como Ángel Bernardo Viso[4], en una posición extrema han llegado a plantear la posibilidad de que hubiese sido conveniente el alargamiento del proceso de vida en colonia, para que hubiesen podido cristalizar elementos de avance en cuanto a progreso, orden y civilidad. Francisco de Miranda[5] de sus diversos viajes y en particular de los que hizo hacia EE.UU. destacó como la ciudad de Caracas no presentaba mayores diferencias con varias ciudades de aquella nación, al comparar calles desagües y otros elementos  de orden y estructura de la ciudad. Hoy día, aplicando modelos de los neoinstitucionalistas, se ha observado que algunos países africanos habiendo pasado por la desinstalación de las instituciones asociadas a su propio proceso colonial, en los procesos de descolonización llevados a cabo en la segunda mitad del siglo XX (alrededor de por lo menos 150 años después del proceso de descolonización venezolano en los sentidos políticos fundamentales) han transitado a situaciones de inestabilidad y desequilibrios políticos y a la más que insuficiente atención de las necesidades de sus pobladores. Es el caso de varias excolonias de Portugal independizadas en los años 70 y las cuales como Mozambique y Angola transitaron por intentos de instalación de modelos de inspiración socialista que no tardaron en demostrar el fracaso de su tentativa de establecimiento de tal régimen económico social. Otras sociedades como Somalia y Ruanda -por mencionar otras- no han superado episodios de crisis e inestabilidad institucional, con las asociadas y frecuentes  guerras intestinas y los campamentos de desplazados y refugiados, que ya alcanzan a varias décadas.
En el caso de Venezuela la sociedad colonial se mantuvo con la presencia de un Estado fuerte que era, efectivamente, el mediador de la colonización. Este Estado permitía la extracción de impuestos, el mantenimiento de la propia colonia -en si misma- junto al orden y la paz según los intereses de la nación colonial y los factores internos acordes con el; un Estado, además, heredero de la vieja tradición medieval española de que lo que no es de Dios es del príncipe. La sociedad colonial, estructurada rígidamente en clases sociales y con presencia de esclavos negros, aunque no fuesen tan determinantes en la estructura productiva como si lo fueron en  otras naciones, ejecutó y permitió un conjunto de normas y valores que terminaron convirtiéndose en reglas donde los mantuanos, que se consideraban herederos de los conquistadores, tenían control mayoritario del poder a partir del Cabildo[6], y donde los blancos peninsulares y/o blancos de orilla no tenían los mismos derechos y posibilidades. A pesar de estas de estas discriminaciones y diferencias esta nación había avanzado en orden, normas, disciplina en las ciudades e instituciones y procedimientos.
Para ilustrar lo anterior tomaremos el caso de la familia de Francisco de Miranda, cuyo padre, Sebastián Miranda, fue objeto de discriminaciones y dudas sobre su pureza como blanco y por el hecho de ser comerciante y esposo de una panadera. Más allá de los detalles y situaciones vinculadas a este caso, es importante para lo que queremos resaltar en este primer perfil reseñar el procedimiento y lo que abarcó en el reclamo que hizo ante las instancias pertinentes el padre de Miranda,  y poder después de la resolución a su favor usar uniforme y desempeñarse como capitán en las circunstancias en que querían impedírselo, por las razones aludidas. Para el caso “…el capitán general elaboró un intenso informe y lo envió a España con todos los documentos e incidencias del caso: las cartas de los mantuanos, las réplicas de Sebastián Miranda, la correspondencia del cabildo y sus propias consideraciones sobre el episodio. Transcurrido más de un año el rey se pronunció sobre el suceso” (ver Inés Quintero, El hijo de la panadera. Editorial ALFA Caracas 2014). Solo hasta allí se resalta este suceso, como una expresión de lo que fue constituyéndose como las reglas del juego para los ámbitos sociales y políticos en la atención del caso señalado y que demuestran el grado de organización de la sociedad colonial más allá de que no siempre se consiguiese esta dinámica para otras áreas.

El petróleo.
Un segundo perfil de entendimiento del desarrollo global de la nación venezolana atañe al proceso de explotación petrolera y al establecimiento de enclaves en ella. Igual que en el caso anterior, tampoco es fácil aceptar que los procesos de explotación petrolera iniciados y liderados durante buena parte del siglo XX por empresas extranjeras, hayan traído beneficios considerables a la nación venezolana o sus pobladores –apartando los beneficios directos del ingreso de la renta petrolera en sus distintas expresiones-. La explotación petrolera iniciada en grande en Venezuela con la puesta en producción del siempre recordado Zumaque n° 1, implicó en el país la construcción de carreteras, penetración de zonas no conocidas, contacto con formas organizativas y de producción modernas y desarrollo de las ciudades. En el caso del desarrollo urbano o de ciudades en un sentido amplio, estas pasaron a representar un elemento de progreso considerable en algunas regiones del país. Así, ciudades como Cabimas o Lagunillas (en menor escala) pasaron a ser centros de atracción de contingentes de pobladores desde lugares  o ciudades de Falcón o Táchira. Allí, tales pobladores o migrantes internos encontraron no sólo oportunidades de trabajo en la nueva actividad petrolera sino también en actividades diversas como el comercio. Igualmente y de manera muy importante ubicaron servicios y posibilidades de desarrollarse como ciudadanos dentro de las restricciones de los variados casos. Esto sucedió también en otros lugares del país como el oriente. En parte, se materializó una idea contundente que Baptista (A. Baptista, Más allá del optimismo y del pesimismo. Las transformaciones fundamentales. En: Venezuela. ¿Una ilusión de armonía? Ed. IESA. 1984) señala en el sentido de que la gente estaba ya en las ciudades. Disciplina, orden, hábitos de consumo, posibilidades de avanzar, fueron parte de lo que los ciudadanos encontraron en un proceso de transculturización constructiva, a pesar de las ingentes ganancias de las empresas extranjeras, del entreguismo de la riqueza nacional que en ocasiones se ha señalado y de la desatención de la agricultura.
La evolución de la realidad nacional a partir de la aparición de la riqueza petrolera -que es la base de este segundo perfil-, remite a lo que es la institucionalización del orden petrolero en sí mismo. Este último, se asocia, en primera línea, a la propia supervisión que la nación venezolana pasa a tener que ejecutar a partir de la presencia de las inversiones y las empresas extranjeras, pero también, debido al hecho constitucional y legal -heredado de la colonia, ratificado por Simón Bolívar y las leyes posteriores- de que el Estado venezolano es el propietario definitivo del sub suelo. La creación de ministerios, leyes, figuras como las de los inspectores de la industria -extranjerizada o en forma de economía de enclave- y de políticas que, aun adaptativas como las del período del gomecismo (1908/1935), le presentaron al país los retos y desafíos de tener que transitar por la creación de las instituciones para el orden referido. La parte operativa implicó la participación de figuras importantes en los ministerios del caso, como fueron Gumersindo Torres y Vicente Lecuna, pero también, desde distintas instancias de los gobiernos que abarcan el período de medio siglo de 1908 a 1958, se tomaron acciones y gestiones para mandar a preparar personal en el extranjero, generar estudios y publicaciones, que pudiesen concebir mecanismos adaptativos a lo que era percibido como el orden petrolero, que emanaba de las empresas internacionales pero que de manera creciente va influyendo sobre la sociedad venezolana o en las zonas donde era más factible la irradiación de ese efecto. Este periodo presenta, además, la particularidad de que la economía y la sociedad venezolana no han transitado todavía en grande por el proceso de industrialización.
En ese largo período de medio siglo la economía y la sociedad venezolana no alcanzan a lograr –como tampoco lo lograrán en el más de medio siglo posterior-, en sentido estricto, a sembrar el petróleo –según la conocida afirmación de Arturo Uslar Pietri-, pero hay que resaltar que hubo aprovechamiento y avances de importancia en la dimensión que hemos anotado para este segundo perfil. G. Darwich expresa ideas de importancia en este sentido: “En las primeras cinco décadas del siglo XX venezolano se edificó un marco institucional petrolero con sus organismos que fue decisivo para el desempeño de la industria en ese ramo y para la formación de un capitalismo peculiar de naturaleza rentística que permitió que el país saltara etapas que en otras naciones tomaron un siglo. Aunque en los inicios de la construcción del orden petrolero la sociedad funcionaba con una estructura gubernamental de carácter discrecional, a través de Gómez, sus parientes y amigos, se pudo establecer una institucionalidad que con todas sus imperfecciones fue cimiento del patrón social orientado al control estatal del recurso petrolero. Como tal, un patrón de inspección y fiscalización de las concesionarias petroleras que se hizo rutina originariamente en el Servicio Técnico de Hidrocarburos del Ministerio de Fomento.” (Gregorio Darwich, Venezuela Visión Plural. Una mirada desde el Cendes. Tomo II. Bib & Co Editor. Cendes-UCV, pg. 737. 2005).

La industrialización.
Un tercer perfil de interés en lo que tratamos, atañe a procesos, vivencias y logros perdidos -después de varias décadas de deterioro de la nación y la economía venezolana- en cuanto a industria y producción. También difíciles de apreciar para algunos, en la perspectiva de haber contribuido a episodios que pueden asociarse a un buen rumbo de la sociedad o a éxitos de la misma. Se trata de la experiencia tenida en la industrialización venezolana en el sentido de haber significado un contexto y proceso donde la clase trabajadora en el área industrial habría adquirido disciplina, constancia y la posibilidad de percibir su curso de vida en el ámbito industrial. Debe destacarse que el contexto de creación de economías externas por parte del Estado -en un sentido amplio- y un desarrollo institucional con propensión al servicio público en educación, salud, seguridad y aseo urbano -entre otros aspectos-, colaboraba en tales sentidos. En varias líneas, la actividad del Seguro Social y la formación de Cooperativas fueron de importancia en los sentidos anotados. Se trata de la industrialización que, aunque tuvo expresiones en la década de los cuarentas y cincuentas del siglo XX, se le pueden encontrar resultados trascendentales en los sesenta y avanzados los setenta del mismo siglo. Se busca conseguir elementos específicos y de contexto en cuanto al orden, más allá de la problemática que caracterizó a lo que F. Fanjzylber llamó, adecuadamente, una industrialización trunca, para los países de América Latina. En el caso de Venezuela, abarcó mercados estrechos, protección sin programación, estructura monopólica, escaso desarrollo tecnológico y no abordar fases más profundas en industrialización de bienes intermedios y de capital (una perspectiva multifacética puede verse en Fernando Coronil.  El Estado Mágico. Nueva Sociedad, 2002). La vinculación histórica, el escaso desarrollo tecnológico previo –aunque hubiese sido en otras áreas-, prestigio de marcas y la extensión de la inversión internacional en otros países de América Latina permitieron que la industrialización venezolana, iniciada en grande a finales de los años cincuenta, naciese ya extranjerizada. En tal sentido, el factor exógeno vuelve a estar presente en este tercer perfil, por la vía del capital industrial o de filiales de empresas internacionales que lograron penetrar la llamada Industrialización sustitutiva de importaciones.

