viernes, 24 de enero de 2020

Inversión extranjera directa y crecimiento económico


Inversión extranjera directa y crecimiento económico
23/01/2020


Cada período de la historia está relacionado con un problema económico sobre los demás. En consecuencia, el logro de un crecimiento económico sostenido, en términos de incremento del producto interno bruto (pib), se convirtió, a partir de la Segunda Guerra Mundial, en uno de los principales objetivos de política económica

¿Por qué las economías deben crecer? porque diferencias en la tasa de crecimiento a largo plazo de una economía, dan lugar a grandes diferencias en los niveles de pib per cápita. Por lo tanto, se podría considerar a la tasa de crecimiento del pib como la principal vía – ceteris paribus – para aumentar el ingreso y el bienestar económico de los países (Sala i Martin).

Una de las vías para complementar el crecimiento económico, principalmente en los países en vías de desarrollo, es a través de la llamada inversión extranjera directa (ied). Los gobiernos ven con buenos ojos la llegada de empresas y capitales extranjeros a sus economías, por la posibilidad que tienen las empresas locales de acceder a nuevas y más efectivas formas de producir, así como el aumento de ingreso en divisas, la transferencia de tecnología, el acceso a financiamiento internacional, la posibilidad de acceder a cadenas globales de valor, entre otros. Es así como la relación entre la ied y el crecimiento económico, ha sido un tema de investigación económica desde hace ya varios años.

Además, en economías con restricciones de tecnología y capital, la ied se convierte en una fuente importante de financiamiento de largo plazo. Los países con baja capacidad de ahorro o mercados financieros poco desarrollados no cuentan con los recursos suficientes para expandir su frontera productiva. En tal sentido, la ied canaliza el ahorro externo hacia los proyectos productivos que el país requiere para desarrollar su economía (Garavito, Gaitan, Sandoval y Martínez, s/f).


 La organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), define la inversión extranjera directa (ied) como la inversión de una empresa de un país (país de origen) en otro país (país receptor), en donde el inversionista extranjero posee al menos 10% de la empresa en la que realiza la inversión. Esta relación implica la existencia de una relación estratégica de largo plazo entre la empresa inversora y filial, así como un grado significativo de influencia en la gestión de la empresa.

Países como los Estados Unidos, China, Hong Kong (China), Singapur, Brasil, México, entre otros, son los principales receptores de ied en el mundo. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 2019), los flujos mundiales de entrada de ied en 2017 alcanzaron 1.430 miles de millones de USD. En el caso de América Latina y el Caribe en 2017, los flujos alcanzaron 162 mil millones de USD, representando 11% con respecto a los ingresos mundiales de flujos de ied.

¿Quiénes son los principales agentes de ied? Las empresas multinacionales. La principal característica de este tipo de empresas es que operan en más de un país, tienen la posibilidad de acceder a créditos internacionales, cuentan con estrategias de marketing, negocios, entre otros.

·         Las empresas multinacionales dirigen sus recursos a la búsqueda de recursos naturales, para acceder a un recurso natural que no está disponible en el mercado local de la empresa.

·         Asimismo, se dirigen hacia la búsqueda de mercado, para obtener acceso a nuevos clientes y mercados de exportación y para la búsqueda de activos estratégicos, para perseguir activos estratégicos en una economía local, como marcas, nuevas tecnologías o canales de distribución.

Crecimiento e inversión

Existe un debate sobre  los aportes de la ied al crecimiento económico. Los modelos neoclásicos de crecimiento económico, asumen que la ied no afecta al crecimiento económico en el largo plazo, debido al marco de competencia perfecta, retornos constantes a escala y productividad marginal decreciente. En cambio en 1986 y 1988, los premios nobel de economía Paul Romer y Robert Lucas afirmaron que la tasa de crecimiento en el largo plazo puede ser positiva sin tener en cuenta los supuestos a priori de crecimiento tecnológico exógeno, dando lugar a lo que se conoce como teoría del crecimiento endógeno. En el marco de este modelo, la ied aumenta la acumulación de capital en el país receptor a través de la capacitación laboral y gerencial; aumenta la competencia de la industria de los países receptores mediante la superación de las barreras de entrada y la reducción del poder de mercado de las empresas que compiten.

Por otro lado, según la CEPAL (2014) en las últimas décadas se ha instalado en diferentes ámbitos de toma de decisiones la convicción de que la ied constituye un motor de desarrollo de las economías receptoras, pues representa un aporte significativo para la modernización, el incremento de la producción, y, en consecuencia, la creación de puestos de trabajo. Siguiendo esta visión, atraer ied ha sido un instrumento clave de la estrategia de desarrollo de muchos países.

Siguiendo esta línea, algunos países de América Latina han brindado condiciones para el ingreso de estos capitales, mediante las denominadas políticas activas, las cuales implican la definición del tipo de inversión adecuada para lograr los beneficios deseados y se crean – dentro de las posibilidades del país – las condiciones necesarias para atraerla. Se orientan a captar inversiones de calidad, que pueden generar beneficios a la economía receptora de la inversión, tales como conocimiento, empleo, encadenamientos productivos y transferencia de tecnología, entre otros.

En síntesis, los flujos de ingresos de ied son una oportunidad para complementar el crecimiento y desarrollo económico en los países en vías de desarrollo, principalmente en países con baja capacidad de ahorro y mercados financieros poco desarrollados. Resulta importante examinar los aportes que ha realizado la CEPAL dirigidos hacia las políticas de orientación activa que deben tener los gobiernos para sacarle mayor provecho al ingreso de capitales, tecnologías, estrategias de negocios, entre otros, a través de la ied. De igual forma es oportuno examinar los aportes que han realizado los teóricos del modelo de crecimiento endógeno y las contribuciones desde este enfoque que puede generar al crecimiento económico la inversión extranjera directa.



Fuentes consultadas:

Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 2014, 2019). La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe.

Andrea, C. (2019). La inversión extranjera directa en Chile y Colombia durante el período 2000 – 2014: análisis de su incidencia en el crecimiento económico.

Garavito, A., Gaitán, C., Sandoval, D., Martínez, Ad. (s/f). Evolución y perspectivas de la inversión extranjera directa en Colombia.



César Andrea Pérez
Economista
Magíster scientiarum en economía internacional
Doctorando en economía
Universidad Central de Venezuela
@csar_andrea





No hay comentarios.:

Publicar un comentario