martes, 28 de julio de 2020

¿Oportunidades para la integración económica?

¿Oportunidades para la integración económica?, por Félix Arellano

¿Oportunidades para la integración económica?

Estamos sometidos a una enorme carga informativa sobre las negativas consecuencias del covid-19 en todos los ámbitos de vida social; en consecuencia, sorprende que se pueda vislumbrar oportunidades para los procesos de integración económica, que han enfrentando en los últimos años una cascada de problemas; entre otros, el euroescepticismo, que logra su máxima expresión con el retiro del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), o la fragmentación y desintegración en América Latina.
Como bien sabemos, las primeras reacciones frente a la pandemia estimularon el nacionalismo y las visiones rígidas de la soberanía, lo que se ha expresado entre otros, en el cierre de fronteras, restricciones al comercio e incremento de la xenofobia. En la Unión Europea inicialmente justificaron el nacionalismo, precisando que los temas de salud son competencia de los gobiernos.
Ahora bien, en la medida que el problema se fue agudizado y pronto alcanzó el nivel de pandemia, los órganos comunitarios fueron reaccionando progresivamente. Una situación compleja, más aun en el marco de rígidas disciplinas fiscales que impedían plantear importantes programas financieros de apoyo.
Las autoridades comunitarias y varios países miembros comprendieron la gravedad de la situación y la urgencia de soluciones creativas. La propuesta de lograr recursos para enfrentar la crisis mediante la emisión de bonos de deuda europeos, administrados por las instituciones comunitarias, fue avanzando, pese a las resistencias, entre otras, del máximo órgano judicial de Alemania y la austeridad, un tanto discriminatoria, de los llamados países frugales (Austria, Dinamarca, Holanda y Suecia), que extrañaron la ausencia de la tradicional muralla inglesa ante cualquier cambio novedoso.

El Fondo para la Reconstrucción, programa europeo para enfrentar los efectos de la pandemia del covid-19, fue finalmente aprobado y, no obstante sus limitaciones y críticas que van creciendo, representa un avance importante en la consolidación del proceso de integración, que experimenta múltiples presiones disruptivas.
Para algunos el fondo representa una decisión histórica y un punto de inflexión. Diversos factores se han sumado, podríamos resaltar la habilidad de Pedro Sánchez Presidente de España, quien sale fortalecido de estas negociaciones, la vocación comunitaria del eje franco alemán y el esfuerzo de las autoridades comunitarias.
En nuestra región no contamos con la fortaleza institucional y los recursos de la integración europea, pero la pandemia en alguna medida ha estimulado a los esquemas integración que, al menos en el plano formal, han reaccionado adoptando declaraciones y algunos planes de acción frente a la crisis: el Mercado Común Centroamericano (12/03/20), Mercosur (18/03/2020) y la Comunidad Andina (08/04/20)
Pero la pandemia está generando otras oportunidades para la integración económica, toda vez que se debate sobre la necesidad de revisar las dimensiones de las cadenas globales de valor, una de las características definitorias de la hiperglobalización. La pandemia ha fortalecido visiones de seguridad, en particular la sanitaria y alimentaria.
Frente a la grave situación que enfrentamos los países están observado las debilidades que pueden conllevar las cadenas por su extensión o por dependencia en un abastecedor, es el caso de muchos medicamentos. En este contexto, se cuestiona a China como “la fábrica del mundo”
No se trata de la extinción de la globalización o de las cadenas de valor, como podrían sugerir algunas teorías conspirativas, lo que avanza es un proceso de revisión y reacomodo en sectores o productos estratégicos, con el objeto de generar diversidad de fuentes y reducción de espacios; en consecuencia, lo regional se potencia como alternativa y los acuerdos de integración cuentan con instrumentos que pueden facilitar tales cambios.
En efecto, los acuerdos de integración con herramientas tales como: los programas de liberación que permiten la eliminación de los aranceles y restricciones de todo orden; las normas de origen, que pueden facilitar la agregación de valor en el producto de exportación, el mecanismo de solución de diferencias; las normativas de inversiones; los mecanismos de facilitación del comercio, entre otros, pueden propiciar la conformación de cadenas regionales de valor más reducidas y eficientes.
Esta oportunidad se está perfilando; empero, nuestra región no se presenta atractiva, entre otras, debido a la proliferación de instituciones de integración que se duplican o contradicen en el plano formal y los limitados avances en algunos de esos esquemas. La fragmentación de la integración regional, resultante en gran medida de la equivocada ideologización de los procesos ha generado algunas instituciones de papel que desestimulan la producción y las inversiones
La reingeniería de la integración regional, incluyendo la convergencia de los esquemas existentes, se torna más urgente si queremos aprovechar las oportunidades que puede propiciar la revisión de la globalización económica.
También es cierto que las instituciones de papel pueden ir desapareciendo en el trascurso del tiempo, caso emblemático Unasur, que de los 12 países fundadores quedan 3, y es posible que por cambios de gobierno en Surinam y en Guyana se retiren, quedando tan solo Venezuela.
Las transformaciones de la integración deberían superar la clásica aplicación del péndulo ideológico, que paraliza los avances técnicos de la integración.
Al respecto, cabe destacar que, la reciente Cumbre Presidencial del Mercosur, ofrece señales alentadoras, los Presidente de Brasil y Argentina controlaron sus radicalismos y los acuerdos aprobados incluyen temas importantes para avanzar en la consolidación del bloque, como: la revisión del arancel externo común o el caso del azúcar pendiente de negociación desde la suscripción del Tratado de Asunción en 1991.