Una síntesis.
Es de interés sintetizar varios elementos sobre estos perfiles que hemos destacado. Primeramente, en cuanto a la colonización es conocido que posterior a la independencia las instituciones de la colonia fueron desmanteladas, quedando solamente el papel del Estado como ente fuerte en la sociedad, pero la sociedad en su conjunto y la economía con ella, sufrieron una transformación significativa a raíz de los efectos devastadores de la guerra violenta por la que transitó Venezuela en la guerra de independencia, y peores aún, a partir de la Guerra Federal y de las montoneras y alzamientos que se tuvieron con frecuencia en el siglo XIX. Por otra parte, en el caso de la explotación petrolera y la referida presencia de empresas extranjeras, debe ubicarse la eliminación creciente del enclave a medida que se acercaba la llamada reversión petrolera -pautada para inicios de los años setenta- y la nacionalización de la industria petrolera en la primera administración del presidente C.A. Pérez (1974/1979) –con un inicio de actividades de la industria nacionalizada ya en 1976-. La industria petrolera, en manos de las empresas internacionales, se mantuvo –de manera tendencial y realista- desvinculada de ciertas esferas productivas y organizativas del país. Desde la nacionalización en 1974, hasta el inicio de la administración de del Presidente Hugo Chávez (HC) en 1999 (25 años), la misma, ya en manos de gobiernos nacionales, no dio muestras significativas de vincularse de manera demostrativa al resto de la economía, en su dimensión organizativa y productiva. El efecto inicial que hemos destacado en este trabajo, se vuelca sobre la industria misma, que pasa a estructurarse como un mundo cerrado. Finalmente, en cuanto al elemento asociado a la industrialización puede señalarse que en el caso venezolano después de la década de los sesenta y setenta la industrialización cayó en una especie de estancamiento sin avanzar en las etapas más complejas y sin poder conservar los grados que se habían conseguido en cuanto a la producción de bienes de consumo. Los procesos de apertura iniciados en la segunda administración de C. A. Pérez (1989/1993) expusieron a la industria a una liberalización comercial rápida, homogénea y significativa (Eduardo Ortiz Ramírez. La política comercial de Venezuela. BCV 1992).  La industria venezolana, afectada por políticas comerciales e industriales sin mayor definición estratégica y por la falta de consenso entre agentes privados y administradores de variados gobiernos no presentó ni un proceso de reconversión industrial como se propuso a inicios de los noventa, ni una destrucción creativa al estilo Schumpeteriano.
Adicionalmente, en la conformación e influencia del segundo y tercer perfil que hemos señalado debe añadirse la estructuración y maduración de la idea e institucionalidad de la democracia por las que transitó la nación venezolana y sus habitantes en el siglo XX. En el caso del segundo perfil, asociado a la presencia extranjera a partir de la Inversión extranjera en petróleo, debe señalarse que desde los inicios de la explotación petrolera hasta 1935, la nación se mantiene en condiciones consustanciales a la dictadura de Juan Vicente Gómez (que se mantuvo por veintisiete años en la Jefatura del gobierno). En tal periodo, las ideas sobre la democracia o su materialidad son incipientes y comienzan a percibirse en su importancia durante los gobiernos seudo democráticos que abarcaron de 1936/1945, y en específico los gobiernos gobierno de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. Más contundente en la difusión y ampliación de percepciones sobre los beneficios de la democracia es el período de 1945/1964, el cual se ha considerado fundamental para la conformación, percepción y ejecutorias de la democracia desde el Estado hasta el ciudadano[7]. Este período se relaciona de manera importante con los inicios y creación de bases substanciales en la industrialización venezolana. Historiadores y analistas de la temática de interés omiten, sin consecuencias inconvenientes para su análisis, el que se encuentra intermedio la dictadura de Marcos Pérez Giménez y la cual está incluida en el período 1948/1958 (Ver Germán Carrera Damas, Rómulo Histórico. Ediciones Alfa, 2013).
A continuación presentamos algunas reflexiones sobre los aportes de estos perfiles si los enfocamos desde la óptica de la administración bolivariana. En primer lugar, en cuanto al proceso de colonización este es enfocado como un factor negativo en sí mismo y cuyo mejor finiquito habría sido el proceso de independencia. La IV República iniciada después del proceso de independencia en la primera mitad del siglo XIX y algunos procesos que le siguieron como la Guerra Federal, son enfocados con el valor histórico de su violencia contra el agente colonial o clases dominantes locales. No hay mérito en la colonia ni en el proceso de colonización. En segundo lugar, tampoco lo hay en el proceso de participación de empresas internacionales en la explotación de la industria petrolera. La industria petrolera es enfocada a la luz de los cuantiosos beneficios obtenidos por las empresas extranjeras en un contexto de manejo de concesiones y de obtención de regalías por parte del Estado venezolano. Por lo demás, su conversión en una empresa estatal fundamental pero desvinculada de manera importante del resto de la economía y con desempeños que se han asociado a la idea de una caja negra -desde la nacionalización hasta 1999-, pasó a ser sustituida desde este último año -en forma progresiva- por una empresa con actividades y fines múltiples pero con similitudes en cuanto a restricciones en el acceso a la información y negociaciones en las que participa la empresa, a los efectos de asuntos de interés para toda la nación. En tercer lugar, la experiencia de industrialización venezolana llevada a cabo hasta 1999 es enfocada con la crítica centrada en la participación de los inversionistas extranjeros y en la voracidad de los empresarios nacionales. No escatima la administración bolivariana en desconocer logros o en generalizar fracasos. Contrario a lo que está en las evaluaciones, sustentos y propagandas de la administración referida, el aparato industrial venezolano medido por número de establecimientos ha presentado desde 1999 –inicios de esta última- una disminución considerable según registros regulares que ha venido llevando CONINDUSTRIA (Consejo Venezolano de la Industria). En cuarto lugar, la administración bolivariana desde sus inicios –e incluso en los períodos previos de conformación de su perfil político- ha criticado y subestimado los desarrollos políticos del perfil de la democracia representativa construido de 1959/1999, mientras ha enfocado sus valoraciones hacia su propuesta de democracia participativa y protagónica, aunque la misma se haya convertido en el basamento de un régimen político personalista, autoritario, concentrador del poder y antidemocrático desde 1999 y con características similares a otros en América Latina donde la democracia se confunde con el acto electoral. No es fácil entonces, conseguir articulaciones entre estas interpretaciones de la administración bolivariana o de las expresiones de su líder HC, del presidente Nicolás Maduro (NM) -y sus líderes seguidores- y las que se plantean en este punto.

III. DESARROLLO, BIENESTAR Y POBREZA.

Los venezolanos adquirieron –ya para la segunda mitad del siglo XX- un nivel de vida respaldado en oportunidades de empleo, niveles de salario que permitían alcanzar un nivel de vida superior al de varios países de América latina, apoyo en seguridad social y servicios públicos, entre otros elementos, hasta la segunda mitad de los años setenta. Igualmente, ese nivel de vida empezó a deteriorarse –inicialmente en los sectores menos favorecidos en la distribución del ingreso- con los aumentos de los precios petroleros y los niveles de endeudamiento del país desde mediados de los años señalados. Ninguno de los dos tipos de aumento, ni las ejecutorias de variadas administraciones, con sus respectivos sesgos en la elaboración de la política económica y social, permitieron aumentar ni el desarrollo ni el bienestar de los venezolanos. Es esa la evolución desde los años referidos hasta los inicios de la administración bolivariana, y esta última ha continuado –grosso modo- con los mismos resultados. Es de ahí que los registros y balances sobre el deterioro del salario real sigan siendo de los elementos relevantes en la evaluación de lo que más adelante llamaremos el paquete de pobreza. Es este, en parte, el sentido recogido en la afirmación contenida en el documento Compromiso con Venezuela de Fedecámaras: “La calidad de vida de las personas solo puede incrementarse sostenidamente con una economía que año tras año logra crecer. A pesar de los cuantiosos recursos naturales y el talento con los que cuenta nuestro país, hemos retrocedido año tras año con respecto a América Latina y al mundo en indicadores de competitividad, inversión y calidad institucional.” (Fedecámaras, Compromiso con Venezuela. 2014).

A. Opciones para el bienestar.
Varias son las opciones que en una economía pueden considerarse para atender las necesidades de aumentar o mantener el bienestar de sus ciudadanos. En el caso de Venezuela es ineludible considerar su condición de economía productora de petróleo y petroestado. Considerando administraciones siempre polémicas, como la segunda de Carlos Andrés Pérez y la bolivariana desde 1999, podemos resaltar cuatro perspectivas.

Tradicional.
La primera opción remite a la perspectiva tradicional entre crecimiento y bienestar. Se considera que a una dinámica intensa en el crecimiento para el mediano plazo, corresponderá automáticamente un impulso en el bienestar de la población. Es este el sentido que se le ha dado a varios elementos de política y dinámica macroeconómica en la economía venezolana. Es el caso de los megaproyectos en la segunda administración de Carlos Andrés Pérez, los cuales se consideraban estimularían las variables aludidas. En el caso de la administración bolivariana el proyecto ferrocarrilero (para 2015 y 2016 con varios años de aletargamiento de su intensidad), obras del metro, puentes sobre el Orinoco, construcción de viviendas, han ocupado ese lugar.

Programas Sociales Compensatorios y misiones.
En segundo lugar, se encuentra la opción de los Programas Sociales Compensatorios (PSC) en la administración de Pérez señalada. Se consideró en esta que dado el innegable panorama de pobreza y deterioro en el bienestar los PSC (sobre todo a través de la red escolar y de salud, y focalizando en los sectores o grupos sociales más vulnerables) contrarrestarían los efectos de los programas de ajuste y estabilización enmarcados en el llamado Gran Viraje. En el caso de la administración bolivariana desde 2004 se desarrollaron grandemente las misiones que abarcan salud, educación, vivienda y otros. Puede afirmarse que en esta administración ha habido mayor sectarismo y acotación ideológica al momento de difundir la atención social. Las preguntas en ambas administraciones han sido: ¿Cuánto tiempo puede la administración mantener el programa de atención social? ¿Contrarrestan los variados programas sociales significativamente la pobreza? Debe aceptarse que, la asignación de viviendas en la administración bolivariana, ha significado un salto de importancia en la valoración de familias que han sido beneficiadas en tal sentido[8] y más allá de los condicionantes políticos, puesto que al momento de aquella asignación y en el uso de la vivienda misma no han estado claros los criterios de propiedad.

