LA CRIPTOMANÍA, UN FENÓMENO
DEL SIGLO XXI[1]
Omar E.
Bello Rodríguez
En este
escrito se adelanta una valoración de conjunto en torno del fenómeno de las
criptomonedas y se ofrece la hipótesis según la cual estaría desarrollándose
una especie de criptomanía que introduce perturbaciones en el sistema monetario
y financiero internacional.
Para su
entendimiento, se elabora un resumen acerca de los fundamentos que exhiben
dichos instrumentos, de su configuración como actividad económica, además de
sus nexos con sistemas formales, tanto en el orden monetario como el
financiero, hasta llegar a lo que sería la consideración del despliegue de la
manía especulativa experimentada en el lapso 2020-2021. El escrito cierra con
una mención a las voces de alerta y acerca de la reacción que van manifestando
los estados nacionales frente al anómalo fenómeno.
Obviamente,
tratándose de una materia revestida de mutaciones del lado de sus originadores
y de iniciativas que emprenden los estados, su alcance puede entenderse que
constituya solo una primera aproximación al tema, susceptible de enmiendas, así
como de nuevos desarrollos en alguna versión posterior.
El sumario
bajo el que se organiza el escrito comprende los siguientes puntos.
o Fundamentos tecnológicos
o
Una
nueva actividad económica
o
Interfaces
entre exchanges y sistemas formales
o El fenómeno de la criptomanía
o
El
“desplazamiento” asociado al COVID 19
o
Hay
voces que llaman la atención
o
La
reacción de los estados nacionales
o Un ambiente de digitalización que sea propicio
o
Países
sin soberanía monetaria
o
El
salto al vacío de El Salvador
---------
Fundamentos tecnológicos
ü El hito de
la cadena de bloques
ü Bitcoin
(BTC), pionera de las criptomonedas
La actividad de espionaje siempre se ha valido de las
técnicas criptográficas para garantizar la seguridad en la trasmisión de
mensajes cifrados a los que no puedan acceder centros de inteligencia rivales.
Dicha trama ha sido bien recogida en una exitosa película (Imitation Game),
en la que se destacaba el papel que representaban estas herramientas,
ponderándose el esfuerzo de un notable grupo de matemáticos ingleses que se
consagraron a descifrar el código alemán, Enigma, con la ayuda de una maquina
antecesora de los ordenadores, coadyuvando así a inclinar el balance de fuerzas
durante la segunda guerra mundial, a favor de Inglaterra, y, por ende, de las
fuerzas aliadas.
Trascendiendo a esa época, y ya situados en el siglo XXI,
tendría que admitirse que la historia ha tomado otro camino, pues la
criptografía ha adquirido nuevos vuelos, viéndose potenciada por la fuerza que
le imprime el hallazgo de la tecnología blockchain, cuyas aplicaciones
se han ido desplegando sobre campos muy disímiles, aunque alcanzando una
significación mayúscula en el mundo del dinero criptográfico.
Ciertamente, 15 años después de la creación de dicha
tecnología tuvo lugar el surgimiento del bitcoin, un imaginativo software
contentivo de una base de datos que configuraba un acervo finito de unidades de
valor, que podían ser “minadas” a través de procesos recogidos por un protocolo
en el que se pactaban las modalidades para el acceso de los “mineros” que
estaban dedicados a su extracción, incluidas las formas en que obtenían sus
recompensas.
De modo que, además de la curiosidad surgida alrededor
del hecho tecnológico que emanaba de tal novedad, para mentes muy despiertas,
se brindaba también la oportunidad para que dichos “mineros” alcanzaran un
enriquecimiento silencioso, anónimo, a veces desproporcionado, cultivado sin
ningún límite o injerencia que proviniera del lado de reguladores o fiscales
del estado.
Surgía así una novedad tecnológica que podía ser
rentabilizada.
Para mirar mejor esta trama, veamos, primero, algunos de
los fundamentos tecnológicos que permiten desentrañar el origen de las
criptomonedas y, además, la estructura de sus operaciones, procurando dar con
una versión inteligible de dicha temática.
ü
El hito de la cadena de bloques[2]
La blockchain, surgida desde el mundo
de la telemática, hizo posible la construcción de cadenas de registros
criptográficos, a través de los cuales podía manejarse información de un modo
descentralizado y seguro, dentro de una red digital voluntaria de participantes.
Dicha tecnología permitió abrir las puertas
para que pudiese hacerse la verificación, almacenamiento y rastreo de
informaciones de diverso origen, de un modo que fuese seguro, sirviendo así de
soporte para variadas aplicaciones, entre las que han sobresalido las relativas
al manejo de documentación legal confidencial, no falsificable, registros
relativos a sistemas de salud (pacientes, clínicas, medicinas, farmacéuticas),
uso en sistemas electorales, en mensajería, logística, internet de las cosas
(IoT)[3].
A ese respecto, IBM menciona también otras varias
aplicaciones industriales y de servicios: industria petrolera y del gas
(Vertrak, Chateau Software), basada en IBM Blochchain Plattform, sector
comercial (Home Depot), alimentos (Golden State Foods, apoyada por IBM Food
Trust), así como Raw Sea Foods[4]
Como todo proceso de innovaciones admite
renovaciones, no siendo el blockchain una excepción.
Después de su inicial desarrollo, ha llegado a
sostenerse que dicha tecnología se ha subordinado a la llamada DLT (Distributed
Ledger Technology), dentro de la cual pudieran distinguirse dos tipos[5],
una de ellas blockchain, tal como se refiere en los Recuadros 1 y 2.