LA GUERRA DEL GAS


LA GUERRA DEL GAS

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26 de julio 2020

Capitulo I. La escasez nuestra de cada día

Capitulo II. Una industria a mitad del camino

sábado, 25 de julio de 2020

Migración y refugio en Venezuela 1998 – 2020. Dos miradas de una tragedia


Migración y refugio en Venezuela 1998 – 2020. Dos miradas de una tragedia Migration and refuge in Venezuela 1998 – 2020. Two looks of a tragedy

Mauricio Phélan C.1 Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FaCES) Universidad Central de Venezuela (UCV) Caracas, Venezuela mauphelan@gmail.com

Emilio Osorio A.2 Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FaCES) Universidad Central de Venezuela (UCV) Caracas, Venezuela osorioalvarez.emilio@gmail.com







jueves, 23 de julio de 2020

Venezuela Mad Max



Venezuela Mad Max


Leonardo Vera | 22 de julio de 2020  

 Al igual que la mayoría de los países del sub-continente Venezuela comienza a lidiar con la pandemia del Covid-19 en marzo de 2020, pero en franco contraste con el vecindario, el impacto de este azote ha llegado en el contexto de una sociedad distópica, donde una pequeña hueste rodeada de privilegios y seguridades impone su poder despótico sobre sus congéneres, y estos lanzados a la incertidumbre sobreviven a una crisis de dimensiones socio-económicas desconocidas en el hemisferio. Venezuela lleva sobre sí la marca de una catástrofe. En 6 años acumula una caída del producto interno bruto de 65%, y este año las estimaciones más optimistas hablan de una caída adicional de 26%, de lejos la debacle productiva más dramática en el continente.

En noviembre de 2017 la tasa de inflación mensual en Venezuela marcó 56%, y desde entonces el flagelo es galopante y el país se encamina a su cuarto año con tasas de inflación estratosféricas. Frente a la indolencia y carencia de políticas de estabilización, sólo la brutal caída del consumo parece ser la esperanza de las autoridades públicas; ineptas e indiferentes, asentadas en las trincheras del poder.

Estos dos terribles males macroeconómicos -depresión e hiperinflación- se han comido literalmente la economía. Tanto es así, que el ingreso por habitante en Venezuela ha retrocedido 73 años para ubicarse en los niveles registrados en el año 1946. La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), un encomiable esfuerzo de tres universidades por conocer la calidad de vida de los hogares, ha revelado hace unos días que cerca de 79 % de los hogares en Venezuela son pobres extremos. Lo son por no tener ingresos suficientes para cubrir el costo de la canasta alimentaria. Para estos pobres extremos, las transferencias gubernamentales (bonos y ayudas), representan el 45% de sus ingresos, pero el monto de esas transferencias y ayudas oscilaba, para el momento que se realizó la ENCOVI (Oct 2019 – Mar 2020), entre 1 y 5 dólares mensuales. Con semejante precariedad para llevar pan a la mesa, no es extraño que la ENCOVI encuentre 639 mil niños menores de 5 años con desnutrición crónica.