Aumentos salariales.
Una tercera opción, más especifica que las anteriores es la que se da a través de los aumentos de salario vía decreto gubernamental. Desde los tiempos de la Venezuela de los años setenta, la nación venezolana presencia episodios relacionados donde los aumentos de salario de tal tipo son interpretados a la luz de si pueden o no compensar los aumentos de precios tenidos en períodos relativamente recientes a los mismos; si estimulan nuevos aumentos de precios dados las crecidas en la capacidad de compra o si realmente permiten aumentar el bienestar de los ciudadanos. Desde el punto de vista político son apartados, así, cualesquiera criterios sobre el desarrollo de la productividad. Todo este escenario se ha complicado grandemente dados también los registros y mediciones sobre la llamada cesta o canasta alimentaria por familia de alrededor de 5 miembros o la canasta básica que incorpore los servicios y bienes restantes que necesita la misma familia. En el contexto de la administración bolivariana y reconocidos los efectos de la inflación, también se ha terminado conceptualizando que en una familia puedan existir dos o más salarios mínimos.
Siguiendo los registros que presenta Anabella Abadi –y depurando los planteamientos en su debida temporalidad- (Todo lo que usted necesita saber sobre el aumento del Salario Mínimo. www.prodavinci.com, 30 de Abril, 2014) puede destacarse como en la administración bolivariana se habían presentado en quince años 25 aumentos de salario y en el caso del presidente NM -hasta mayo de 2014- se tenían acumulados cinco para su primer año de gobierno (con el último aumento, del grupo ejecutado en ese primer año, el salario mínimo se ubicó en Bs. F. 4.251,4 y, con el bono de alimentación alcanzó a Bs. F. 5.602[9]). Ajustando a los precios a enero de 2014 Abadi presenta que el salario máximo alcanzado habría estado en 2007 con un nivel de Bs F 3.657, aunque aquel último aumento coloca el salario en Bs F. 3.995, pero con tendencia a presentarse más bajo en adelante;  globalmente “Desde 1999 los ajustes sólo han logrado mantener el Salario Mínimo alrededor de su promedio de los últimos 15 años”. igualmente de interés es resaltar sus registros sobre la relación entre el aumento de mayo 2014 con el costo de las canastas para las familias: “…desde el inicio de la gestión del Presidente Maduro y tras 4 ajustes, el Salario Mínimo nunca llegó a cubrir el costo de la Canasta Alimentaria Normativa y mucho menos de la Canasta Básica[10]. Si se mantiene la tendencia, el ajuste de 30% de mayo de 2014 también será insuficiente”.
Para noviembre 2014 el presidente NM comunicó al país un nuevo aumento del salario mínimo -con vigencia para el mes de diciembre del mismo año-, representando, en esta oportunidad, el sexto que el presidente NM decretaba en año y medio de gobierno. Y alcanzando a ser el número 28 –según los registros oficiales- en 16 años de administración bolivariana. Con el aumento de 15% anunciado el 3 de noviembre, el salario mínimo llegaba  a Bs F. 4.889,1. Es el tercer ajuste aprobado sólo en 2014, tras el de 10% de enero 2014 y el de 30% de mayo de 2014, con lo que se acumulaba un aumento de 64,5% en un año, con una inflación interanual que alcanzó a 63,4% en agosto de 2014. En un contexto inflacionario dinámico e intenso como el que Venezuela registraba ya en 2014, el aumento del salario mínimo al no tener en paralelo un acrecentamiento en la oferta de bienes, su capacidad de compra desaparece rápidamente y la administración se enfrenta en estos casos a un círculo vicioso entre nuevos aumentos e inflación. Algunos estiman así que de ser una solución de corto plazo pasa a ser un problema de largo plazo. Y efectivamente, ante 28 aumentos del salario mínimo y recrudecimientos de la inflación se trata de un círculo vicioso (Anabella  Abadi M. ¿El aumento del salario mínimo recupera la capacidad adquisitiva del venezolano? www.prodavinci.com  3 de noviembre, 2014). Otro tipo de análisis nos remite a la comparación de los niveles alcanzados por el salario mínimo -recurrentemente aumentado- con el precio de las canastas, pues para el último trimestre del año 2014 las cifras de instituciones como Cendas -tal cual se destaca en este punto- ubicaban (grosso modo) la canasta alimentaria en más de 14.000 Bs F. y la básica en más de 24.000 Bs F. en un contexto de agudizada y crecientemente extendida escasez. En momentos cercanos a los señalados, varios funcionarios expresaron numerosos reconocimientos y elaboraron perspectivas altamente positivas para 2015 en los asuntos indicados. Un caso es el del Vicepresidente de Planificación y Conocimiento quien aseguró que el salario mínimo se ubicó -dado el aumento decidido por la administración- por encima (4.888 bolívares) del valor de la Canasta Alimentaria Normativa (CAN; 5.741 bolívares); llegando a afirmar lo siguiente: "El valor general del salario, del ingreso general de nuestras personas, el mínimo pasa a estar rondando los 7 mil bolívares", así como que "En el pasado donde trabaja una persona por hogar, ahora tenemos cerca de dos personas que trabajan por hogar. Eso permite que las cifras del ingreso por hogar se ubiquen en 13.300 bolívares por casa. Trabajan más personas por casas y evidentemente, al subir el salario mínimo y el ticket de alimentación, se mejora la situación desde el punto de vista de los hogares" (www.eluniversal.com 04/11/2014)[11].
Con una inflación de 68,5% en 2014 y realzada durante el transcurso del primer semestre de 2015 (observada por variados medios a pesar de los retraso en la entrega de los índices inflacionarios mensuales por parte del BCV[12]), una escasez acentuada y convertida en un problema estructural que se ha expandido a la generalidad de productos y bienes, una descapitalización y desvalorización en cuanto a activos, patrimonios y salarios dadas las presiones y combinaciones entre los movimientos ascendentes del dólar libre –que no ha encontrado contención en ninguno de los regímenes cambiarios instrumentados- y la inflación, la administración bolivariana a través de la alocución del presidente NM del 1ro de mayo de 2015 pasó decretar un nuevo aumento del salario mínimo. La medida quedó incorporada a otras medidas de ajuste salarial dentro del sector público. Señaló NM: "He ordenado y he firmado el punto de cuenta para decretar 30% de aumento del salario mínimo y las pensiones: 20% a partir del 1° de mayo y 10% a partir del 1° de julio. He ordenado el ajuste inmediato de toda la tabla de la administración pública nacional y de la FANB". Con el 20% de aumento de mayo el salario mínimo se ubicó en 6.746,97 bolívares, y con el 10% de julio, se ubicaría –y efectivamente así fue-  en 7.421,66 bolívares, representando estos aumentos un alza de 1.799,18 bolívares al mes y 59,97 bolívares diarios (ver www.el-nacional.com sábado 02 de mayo y domingo 03 de mayo de 2015). Debe señalarse que este nuevo aumento del salario mínimo pasó a añadir más distorsiones en la diferenciación de salarios según estratos ocupacionales y tipos de trabajadores como profesionales, técnicos, personal operativo por mencionar algunos de los casos (ver www.el-nacional.com 05 de mayo de 2015)[13]. (En un contexto de aguda escasez e inflación el 15 de octubre de 2015 el Presidente NM volvió a decretar otro aumento en el salario mínimo: 30%  del salario mínimo, el cual se ubicaría a partir del 1° de noviembre en Bs. 9.648,16; igualmente se dio un aumento de la base de cálculo del ticket de alimentación a 1,5 unidades tributarias y el número de días a 30, lo que representa alrededor de Bs. 6.750; el salario integral se ubicó así en 16.399 Bs. F.; ver www.elmundo.com.ve 16 de octubre 2015 y www.eluniversal.com 16 de octubre 2015)[14].
En la cadena presidencial del 17 de febrero de 2016, para presentar un nuevo conjunto de medidas económicas, el presidente NM volvió a decretar un nuevo aumento de salarios (ratificando también la inamovilidad laboral hasta 2018). En el caso de este aumento se trató de un 20%, adicionándosele un aumento en la base de cálculo para el bono alimenticio (Cadena Nacional de Radio y televisión del presidente NM 17/02/16, Venezolana de Televisión, Globovisión). El salario se ubicó en 11.578 Bs F y los llamados cesta tickets en 13.275 Bs F., quedando el salario mínimo en un total de 24.853 Bs F. (ver www.panorama.com.ve 22 de febrero de 2016). Con una inflación de 180,9 % para 2015 –tal cual se señala en este trabajo y ya para el momento debida aunque tardíamente presentada por el BCV-, un dólar paralelo o negro sobre los mil bolívares por $, una recurrente monetización del déficit vía emisión de dinero inorgánico y con un aparato productivo incapaz de satisfacer la demanda, este aumento salarial se apreció como altamente inflacionario y generador de distorsiones en los salarios relativos. Todo lo contrario, la administración bolivariana lo presentó como un nuevo éxito dentro de la atención del mantenimiento y mejoramiento de las condiciones de vida de los venezolanos. “Este es el aumento número 32 que ha hecho la revolución en 17 años” (NM www.el-nacional.com 20 de febrero 2016). Un nuevo aumento salarial -en un contexto aumentado en la problematización señalada y con similares repercusiones- se volvió a dar cercano el 1 de mayo de 2016. Así, el Salario mínimo aumentó 30%, ubicándose en Bs. 15.051 y quedando el salario mínimo integral en Bs. 33.636, dado el aumento de la base de cálculo del ticket de alimentación a 3.5 UT, con lo cual este beneficio se elevó a Bs. 18.585 (www.elmundo.com.ve 1 de mayo de 2016). Con el contexto económico ya señalado, sin haberse alcanzado soluciones o mejoramientos en las variables fundamentales o de interés en cuanto al bienestar y nivel de vida de los ciudadanos y familias –todo lo contario, observándose mayor deterioro en estos últimos- la administración bolivariana decretó otro aumento salarial cuyas consecuencias y resultados en distintos medios y por variados agentes económicos y políticos, se apreciaron y pronosticaron iguales e incluso peores que los de los anteriores. El presidente NM anunció,  así, un aumento de 50% en el salario mínimo y todas las tablas de cálculo de los trabajadores públicos, en ocasión de dar un balance sobre la Gran Misión Abastecimiento Soberano, y el cual entraría en vigencia el 1ero de septiembre de 2016 aplicando para pensionados, jubilados y personal de la FANB; también anunció la base de aumento del cestaticket que pasaría de 3.5 a 8 puntos de la Unidad Tributaria, quedando el monto del salario integral en 65.056 bolívares –ubicado previo al aumento en 33.636 Bs. tal cual fue señalado- (ver www.el-nacional.com 12 de agosto 2016)[15]
La administración bolivariana de HC y NM siempre ha señalado el importante nivel que habría tenido el salario mínimo cuando se le compara con el contexto de países latinoamericanos. Dada la situación cambiaria que se ha tenido durante buena parte de la misma y que se ha complicado con el transcurrir del tiempo, esta afirmación es considerablemente irrelevante para el salario mínimo y los otros salarios puesto que el dólar negro o paralelo ha ido siendo un tipo de cambio marcador de los precios cuya máxima expresión la ha adquirido en el contexto de escasez presentado abiertamente para los años 2013, 2014, 2015 y 2016. Más aun en los años señalados la panorámica cambiaria se ha complejizado con dólar oficial 6.30 (por referir algún nivel de los presentados), Sicad I, Sicad II y SIMADI. De ahí que tan solo aplicando Sicad II para el momento del cálculo en los propios registros del trabajo de Abadi se destaca que: “Calculando a la tasa oficial de Sicad II de 49,9764 Bs F/US$, Venezuela pasa a tener el 2do Salario Mínimo en dólares más bajo de la región con US$ 85, sólo superando a Cuba (US$ 10)”. De la misma manera, puede hacerse una acotación atinente al nivel del salario mínimo medido en dólares a partir del aumento del 1ro de mayo de 2015. Si se calcula el nuevo salario mínimo de los trabajadores y pensionados al precio del dólar a la tasa del Sistema Marginal de Divisas (SIMADI), que había cerrado el jueves 30 de abril en 198,31 bolívares por $, aquel quedó perfilado para julio de 2015 –después de la segunda porción del aumento ya señalada- en 37 dólares. Por otra parte, el dinero adicional diario obtenido a partir del aumento es apenas la tercera parte de lo que costaba un dólar en ese mecanismo al momento referido (ver www.el-nacional.com 03 de mayo de 2015). Iguales consideraciones pueden hacerse para los aumentos posteriores a los del 1 de mayo 2015.

La más completa.
La cuarta opción remite a la elaboración de estrategias de desarrollo que -en la ejecución de las políticas de ajuste y en el perfil de desarrollo a largo plazo- abarcasen políticas de ingreso y empleo en la línea de un proyecto de desarrollo compartido por distintos agentes y el cual permitiese potenciar áreas fundamentales en cuanto a bienestar de la población (bienes salario, por ejemplo), el crecimiento (generación de empleo), la productividad (estímulos, acciones conjuntas entre agentes públicos y privados) o la competitividad (innovaciones, investigación y desarrollo, mejoramientos de la calidad). En el caso de la segunda administración de Pérez las conceptualizaciones o ejecutorias del Gran Viraje no estuvieron estructuradas en base al consenso. Hubo un extremismo tecnocrático y un sentido neoliberal, con un paquete considerablemente explosivo desde el punto de vista económico y social. En el caso de la administración bolivariana, tampoco se ha usado el consenso[16] ni la participación conjunta de agentes públicos y privados[17]; adicionalmente, todos los planes, hasta quince años de ejecutorias (incluido el Plan de la Patria… de 2013), han ido adquiriendo crecientemente un matiz sesgado hacia el estatismo y lo que tal administración percibe como socialismo[18].

Un balance de las opciones.
Cualesquiera de estas opciones para el aumento del bienestar pasa ineludiblemente por consideraciones y acciones atinente al manejo de ingresos y gastos del sector público, incluida la atención de la corrupción y en general a estructurar un nuevo perfil para la Política Fiscal, según los patrones tradicionales que ha habido en Venezuela. Las posibilidades de financiar adecuadamente el desarrollo, manejando convenientemente el ahorro nacional  es –efectivamente- la base, junto a las acciones desde el sector privado, para suministrar un impulso productivo que pueda propender al aumento del bienestar de la población[19].
En el campo fiscal, la administración bolivariana ha mantenido una permanente posición de éxito sobre los ingresos tributarios distintos del petróleo. En los inicios de la administración, instituciones como el SENIAT insistieron en la voluntad de los ciudadanos venezolanos para pagar sus impuestos que ahora –dada la presencia de la administración bolivariana- si verían reflejados en mejoras públicas. Cada proceso de recaudación de impuestos generalmente ha terminado con una evaluación de éxito en cuanto a que se ha recolectado más que el año inmediato anterior, para los efectos de aumento de los ingresos públicos. Sin embargo, la realidad fiscal de Venezuela por el lado de los ingresos tributarios no es muy distinta de otros países de la región. Los datos del Banco Mundial en un estudio relacionado, son expresivos en tal sentido: “Actualmente, con la excepción de Argentina y Brasil, la región se caracteriza por tener ingresos fiscales totales relativa­mente bajos. El promedio de los ingresos fis­cales totales en 2010 fue de 20,4% del PIB en América Latina, en comparación con 33,7% en los países de la Organización de Coopera­ción y Desarrollo Económico, por ejemplo. Por otro lado, en la composición de estos ingresos fiscales tenían más peso los impues­tos indirectos (a las ventas) y las contribu­ciones a la seguridad social que el impuesto sobre la renta y la propiedad, lo cual con­ducía a un sistema que no es especialmente progresivo.” (Banco Mundial, La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina, 2013, pg. 12).