Recuadro 1
GENERALIDADES DEL
BLOCKCHAIN
La primera descripción de
la cadena de bloques le fue atribuida a Stuart Haber y W. Scott Storneta (1991)[6].
En correspondencia con las
fuentes consultadas, puede decirse que consta de tres elementos: un protocolo
informático en el que se especifica la forma como pueden realizarse las
transacciones; un registro contable o base de datos desmaterializada, en el
cual se registra el historial de transacciones; una red descentralizada de
participantes, compartida entre pares, en la que se actualiza, almacena y, además,
se comprueban las modificaciones del registro, siguiendo las reglas previstas
en el referido protocolo[7].
Proporciona
varias ventajas a sus usuarios: provee información inmediata, con la mayor
rapidez posible, que puede verse potenciada mediante la adopción de reglas bajo
la forma de contratos inteligentes que permiten la ejecución automática de
determinadas operaciones; la información disponible no puede ser modificada, ni
siquiera por el administrador de una red privada, cuando ésta asume la forma permisada; hace factible el rastreo de todas
las operaciones y transacciones, de un extremo a otro, dando así origen a una
sola visión de la verdad, la contenida en el registro único de esa base de
datos o “libro de contabilidad”, como le denomina IBM.
Permite,
por lo tanto, trascender a los sistemas de información tradicionales,
disminuyendo costes, evitando duplicación de la información, así como de
conciliación de fuentes diferentes de datos, superando la lentitud operativa,
vulnerabilidad de la data frente al fraude y el hackeo.
La arquitectura funcional
del blockhain permite que cada transacción sea registrada como un bloque de
datos, en el que se confirma el tiempo tomado por cada transacción y su
secuencia, el cual se encuentra conectado con los anteriores y con los
posteriores, formando una cadena de datos que reflejan la movilización del
activo, de un lugar a otro, o su cambio de manos.
Al añadirse cada nuevo
bloque, éste se enlaza de un modo inalterable en la cadena, mediante un orden
secuencial y acumulativo que se sigue para todas las transacciones que sean
efectuadas, con lo cual se refuerza la verificación del bloque anterior y, por
tanto, de toda la cadena de bloques.
A cada bloque le corresponde un lugar
específico e inamovible dentro de cada cadena, siendo que su vinculación con
otros se realiza mediante la utilización del llamado hash[8], o
código único, que representa una especie de huella digital del bloque. De este
modo se hace posible la formación de cadenas de bloques, en la que cada uno
contiene la información representada por el hash anterior, evitándose que
ninguno pueda verse modificado o que pueda ser insertado otro, entre dos de los
ya existentes.
A la certificación y
validación de nuevos registros, se accede, mediante claves cifradas, desde
varios nodos de la red, que poseen igual jerarquía, contentivos de copia exacta
de la cadena, cuyo contenido no puede alterarse, ni eliminarse, garantizando
así su disponibilidad e integridad permanentes.
De esa forma se configura
una cadena irreversible denominada como blockchain.
Una categoría tecnológica
aún más amplia, se corresponde con la llamada DLT (Distributed Ledger
Technology), entendida como una tecnología de libro mayor distribuido que sirve
para registrar información que no es ejecutada por una sola entidad, que
permite almacenar y usar datos descentralizados, en varios lugares,
distribuidos, conectados y comunicables en forma privada o pública, requiriendo
para ello de una red, de igual a igual, con algoritmos de consenso entre los
nodos.
Siendo así, se considera
que el blockchain constituya una de las formas posibles del DLT, según se dijo.
ü Bitcoin
(BTC), pionera de las criptomonedas
En todo caso, la tecnología blockchain
hizo posible la construcción de un ingenioso software, a través del cual podían
crearse unidades de valor, intercambiables, de un modo que fuese seguro,
mediante la construcción de cadena de bloques, con registros criptográficos
descentralizados, según se ha descrito en el Recuadro 1.
Desde un principio, el liderazgo de tal
innovación recayó en la criptomoneda pionera, es decir, el bitcoin o BTC
(2008-2009), a la que siguieron otras muchas más, en los años siguientes, hasta
darse la formación de un nutrido número de marcas alternativas, las Altcoins,
que ahora alcanzan a una población de poco más de 5 mil[9]
El bitcoin representa, ahora, la criptomoneda de más
prolongada vigencia, además de la de mayor dimensión dentro del universo de
capitalización de ese sistema (46, 4 % del total, junio, 23, 2021).
La creación del BTC, siempre se le ha
atribuido al ingenio de un personaje, hasta ahora enigmático, el japonés Satoshi Nakamoto[10],
quien hiciera pública la idea en un artículo relacionado al tema de la
criptografía, en 2008, en el cual se describía el sistema P2P de dinero
digital. Posteriormente, la iniciativa termina convirtiéndole en la creación
del software y su protocolo, permitiendo así el lanzamiento del BTC, aunado a
su propia red y la aparición de las
primeras “monedas” (2009).
En verdad toda esta historia ha sido
enigmática, ya que nunca ha llegado a saberse, con certeza, acerca de quién, o
quiénes, se escondieron detrás de tal nombre[11].
Lo que sí resulta verdad es lo de su creación, su funcionamiento y de su
ulterior exitoso desarrollo.
Recuadro 2
CRIPTOMONEDAS, PROPIEDADES
PRINCIPALES[12]
Representan
activos digitales, dotados de valor, que se intercambian, entre sí, y también
por divisas convertibles, mediante transacciones electrónicas, sustentadas por
el fundamento que les proporciona la tecnología blockchain o del tipo DLT, no
permisada, “pública”, establecidas a partir del bitcoin.