Apaleados por una fórmula sin precedentes de generar pobreza, legiones de venezolanos han salido del territorio. Mayormente caminan hacia los países vecinos y al sur del continente en búsqueda de trabajo. El éxodo en los últimos tres años según las estimaciones de OIM es de 2,7 millones. Las cifras de ENCOVI es ciertamente menor, 2,3 millones. En una ventana de tiempo más amplia la migración venezolana en los últimos años se estima en 5 millones de personas.

Una encuesta hecha Colombia, el país que hoy recibe la mayor parte de la migración venezolana, indica que, entre los migrantes venezolanos, 45 % completó sus estudios de secundaria y 28 % tiene formación técnica superior o universitaria. Pero 89 % no ejerce su profesión u oficio en Colombia porque no cuenta con los permisos necesarios. La realidad es que los procesos de convalidaciones y homologaciones son una barrera para buscar empleo y la mayor parte subsiste en la precariedad de los empleos informales. De cara a los estragos económicos de la pandemia en la región, Eduardo Stein, Representante Especial Conjunto ACNUR-OIM ha señalado hace unos días: “Los venezolanos en toda la región ahora se enfrentan al hambre, la falta de acceso a la atención médica, las perspectivas de la falta de vivienda y la xenofobia”.

Muchos han quedado en la calle a raíz de la pandemia. Para ellos, que hace unos años atrás eran ciudadanos andinos, hoy no existe siquiera la protección social. Algunos han decidido regresar. Regresar sin mayores perspectivas a una economía arruinada, pero donde al menos algún techo y red de seguridad familiar existe. Pero el regreso es un martirio y la moral se arrastra. Son recibidos por gente que los llama “bioterroristas” y los mira con desprecio ¿A qué realidad regresan?

Venezuela está dejando de ser un país petrolero, y de manera acelerada. La industria de los hidrocarburos ha quedado desmantelada tras años de desinversión, sobre-endeudamiento, frágil gobernanza, y caos organizacional. Esta debacle aunada a las sanciones comerciales de los EE.UU., han llevado la producción de crudo de 2 millones 800 mil barriles en 2014, a escasamente 393 mil barriles al cierre del primer semestre de este año, un nivel de producción no visto desde el año 1943. Venezuela, que llegó a tener el parque refinador más grande del mundo, ha paralizado por meses la movilidad interna por la aguda escasez de combustible.

Así que en Venezuela no hay renta petrolera que distribuir, la depresión y el paro decretado durante la pandemia han hundido además la recaudación tributaria, en un país que está aislado financieramente del resto del mundo. Venezuela no recibe ayuda hoy de ningún organismo multilateral y sólo el sistema de emergencia humanitaria de las organizaciones de Naciones Unidas junto con otras agencias de ayuda están aportando algún recurso para lidiar con un sistema público de salud, con pocas excepciones, en ruinas.

Las necesidades de servicios públicos son apremiantes. El agua y la energía eléctrica fallan recurrentemente en las mayores ciudades del país. Un 93 % de los hogares usa gas para cocinar, pero la distribución se ha convertido en un dolor de cabeza para el monopolio del Estado. El transporte público se ha venido a menos y de aquel país que llegó a tener una de las mejores infraestructuras de servicios públicos de América Latina y el Caribe, ya no queda ni su sombra.

La pandemia es ahora que comienza a expandirse peligrosamente, con un crecimiento preocupante de casos comunitarios. Ante un sistema de salud que colapsa con un soplo, y sin calidad institucional para diseñar protocolos específicos de bioseguridad, las autoridades han decidido encerrar a la gente otra vez.