B. Depauperación absoluta y relativa.
O. Lange expresó con claridad y precisión lo concerniente a la depauperación absoluta y relativa en la sociedad del capitalismo avanzado. A nuestro parecer, esto lo logra en un ensayo intitulado “¿Que debemos conservar de la teoría de la depauperación?” (En: Oscar Lange, La economía en las sociedades modernas. Ed. Grijalbo. México 1966). Para los ya lejanos tiempos en que fue escrito, aquella sociedad había logrado recoger los frutos del crecimiento en la segunda postguerra y se había, por tanto, alcanzado contener la depauperación absoluta, que Carlos Marx había vaticinado. Lange acota esta idea en cuanto a la contención del empobrecimiento generalizado: el capitalismo tiene tendencia a la depauperación absoluta. Los hechos parecieran indicar que esta idea va más allá de la discusión entre Keynesianos, Neoliberales y otras figuras. Hoy día este tipo de disputas está considerablemente enriquecido con la amplia discusión que ha introducido, entre otros planteamientos, el libro de Thomas Piketty, Capital in the twenty-first century (The Belknap Press of Harvard University Press. 2014)[20], sobre los resultados de la concentración del ingreso en el capitalismo y la necesidad de introducir impuestos e instrumentos de nivelación para el sistema.
En el plano de los resultados sociales, las sociedades del capitalismo avanzando continúan, y todo indica que continuarán, presentando problemas con los tramos de viejas y nuevas figuras de pobreza y violencia así como migraciones o desplazamientos del factor trabajo al interior de las mismas. En el campo económico los países de la OCDE tienen varios lustros midiendo y procurando tasas de crecimiento que nunca terminan de alcanzar niveles importantes, o, un nivel de desempleo que supera la llamada tasa natural, sin perspectivas claras de disminución. Son los casos de Inglaterra o España[21], pero también-aunque en menor grado- de los mismos EE.UU.
Las sociedades como Venezuela y sus vecinos, presentan, por su parte, estos problemas, y otros adicionales, de manera más acentuada. En el área de la depauperación relativa, en su expresión en cuanto a distribución factorial de ingreso, varios grupos de países en desarrollo, generalmente han presentado un perfil menos equitativo que el de los países avanzados. En la depauperación absoluta, su situación, tradicionalmente, ha sido más notoria en cuanto a la pobreza o expresiones de miseria según los casos.
Antes, en Economía podían usarse los conceptos de Demanda Potencial y Demanda Real para acercársele a una población y apreciar su perfil de demanda. Hoy en día, en América Latina y Venezuela, estos conceptos se enfrentan a un escenario realmente problemático y hasta paradójico, según la nación de que se trate. Es así como en Venezuela, aun con el caso de la extensión de pobreza –o para evitar efectos de altibajos en los indicadores, de la extensión del paquete de la pobreza, como expresión más global que la que solo se asocia al deterioro del salario-, y relacionado con la polarización del ingreso, se observan formas de consumo (tipo grandes centros comerciales, consumo de ciertos autos y motos, entre otras) y desempeño de los ciudadanos, que fueron expresiones de haber alcanzado los consumidores altos niveles de bienestar, en el caso de las naciones más avanzadas.
Ante el desarrollo de la pobreza en los años ochenta y noventa en Venezuela[22], se extendió la idea del tratamiento focalizado de la misma a través de los Target Groups o Grupos Objetivo (o, como se destacó más arriba a través de los Programas Sociales Compensatorios-PSC de la segunda administración de Carlos Andrés Pérez). La experiencia Venezolana no ha sido satisfactoria en cuanto a la efectividad de estos programas. Tanto así que, también fueron criticados por la administración bolivariana desde sus inicios. Se pudo observar a comienzos de los años dos mil, que existía un contingente poblacional que podía ser excluido de tales grupos, por escasez de recursos o por agotamiento de los programas compensatorios, y presentar ante los mismos un sentido potencial (dada su exclusión). Pero también, experiencias como las de los hogares de cuidado diario, no demostraron su efectividad o conveniencia de manera contundente.

C. Miseria violenta.
En tales circunstancias, se fue desarrollando una marginalidad más excluyente y extensiva. Es ese el basamento para lo que se fue conformando como una miseria violenta, en la década previa a la administración bolivariana, y que ha aumentado en el período de esta última[23]. Esta, es el tipo de miseria agresiva y explosiva que se ha venido expresando en la sociedad venezolana en la década de los noventa y los dos mil y que se puede agudizar aún más, dado el deterioro del salario real, la disminución de las oportunidades de empleo, la inmigración no planificada y otros elementos. Se trata de un tipo de miseria que produce en el afectado un comportamiento agresivo en cualquier dirección y que, por supuesto, es base para el tipo de delincuencia atinente a los grupos menos favorecidos en la distribución del ingreso. Juan Carlos Méndez, novelista venezolano residenciado en España, refleja parte de esto en entrevista donde habla de su novela Los maletines (Juan Carlos Méndez Guédez, Los Maletines. Editorial Siruela, 9 Abril 2014): “…Los venezolanos nos juntamos y, en tres minutos, el tema de conversación es el último atraco, el último secuestro, la última andanada de tiros de los paramilitares chavistas. Y eso sucede no por azar o masoquismo, es que estamos hablando de un país donde asesinan a mucha más gente que en Gaza. La ferocidad de la violencia es lo que nos explica en este momento.” (www.informe21.com 25-08-14). En la evolución de la administración bolivariana, puede afirmarse que se ha apuntalado por el odio y el resentimiento que ha venido animando el periodo gubernamental de más de diecisiete años de ejecutorias de la misma. Pero también por las migraciones internas, las invasiones y la sobrepoblación de zonas como Guarenas-Guatire, los Valles del Tuy y los Teques, como se señala más adelante.
Son múltiples y variadas las expresiones de esa miseria violenta. Algunos casos pueden encontrarse, por ejemplo, en los enfermos y mendigos agresivos o en los adolescentes que deambulan por la ciudad y que en adelante serán adultos[24]. Pero también en la pérdida notoria de un sentido mínimo de respeto ciudadano hacia normas y costumbres que, por lo demás, también se ha venido presentando en otros grupos sociales, tal cual hemos señalado más arriba.
En el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989/1993) algunos manejaron el planteamiento reconfortante,  de que la pobreza estaba ahí y las políticas de ajuste y estabilización lo que hicieron fue sacarla a la luz (igual caso ha sido con la administración bolivariana, dado su señalamiento en cuanto a que fueron otros los que crearon la pobreza antes de 1999). Es indudable que hubo variados resultados producto de las opciones de políticas tomadas o de elementos como la inflación o el desempleo. El segundo gobierno de Caldera (1994/1999), invirtió tiempo en políticas económicas de considerable variación –entre otras la cambiaria- y en la justificación e impulso de la idea de la unidad nacional más que en abatir formas de pobreza que continuaban desarrollándose. En la administración bolivariana se dedicaron los primeros años sustituyendo -o buscando sustituir- los programas sociales referidos, por otros, tan o más problemáticos, como el Banco del Pueblo, “los niños de la patria” y la “conversión de los invasores en constructores”, hasta que en el año 2004 se iniciaron las misiones en salud, educación y otras. Para la segunda década del siglo XXI, con claros fines sociales según las percepciones de política económica y social de la administración bolivariana, pero también dado el escenario político de los años 2012/2014, se acentuó la política de controles, supervisión y de enfrentamiento con el sector privado de la economía, entre otras razones por desarrollar este -en connivencia con factores políticos- según la administración referida, una guerra económica. En cualesquiera de los casos, la evolución económica fue derivando en aumento de la pobreza entre 2012 y 2013 así como en 2014 y en un escenario de escasez, desabastecimiento e inflación acentuada. Para finales del primer semestre de 2014 la administración bolivariana ofreció aumentar en variados sentidos la atención de la pobreza[25].

D. El estudio de las Universidades.
En un proyecto conjunto de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB)Central de Venezuela (UCV) y Simón Bolívar (USB) sobre la pobreza -llevado a cabo durante 2014- se propuso evaluar mediante  encuesta en hogares, el acceso de la población a la vivienda, servicios de salud y educación, trabajo, programas sociales y alimentación. Sus resultados señalan que poco más de 3,5 millones de hogares venezolanos (de un total de 7,2 millones de familias) son pobres, y de ellos, 1,2 millones subsisten en la pobreza extrema (grupos familiares cuyos ingresos no alcanzan para garantizar la ingesta de 2.200 calorías por día y persona[26], ni servicios básicos como agua y electricidad). Las cifras indican que el nivel de pobreza para 2014, fue de 48,4% de la población -superior a la registrada en 1998, de 45%- así como que del total de pobres, uno de cada tres son nuevos.
Luis Pedro España –responsable del proyecto-, durante la presentación de los resultados del mismo –finales de enero2015-, señaló que “Venezuela entró nuevamente en un ciclo de aumento de la pobreza, tal y como se vivió en momentos de ajustes económicos, por ejemplo en 1989 y 1996, o de tumulto social, como en 1992 y 2002”. Las llamadas misiones, los programas de asistencia social del Gobierno atienden a 10% de los hogares encuestados y casi la mitad de los favorecidos de esos programas no son pobres. “Esto nos indica que las misiones ni son masivas ni dan protección social efectiva, porque no se están concentrando en el sector más vulnerable de la población”. Esas misiones se han mostrado como efectivos medios de control social y político, pero en el escenario ya entrado 2015 solo su reorganización ayudaría a convertirlas en atenuantes reales ante la crisis. En tal escenario, el costo político de esa reestructuración, que presumiría despojar de las prebendas de las misiones a un sector de los seguidores de la administración bolivariana así como desalentar las expectativas generales de la población, de hacerse receptores de tale ayudas, seria significativo.
El estudio determinó que 57% de las personas que no son beneficiarias de misiones desean serlo. Se concluye en los resultados del informe que no ha habido plan de solución estructural de las penurias asociadas al empobrecimiento y que “Se impone diseñar un auténtico plan de superación de la pobreza basado en el esfuerzo y la productividad” (www.ultimasnoticias.com.ve 29 de enero 2015; www.elpais.com 1 de febrero 2015).
El mismo Proyecto conjunto de las tres universidades presentó los resultados de 2015 ya avanzado el mes de noviembre de este último año. La llamada así Encuesta de Condiciones de Vida 2015 (Encovi) elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar presenta un aumento de la pobreza en general comparado con 2014 y con años y lustros previos[27]. En cuanto a pobreza de ingreso se registra que 73% de los hogares y 76% de los venezolanos estaban en pobreza de ingresos;  demostrando las cifras que la miseria había aumentado con velocidad alta puesto que la Encovi 2014 había registrado 48,4% de hogares en penuria y 52,6% para las personas. Los niveles de pobreza habrían sido de 58,9% en 1989 (año del recordado Caracazo); 55,4% en 1998 (HC ganó las elecciones presidenciales) y 61%  en 2003 (año de alta conflictividad política). Inflación, escasez, conflictos entre oferta y demanda y deterioro en las condiciones productivas son parte de los elementos que se resaltan en la encuesta (ver www.prodavinci.com 20 de noviembre de 2015 Blog de Víctor Salmerón; www.el-nacional.com 21 de noviembre 2015 pág. Economía/3).
En el mismo sentido debe destacarse lo registrado en la Publicación Panorama Social de América Latina 2014 de CEPAL, con registros para 2013. En tal informe se señala así que: “En la República Bolivariana de Venezuela, la tasa de pobreza aumentó 6,7 puntos porcentuales entre 2012 y 2013 (del 25,4% al 32,1%) y la tasa de indigencia 2,7 puntos porcentuales (del 7,1% al 9,8%) en el mismo período”. Aunque la posición de Venezuela es muy desventajosa en relación a la mayoría de los países de la región, pues en varios disminuyó la pobreza e indigencia, el contexto general de la región ha implicado entre 2011 y 2014 un estancamiento en la disminución de los índices de pobreza[28].
Todo este escenario ha acentuado el paquete de pobreza en el que se encuentra la población venezolana, entendido este como el que puede abarcar además de los niveles de ingreso, los concernientes a inflación, deterioro de los servicios de salud y educación, escasez, desabastecimiento e inseguridad.  Este paquete de pobreza ha revelado nuevos espacios y formas de pobreza que se han trasladado rápidamente a las urbes principales y sobre todo a la ciudad de Caracas, donde es palpable el deterioro en las condiciones de vida. Esto ha estado asociado también -y paradójicamente- a la afectación, en la administración bolivariana, de avances que se habían logrado antes de ella, en cuanto a descentralización y formas de poder local, puesto que se ha acentuado el centralismo y las confrontaciones con factores de oposición o simplemente con las ejecutorias de la propia administración local del caso[29].