Presentan
tres características principales: son digitales que disponen de una
criptografía para evitar la falsificación; son privadas, sin que haya
intervención del estado, con la particularidad de que representen un pasivo
para nadie, ya que no son reembolsables, siendo que su valor depende
exclusivamente de que sea aceptado por un tercero; hacen posible el intercambio
digital descentralizado entre las partes, sin la presencia de una autoridad
central.
En
términos generales funciona como una red descentralizada entre pares[13],
como parte de un proceso P2P, sin la intervención de terceros, con una base de
datos distribuida que se encuentra protegida por la seguridad que le dan sus
registros criptográficos, los cuales permiten a las partes trasmitir
información de forma segura, a través de canales no seguros (internet),
facilitándoles así la verificación, certificación y transferencia de las
unidades de valor creadas. Implica, por tanto, una desmaterialización de sus
registros que se encuentran contenidos en los bloques de datos en cadena.
Los
participantes estánn así en capacidad para informarse de todo el movimiento
transaccional que experimenta el activo, de un modo permanente, dado el
protocolo que rige para su verificación y certificación.
La
integridad de la data se ve revestida por diversos elementos de seguridad, ya
que no puede ser modificada, ofreciendo confidencialidad a los participantes,
viéndose su acceso restringido por la disposición de llaves cifradas que hacen
posible la transferencia de valor.
Se
suele decir que el reto tecnológico que deben superar las criptomonedas
corresponde a evitar al llamado “problema del doble gasto”.
Dicho
reto se resuelve con un registro de todas las transacciones, de anotación
descentralizada, conocido como registro distribuido, que incluye el registro
inicial de las criptomonedas y el historial de todas las transacciones.
Dicho
registro distribuido permite entonces el intercambio de dinero digital entre
las partes en forma descentralizada, en el que cada usuario tiene copia de todo
el registro, de modo que cada uno puede hacer la comprobación, según la cual
cada transacción se ha producido y es válida, y que no ha habido ningún intento
de “doble gasto”
Partiendo
de ese diseño se constatan dos tipos de criptomonedas y otras aplicaciones que
están fundamentadas en el DLT.
En
primer lugar, se tiene el tipo basado en el DLT, con permiso, supone que el
registro solo puede ser actualizado por participantes en la criptomoneda que se
encuentren autorizados, los denominados “nodos” de confianza relacionados a una
autoridad central que puede corresponderse a la empresa desarrolladora.
En
segundo término, se presenta el tipo de LDT, sin permiso, “pública” o, también
LDT con cadena de bloques, en el cual el registro solo puede modificarse por el
consenso de los participantes, sin que nadie disponga de clave especial para
modificarlo. La actualización de dichos registros se realiza bajo la forma de
grupos de transacciones, denominados bloques, que se van ordenando
cronológicamente, mediante el uso de la criptografía para formar la cadena de
bloques. A este último tipo pertenece conceptualmente el bitcoin, así como
otras criptomonedas fundamentadas en la “tecnología bitcoin”.
Una nueva
actividad económica
ü
“minería digital”
ü Plataformas
digitales o exchanges de criptomonedas
Se ha establecido que la tecnología blockchain,
o DLT con cadena de bloques, consta de dos tipos de participantes: los
“mineros” y los “usuarios”, a los que corresponden efectuar las transacciones
de las unidades de valor, una vez que han sido “minadas” las unidades de valor.
Al adentrarnos más en el entendimiento del
fenómeno, pudiera decirse que se hubiese ido configurando una nueva actividad
económica o ecosistema que se encuentra integrada por dos establecimientos
principales, interrelacionados y complementarios: uno, el de la “minería
digital”, de donde se extraen las unidades de valor y, otro, el de las
plataformas digitales, conocidas como exchanges, mediante las cuales se
hace ya posible su intercambio con la participación de los “usuarios” que van
desde categorías de grandes inversionistas, hasta otros de tallas mediana,
pequeña y compradores “al menudeo”.
ü Minería
digital”
Como se ha indicado, comprende la “extracción”
de unidades de valor o criptomonedas, mediante la resolución de determinados
algoritmos matemáticos[14].
Dicha actividad se encuentra a cargo de
numerosos “mineros”, que operan desde redes esparcidas a nivel mundial,
mediante el empleo de ordenadores de gran capacidad.
La actualización del registro implica un
coste, pues requiere de una “prueba de trabajo”, es decir, de una comprobación
matemática en la que conste que se ha realizado determinada cantidad de trabajo
informático, principalmente el uso de ordenadores y consumo de electricidad,
homologándose así los cálculos así realizados con los procesos de extracción de
minerales.
A ese respecto, se constatan dos modelos de
“minería digital”: de un lado, el de la llamada prueba de trabajo (proof of
work), más orientado a la búsqueda de nuevas unidades de valor que, una vez
obtenidas, son introducidas al bloque de datos de la cadena; de otro lado, el
modelo fundado en la prueba de participación (proof of stake), dedicado
a la validación de las transacciones.
Dichos participantes actúan bajo las reglas
establecidas en un protocolo que determina una alineación de los incentivos de
los participantes, basado en una tecnología de pago fiable, sin que intervenga
ningún agente de confianza central, ya que no hay árbitro, ni verificador.
Se entiende que todos cumplen las normas así
dictadas con vistas a originar un equilibrio que sea sostenible.
En el protocolo se fijan, además, las normas
sobre el orden de actualización de los registros en que se reconozca el
resultado informático que defiende la mayoría.