Sin trabajo y sin posibilidades de salir a la calle, muchos venezolanos se reinventan desde sus hogares ofreciendo múltiples servicios como venta de comestibles y otras reventas de productos. Los que no, dependen de la caridad pública. La asistencia pública llega de la boca de Nicolás Maduro, cuando cada quince días anuncia su dádiva. Desde mediados de abril ha repartido 8 bonos, no todos universales, con montos que oscilan entre 1,5 y 3,5 dólares. En grotesco contraste, las estimaciones del Centro de Documentación y Análisis Social adscrito a la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM), indican que la cesta de alimentos para un hogar ronda los 300 dólares al mes. 

El gobierno de Maduro también ofrece una ayuda directa en alimentos; el programa CLAP que nació en abril de 2016 en el marco de un Decreto de Estado de Excepción y de Emergencia Económica. Consiste en una caja de alimentos de origen importado, y cuyo contenido ha mermado en los últimos meses. La ENCOVI brinda alguna información relevante del programa y encuentra que, entre noviembre 2019/marzo 2020, 92% de los hogares declaran haber recibido las cajas CLAP, lo que revela un gran esfuerzo de cobertura, pero además un altísimo grado de dependencia económica y alimentaria de la ayuda gubernamental por parte de los hogares. Mientras 39% señala recibirla una vez al mes, un 46% señala recibirla sin periodicidad definida. El subsidio implícito de una caja CLAP está alrededor de 7 US$.

El programa se ha visto envuelto en un gran escándalo internacional al descubrirse entre otras cosas una oscura trama en la comercialización de estos alimentos que son pagados en otras latitudes con oro extraído al sur del Orinoco.

Allí en la región verde del país, el gobierno de Nicolás Maduro ha cedido a la explotación minera 111.843 km2 de territorio (equivalente al tamaño de Honduras). No es minería industrial; es minería ilegal y artesanal en uno de los ecosistemas más frágiles del planeta, afectando la vida y la cultura de las comunidades indígenas en áreas donde ahora se denuncia explotación laboral, sexual e infantil, donde prolifera la malaria, un espantoso daño ambiental y en presencia de grupos delictivos que controlan las minas y que han terminado desatando una violencia, que llevó a los municipios de Caroní y Heres a tener en 2019 las tasas de homicidios más alta del país, con 97 y 86 asesinatos por cada 100.000 habitantes, respectivamente, según el Observatorio Venezolano de Violencia.

Así, lo que parecía inconcebible ha llegado. El oro que procede de la devastación del bosque tropical lluvioso y del mayor capital natural de Venezuela, ha terminado siendo entonces la fuente de recursos que paga las importaciones de comida que en duras horas llenan el estómago de las famélicas familias venezolanas. 

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Leonardo Vera | Profesor-Investigador | UCV-FACES | Escuela de Economía, Ciudad Universitaria, Caracas 1051 | FLACSO-ECUADOR | Economic Development Program | Calle La Pradera E7-174 y Av. Diego de Almagro, Quito | T: +593 099 9250506 | T: +58 416.4028406 | leoverave@gmail.com| http://ucv.academia.edu/LeonardoVera
  
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miércoles, 22 de julio de 2020

RUPTURA DE RELACIONES CULTURAIES CON LA EX - HERMANA REPÚBLICA DE COLOMBIA


RUPTURA DE RELACIONES CULTURAIES CON LA EX - HERMANA REPÚBLICA DE COLOMBIA
                                                                                                         Enrique Viloria Vera


Yo, yo, solamente yo, nadie más que yo, cada vez más solo, yo, apoyado- eso sí -, por mi padrino y sus acólitos, por la bonita y su familia, por mis hermanos colectivos e individuales, por mis asesores rojos, verdes y amarillos, he decidido romper las relaciones culturales con la ex – hermana República de Colombia, ahora nuestra mueva mejor enemiga, va pues el real decreto.

CONSIDERANDO
Que es notoria y evidente la intensa actividad que viene desarrollando la Ex - con el apoyo del Imperio  - a objeto de desestabilizar la inamovible Revolución Bolivariana, castro – comunista, antiimperialista, pacífica, pero armada , que se traduce en actos despreciables como el que protagonizó el Presidente paisa contra nuestro Comandante Eterno, retándolo a cámaras abiertas y a todo pulmón a que fuera varón, a ese nuestro nuevo Libertador  quien demostró su valentía en la batalla no librada el 4F, que se tradujo en un victorioso Por ahora. 