E. Expansión de la pobreza y la miseria.
Correspondiente con lo señalado puede señalarse que el entendimiento del empobrecimiento de los venezolanos en los últimos lustros, no puede partir del discurso emanado de la propia administración bolivariana, entre otras razones por el grado de ideologización que ha adquirido este último, en el sentido de ocultamiento de la realidad. Para ilustrar esto último puede partirse de la cadena[30] presentada al país por el presidente NM el 18 de Agosto de 2016 (ver www.vtv.gob.ve). En esta cadena nacional, donde se activó el motor número 15 –o último- de los que puso en marcha la administración bolivariana desde comienzos del año 2016, deben destacarse varios elementos para ilustrar lo indicado. 1. El Presidente señaló que en la administración bolivariana se ha dedicado un 64% de los ingresos petroleros a solucionar y atender necesidades sociales diversas de los ciudadanos, mientras en las administraciones anteriores se promedió un 30%. Es necesario realizar una evaluación para medir la eficiencia en la administración de ese porcentaje de  más de un billón de dólares de ingresos del caso, con los resultados de pobreza acumulados desde 1999 y con los costos que se observan públicamente en variados proyectos de inversión a nivel internacional. 2. Complementando lo anterior pronosticó una reducción de la pobreza y de la pobreza crítica para lo que restaba de 2016, a pesar de existir un contexto de “guerra económica”. Como se sabe, esta última no ha sido más que una excusa permanente que ha permitido mantener el conjunto de políticas económicas y sociales asociadas a los proyectos económicos-políticos de la misma administración. 3. Señaló también el Presidente que, en el futuro cercano, Venezuela seria reconocida como expresión de un milagro económico donde consolidaría el estado de bienestar (¡!). Para esto ofreció y amenazó con mantener por tiempo indefinido la inamovilidad laboral, y aumentar salarios para combatir la inflación impuesta por “ellos” (debe entenderse se refería a grupos empresariales y políticos en líneas de oposición o simpatizantes del capitalismo). Debe recordarse que, elementos de política económica como los señalados, han estado en el conjunto de determinantes de resultados económicos y sociales altamente inconvenientes en más de diecisiete años de administración bolivariana y, más aun, después de 2012. 4. El Presidente -y funcionarios que lo acompañaban- destacaron como muy importante la subida de la nómina de SIDOR en número superior a 17.000 trabajadores –como ejemplo de varios casos-, a pesar de tener en números reales -y ofrecidos por los mismos funcionarios- una producción bajísima en relación a niveles alcanzados anteriormente y de que uno de los descubrimientos del mismo Presidente para el nuevo socialismo es que hay que desarrollar la productividad, lo cual no ha sido materializado en los resultados de numerosas empresas que por variadas razones han sido estatizadas.
 La CEPAL, en años recientes, había señalado una disminución de la pobreza en la región; en tiempo más cercano aun, ha resaltado un cambio de esa evolución, destacando un resurgimiento de la pobreza, tal cual se señala más arriba. Venezuela y los administradores bolivarianos, se ufanaban con índices del caso, de haber disminuido la pobreza y en ello se apoyaban también en reconocimientos como los de la FAO en cuanto a supuestos éxitos en manejos alimentarios; hoy día, a pesar de sus entusiasmos y exageraciones, ya no son tan enfáticos, aun con lo indicado en la cadena del Presidente aludida. Nuestra idea, indicadores más, indicadores menos, es que la pobreza no ha dejado de crecer en los últimos 30 o cuarenta años. El salario real que en los setenta  comenzó una caída, no ha dejado de tenerla.
En cuanto a la evolución más reciente de la pobreza pueden resaltarse informaciones difundidas por el INE  a mediados de 2016[31]. En el nuevo suministro de información por parte del organismo indicado la administración bolivariana admite un nuevo aumento de la pobreza en Venezuela al situar en 33,1% el número de hogares pobres para el primer semestre de 2015, lo cual significa 3,7 puntos más con respecto al primer trimestre de 2013. Así, 2.434.035 hogares venezolanos estaban en situación de pobreza hasta junio de 2015, implicando que 950.771 hogares se incorporaron a la línea de pobreza por ingreso.
Las consideraciones del Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea)[32]  -organización no gubernamental-, al considerar el informe del INE es que 4.791.917 venezolanos pasaron a ser pobres en los primeros dos años y medio de gestión del Presidente NM. Señaló la organización -de manera importante- que “Aunque el INE suprimió de su portal web la información referida al número de personas en situación de pobreza, esta cifra indica que -en promedio- 12.170.175 venezolanos se encontraban en condición de pobreza hasta el primer semestre del 2015, esto abarcaría al 39,7% de la población”. En los primeros dos años del  mandato del Presidente NM, el porcentaje de hogares en condición de pobreza ascendió: de 21,2% en enero de 2013 a 33,1% en junio de 2015 -incremento de 11,9%-. “Mientras en el número de personas pobres el repunte se sitúa en 64,94% al pasar de 7.378.258 personas en situación de pobreza para diciembre de 2012 a un promedio de 12.170.175 personas pobres en junio de 2015” (ver www.lapatilla.com, en Nacionales 270816; www.elmundo.com.ve 280816).
A comienzos de los noventa, observamos, cómo, producto de políticas y acumulación de problemas se comenzaba a desarrollar en Venezuela una especie de miseria violenta –señalada y definida más arriba-, agresiva y que no se observaba en la previa evolución de la nación. A algún autor pudimos leerle, su acertada y premonitoria afirmación de que de ahí en adelante debíamos prepararnos para observar el regreso a tallas bajas, nuevas enfermedades y el resurgimiento de viejos padecimientos. Efectivamente, eso ha sucedido y hoy se presenta con una aguda aceleración, pues a los deterioros en el salario real se le suma la escasez y usencia de medicamentos. El hambre y la escasez viajan en las personas, en el Metro y transportes y se desplazan en las calles; en su delgadez, en la permanencia de enfermedades sin solución y atención estatal  -por el agudo también deterioro de los servicios públicos-, pero igualmente en las deformaciones físicas y la presencia de aspectos e imágenes desconocidas -o no tan manifiesta y agudamente presentes- en la vida urbana e incluso rural en la Venezuela anterior a aquellos años.
El surgimiento de ciudades y el desarrollo de las que ya existían, permitieron, con la aparición del petróleo y el impulso de la industrialización, la promoción de la civilidad, la vida urbana, el orden y el aprovechamiento de servicios públicos en salud y educación. Por lo menos ya abiertamente desde los años cincuenta, la educación pasó a ser un claro mecanismo de ascenso social y mejoramiento de las familias. Las campañas públicas de vacunación, fumigación, construcción de carreteras –algunas iniciadas incluso décadas atrás de los años señalados-, permitieron que una economía de poca población y baja tasa en su crecimiento, vieran mejorar sus condiciones de vida. Finales de los cincuenta, años sesenta y parte de los setenta, permiten apreciar retrospectivamente una población nativa de mezcla con migraciones -sobre todo europeas- que albergaba la idea de progreso y de posibilidades de desempeño[33]. La izquierda política no lo creía así. Pero eso era desarrollo. Y hasta los menos favorecidos en la distribución del ingreso, podían albergar posibilidades de hacer algo o de mejorar.
A todo eso se le aunaba una difusión de valores, de orden y disciplina en la sociedad. Los elementos disonantes del equilibrio social eran pocos –entre otras razones por eso la izquierda política fracasó en tales años y décadas-, por y a pesar del rentismo  -el cual no había entrado todavía en sus mayores niveles de perversión-. Estos comenzaron o se profundizaron con la Venezuela Saudita –para la segunda mitad de los años setenta del siglo XX- y se empezó a abandonar la idea e importancia del trabajo[34] y el progreso y con ello -y con las terquedades y falta de previsión de administraciones de los años ochenta y noventa-, comenzó a ampliarse la inestabilidad en los manejos estatales y a extenderse y a aparecer la pobreza y la miseria violenta, correspondientemente.
Visto así, los pobres del contexto de la administración bolivariana, se comenzaron a impulsar en los años ochenta y los noventa del siglo pasado, debido a las ejecutorias de políticas sin consenso, sectarias, no inclusivas y sin rostro humano[35], como se señaló en varias oportunidades. Pero lo que no era fácil prever era que la administración bolivariana -iniciada en 1999 y que ya lleva más de 17 años-, podía abonar el terreno y encaminar el país hacia mayor miseria, enfermedades y pobreza que las que encontró. La administración bolivariana comenzó ilusionando a muchos con las ideas de adecentar la nación, eliminar la corrupción y enrumbar con consenso al país por el camino del desarrollo, pero terminó en el período señalado funcionando con aquellos perfiles y con los de administrar un proceso de cambio económico y social (“revolución”) suficientemente mostrado[36] en otros lugares y latitudes y no exitoso en su idea de desplazar la economía de mercado.
El escenario, aunque siempre se puede empeorar, después de más de tres lustros se ha presentado ya bastante problemático. La administración bolivariana sobre todo para 2015 y 2016 comenzó a presentarse abiertamente contraria al rentismo –pues asumió su crítica- pero es de las que más lo ha apuntalado y convirtió el erario público  en escenario de buscadores de renta y corrupción. No ha perfilado ninguna posibilidad de cambio en política económica, por sus compromisos políticos nacionales e internacionales que, curiosamente, se presentan como de izquierda y revolucionarios a pesar de los excesos en los modos de vida de sus líderes, asimetrías en los usos de bienes y recursos públicos de parte de estos -al compararlos con el resto de agentes sociales- e impulso de la corrupción. Ha tratado de crear un hombre nuevo (confusamente definido en la teoría y con peores resultados prácticos) pero ha convertido su idea del socialismo en la dependencia más crasa de los ingresos y apoyos estatales, en condiciones de una promesa de bienestar que solo logran materializar los corruptos, los articulados a los apoyos estatales o los sectores que nacieron con altos niveles de vidas o son los mejores ubicados en la distribución del ingreso. De resto, clases medias y sectores populares diversos, han ido siendo afectados por la hiperinflación, la escasez y la falta de oportunidades y crecientemente han venido  percibiendo que cada día las cosas han ido empeorando.
Es este el escenario donde la distribución espacial de ciudades como Caracas ha ido perfilando, en base al deterioro de los servicios, desorden y pérdida de valores desde la escuela y la familia -o permite observar- la extensión de la miseria que ya han venido destacando varias universidades o institutos nacionales como la UCV, UCAB, USB, CENDES e IESA,  en registros y estudios diversos, tal cual fue señalado más arriba. En este sentido, el triángulo que sobre Caracas marcan Los valles del Tuy; Guarenas–Guatire; Las adjuntas, zonas cercanas y los Teques, marca una pauta de alta preocupación para el futuro equilibrio urbano regional. Con estas dimensiones, la pobreza no está estable, cada día crecerá más.
Contrario a lo que con frecuencia ha afirmado –directa o indirectamente- el Presidente NM, no es un milagro económico lo que se encontrará en Venezuela, es casi lo que se requerirá para que -en otras condiciones políticas y administrativas-  la nación y sus ciudadanos vuelvan a encontrar un sendero. Consenso, unión sector público sector privado, desarrollos de exportaciones alternativas que solo se logran en contextos favorables con la inversión y la producción, fortalecimiento institucional, mejores o particulares prácticas y otros elementos, son parte de lo trajinado para estructurar políticas diferentes y más adecuadas que las que se han seguido -sin ningún éxito- aplicando en Venezuela. Tampoco será tan fácil como creen algunos contrarios a la administración bolivariana, pero el trazo en el que esta ha persistido es suficientemente equivocado, distorsionante y generador de pobreza. Es de allí de donde sigue y seguirá saliendo pobreza y miseria violenta.