En ese sentido, se deben tomar en cuenta tres condiciones:
la verificación de todas las actualizaciones del registro, en el entendido de
que sólo proceden transacciones válidas (iniciada por un propietario, y que no
contraríen la prohibición de un “doble gasto”); la confirmación del resultado defendido
por la mayoría, teniéndose en cuenta a los nodos honestos que controlan la
mayor potencia computacional; la recompensa a los “mineros”, así resarcidos por
su papel de verificadores de todas las
actualizaciones del registro y, a la vez, por las inversiones en que han
incurrido. Obviamente, dichas
recompensas e ingresos deben exceder los montos erogados, vinculados con
el uso del equipamiento e insumos utilizados.[15]
Implica, como se ha dicho, el uso de numerosos
ordenadores dentro de procesos abiertos y competitivos en los que participan
miles de nodos de la red, considerada como la más potente del mundo, lo que
supone la utilización de grandes dosis de energía eléctrica[16].
Por su naturaleza telemática puede
considerarse que no sea una instrumentación de fácil y generalizado acceso, puesto
que requiere de un equipamiento especializado, entre ellos, hardware de
minería, ordenador y tarjeta gráfica u ordenadores expresamente diseñados para
dichas tareas, ASIC, además de la
posesión de las wallets requeridas para guardar las unidades de valor recibidas
en recompensa, de tal modo que se les permita gestionar su utilización, desde
programas de ordenador y de Apps o aplicaciones móviles diseñadas a ese
propósito[17].
Requiere, por tanto, al menos para la fase de
“minería”, de una experticia y una inversión que permita hacer rentable dicha
operación.
Para facilitar dichas tareas, en muchos casos,
se suele dar con la organización de grupos o pools de “minería digital” que
permiten combinar los recursos disponibles, facilitando así la operación con
algoritmos más pequeños y fáciles de resolver. A partir de allí se abre la
posibilidad de resolver algoritmos más grandes y complejos.
Los grupos de “minería” requieren la
determinación de reglas, destinadas a la preservación de su vigencia y mejor
funcionamiento, entre las que se incluyen los métodos de recompensa, tarifas
por extracción y retiro de unidades de valor, además de su propio sistema
estadístico.
ü Plataformas
digitales o exchanges de criptomonedas
Ya
posesionados los “mineros” de las unidades de valor obtenidas como recompensa a
su esfuerzo, se les hizo posible. o bien la acción de un atesoramiento virtual,
atribuyéndoles la propiedad de servir como una reserva de valor, y/o bien
intercambiarlas por dinero fiat, el proveniente del cambio por divisas en
circulación, emitidas por la banca central, o por otras criptomonedas, ya con
la participación del universo de “usuarios”.
Precisamente,
dicha transformación, en dinero de curso legal, puede decirse que vino a
representar un punto crucial para que pudiera darse el take off de las
criptomonedas y de su posterior auge.
A esta altura suele darse la interacción entre
“mineros”, que verifican y validan los registros para evitar el “doble gasto”,
y los “usuarios”, cuya actividad de intercambio se ve sustentada por la
actividad de las exchanges de criptomonedas o casas de cambio on line.
Todo esto
se fue haciendo posible gracias a la manifestación de aceptación de aquellas
personas que confiaron y estaban dispuestas a hacer la adquisición de los nuevos instrumentos,
bien fuera porque les concedieran la
propiedad de servir como medio de pagos para la adquisición de determinados
bienes y servicios, dentro de ciertos espacios comerciales, y/o bien
fuera porque les hubiesen atribuido la
propiedad de desempeñarse como una mejor reserva de valor, en comparación con
la representada por activos financieros convencionales pertenecientes a los
mercados de renta fija o variable.
Una
ilustración de la composición de esta trama puede verse en la siguiente
distribución de bitcoins, entre inversionistas de distintas dimensiones, de
acuerdo con un estudio de Glasnode[18].
Allí puede
notarse que, añadiendo al núcleo del ecosistema (“mineros” y exchanges), las
tenencias de grandes “usuarios” inversionistas, alcanzarían al 54,1%, seguido
por una franja de inversionistas medianos del 32%, lo que elevaría el
porcentaje acumulado a 86,1%. El restante 13,9% lo completan los inversionistas
pequeños y muy pequeños, con inversiones inferiores a un BTC (algunos sats).
Entre los grandes inversionistas se cuentan
fondos institucionales, custodios, que manejan miles de cuentas, personas con
grandes patrimonios (oficinas familiares, personas acaudaladas). Piénsese en el
caso de Grayscale que controla 650 mil BTC, en calidad de fondo representativo
de muchos usuarios individuales.
Cuadro 1
ACERVO
DE BITCOIN (BTC) POR
INVERSIONISTAS |
||
|
en
porcentaje |
% acumulado |
NUCLEO
DEL ECOSISTEMA |
|
|
|
9.7 |
9.7 |
|
12.7 |
22.4 |
“USUARIOS”
INVERSIONISTAS |
|
|
|
31.7 |
54.1 |
|
18.4 |
72.5 |
|
13.6 |
86.1 |
|
13.9 |
100.0 |
De modo que en ese tránsito se fue haciendo decisiva la
concurrencia de iniciativas, tanto del lado de la demanda, con la participación
destacada de una comunidad de inversionistas interesados, ávidos de ganancias,
como del lado de la oferta, en la que se hicieron visibles las iniciativas
tomadas desde las exchanges, como parte decisiva dentro del mencionado
ecosistema, ya en calidad de atractor de nuevos inversionistas.