SE ACUERDA
1. Se prohíbe en todo el territorio nacional, terrestre, marino, acuático, aéreo y sideral, en el mar territorial, islas e islotes incluidos, en el subsuelo nacional, el consumo de los siguientes platos y bebidas:
·         Ajiaco con pollo.
·         Sobrebarriga con papas arrugadas

·         Bandeja paisa
·         Arepas de huevo
·         Arroz con pollo verde y hervidos caleños coloreados por el excesivo uso de cilantro y culantro
·         Tamales con molidos
·         Patarasca
·         Aguapanela con queso
·         Lulada
·         Aguardienticos anisados
2.  Se prohíbe igualmente el uso de expresiones tales como: oiga vea, ¿cómo así?, hideputa, con todo gusto, qué bacano, verraco, delputas, qué más, qué has hecho, y algunas otras que iremos divulgando en cadena nacional.
3, Queda absolutamente prohibida so pena de cárcel: el vallenato, la cumbia, el porro, el bambuco, el bullerengue, el pasillo, el torbellino y el mapalé. Y, en especial, los discos de Shakira, el binomio de Oro, Juanes, Carlos Vives, Maluma, Diomedes Díaz,   
4. Se ordena la inmediata recogida de los libros de los siguientes autores, Álvaro Mutis, Plinio Apuleyo Mendoza y los de su hermana Soledad, Darío Jaramillo Agudelo, Juan cobo Borda, Harold Alvarado Tenorio, Fernando Vallejo, Jorge Cadavid, Juna Mares, Wlliam Ospina, Héctor Abad, Manuel Mejía Vallejo, Germán Arciniegas, Ofelia Uribe. Laura Restrepo, por ahora.
Esos libros y discos, al mejor estilo, de Savonarola y de las Juventudes Hitlerianas, se quemarán en una Gran Hoguera en la Avenida Bolívar que se denominará Hoguera del Desagravio y por la digidad. 
Las fuerzas policiacas, la inteligencia militar, los órganos de seguridad, las comunas y la milicia se encargarán de la estricta aplicación de estas disposiciones revolucionarias  destinadas a preservar nuestra dignidad nacional y la memoria del Comandante Eterno que vela por nosotros desde su mausoleo en el Cuartel de la Montaña. 

¡NO JODÁS, VENEZUELA SE RESPETA!
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martes, 21 de julio de 2020

Polarización y teorías conspirativas

Polarización y teorías conspirativas, por Félix Arellano

Polarización




Las crisis exacerban temores, angustias, pasiones y, en alguna medida, irracionalidades. Con la pandemia del covid-19 estamos observando el fortalecimiento de una maniqueista polarización, que se acompaña del florecimiento de teorías conspirativas. Cada bando acusa al contrario de estar construyendo proyectos destructivos, incluso de alcance global, al extremo de incluir la fantasiosa visión de un gobierno mundial.
Los gobiernos autoritarios cultivan estas tendencias creando múltiples enemigos y constantes invasiones. A tales fines, las redes sociales están resultando un gran aliado, para difundir las versiones que generan desasosiego y frustración en la población.
Estas tendencias las encontramos a lo largo de la historia; empero, actualmente, presentan características muy particulares, entre otras, por el desarrollo de las tecnologías y las telecomunicaciones. Vivimos en un mundo interconectado, donde la información corre de forma instantánea. En los países libres el ciudadano es objeto de una tormenta informativa, en gran medida falsas noticias.
Sigue siendo tema de discusión el impacto de la llamada conexión rusa, la intoxicación de falsa información contra Hillary Clinton, en la campaña electoral. También se denuncian tales prácticas en el caso del Brexit en el Reino Unido y se alerta sobre una conexión china realizando las mismas actividades.
Los movimientos radicales de diferentes colores y tendencias están promoviendo diversidad de actividades y organizaciones con el objetivo de lograr una mayor expansión y hegemonía a escala global y, paralelamente, estimulan visiones conspirativas, para desacreditarse mutuamente. Cada uno busca el control y el poder, en ese camino, la democracia resulta favorable, aprovechan las libertades para manipular con sus teorías a la población, atraer votos, lograr electoralmente el poder y, luego, iniciar el proceso de destrucción de la institucionalidad democrática, para perpetuarse.