IV. NOTA FINAL
Hemos tratado de ordenar una reflexión sobre las interrelaciones que podrían considerarse en cuanto el marco institucional-histórico relacionado con parte de las llamadas reglas del juego, como base del desarrollo posterior a los años setenta que es donde un conjunto de administraciones impulsan el menos eficiente aprovechamiento del rentismo, al pasar a ejecutar políticas sin consenso, temporalidad o de imprecisa búsqueda de sectores competitivos para el país; ese es un contexto que ha afectado de manera muy importante el nivel de vida y el salario real de los venezolanos dando paso a la profusa aparición de la pobreza a pesar de los engreimientos permanentes de distintas administraciones que se han comportado con un criterio fantasioso –y además dispendioso- de la riqueza[37]. En ese desiderátum, la administración bolivariana es el más deficiente de los puntos de llegada en cuanto a concepciones, manejo de la política económica y resultados.
De lo revisado en cuanto a tres perfiles del orden en la sociedad venezolana, puede afirmarse que ninguno de ellos permitió el transito al desarrollo. ¿Por la responsabilidad de los distintos administradores de la nación, por los problemas estructurales? No es fácil responder por qué la colonia, el petróleo o la industria no dieron esos resultados,  a excepción de lo que aproximativamente puede plantearse de nuestra parte.
De lo inferido sobre la política social, puede recordarse como la discusión de algunas décadas atrás en varias naciones de América Latina había ubicado a aquella al lado de la política económica, para que actuaran conjuntamente y no en una actitud de apaga fuego en el caso de la primera; poco de eso se aplicó en la Venezuela de las décadas más recientes. Además de ineficiencias y aspectos relacionados como la corrupción, la actitud de la administración bolivariana ha sido atender necesidades de los sectores menos favorecidos en la distribución del ingreso con medidas efectistas, rápidas y fomentadoras de la dependencia estatal de parte de los ciudadanos. Misiones y programas de distribución de alimentos así lo testifican.
Algunos elementos de la política económica y social de alto impacto en el bienestar de los venezolanos, como es la política salarial en la administración bolivariana, ha seguido los patrones tradicionales en su relación con la inflación. En tal sentido, las administraciones de las últimas décadas, no tienen mayores diferencias en los manejos ligeros de los aumentos salariales que terminan no solo impulsando o siendo absorbidos por la inflación sino afectando problemas estructurales en la producción y el bienestar. Más dramático aun, desaparecen nivelaciones y parámetros entre salarios y precios y en general en los precios relativos. Ligado a elementos de política económica como la inamovilidad laboral y condiciones institucionales y políticas poco estimulantes para reorganizaciones o reestructuraciones se tiene así el escenario menos adecuado para mejoramientos de inversión y productividad.
Problemas significativos en la desviación del desarrollo, se ven ahora acompañados por dificultades agudas para impulsar el crecimiento, dadas las restricciones de ingresos que proporciona el rentismo petrolero debido a la disminución de precios por barril desde 2014, compromisos de pagos en endeudamiento, condiciones y dinámica hiperinflacionaria junto a quiebra de empresas y aumento de la informalización de la economía. Es este el contento evolutivo y amplio de la extensión de la pobreza y la miseria.

