China: año lunar sombrío,
por Félix Arellano
Publicado enero 28, 2020
felixarellano50@yahoo.com
China ha iniciado el pasado 25 de enero el nuevo año lunar, bajo la angustia de enfrentar una nueva epidemia de coronavirus, situación que recuerda la amarga experiencia del SARS, el síndrome respiratorio agudo y grave, del año 2002, y no obstante esa dura experiencia, pareciera que la arrogancia del partido comunista se impone y se podrían repetir los mismos errores del pasado, al desconocer la importancia de la transparencia y la cooperación internacional para enfrentar el problema. Adicionalmente otros problemas se suman para ensombrecer las perspectivas del nuevo año lunar.
Este nuevo brote de coronavirus (2019-nCov) o neumonía de Wuhan (ciudad china en la que inicia el brote), evidencia una vez más los peligros que acechan en un mundo global, interconectado e interdependiente; pero paradójicamente, en esa misma globalización podemos encontrar los medios para una solución más efectiva, ya que tanto los organismos internacionales especializados, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), los países y las diversas corporaciones deberían trabajar cooperativamente para enfrentar el problema.
Para el mundo y, en particular para la OMS, quedó claro que gran parte de la gravedad generada por el SARS (proveniente de los murciélagos), fue producto de la opacidad y soberbia del partido comunista chino, que prefirió ocultar información, lo que redujo la capacidad de la acción y facilitó la expansión global del virus, que se estima alcanzo a 27 países, con más de 800 muertos.
En esta oportunidad, el Presidente Xi Jinping está tratando de demostrar una disposición más activa, y los expertos reconocen que se ha informado oportunamente el mapa genético del virus. Lo que no está claro es su disposición de trabajar con otros países y, en particular, con corporaciones privadas que gozan de amplia experiencia en el tema.
Si bien el pueblo chino no debe contar con mucha información sobre la epidemia, por el control comunista de los medios de comunicación, también es importante observar que se han adoptado medidas de emergencia, al suspender buena parte del transporte interno e internacional, con el objetivo de minimizar la propagación del virus. Recordemos que la celebración del nuevo año lunar moviliza millones de chinos que se reúnen con sus familias, se calcula unos 400 millones de chinos movilizados en todo el territorio con motivo de las fiestas.
Tratando de superar los errores de la experiencia del SARS el propio Xi Jinping ha asumido la dirección de las acciones, lo que no garantiza el éxito, toda vez que el propio Presidente está promoviendo de nuevo el culto a la personalidad, fuertemente cuestionado por Deng Xiaoping, lo que pude conllevar que los funcionarios maticen los hechos, para complacer al nuevo “gran timonel”.
El partido vive una fase de grandíosimo faraónico, donde la abundancia de recursos resuelve todo, en este contexto se inscribe la decisión de construir un hospital en seis días, es parte de la narrativa de la superioridad del partido comunista. Esperemos que la calidad y la efectiva atención de los afectados también formen parte de la estrategia que busca impactar al público en general.
Pero no es solo la crisis sanitaria lo que ensombrece el nuevo año chino, el partido comunista enfrenta una diversidad de problemas, algunos que se han acumulado históricamente, planteando un panorama de incertidumbre. La lista es larga y podríamos iniciar con los que parecieran más apremiantes, como la guerra comercial y tecnológica con Estados Unidos, que ha logrado un relativo respiro con la firma de un primer acuerdo, pero que no ha culminado y están pendiente de negociación los temas más álgidos. Para la economía china, en fase de recesión, la inversión y el mercado norteamericano son fundamentales.
Los problemas político territoriales también se agudizan, son los casos de Hong Kong y Taiwán. En Hong Kong debería prevalecer el esquema “dos sistemas un país” hasta su reincorporación integral a China en el 2047; empero, en los jóvenes crece el espíritu libertario, temen al totalitarismo del partido comunista y han retomado desde el 2019, la llamada “revolución de los paraguas” que inició en el 2014. El partido comunista ha cuidado las formas, pero no acepta ninguna posibilidad de mayor autonomía. En el caso del Taiwán, donde se ha fortalecido el rechazo al comunismo chino en las recientes elecciones, el gobierno chino es enfático en que esta isla forma parte de su territorio.
Por otra parte, en menor escala pero de forma latente el partido comunista chino enfrenta, entre otros, las protestas en las zonas rurales tradicionalmente discriminadas, la gigantesca corrupción de los funcionarios del partido, el genocidio cultural del Tíbet.
En la agenda también tenemos las tensiones con India (por los territorios de Cachemira y Arunchal Prades al noreste de la India); con Japón (por las islas Senkaku/Diaoyu) y con todos los vecinos del mar del sur por la construcción de islotes artificiales para ampliar su hegemonía territorial.
Esperemos que este nuevo año lunar no fortalezca las tendencias negativas en el gobierno chino y prevalezca una mayor flexibilidad en sus posiciones, con la disposición al diálogo, la negociación y la cooperación.
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