Precisamente a estas entidades pudo corresponder la crítica
función de transformación de las unidades de valor, contenidas en unos
registros almacenados en cadenas de bloques, para su transformación en
criptomonedas, una subespecie monetaria o cuasidinero, junto al ofrecimiento de
otros servicios, entre ellos el de tokens no fungibles, custodia, “one stop
shop”.
De ese modo, se hizo posible la tarea de “formalización”,
de un instrumento virtual con un origen informal, las criptomonedas, que pasaba
a negociarse y legitimarse, a través de sistemas formales, constituyéndose así
en la fachada visible del sistema de activos criptográficos.
Las primeras exchanges datan de 2009, New
Liberty Standard, tras el primer intercambio de bitcoin por dinero fiduciario,
realizado por Martti Malmi, destacándose luego, la exchange Mt.Gow como la más
grande del mundo.
Las exchanges comprenden varios tipos: desde
la tradicional, que sirve a la compra y venta de tokens, sometidas a
regulación, que exigen identificación del usuario interesado, y entre las que
destacan Binance[19],
Kraken, Coinbase[20],
Bitfinex, hasta las del tipo descentralizado, en la que no hay intermediarios,
siendo que la plataforma se sustenta por su programación, valiéndose de Dapps y
del manejo de contratos inteligentes, que ofrecen altos niveles de privacidad y
hasta el anonimato a la clientela, destacándose Balancer, Curve, AAvE, Uniswap,
Bit2meDex que forman parte del boom de las DEFI.[21]
Completan los tipos de exchanges aquellas conocidos
como, bróker de criptomoneda, para operaciones rápidas entre criptomonedas, más
bien al menudeo; plataformas OTC (over the counter), que hacen posible la
negociación directa de comprador y vendedor, pudiendo realizarse operaciones
con precios fuera del mercado; incluso, las de fondos de criptomonedas, que
implican la cesión para la gestión de inversiones en criptomonedas, rompiéndose
así la privacidad del inversionista y corriéndose el riesgo asociado con la
experticia del gestor.
De acuerdo con todo esto puede entenderse que
las exchanges han constituido así un prolífico vivero desde el cual
surgen diversas innovaciones, diseñadas conjuntamente mediante arreglos con
empresas movilizadoras de dinero fiat, tales como tarjetas internacionales,
plataformas de pago e incluso de bancos internacionales.
La rentabilidad de las exchanges descansa en
el cobro de comisiones, con tarifas diferenciadas (premium y standard), venta
del “acceso” a las criptomonedas, determinados desembolsos para la
participación en las plataformas,
Naturaleza de las criptomonedas
ü
La
clave reside en la aceptación
ü
Contrastes
con el dinero fiat
ü Del bitcoin a las altcoins
ü Stablecoins
ü Token no fungible (NFT)
ü
Productos
de seguridad
ü La clave
reside en la aceptación
Pudiera decirse que la clave para que los
nuevos instrumentos digitales (criptomonedas y tokens no fungibles) hayan ido
introduciéndose y ganando terreno dentro de los sistemas formales, parece
obedecer en el creciente grado de aceptación para determinadas categorías de
agentes económicos. Quizás, de ese modo, se haría válida, ahora, aquella vieja
afirmación de J.R. Hicks (1967), enmarcada dentro de la definición apriorística
del dinero. cuando decía que “una moneda es definida por sus funciones:
cualquier cosa es moneda si es usada como tal”.
Visto de un modo más general, para que se haya fraguado una demanda
tan sostenida por dichos activos debió haber mediado un complejo de
motivaciones, entre las que podrían incluirse varias que son de significación:
la posibilidad de hacerse de enriquecimientos súbitos por vía de la especulación;
el presunto resguardo de riqueza financiera en una nueva reserva de valor; la búsqueda de refugio para esa riqueza
financiera ante la presencia de contingencias y riesgos sistémicos; la ausencia
de injerencia estatal alrededor de sus operaciones, el secretismo patrimonial
que se hacía posible gracias al manejo de cuentas digitales cifradas, una
especie de paraíso fiscal digital.
Se hacían así parte en ese mercado, desde grandes
inversionistas institucionales, que concentraban la mayor propiedad de los
acervos en circulación, hasta capas de inversionistas medianos y pequeños,
atraídos por el brillo de las fáciles ganancias especulativas.
Toda esta
fuerza motivacional se ha visto potenciada, además, por una habilidosa venta
mediática que le sido favorable a las criptomonedas, valiéndose de las ventajas
que se les atribuyen, entre ellas, las de su naturaleza descentralizada que no
le hace depender de un intermediario, su origen privado, no estatal, su
vigorosa capitalización, pese a las fuertes correcciones en sus precios, su
mayor grado de seguridad por el uso de la criptografía. Además,
constituyen un vehículo que abre espacios para la evasión de impuestos, al
tiempo que parece servir para el encubrimiento de operaciones de origen dudoso,
que son conducidas desde la llamada darkweb [22]
El dinero oscuro, originado por robos y otras
actividades ilícitas, es cambiado por bitcoins, con pago de prima, a partir de
lo cual se convierten en dinero fiat por su acceso a plataformas de pago, tipo
PayPal, quedando como dinero clareado[23].
Igualmente se ha destacado que, por diseño,
las criptomonedas se conciben dotadas de un acervo finito de unidades, con
excepción de Etherneum, que se van poniendo en circulación, en la medida que va
ocurriendo su “extracción”. Dicha característica ha sido puesta de relieve para
destacar su ventaja competitiva frente a las monedas fiduciarias que suelen ser
emitidas de un modo ilimitado por la banca central[24].