@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com



[1] Revisar este concepto requiere ahondar en sus propias ideas sobre la hegemonía y la Sociedad Civil.
[2] Gramsci murió en la cárcel en 1937, antes de iniciarse la segunda guerra mundial.
[3] Las referencias a estos autores es meramente puntual y no interés para ser desarrollado en este trabajo.
[4] Ver: Aníbal Romero, Pesimismos que alimentan; en: Venezuela siglo XX. Visiones y testimonios. Fundación Polar, Coordinador Asdrúbal Baptista. Caracas 2000.
[5] Francisco de Miranda, Diario de Viajes; Monte Ávila Editores caracas 1992.
[6] Obviamente que este planteamiento no afecta el reconocimiento de que la fuerza fundamental del poder político se encontraba en el poder colonial, pero igualmente era manifiesta la distribución de poderes según la estructura social mencionada. Es llamativo como algunos de los primeros -y también fundamentales- independentistas como Francisco de Miranda –y seguramente ello derivaba de la estrategia política- resaltaban mayormente lo determinante del poder colonial. Es así como en uno de sus primeros planteamientos a William Pitt –en razón de solicitud de ayuda para el proceso de independencia  de las colonias hispanoamericanas que buscaba impulsar, resalta como la colonia esperaba que la ayudasen a: “…sacudir la opresión infame en que la España la tiene constituida, negando a sus naturales de todas las clases el que puedan obtener empleos militares, civiles o eclesiásticos de alguna consideración y confiriéndolos solo a los españoles europeos de baja esfera por lo general, que vienen allí únicamente para  enriquecerse, ultrajar y oprimir a los infelices habitantes, con una rapacidad increíble…” (citado en Inés Quintero, El hijo de la panadera. Editorial ALFA Caracas 2014; pág. 75).
[7] “…el régimen sociopolítico liberal democrático, que se postulaba como objetivo; y en cuya instauración se trabajaba, como expresión moderna de la democracia, aportaría el disfrute y la garantía de la libertad… Esto último, presumiblemente, porque ella advendría acompañada de la promoción de un bienestar basado en el trabajo y el esfuerzo políticamente organizado de una sociedad que aún se hallaba, en su absoluta mayoría, sumida en el atraso y la pobreza; además de lastrada de sometimiento” (Germán Carrera Damas, Rómulo Histórico. Ediciones Alfa, 2013; pg. 360).
[8] Han continuado presentes el agudo problema de los déficits y si se han cumplido o no las metas trazadas para la satisfacción de los mismos.
[9] Se le denomina propiamente como el salario integral y debe apreciarse que el bono de alimentación generalmente ha aumentado menos que el salario y, dados niveles altos de inflación como los de 2013 (56%) o los registrados ya entrado 2014 y los cuales se habían previsto (5% en varios meses; 5,7% en abril y 5,7% también en mayo, www.el-nacional.com, 17-5-14 y www.elmundo.com.ve 13-06-14), es fácil que en tales momentos se hayan perfilado perdidas de poder adquisitivo. Ello llevó, entre variados factores presentados (aumentos de precios de bienes regulados, fijación de precios de otros rubros que significaron aumentos) al director de econométrica, una firma consultora, a ubicar una pérdida de poder de compra de 4% mensual ya establecido el escenario 2014 (ver www.eluniversal.com 12 de mayo 2014). El nivel de inflación acumulado para mayo 2014 había  alcanzado 23% (www.elmundo.com.ve 13-06-14). Para el mes de noviembre del mismo año la inflación acumulada alcanzó 60,1% (www.el-nacional.com 1 de enero 2015); superando para ese mes como se observa el nivel acumulado en 2013. Definitivamente la inflación terminó registrándose para 2014 en un monto de 68,5% (ver www.informe21.com 14-02-15)
[10] Comenzando el último trimestre de 2014 Cendas (grupo de análisis que tradicionalmente ha supervisado la inflación y sus repercusiones en la canasta alimentaria y la básica) difundió sus apreciaciones y registros sobre el costo alcanzado por la canasta alimentaria y básica –como en otros casos deben entenderse en su debida temporalidad-. En cuanto a la primera, para el mes de septiembre de 2014 su valor se ubicó en 14.080,98 bolívares, incrementándose el mismo en Bs. 598,42 -4,4%, con respecto al mes de agosto de 2014 y 97,7% entre septiembre de 2013 y el mismo mes de  2014-; requiriéndose de esta manera, 3.3 salarios mínimos para poder adquirir la canasta (Ver www.elmundo.com.ve)Por su parte el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, Cendas-FVM, señaló que la canasta básica familiar registró un aumento de 11.819,03 bolívares (92,9%) entre agosto de 2013 y agosto de 2014 y pasó a ubicarse su costo en 24.541,63 bolívares. Requiriéndose, en tales condiciones, 5,8 salarios mínimos (Bs 4.251,78) para poder cubrir todos los gastos relativos a una familia. La canasta básica familiar que mide el Cendas-FVM se refiere al conjunto de bienes y servicios indispensables a los que debe acceder una familia para satisfacer sus necesidades fundamentales (gastos alimentarios, alquileres, vestimenta y salud, entre otros elementos). Debe señalarse que esto representó alrededor de 93% de aumento -para un año- en el costo de tal canasta básica y según estos registros presentados para octubre 2014 (Ver MSN Dinero, www.msn.com 14/10/14). Los registros de la misma fuente reseñados para mayo de 2015 resumen los efectos de la inflación y el correspondiente deterioro en las condiciones de vida de la población, vistos a la luz del precio de la misma canasta básica familiar: “El precio de la Canasta Básica Familiar (CBF) de abril costó Bs. 37.960,36 aumentando Bs. 2.835,91 (8,1%) con respecto al mes de marzo, según el estudio del Centro de Documentación y Análisis Social de la federación Venezolana de maestros. La variación anualizada para el período abril 2015-abril2014 fue de 107,2% o Bs. 19.638,07; lo que representa tres y medio salarios mínimos (Bs. 5.622,48). Se requieren 6.8 salarios mínimos para poder adquirir la canasta básica para una familia de cinco miembros.” (www.el-nacional.com 20 de mayo 2015). En la misma línea de estos registros y difundido en variadas fuentes, el informe de Cendas para noviembre de 2015 destacó como la canasta básica familiar de Octubre subió a 110.116,47 bolívares, incrementándose en 12.824,61 bolívares (13,2%) en comparación con Septiembre del 2015, e indicando el requerimiento de 11,4 salarios mínimos para poder adquirirla (ver www.mercadosyacciones.com 25/11/2015). Ya en 2016, el precio de la canasta básica familiar para enero, ascendió a Bs 157.833,30, según informe del mismo Cendas; precisándose un aumento de Bs 18.559,92, 13,3%, con respecto al mes de diciembre de 2015 (con una variación anualizada para el período enero 2016 / enero 2014 de 395,7%),  y requiriéndose 13.1 salarios mínimos para poder adquirir la canasta en referencia (ver www.ultimasnoticias.com.ve 2 de marzo 2016). Para el caso del mes de marzo del mismo 2016, la Canasta Básica Familiar aumentó a 203.943,95 bolívares, y para poder adquirirla -una familia de cinco miembros-, se requieren para el momento señalado 17,6 salarios mínimos (11.577,81 bolívares). Es evidente el creciente deterioro en las condiciones de vida de una familia al observar el aumento del número de salarios mínimos requeridos para alcanzar el valor de la canasta básica (ver www.el-nacional.com 28 abril 2016).
[11] Entrado ya 2015, Cendas presentó cifras que podrían apreciarse como consolidadas dado el tiempo transcurrido en meses -según las referencias anteriores- y las cuales representan una diferencia no insignificante; aunque no alteran el sentido de las tendencias señaladas en cuanto al deterioro del salario real y de las posibilidades de acceso a la canasta alimentaria (en descargo de la organización debe recordarse el retraso que han presentado distintas instituciones públicas en el suministro de la información de variables fundamentales de la economía como la inflación y tal cual es resaltado en este trabajo). De esta manera, para Cendas la Canasta Alimentaria tuvo un costo para el mes de diciembre de 2014 de 12.306,09 bolívares, con un incremento de 91% en relación a diciembre de 2013 (Bs. 5.889,99). De manera más especifica la organización destacó como entre noviembre y diciembre el costo de los alimentos básicos varió en 14,6% (1.566,36 bolívares más por los mismos productos). En diciembre de 2014 subieron nueve de los 11 rubros que componen la canasta alimentaria. Entre los productos que más vieron incrementados sus precios: carnes y preparados (36,8%), grasas y aceites (24,8%), leche, quesos y huevos (17,1%), cereales 13,3% y verduras 10,6% (ver www.6topoder.com 19 de febrero de 2015). Observado desde la perspectiva de finales del tercer trimestre de 2015, el panorama es considerablemente más complicado en cuanto a deterioro acumulado, si se parte de medir solamente el costo alimentario. Así, el Centro de Documentación de Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) señaló que la Canasta Alimentaria Familiar (familia de cinco miembros) del mes de agosto aumentó a 50.625,52 bolívares. Entre julio y agosto la misma presentó un aumento de 8.943,82 bolívares, lo que representó un incremento de 21.5% en un mes, requiriéndose 6,8 salarios mínimos (7.421,68) para poder adquirirla (www.el-nacional.com 30 de septiembre 2015). Esta tendencia se agudiza para el mes de noviembre y de esta manera la canasta alimentaria familiar de este mes se ubicó en 79.255,26 bolívares, de acuerdo con el reporte del mismo Centro; específicamente aumentó Bs.9.387,18 (13,4%) con respecto al mes de octubre; teniendo entre noviembre de 2014 y noviembre de 2015, un incremento de 401,3% y requiriéndose 8,2 salarios mínimos (9.648,18 Bs) para poder adquirir la canasta (familia de cinco miembros) (ver www.el-nacional.com 21 de diciembre 2015). En el agudo contexto de inflación, escasez y desabastecimiento  con el que Venezuela y sus ciudadanos entraron a 2016 el valor de la canasta alimentaria se vio considerablemente aumentado. Cifras presentadas por el Cendas–FVM mostraron para enero un incremento en la Canasta Alimentaria Familiar de 13.152,72 bolívares, equivalente a un 14,1 %, que llevó su valor a 106.752,72 bolívares,  requiriéndose 11 salarios mínimos para la obtención de la canasta (familia de cinco miembros). Debe señalarse que 24 de los 58 productos que componen la canasta presentaron problemas de escasez (leche en polvo, sardinas, atún enlatado, pollo, margarina, azúcar, aceite de maíz, huevos, caraotas, arvejas, arroz, harina, avena, pastas y café, entre otros)(ver www.laverdad.com 23 de febrero de 2016). La canasta alimentaria indicada, en el transcurso de 2016 continuó con su claro ritmo ascendente. Los registros de la institución ya señalada también, la ubicaron para julio de 2016 con un valor de Bs 228.043,26. El salario mínimo vigente para este mes ascendía a Bs 15.05,15 lo cual implicaba un requerimiento de más de 15 salarios para adquirir la canasta (sin la consideración del bono alimenticio) (www.elcorreodelorinoco.com 19 de agosto 2016).
[12] Extraoficialmente se estimaba para mayo de 2015 que, durante los cuatro primeros meses del año, la inflación sumaba cerca de 50% según fuentes vinculadas a la administración bolivariana (ver www.elestimulo.com 04/05/2015). La variación acumulada del INPC durante el año 2015 fue de 180,9% (BCV. RESULTADOS DEL ÍNDICE NACIONAL DE PRECIOS AL CONSUMIDOR, PRODUCTO INTERNO BRUTO Y BALANZA DE PAGOS Cuarto trimestre de 2015 – cierre del año 2015. 18 febrero 2016).
[13] En el contexto de la aguda y ampliada crisis económica y social de la economía venezolana para finales de 2015, es importante destacar la interrelación de este nivel de salario mínimo con otras variables. En estimaciones de Genny Zuñiga –Investigadora de la UCAB-, en base al salario de mayo 2015, puede apreciarse que alrededor de 40% de la población ocupada ganaba el salario mínimo (Bs 7.421,68) y, considerando dos salarios mínimos (Bs 14.843,36), el porcentaje alcanza a 80%. Por otra parte, al analizar las condiciones de empleo, se observa que 37% de los trabajadores no tenían contrato, 12% laboraba bajo un acuerdo verbal, 13% poseía un contrato a término y sólo 38% contrato indeterminado. Igualmente se destaca en tales estimaciones que menos de la mitad de la población (alrededor de 40%) tenía beneficios de vacaciones, política habitacional y seguro social (www.elestimulo.com 8 de octubre 2015).
[14] Estas medidas sobre el salario mínimo fueron enmarcadas en la alocución del 20 de octubre de 2015 donde el presidente NM supuestamente comunicaría un conjunto de medidas económicas. Algunas de ellas no tuvieron ningún trasfondo  o ya se conocían. En principio las mismas buscaron proteger al pueblo de la especulación e inflación. Entre otras se encuentran las siguientes: Firmó la reforma de la Ley de Alimentación de los Trabajadores, subiendo el límite de cálculo del ticket alimentación a 1,5 UT y 30 días; ordenó el ajuste de 30% a las tablas salariales de la Fuerza Armada Nacional y los empleados de la administración pública; aprobó recursos para ingresar 110.000 pensionados en el mes de noviembre, con expectativas de "crecer un poco más en diciembre"; anunció algunos cambios que aplicaría vía Habilitante a la Ley de Precios Justos  cambiando la fórmula para el cálculo de precios y creando dos categorías de precios: Precio Máximo de Venta al Público y Precio Justo; las sanciones por precios se incrementaría como parte de la reforma de la Ley de Precios Justos; la fijación de precios usando como referencia el dólar paralelo sería castigada con "sanciones graves"; y fusionó los ministerios de Industria y Comercio (ver www.elmundo.com.ve 23 de octubre 2015). Debe recordarse -tal cual fue señalado más arriba, que La Ley de Precios Justos fue promulgada por el expresidente HC en 2011, fue modificada dos veces por NM en 2014 y nuevamente, correspondiendo con lo indicado, en 2015. La reforma entró en vigencia el martes 10 de noviembre de este último año y previo y paralelo a ello el presidente NM había expresado observaciones sobre como "La Ley se relajó, fue pulverizada, mal utilizada. Así que vamos a apretar las tuercas en la Ley de Precio Justo, para tener los Precios Máximos de Venta al Público de todos los productos" igualmente la reforma se hace "Para defender a nuestro pueblo, para blindar la Ley, porque el capitalismo se va adaptando para legitimar su abuso. Entonces la Ley de Precios Justos comenzó a ser penetrada, burlada y ha llegado la hora de que reaccionemos" (ver www.elmundo.com.ve 10 de noviembre 2015 y www.eluniversal.com 10 de noviembre 2015).
[15] Con estos aumentos y porcentajes el salario mínimo venezolano quedó establecido en 22.576,60 bolívares a partir del 1 de septiembre de 2016.  Por su parte, la base para el cálculo del Cesta Ticket al aumentar de 3.5 unidades tributarias hasta 8 unidades tributarias a partir del 1 de agosto (de forma retroactiva),  ubicó el Bono de alimentación mensual en 42.480,00 bolívares mensuales. Así, el salario mínimo más el bono de alimentación quedó en 65.056,60 bolívares mensuales ver (www.venelogia.com 21/08/16). Como se observa, el bono casi duplica el salario mínimo. Esta tendencia se ubica como bonificación del salario, con las consecuencias correspondientes en cuanto a derechos del trabajador para liquidación y otros asuntos.
[16] En distintas discusiones sobre el desarrollo y la elaboración de estrategias atinentes al mismo, se resalta la importancia del escenario democrático para los mejores logros e impulso de aquel, pero, igualmente se señala entre, otros tantos elementos, la importancia de alcanzar consensos para los objetivos y metas de mediano y largo plazo que se plateen las naciones. Es inevitable que sobre distintos tópicos  variados grupos sociales puedan presentar disensos o desacuerdos. Sin embargo, la tendencia dominante debería ser una donde los consensos fuesen mayores que los disensos o que aquellos tuviesen mayor representación que estos últimos.