Resulta evidente que los movimientos radicales tienen el germen de la internacionalización y la manipulación en sus orígenes; al respecto, cabe recordar que Karl Marx promovió la Asociación Internacional del Trabajo (1872) y V. Lenin la Tercera Internacional (1938); en ese contexto se inscribe la tesis de la revolución permanente de Trotsky. En tiempos recientes nos encontramos con el Foro Social de San Pablo promovido por Fidel Castro e Ignacio Lula Da Silva (1990); la Alianza Progresista (2013), el Grupo de Puebla (2019), y la Internacional Progresista (2020).
Desde la visión conservadora, los movimientos de ultra también están trabajando para conformar instituciones, redes y visiones de alcance global, es el caso de la Conferencia para la Acción Política Conservadora (2011); la Internacional Nacionalista, las redes nativistas nacionalistas y xenofóbicas. Un caso emblemático es el trabajo que está realizando Steve Bannon, particularmente en Europa, promoviendo la articulación de los movimientos nacionalistas y anti europeístas, tendencia que ha logrado un éxito importante con el Brexit del Reino Unido.
Estas dos tendencias se presentan como antagónicas, empero, presentan varias coincidencias, entre otras, con distintos argumentos satanizan la globalización y la apertura. Para unos, ya que beneficia al capitalismo salvaje; para otros, por permitir la libre circulación de personas y la llegada de crecientes migraciones. Ambas tendencias promueven una visión de la soberanía absoluta y el debilitamiento del multilateralismo, en particular de los sistemas de los derechos humanos, ya que pueden generar controles y limitaciones a sus arbitrariedades.
Las dos tendencias atacan la libertad de expresión y el pensamiento crítico. Con diferentes argumentos coinciden en propiciar la hegemonía comunicacional. Para las dos tendencias el militarismo, el control del poder judicial y el progresivo control de todas las instituciones y del conjunto social son fundamentales para lograr su permanencia en el poder.
Los dos aprovechan las libertades democráticas para promover la violencia y la destrucción, en ese contexto van surgiendo las teorías conspirativas radicales que se expanden por las redes sociales; donde, por ejemplo, califican el ecologismo una farsa para destruir el mercado; o el humanismo, una trampa para atraer ingenuos y se llega al extremo de incluir al Papa Francisco, quien ha publicado una encíclica a favor el ecologismo, como parte de la conspiración.
Un ejemplo representativo de la esquizofrenia conspirativa es el caso de George Soros, enemigo para ambos bandos. En su contra incluso se argumenta la fantasiosa tesis de promover el control global, con el proyecto del “Nuevo Orden Mundial”. Para unos, representa la destrucción de occidente y sus valores; para otros, el promotor del capitalismo salvaje. Sus poco éticas manipulaciones financieras y el respaldo de temas liberales y grupos políticos libertarios, le han ganado enemigos en todos los espacios. En este contexto, conviene retomar la sátira del Péndulo de Foucault de Humberto Eco, para desmontar la proliferación de tesis conspirativas que siembran desasosiego y confusión.
Ahora bien, no podemos menospreciar las habilidades perversas y violentas de ambos bandos; frente a ello, la defensa incluye el fortalecimiento de: la educación crítica y reflexiva, las libertades, la democracia y los derechos humanos, Debemos estar alertas ante la información que corre en las redes, enfrentar con argumentos las propuestas, promover tanto los espacios libres, democráticos; como el respeto de la dignidad humana, la convivencia y la tolerancia. Los retos para la democracia son enormes y debemos empezar a trabajar a nivel personal, para mantener una actitud firme frente a un contexto maniqueista, anacrónico e intolerante que nos acecha.