Así, en el caso del bitcoin, BTC, se constata
la existencia de un acervo límite de 21 millones de unidades, del cual se
habría ya “minado” y creado, hasta ahora, el 90%. La “minería” del residual 10%
tiende a tornarse más compleja, lenta, estimándose que se agotaría hacia 2040,
cuando llegaría al 100%. Teniéndose por delante tales limitaciones, se
explicaría, en algún modo, la proliferación de otras criptomonedas, mediante
réplicas, o no, del bitcoin.
De nada han valido las opiniones para atajar el progreso
del sistema criptográfico. A ese respecto, se han destacado las debilidades de
estos nuevos instrumentos, al decirse: que son complejos, cuya emisión,
formación de precios y trading obedecen a metodologías que no parecen serle
asequibles a ahorradores pequeños, desprotegidos; que son altamente
especulativos, con muy alta volatilidad, expuestos, por tanto, a cambios
abruptos en sus precios, siendo proclives a dar origen a grandes pérdidas de
capital; que no representan, un buen almacén de valor, ni que tampoco reúnan
las propiedades para ser una unidad de cuenta que sea confiable; que tienen
limitaciones en cuanto a servir como medios de pago, dada la lentitud que
imponen las “pruebas de trabajo” para la validación de las transacciones, lo
que les hace menos eficientes respecto de los sistemas convencionales de pagos;
que son menos líquidos que el dinero fiat; que su acervo finito y la
inexistencia de un centro emisor no les habilita para que puedan servir,
hipotéticamente, al enfrentamiento de eventuales crisis financieras sistémicas;
que su desarrollo implica la utilización de excesivos insumos de energía, que
resultan contrarios al esfuerzo mundial destinado a neutralizar el cambio
climático.
ü Contrastes
con el dinero fiat
Teniendo en cuenta los avances alcanzados por
el sistema de las criptomonedas, no podría decirse, todavía, que constituyan un
medio de pagos de aceptación generalizada, que sea semejante al dinero fiat.
De acuerdo
con la concepción estatal de la moneda, se entendería que el dinero representa
aquel instrumento que es emitido por el estado, conforme a la Ley, y que se
declara con curso forzoso, que tiene poder liberatorio ilimitado y es de
aceptación obligatoria para la cancelación de contratos de dinero.
Como se
sabe por la historia del dinero, éste ha pasado por una etapa metalista, al
principio, cuando poseía valor intrínseco, a otra, nominalista, de dinero
fiduciario, fiat, como es la vigente en los estados modernos, asociado con el
potencial económico de cada país, en términos de su comercio exterior,
inversión, movilización de activos, existencia de plazas financieras y,
también, a la propia significación geopolítica mundial que pueda tener el país
emisor de la moneda[25].
Recuadro
3 MORFOLOGÍA
DEL DINERO
|
||||
|
Tipo de
valor |
Formas
de dinero |
Mecanismo de intercambio |
|
DINERO FORMAL dinero
fiat, fiduciario emisor
de base monetaria vía banca central |
con
valor intrínseco metalismo |
cash
físico monedas
acuñadas (oro,
plata) |
manual, por transferencia física |
|
sin
valor intrínseco, nominalismo |
cash
físico papel moneda moneda
fraccionaria (níquel, otras aleaciones) organizada
en cono monetario |
manual,
por transferencia física exige
transporte, bóvedas, taquillas, ATM depósitos
en bancos, movilizable por chequeras, transferencias electrónicas, uso de tarjetas
y POS canal
móvil |
||
dinero sintetizado en formato
digital |
en
desarrollo (e-krona e-yuan) |
implicaría emisión de dinero primario
digital por banco central con movilización electrónica |
||
CUASIDINERO INFORMAL emisión desde redes privadas y
plataformas digitales no
representa un pasivo que pueda ser reclamado contra nada, ni nadie |
sin
valor intrínseco |
criptomoneda (blockchain
propio) token no
fungible (protocolo
de blockchain ajeno) |
transferencias
electrónicas a través de redes criptográficas privadas incorpora
tarjeta de débito de plataformas digitales interfaces
con sistemas formales financieros y de pagos |
ü Del bitcoin a las altcoins
Tras la
creación de la tecnología bitcoin (BTC) (2008-2009), se hizo posible que otros
desarrolladores de software ampliarán el universo de criptomonedas, con la
aparición de las Altcoins o criptomonedas alternativas, cuyo conjunto puede
verse agrupado en dos categorías.
De un lado, las plataformas sustentadas en el
protocolo original de bitcoin, a partir de lo cual se desencadenaron nuevas
criptomonedas: litecoin, dogecoin, namecoin, auroracoin, entre otras.
Por otro lado, aparecieron las plataformas
desarrolladas con la elaboración de nuevos softwares y protocolos, que dieron
origen a nuevos algoritmos para el manejo de su “minado”, representativas de
nuevas bases de datos distribuidas, en las que se registran transacciones en
sus propias monedas, consideradas como “nativas”. La más importante de esta
modalidad se corresponde al software etherneum y su criptomoneda (ether). Se
cuentan además otras, tales como omni, nxt, wave.
Los registros
disponibles sobre el universo de criptomonedas dan cuenta de dos tendencias:
por un lado, la enorme proliferación de nuevas criptomonedas, concurrente, por
otro lado, con una marcada concentración por marcas, hasta el punto de que el
62%, de su capitalización de mercado total, se encuentra representada por las
dos marcas mayores (BTC, ETH), dentro de un universo que se eleva a unas 5.411,
que cotizan en www.coinmarket.com .