[17] En la crisis nacional de manifestaciones diversas iniciada el 12 de febrero de 2014, la administración bolivariana llamó a una conferencia de paz donde acudieron solo algunos -y muy pocos- agentes de la oposición política. Tanto en la sesión del 26 como en la del 28 de febrero, Lorenzo Mendoza, Presidente de Empresas Polar, expresó ideas de interés en lo que hemos venido señalado: "Lo importante es que en esta instancia se comprenda que el sector privado es un aliado indispensable para alcanzar las soluciones que el país necesita con tanta urgencia. De lo contrario, será imposible que el sector empresarial cumpla con el imprescindible papel que le corresponde en la recuperación económica". Ver El Universal viernes 28 de febrero de 2014. www.eluniversal.com. En el mes de mayo de 2014, después de casi dos meses de haberse iniciado los diálogos con el sector privado, dos de los representantes principales del área empresarial presentaron algunos pronunciamientos: en el caso de Conindustria su Presidente, Eduardo Garmendia, indicó como después de de dos meses de instalada la Comisión por la Verdad en Economía no se había alcanzado ninguna revisión del modelo económico, ni se tenían concertadas medidas de fondo para impulsar la industrialización del país (como reconocimiento y pago total de la deuda a la tasa contratada, flexibilización de algunos artículos de la Ley Orgánica del Trabajo y agilización de las tramitaciones de las calificaciones de despido); en el caso de Fedecamaras su Presidente, Jorge Roig, aunque expresando ideas cercanas reconoció ciertos avances como aumento de precios de algunos rubros congelados desde hacía más de tres años,  creación del Sistema Alternativo Cambiario de Divisas, autorización a las casas de bolsas para realizar operaciones en el Sicad II y la eliminación de la fianza en dólares para importar (ver El Nacional Domingo 11 de Mayo de 2014). Dos meses después -en el mes de Julio- las constataciones de los empresarios fueron más acentuadas, en el sentido de los incumplimientos de la administración bolivariana en asuntos como reconocimiento de la deuda en divisas –o solo en niveles muy bajos-; no ejecución de procedimientos como revisión de mercancías -originando retraso en los envíos de exportación-; suspensión de las reuniones desde mayo; muy pocos resultados que indicasen reactivación del aparato productivo; y problemas agudos en sector salud, autopartes e inmobiliario, entre otros aspectos (ver www.el-nacional.com 15 de julio 2014). Debido a la complicada evolución en 2014 para el mes de agosto las observaciones del Presidente de Fedecámaras ya señalado se fueron radicalizando, afirmando que: “El Gobierno no termina de tomar las decisiones que amerita la gravísima crisis que está profundizándose cada día. Hemos solicitado audiencia con el Ejecutivo y ministros para discutir una salida a la crisis. Nos estamos reuniendo con fuerzas políticas del gobierno, oposición, universidades e iglesias porque estamos preocupados. Le pedimos al gobierno nacional que instale mesas de diálogo para resolver los problemas estructurales que tiene la economía venezolana” (ver www.almomento360.com 28-08-14).
[18] Debe señalarse que, una vez perdido el liderazgo omnímodo del Presidente HC -dado su fallecimiento-, no existe la organicidad –dentro de sus particulares variaciones- que podía presentarse a la hora de definir los tipos de proceso que ha impulsado y liderado la administración bolivariana en general y que podrían referirse a la existencia del socialismo después de 15 años de ejecutorias o al camino que se estaría construyendo para alcanzarlo. En tal sentido, y dado el transcurso durante más de tres lustros, es de importancia destacar la opinión del economista Jesús Farías, vicepresidente de la comisión de finanzas de la asamblea nacional y partícipe y gestor de los proyectos tocantes al caso de la administración señalada:  "Venezuela aún no posee una economía socialista"; "Aún conservamos el sistema económico heredado de los años 90, en 15 años no hemos podido cambiar el sistema rentista y parasitario, pero estamos trabajando en eso". En las mismas declaraciones son llamativas las afirmaciones que este economista y funcionario de la administración bolivariana hace en cuanto a problemas económicos y sociales en Venezuela después de más de 15 años de ejecutorias de esta última y tomando en cuenta lo que la historia económica y social tiene registrado en cuanto a la evolución del llamado socialismo real (o socialismo que realmente existía en los países de la Europa oriental y la antigua Unión Soviética, grosso modo hasta 1989) o los registros e informes sobre la evolución del socialismo cubano, chino, coreano del norte y las –en líneas generales- fallidas experiencias africanas de los años setenta, ochenta y noventa: “los problemas que estamos viviendo, inflación, desabastecimiento y las amenazas de recesión no son fenómenos atribuibles a un fenómeno socialista” (ver www.notitarde.com 29 de julio de 2014).
[19] “…Ya sea en la Europa occidental de la posguerra o en la China de después de la revolución, en la República de Corea después de la reforma agraria o en Estados Unidos después del New Deal, el progreso socioeconómico ha reque­rido a menudo una combinación de libertad económica y sólidos fundamentos de educa­ción, salud e infraestructura públicas. Es casi seguro que la mayoría de países en América Latina y el Caribe requerirán reformas adi­cionales de sus contratos sociales para permi­tir a sus gobiernos proporcionar esos funda­mentos y sostener el crecimiento”  (Banco Mundial, La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina, 2013, pg. 13).
[20] La producción de papeles de trabajo y trabajos diversos que estimuló la aparición de este libro es notable. Se ha destacado que al igual que Malthus, Marx y Ricardo, Piketty busca leyes generales del desarrollo del capitalismo. Como se sabe la propia utilización de los términos capitalismo y leyes generales, entre otros, es harto polémica así como el escaso detenimiento en los factores institucionales y en las particularidades endógenas (Daron Acemoglu y James A. Robinsonz. The Rise and Fall of General Laws of Capitalism. August 2014. Papel de trabajo). 
[21] Una ilustración para España puede tenerse en los siguientes datos de Eurostat para mayo 2014: “El desempleo en la zona euro se mantuvo en el 11,6% en mayo, la misma cifra que en abril, y cayó una décima en el conjunto de la Unión Europea (UE), hasta el 10,3%, según los datos publicados este martes por Eurostat, la oficina comunitaria de estadística. En España, la tasa también se mantuvo sin cambios en mayo con respecto al mes anterior en el 25,1%, lo que coloca al país de nuevo en segunda posición como país de la UE con más personas en paro tras Grecia (26,8%). La tasa de paro en España en mayo del año anterior se situaba en el 26,2%” (Ver www.abc.es/economía, 1 de julio 2014).
[22] Ver Eduardo Ortiz Ramírez. Bienestar y miseria. ¿Solucionan las revoluciones la pobreza? www.almomento360.com 7/9/2014.
[23] Se estima que las revoluciones, y con ellas la administración bolivariana, dado su proyecto político y sus acciones, necesitan de la pobreza, para beneficiarse de su permanencia. Al exministro Giordani se le atribuye una frase que recuerda el general Guaicaipuro Lameda -también funcionario en los inicios de la administración bolivariana- de una conversación –llevada a cabo en aquellos inicios- que se refiere en una entrevista con la periodista Carla Angola: “Mire, General, usted todavía no ha comprendido la revolución. Se lo explico: Esta revolución se propone hacer un cambio cultural en el país, cambiarle a la gente la forma de pensar y de vivir, y esos cambios sólo se pueden hacer desde el poder. Así que lo primero es mantenerse en el poder para hacer el cambio. El piso político nos lo da la gente pobre: ellos son los que votan por nosotros, por eso el discurso de la defensa de los pobres. Así que, LOS POBRES TENDRÁN QUE SEGUIR SIENDO POBRES, LOS NECESITAMOS ASÍ, hasta que logremos hacer la transformación cultural. Luego podremos hablar de economía de generación y de distribución de riqueza. Entretanto, hay que mantenerlos pobres y con esperanza” (www.saladeinfo.wordpress.com. 2013/02/13). Este elemento del manejo del problema de la pobreza se destaca bien en Pedro Palma (Revoluciones fatídicas. www.analitica.com 10 de septiembre 2014) donde se reseñan los aportes de Samuel Huntington en la retrospectiva de este fenómeno según distintas experiencias, haciendo referencias al caso venezolano: “…el éxito económico no es prioritario para las revoluciones. Por el contrario, las privaciones y penurias pueden ser muy útiles para consolidar los procesos revolucionarios. Eso puede explicar lo que para muchos nos resulta incomprensible, cuando hemos escuchado a altos voceros gubernamentales decir que la revolución necesita a los pobres para su consolidación, razón por la que hay que mantenerlos en esa condición, pero dándoles esperanzas de que superarán su precaria condición, objetivo para el cual está luchando denodadamente la revolución. En otras palabras, hay que mantener la miseria pues ella crea dependencia del Estado y abona el terreno para el clientelismo político, asegurándose el apoyo incondicional de una amplia masa poblacional a través de la manipulación informativa y de la explotación descarada de su ignorancia y buena fe. Eso, a su vez, facilita el logro de uno de los objetivos buscados, cual es la eliminación de la vieja oligarquía del anterior sistema político, para substituirla por otra, pero revolucionaria.” “…las revoluciones limitan la libertad, pero generan identidad de la masa con el nuevo sistema y una ilusión de igualdad, lo cual lleva a buena parte de la población, principalmente a la más desposeída, a aceptar la escasez y las cargas materiales propias de esos procesos políticos. Quizá esa sea la razón por la que el gobierno se niega obstinadamente a implementar los necesarios ajustes y reformas para afrontar los profundos desequilibrios y problemas que padece nuestra economía, prefiriendo no hacer nada para que nada cambie, o profundizar en sus erradas y fracasadas políticas del pasado, asegurando de esta forma la profundización de la crisis, sin importarle que esa irresponsable actitud a lo que llevará es a una mayor penuria y depauperación, particularmente de la población de menores ingresos.”
[24] Debe reconocerse que, en el caso de los niños de la calle estos se han reducido considerablemente, según se puede observar en la región capital. En esto hay efectos de la Misión Negra Hipólita cuya misión es: “Brindar protección social e integral asegurando el derecho a la vida, el trabajo, la cultura, educación, justicia social e igualdad sin discriminación alguna a los ciudadanos y ciudadanas en situación de calle, contando con la participación protagónica del Poder Popular” (Ver http://www.misionnegrahipolita.gob.ve).
[25] El 5 de octubre 2014 El Nacional presentó un reportaje de Dalila Itriago sobre los planes de atención de la pobreza y sus últimas propuestas. Debe señalarse que El presidente NM lanzó el 7 de junio el Plan para la Erradicación de la Miseria, que incluye la instalación de 1.500 bases de misiones sociales en 255 parroquias del país. El plan centraliza los mismos programas sociales y misiones que abarcan ya una década. Varios analistas emiten su opinión en este reportaje señalando por variadas vía que esta iniciativa no ataca las causas de la pobreza y que se resume o asocia a una estrategia electoral para las elecciones parlamentarias de 2015. Debe indicarse que las bases socialistas están compuestas por un módulo de formación, educación y coordinación de misiones; uno para consultas médicas y odontológicas y otro como la vivienda de los médicos cooperantes que prestarán servicio. La meta prometida por el presidente el 7 de junio fue la ya señalada y a cumplirse en tres meses ubicándose las bases donde se detectaron índices altos de pobreza extrema.  En el reportaje se registra que Carmen Meléndez, ministra de Defensa, indicó el 10 de septiembre: "Hasta el día de ayer habíamos activado 22 bases de misiones, tienen que ser 1.500".  Pero igualmente se registra que el 1 de octubre el presidente NM señaló: "Ya instalamos 1.500 bases de misiones en lugares donde está la pobreza extrema y estamos atendiendo 2.200.000 compatriotas".  Obviamente dada la afirmación presidencial la información fue unificada en este último sentido (Ver La misión de drywall para acabar con la pobreza.  www.el-nacional.com 5 de octubre 2014 pg. Siete Días/1).
[26] En base al estudio en referencia pero también por registros del INE e indagaciones en otros grupos de trabajo y también asociado a la complejización del escenario económico de escasez, desabastecimiento e inflación, avanzado 2015 se pasó a percibir la agudización en los cambios de los patrones alimenticios de distintos estratos sociales, con sus correspondientes efectos en la calidad y tipo de nutrientes. "La alimentación se ha deteriorado en todos los estratos sociales"; la alimentación de variados estratos "se caracteriza principalmente por los alimentos que la red oficial pública está ofreciendo: arroz, harinas, grasas y azúcares. La disponibilidad de proteínas, que viene dada por el pollo y por la carne, es muy baja" (Maritza Landaeta, Fundación Bengoa). Igualmente "Entre los estratos socioeconómicos más altos y los más bajos hay muchas similitudes. El primer alimento con intención de compra es la harina de maíz precocida, después el arroz, los panes y las pastas y las grasas. En los estratos socioeconómicos más bajos no aparecen frutas ni hortalizas, pero en las categorías de mayor poder adquisitivo tampoco tienen la relevancia que uno esperaría" (Marianella Herrera, CENDES) (ver El Nacional domingo 7 de junio 2015; www.el-nacional.com).
[27] Deben reconocerse los méritos de la encuesta, dado, entre otros elementos, el contexto de deficiencias en los suministros de informaciones básicas, como datos de inflación. La encuesta remite a datos de pobreza, inseguridad y servicios.
[28] “..en comparación con las cifras de 2002, período en que se registró el valor más alto de los últimos 15 años, la caída acumulada de la pobreza es de casi 16 puntos porcentuales, de los cuales 10,4 puntos porcentuales corresponden a la disminución lograda hasta 2008, a una tasa anual del 1,7%. Entre 2008 y 2013, el ritmo de descenso fue más modesto y la caída acumulada fue de 5,4 puntos porcentuales, lo que equivale a una tasa anual del 1,0%; desde 2011 en adelante, se observa un estancamiento de la tasa de pobreza regional en torno al 28%. En lo que respecta a la pobreza extrema, se registró una trayectoria similar. Se produjo una caída de 6,4 puntos porcentuales entre 2002 y 2008, y de 1,2 puntos porcentuales desde este último año hasta 2013. En forma similar a lo ocurrido con la tasa de pobreza, el porcentaje de personas en situación de pobreza extrema se ha mantenido entre el 11% y el 12% durante el último trienio”. Y en cuanto al propio año 2014: “Para 2014 no se prevé que se produzcan cambios estadísticamente significativos de los niveles de pobreza e indigencia de la región en su conjunto, debido a que el crecimiento del producto por habitante será similar o algo menor que el de 2013 y a que no cabe esperar variaciones considerables del empleo ni de la inflación en la mayoría de los países. Sin embargo, las proyecciones muestran un leve incremento de la tasa de indigencia, que llegaría a alrededor del 12%, lo que significaría no solo un retroceso de esta tasa hasta los niveles observados a principios de la década, sino también un crecimiento apreciable de la cantidad de personas afectadas por esta situación” (CEPAL. Panorama social de América Latina 2014. Chile 2015).
[29] Es de interés la afirmación de L. Vera en cuanto parte de lo señalado y para el ámbito general del país: “Los venezolanos hoy día habitan en pueblos y ciudades fantasmas, donde los huecos se multiplican en calles invadidas por escombros y basura; con plazas y parques abandonados; con aceras y brocales arruinados; sin alumbrado público, sin recreación, sin festejos, ni gozo. ¿Dónde están las causas de esta enorme decadencia, de esta desconcertante maldición que destroza la calidad de vida ciudadana? En gran medida esto es el resultado de un proyecto sistemático de destrucción del poder local y de la gestión municipal. Un conjunto de ideas y de prácticas lunáticas se enfilaron por años, desde el Ministerio de Planificación, contra la descentralización.” (Ver Leonardo Vera. Los asuntos que deja pendientes la carta de Giordani. www.prodavinci.com 2 de julio 2014).
[30] La referencia a esta cadena es meramente ilustrativa, como ocasión donde se insistió en ideas permanentemente señaladas por la administración bolivariana.
[31] Debe señalarse que este instituto tenía ya un tiempo relativamente apreciable –año y medio-, sin pronunciarse sobre la evolución de la pobreza.
[32] Esta organización trata sobre derechos humanos, pero tiene como uno de sus temas principales la pobreza.
[33] Tal cual es resaltado en la primera parte de este trabajo.
[34] “En conjunto el tiempo comprendido entre 1979 y 1986 fue de profunda caída de la actividad económica, de grave deterioro del bienestar social, de descenso de la calidad de vida del venezolano medio, de ampliación de la brecha entre riqueza y pobreza, de emergencia de presiones inflacionarias fuertes, de considerables desajustes del sector externo y de notables contradicciones de las políticas públicas, entre otros hechos”. Este período recoge parte de la inflexión en cuanto a lo señalado (Ver LA ECONOMIA VENEZOLANA EN LA DECADA DE LOS OCHENTA D.F. Maza Zavala 1987).
[35] Dentro de los estudios iniciáticos en este tema estuvo  el de Unicef en 1987 (AJUSTE CON ROSTRO HUMANO I UNICEF Editorial: SIGLO XXI  Madrid 1987).
[36] En tal sentido, la llamada revolución bolivariana por sus gestores, no ha presentado mayor originalidad que no sea la que deriven de las particularidades de ser Venezuela un petroestado o economía rentista.
[37] Se trata también de aquellas posiciones que nos han ubicado como un país rico o que señalan que tenemos las mayores reservas de petróleo del mundo. Por lo demás, ambas expresiones, han sido de las más adecuadas para apuntalar el rentismo.



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