EDUARDO ORTIZ RAMIREZ
Siempre hemos visto lo difícil que es
digerir y discutir lo que dicen los gobiernos y, más aun, la administración
bolivariana. Todo está bien, todo irá incluso mejor. El presidente está
convencido que la economía está entrando a un nuevo modelo económico y, es más,
ya abandonó –el año 2016- el modelo rentista; encontrándose con los resultados
de un supuesto milagro económico. Un
país que no existe es el que acaricia el presidente Nicolás Maduro en sus
análisis y proyecciones.
Después de deambular por sus
novísimos estudios de premios nobeles de economía, El presidente Nicolás Maduro
descubre que existe algo que se llama bienestar
económico, en un deambular de desconocimiento y falta de reconocimiento de
lo que ha ido siendo una perdida acentuada y creciente del mismo, sobre todo en
el último lustro. Más aun, olvidando sus arremetidas permanentes contra la
economía de mercado y la figura de los oprobiosos capitalistas, termina viendo
en ellos virtudes y grandes oportunidades. Un oportunista pensaría que esa es una adecuada evolución y, podría
ser válido, si no fuera por las propias salidas que en circunstancias de crisis
y de agudas confusiones, como sucede en la actual Venezuela, los agentes
económicos y los ciudadanos y consumidores, saben elaborarse tácticas y
estrategias para su propia sobrevivencia. No
necesariamente es lo mismo que el proceso de destrucción creativa en el que
pensaba Schumpeter.
Eso último se torna más grave, en una
economía donde se han alterado los mecanismos normales de contraloría,
supervisión o rendición de cuentas. En resumen, una sociedad donde la
escogencia y las asignaciones no se dan en condiciones de transparencia y los
agentes económicos pueden convertirse en agudos
buscadores de rentas.
Así, la finalización de la Expo Venezuela potencia -27 de los
corrientes- y la cadena y las palabras del presidente Nicolás Maduro se dan en
el contexto de los pasos y evoluciones recientes dentro de la OEA en cuanto a la situación de crisis
política y humanitaria de Venezuela y sin ningún mejoramiento ni en registros ni
en evoluciones factuales que no sean la dudosas y manejadas por algunos
organismos que han partido -por los demás- del agudo escenario de deterioro institucional
y en suministro de información en que la administración bolivariana ha sumido a
la nación. Adicionándosele la generación de controles sobre controles,
políticas sobre políticas, sin que existan cambios sustanciales en la
conducción económica ni en los resultados en la evolución de la economía, el
bienestar y la situación del grueso del empresariado sobreviviente y los
consumidores desesperados y angustiados dadas la aguda escasez y la
hiperinflación. Todo lo contrario, los resultados observables y previsibles son
los menos deseables: mayor deterioro y empobrecimiento para la mayoría de la población.
Visto lo señalado se pueden resumir
las líneas que más nos interesaron de lo transmitido por el presidente y otros
funcionarios, con el fin de adicionarlo a lo que podría entenderse como el conjunto de políticas o rumbos, por
los cuales la administración bolivariana desea enrumbar a la nación,
adicionándoseles a otras políticas, comunicados, cadenas y planes, a través de
más de dieciocho años y en particular el último lustro.
Son cuatro los lineamientos que se
desprenden para la política pública y/o económica. En primer lugar, estructuración de un plan económico para 2017 y 2018
que afiance el nuevo modelo existente a partir de 2017, según el presidente. En
segundo lugar, atraer inversión extranjera adecuando y flexibilizando las normativas
para estimular su entrada. En tercer
lugar estructurar un nuevo Dicom para el mejor manejo y disponibilidad de
divisas. Y, en cuarto lugar,
desarrollar algo así como un Centro de investigación y desarrollo tecnológico
donde alrededor de 10.000 investigadores puedan adaptar tecnologías, generar
innovaciones, articular universidades al mismo fin e impulsar la sustitución de
importaciones dentro de otras numerosas actividades.
Como es conocido, los niveles de atracción
de Inversión extranjera logrados por Venezuela en años de los últimos tres
lustros son bastante bajos al compararlos con otros países de la región; el ambiente de inseguridad institucional es
de los factores influyentes en ello. Grandes proyectos no exitosos, han formado
parte de la cultura de más de 18 años de administración bolivariana. El área de
divisas con la estructura del Control de Cambios desde el 2003 se ha, por su
parte, atiborrado de superposiciones no exitosas. A pesar de esto y del
escenario económico observable, el presidente destacó a Venezuela como un país
de pujante desarrollo de la productividad y la industrialización.
Aunado a todo esto, se le superpone
al escenario de escasez, la formalización y extensión de una manera de hacer
las cosas que nos remite a bolsas CLAP
MATERNALES Y DE HIGIENE PERSONAL. Mas discrecionalidad y extensión del
control estatal a pesar de lo observado en las de alimentos –no llegan, no se
ven o muy poco, según zonas y parcialidades- y siendo una ampliación del
populismo y contradictorio con formas modernas de organización y dinamización
de la sociedad. Esto, a pesar de la presencia de empresas internacionales en
sus versiones nacionales -en las llamadas por la administración bolivariana Alianzas Estratégicas-, como NESTLE,
HEINZ, COLGATE PALMOLIVE. PROTER AND
GAMBLE.
Observando financiamientos asignados a
casos por empresas fue impresionante observar la asignación de 1 y hasta 8
millones de $ que se otorgaron vía crédito. En el ámbito empresarial si bien se
aprecia lo positivo de estas a asignaciones se sabe que su representación en el
conjunto empresarial es realmente pequeña.
Más aun puede preguntarse sobre
los criterios de escogencia y la secuencia evaluativa; por ejemplo,
cumplimiento de metas o lo que continuará a la disposición de los fondos. Son
estos procedimientos los que requieren la mayor trasparencia y eficiencia, pues
son dineros del Estado y no de grupos o partidos en la administración del
mismo. Iguales consideraciones pueden hacerse para las asignaciones que se
hicieron en bolívares y que para diversos proyectos se asignaron en montos de
10 y hasta 10000 millones de bolívares. Solo la transparencia y el carácter
público de asignaciones, evaluaciones y revisión del destino de los dineros
diversos convierte en provechoso este tipo de experiencias.
Llama la atención el conjunto de
acuerdos y cartas de intención firmadas, cuando se observan sectores y aunque
en estos casos no se hicieron mayores precisiones de fondos. En el caso del
sector automotriz donde estuvieron presentes representantes de algunas de las
empresas tradicionales y organizaciones de productoras de partes, se ofreció en
líneas generales pasar a producir tres tipos de vehículos (particular, de carga
y motos). Este sector alcanzó ventas según CAVENEZ de solamente 3.008 vehículos
durante 2016 y las empresas -tanto ensambladoras como productoras de partes- se
encuentran actualmente a punto del colapso por razones de ausencia de divisas y
contexto económico y de demanda en general.
Otros sectores de los abarcados por
acuerdos y cartas de intención presentan situaciones altamente problemáticas,
pero en la interpretación transmitida el 27 de marzo por el Presidente, otros
funcionarios y los beneficiarios quedan ubicados a la luz de un optimismo
rampante y exagerado. Es el caso del sector turismo. Igual sucede con aquellos
donde se han detectado problemas agudos y la administración bolivariana no ha
considerado advertencias o críticas como es el caso del minero con proyectos en
curso como el del arco minero.
Nada nuevo a otros actos, ofertas,
cambios de política o superposiciones de las mismas, en una secuencia donde la
administración bolivariana mantiene el mismo modelo y el mismo estilo y
conjunto de políticas.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
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