Cuadro 2 CRIPTOMONEDAS TOP
RANKING |
||||
Marca |
Sigla |
Precio
(USD) |
Capitalización De
mercado (USD
miles millones) |
Oferta
en circulación (millones) |
Bitcoin |
BTC |
31.894 |
602 |
18,7 |
Ethereum |
(ETH) |
1.817 |
211 |
116 |
Tehet |
USDT |
0.9996 |
62 |
62.544 |
Binancecoin |
(BNB) |
279 |
43 |
153 |
Cardano |
(ADA) |
1.26 |
40 |
31,984 |
Dogecoin |
(DOGE) |
0.2464 |
32 |
130.172 |
Xrp |
(XRP) |
0.615 |
28 |
46.244 |
Fuente: www.coinmarket.cap.com (data 25/6/2021, 4,11 pm) |
ü Stablecoins
Otra
desventaja anotada a las criptomonedas hace referencia a la elevada volatilidad
en sus precios, hasta el punto de registrarse variaciones en sus valores hasta
de 10 veces superiores a las de las principales monedas fiduciarias (bitcoin vs
USD, euro, yen japonés), de acuerdo con estudio del BOFA.
Obviamente
esto representa un hándicap como para delinearla como un medio de pago que
tenga un valor predecible. De allí que se haya ideado una innovación financiera
destinada a imprimirle una mayor estabilidad a su precio, dando así paso a las
llamadas stablecoins, dotadas de determinados colaterales que reducen su
volatilidad.
De esa
manera se busca ganar especio para ampliar el ámbito donde son utilizadas para
las compras diarias, procurando así que pueda validarse su capacidad funcional
como medio de pago. Un verdadero reto.
El
proyecto más ambicioso pudiera considerarse que lo ha sido la iniciativa de la
stablecoin diseñada por Facebook, la Libra, que ha terminado resultando un
proyecto fallido.
Suponía
la emisión de una moneda global, apalancada comercialmente en los 2,3 mil
millones de usuarios de la respectiva red social, lo que le aproximaría a
alcanzar a la transaccionalidad de los signos monetarios más relevantes del
planeta.
Se
trataba de una moneda que se veía sustentada por un colateral constituido con
una cesta de divisas (libra esterlina, yen japonés, euro, USD, singapur dólar).
Estaba
prevista que su emisión se efectuara desde su sede en Suiza, a través de una
asociación ad hoc en la que participaban grandes empresas, que luego fueron
abandonando el proyecto (Master Card, Visa, Pay Pal).
Las
autoridades reaccionaron frente a dicha iniciativa, consideraron que la Libra
representaba un reto a la soberanía monetaria de los estados nacionales. Al
desaprobarse y rechazarse el proyecto, Facebook se vio obligada a retractarse,
reconduciendo su iniciativa conducente a un nuevo proyecto, bajo otra
denominación (Diem), en la que se habría conciliado con la legislación
estadounidense, y cuyo desarrollo se adelanta actualmente.
Recuadro
4
STABLECOINS[26]
Las
stablecoins, son instrumentos criptográficos descentralizados, bajo la forma de
tokens, dotados de un cierto respaldo o colateral, sea con una moneda o cesta
de monedas de reserva, o también con otras criptomonedas en proporción
suficiente como para absorber los picos que se sucedan con las variaciones en
los precios.
De
allí que hayan surgido tres variedades de stablecoins: una, con garantía
fiduciaria, basada en un depósito de dólares en un banco; otra, fundada sobre
un sobre colateral de criptomonedas; por último, sin colateral, pero dotadas de
contratos inteligentes que controlan las fluctuaciones de precios y disparan la
compra de monedas a fin de buscar la estabilización del precio.
Hasta
ahora, las de mayor difusión han sido: Tether (USDT), operando con reservas
fraccionarias, Geminidólar (TUSDE), dentro de la red Etherneum, TrueUSD (TUSD).
ü
Token no
fungible (NFT[27])
Representa una variedad de activo digital,
emitido generalmente por iniciativa de exchanges que tienen propósitos
variados, dependiendo del tipo de utilidad que se le atribuya, de modo que
puede incluir tokens muy diversos: unos que fungen como medio de cambio, otros
con determinadas utilidades, o los demandados por su valor de uso, también tokens
de inversión.
La
extensión y proliferación de exchanges ha resultado clave en el impulso tomado
por la difusión de los instrumentos hasta ahora surgidos ---criptomonedas, NFT,
conversión de NFT en criptomonedas, stablecoins---, con lo cual les ha sido posible
su mayor acercamiento a los sistemas formales, construido a través de varios
interfaces.
Los tokens guardan una diferencia tecnológica
con las criptomonedas en cuanto se refiere a su origen, tal como consta en el
siguiente Recuadro 5.
Recuadro 5
TOKENS Y CRIPTOMONEDAS, ANALOGÍAS Y
CONTRASTES [28]
Además de las criptomonedas, ya mencionadas, también pudo darse el
intercambio de otra variedad de activos digitales denominados como tokens no
fungibles (NFT), dotados de varias funcionalidades.
Su principal diferencia radica en que las criptomonedas son creadas
sobre su original y propia blockchain, que les sirve de fundamento a toda su
funcionalidad transaccional, es decir, la de un código confiable, con registro
descentralizado.
Mientras que los tokens son instrumentos de valor construidos sobre el protocolo
de una criptomoneda ya preexistente, por lo cual no pueden hacerse “minables”,
careciendo así del atributo de la “minería digital”. No poseen una cadena de
bloques de datos que le sea propia e independiente, como sí ocurre con las
criptomonedas.
