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Felix Arellano
No es momento de personalismos, ni negociados,
son tiempos de unidad en su máxima expresión
Enfrentamos
un autoritarismo creciente que genera un panorama aciago para la democracia en
varios países del mundo, pero con especial gravedad en Venezuela, donde el
proceso bolivariano busca a cualquier costo perpetuarse en poder, de allí su
conveniente manipulación del sainete marxista, que contempla la tesis de la
“dictadura del proletariado”; realmente una trampa, pues si bien es dictadura,
no es del proletariado, sino de la camarilla en el poder, que conserva todos
los privilegios empobreciendo y mintiendo a las mayorías pauperizadas. En estas
penosas condiciones encontrar avances de la democracia representa una esperanza
que puede alimentar el optimismo, tan necesario en los actuales momentos.
El
autoritarismo que cultiva negativos sentimientos como: exclusión, xenofobia,
misoginia, homofobia avanzan por el mundo y encuentran en el triunfo de Donald
Trump en Estados Unidos y del Brexit en el Gran Bretaña, estímulos para la ola
autoritaria que pudiera progresar en las próximas elecciones de Holanda
(marzo), Francia (abril) y Alemania (septiembre); que ya se está desarrollando,
entre otros, en Turquía, Polonia y Hungría y lleva décadas en las dictaduras de
los países llamados comunistas como: Corea del Norte, Cuba, Vietnam o China. En
este contexto, resulta novedoso y lamentable, encontrarnos con gobiernos que,
aprovechando las bondades de las elecciones democráticas, logran el gobierno y
desde allí inician el proceso de destrucción de las libertades democráticas,
con el objeto de perpetuarse en el poder, el proceso bolivariano representa uno
de los mejores ejemplos, pero no el único.
Ahora
bien, para estimular las esperanzas democráticas podemos observar como el sistema
judicial o el Sistema de la Reserva Federal (el Banco Central) en los Estados
Unidos empiezan a poner límites a las ambiciones autoritarias de Trump. Es
posible que Trump quisiera mandar a detener a los jueces que se oponen a sus
ideas, siguiendo el ejemplo bolivariano con el caso de la jueza Afiuni, pero no
la tiene fácil, pues hasta el nuevo Fiscal General, el Sr. Jeff Session,
designado por él, ha rechazado sus ofensas contra el juez federal que ha
paralizado su orden ejecutiva que inicia la xenofobia migratoria. Por otra
parte, el nuevo tono, menos agresivo, frente a los gobierno de China y Japón,
hace pensar que las instituciones están influyendo y marcando límites.
También
podemos incluir en las manifestaciones de optimismo democrático, la reciente
decisión de la Corte Suprema de Gran Bretaña, que ha definido al Parlamento
como la instancia final para decidir sobre el tema del Brexit, pareciera que en
ese país la soberanía reside en el órgano legislativo; por el contrario, en
Venezuela vivimos la progresiva destrucción de la Asamblea Nacional, elegida
por abrumadora mayoría popular.
En
nuestra región también podemos encontrar varias manifestaciones de optimismo
democrático, como el rechazo del pueblo boliviano a una nueva reelección de Evo
Morales, al oponerse a la reforma de la constitución, en la consulta realizada
febrero del 2016. Otra manifestación de optimismo tiene que ver con la consulta
para fortalecer la autonomía y la descentralización en quince regiones de
Bolivia. Contribuye al optimismo democrático el abrumador triunfo de Mauricio
Macri en Argentina, logrando superar décadas de hegemonía peronista; y la
realización de los juicios políticos contra los Presidentes Fernando Lugo en
Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil, cumpliendo con sus preceptos
constitucionales. Para los radicales bolivarianos, la constitución brasileña
era una maravilla cuando se desarrolló el juicio contra Color de Mello, pero en
el caso de la Sra. Rousseff, la constitución resultó golpista. También se
fortalece la democracia cuando se impone el NO en la consulta popular realizada
en Colombia, sobre el proyecto de acuerdo de paz con las FARC.
Esperamos
con optimismo que la democracia ecuatoriana se fortalezca y el próximo domingo
19 no logre ganar en forma definitiva ninguno de los candidatos que aspiran la
presidencia y sea necesario recurrir a la segunda vuelta, como está previsto en
su normativa electoral. Naturalmente esperamos que la oposición, superando
personalismo y mezquindades, logré reflexionar y apoyar un solo candidato que
pueda triunfar para fortalecer el juego democrático.
En
nuestro país, el contundente triunfo de la Mesa de la Unidad en las elecciones
parlamentarias, alcanzando la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional
representa una de las mayores manifestaciones de nuestro espíritu democrático,
pero reconstruir la institucionalidad democrática nos exige un enorme trabajo y
la máxima participación de todos. No es momento de personalismos, ni
negociados, son tiempos de unidad en su máxima expresión.
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