martes, 28 de marzo de 2017

UN NOBEL EN UN CONTEXTO DE ESCASEZ, EMPOBRECIMIENTO E HIPERINFLACION


EDUARDO ORTIZ RAMIREZ

Siempre hemos visto lo difícil que es digerir y discutir lo que dicen los gobiernos y, más aun, la administración bolivariana. Todo está bien, todo irá incluso mejor. El presidente está convencido que la economía está entrando a un nuevo modelo económico y, es más, ya abandonó –el año 2016- el modelo rentista; encontrándose con los resultados de un supuesto milagro económico. Un país que no existe es el que acaricia el presidente Nicolás Maduro en sus análisis y proyecciones.

Después de deambular por sus novísimos estudios de premios nobeles de economía, El presidente Nicolás Maduro descubre que existe algo que se llama bienestar económico, en un deambular de desconocimiento y falta de reconocimiento de lo que ha ido siendo una perdida acentuada y creciente del mismo, sobre todo en el último lustro. Más aun, olvidando sus arremetidas permanentes contra la economía de mercado y la figura de los oprobiosos capitalistas, termina viendo en ellos virtudes y grandes oportunidades. Un oportunista pensaría que esa es una adecuada evolución y, podría ser válido, si no fuera por las propias salidas que en circunstancias de crisis y de agudas confusiones, como sucede en la actual Venezuela, los agentes económicos y los ciudadanos y consumidores, saben elaborarse tácticas y estrategias para su propia sobrevivencia. No necesariamente es lo mismo que el proceso de destrucción creativa en el que pensaba Schumpeter.

Eso último se torna más grave, en una economía donde se han alterado los mecanismos normales de contraloría, supervisión o rendición de cuentas. En resumen, una sociedad donde la escogencia y las asignaciones no se dan en condiciones de transparencia y los agentes económicos pueden convertirse en agudos buscadores de rentas.

Así, la finalización de la Expo Venezuela potencia -27 de los corrientes- y la cadena y las palabras del presidente Nicolás Maduro se dan en el contexto de los pasos y evoluciones recientes dentro de la OEA en cuanto a la situación de crisis política y humanitaria de Venezuela y sin ningún mejoramiento ni en registros ni en evoluciones factuales que no sean la dudosas y manejadas por algunos organismos que han partido -por los demás- del agudo escenario de deterioro institucional y en suministro de información en que la administración bolivariana ha sumido a la nación. Adicionándosele la generación de controles sobre controles, políticas sobre políticas, sin que existan cambios sustanciales en la conducción económica ni en los resultados en la evolución de la economía, el bienestar y la situación del grueso del empresariado sobreviviente y los consumidores desesperados y angustiados dadas la aguda escasez y la hiperinflación. Todo lo contrario, los resultados observables y previsibles son los menos deseables: mayor deterioro y empobrecimiento para la mayoría de la población.

Visto lo señalado se pueden resumir las líneas que más nos interesaron de lo transmitido por el presidente y otros funcionarios, con el fin de adicionarlo a lo que podría entenderse  como el conjunto de políticas o rumbos, por los cuales la administración bolivariana desea enrumbar a la nación, adicionándoseles a otras políticas, comunicados, cadenas y planes, a través de más de dieciocho años y en particular el último lustro.

Son cuatro los lineamientos que se desprenden para la política pública y/o económica. En primer lugar, estructuración de un plan económico para 2017 y 2018 que afiance el nuevo modelo existente a partir de 2017, según el presidente. En segundo lugar, atraer inversión extranjera adecuando y flexibilizando las normativas para estimular su entrada. En tercer lugar estructurar un nuevo Dicom para el mejor manejo y disponibilidad de divisas. Y, en cuarto lugar, desarrollar algo así como un Centro de investigación y desarrollo tecnológico donde alrededor de 10.000 investigadores puedan adaptar tecnologías, generar innovaciones, articular universidades al mismo fin e impulsar la sustitución de importaciones dentro de otras numerosas actividades.

Como es conocido, los niveles de atracción de Inversión extranjera logrados por Venezuela en años de los últimos tres lustros son bastante bajos al compararlos con otros países de la región;  el ambiente de inseguridad institucional es de los factores influyentes en ello. Grandes proyectos no exitosos, han formado parte de la cultura de más de 18 años de administración bolivariana. El área de divisas con la estructura del Control de Cambios desde el 2003 se ha, por su parte, atiborrado de superposiciones no exitosas. A pesar de esto y del escenario económico observable, el presidente destacó a Venezuela como un país de pujante desarrollo de la productividad y la industrialización.

Aunado a todo esto, se le superpone al escenario de escasez, la formalización y extensión de una manera de hacer las cosas que nos remite a bolsas CLAP MATERNALES Y DE HIGIENE PERSONAL. Mas discrecionalidad y extensión del control estatal a pesar de lo observado en las de alimentos –no llegan, no se ven o muy poco, según zonas y parcialidades- y siendo una ampliación del populismo y contradictorio con formas modernas de organización y dinamización de la sociedad. Esto, a pesar de la presencia de empresas internacionales en sus versiones nacionales -en las llamadas por la administración bolivariana Alianzas Estratégicas-, como NESTLE, HEINZ,  COLGATE PALMOLIVE. PROTER AND GAMBLE.

Observando financiamientos asignados a casos por empresas fue impresionante observar la asignación de 1 y hasta 8 millones de $ que se otorgaron vía crédito. En el ámbito empresarial si bien se aprecia lo positivo de estas a asignaciones se sabe que su representación en el conjunto empresarial es realmente pequeña.  Más aun puede  preguntarse sobre los criterios de escogencia y la secuencia evaluativa; por ejemplo, cumplimiento de metas o lo que continuará a la disposición de los fondos. Son estos procedimientos los que requieren la mayor trasparencia y eficiencia, pues son dineros del Estado y no de grupos o partidos en la administración del mismo. Iguales consideraciones pueden hacerse para las asignaciones que se hicieron en bolívares y que para diversos proyectos se asignaron en montos de 10 y hasta 10000 millones de bolívares. Solo la transparencia y el carácter público de asignaciones, evaluaciones y revisión del destino de los dineros diversos convierte en provechoso este tipo de experiencias.

Llama la atención el conjunto de acuerdos y cartas de intención firmadas, cuando se observan sectores y aunque en estos casos no se hicieron mayores precisiones de fondos. En el caso del sector automotriz donde estuvieron presentes representantes de algunas de las empresas tradicionales y organizaciones de productoras de partes, se ofreció en líneas generales pasar a producir tres tipos de vehículos (particular, de carga y motos). Este sector alcanzó ventas según CAVENEZ de solamente 3.008 vehículos durante 2016 y las empresas -tanto ensambladoras como productoras de partes- se encuentran actualmente a punto del colapso por razones de ausencia de divisas y contexto económico y de demanda en general.

Otros sectores de los abarcados por acuerdos y cartas de intención presentan situaciones altamente problemáticas, pero en la interpretación transmitida el 27 de marzo por el Presidente, otros funcionarios y los beneficiarios quedan ubicados a la luz de un optimismo rampante y exagerado. Es el caso del sector turismo. Igual sucede con aquellos donde se han detectado problemas agudos y la administración bolivariana no ha considerado advertencias o críticas como es el caso del minero con proyectos en curso como el del arco minero.

Nada nuevo a otros actos, ofertas, cambios de política o superposiciones de las mismas, en una secuencia donde la administración bolivariana mantiene el mismo modelo y el mismo estilo y conjunto de políticas.

@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com





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