En algunos casos, los tokens pueden crecer en sus propiedades y
funcionalidad llegando a transformarse en nuevas criptomonedas, ya separadas del
blockchain que les sirvió para su operación.
Su puesta en circulación discurre principalmente bajo la forma de las
ICO (Initial Currency Offering), que representan un modo de levantar fondos asociadas
a nuevos startups, utilizando la herramienta del token. De allí que pueda
considerarse como una forma innovadora que sirve a la atracción de capitales, a
través un entramado distinto al establecido para los mercados formal de
activos.
Implican, por tanto, un plan de negocios microeconómico que consiste en
levantar fondos, bajo la forma de dinero fiat y/o criptomonedas, con vistas a
su aplicación para determinados servicios y utilidades que permitan generar una
rentabilidad trasladable a quienes aportan los fondos.
El arreglo funciona del siguiente modo: la empresa promotora hace uso de
una blockchain, ya existente, mediante la cual crea y lanza al mercado sus
propios tokens, cuyo destino son inversionistas, quienes a su vez les adquieren,
incentivados por los beneficios futuros prometidos. Con dichos fondos se hace
posible el desarrollo del proyecto a ser adelantado por la empresa promotora,
pasando los inversionistas a convertirse en una especie de copropietarios.
Desde el punto de vista jurídico representa una emisión de derechos,
mediante una representación criptográfica segura, que otorga al tenedor
determinados beneficios y/o a efectuar determinadas funcionalidades., incluso
puede comprender propiedad sobre elementos virtuales únicos (obras de arte)
Suelen aproximarse así a lo que sería el desarrollo de un título valor,
a través de su proceso de emisión y colocación, vía los ICO, lo que permite la
movilización de ahorro financiero que es canalizado mediante el intercambio por
los mencionados registros[29].
Dentro de la normativa de algunos estados (verbigracia, Suiza) suelen
hacerse separaciones por categorías de tokens. Así, se habla de tokens de
pagos, de utilidad, de activos, que sirven para asemejarse a monedas, en el
primer caso, o que también sirven para tener acceso a determinadas aplicaciones
o servicios, en el segundo caso y, también, como derecho sobre patrimonio de
sociedades y/o créditos monetarios, como se indicó previamente.
En Singapur parece haberse ido más lejos en su formalización, hasta el
punto de que los tokens ya son objeto de una regulación específica por parte de
la Autoridad Monetaria de ese país (MSA).
Por su volumen de ventas,
destacan tokens conocidos con las denominaciones de Crypto Punks, Sorare, NetBIOS,
Superrare, Art Blocks, que forman parte de un listado más amplio de unas 130
marcas[30]
La naturaleza de las criptomonedas las hace
también que sean susceptibles a determinados riesgos, inherentes a la
tecnología digital utilizada, incluyendo posibles ataques virtuales, por
iniciativa de ciberdelincuentes, acceso a monederos virtuales, pérdidas por
envío a wallets erróneas y/o por cantidades equivocadas, sin que se disponga
del reverso de las transacciones, pérdida de claves[31].
Incluso se ha dado el caso del hackeo de plataformas de intercambio con lo que
supone para la red de sus usuarios[32]
Como respuestas a alguna de estas limitaciones
se han ideado innovaciones destinadas a disminuir los riesgos, por ejemplo, la
llamada “cartera fría”, un dispositivo de hardware, no conectado a internet,
con información encriptada[33],
que permite asegurar y resguardar las claves cifradas del monedero digital,
librándole así de su eventual intervención remota por terceros
Interfaces entre exchanges y sistemas formales
El
éxito alcanzado por las criptomonedas, hasta ahora, parece haber descansado en la
capacidad que posee el ecosistema para aproximarse a los sistemas formales que
manejan dinero fiat, el emitido por bancos centrales.
Notables
han sido la variedad de plataformas para el intercambio: compraventa y gestión
de criptomonedas, con presencia de traders y monederos digitales, con la
utilización apps propias al móvil y versión online (páginas web, la nube).
Para
que esto hubiese ocurrido debieron surgir negocios, mutuamente ventajosos para
las partes, de un lado, las proactivas exchanges, movilizando las unidades de
valor procedentes de la minería digital” y del intercambio de criptomonedas, con
la capacidad para recrearlas con nuevos productos y nuevas maneras de atraer a
inversionistas de distintos rangos, de otro lado, las empresas representativas
de plataformas de pago, de tarjetas internacionales de débito y crédito, así
como también de instituciones financieras muy reputadas, proclives a realizar
operaciones en las que intervienen criptomonedas en circulación,
principalmente, el bitcoin.
A
este respecto, quepa destacar, el acercamiento mantenido con PayPal, la mayor
plataforma de pagos, con funcionamiento de unos 377 millones de cuentas en
línea, y que acepta para sus movimientos, en el mercado estadounidense, el uso
de criptomonedas, todo ello dentro de la idea de “apoyar la adopción generalizada
de las criptomonedas”, según palabras de Dan Schulman, el CEO de la referida
plataforma. En el mismo sentido lo ha
hecho GooglePay, en asociación con Coinbase[34]
En
el mismo sentido, se hace destacado el vínculo establecido con tarjeras internacionales,
como las de Visa, Master Card, que le abren espacio de mercado a las monedas
criptográficas. Así, se destaca la homologación dada a ellas con instrumentos
manejados dentro del sistema financiero formal, así como, por ejemplo, la
emisión de tarjetas de débito, prepagadas, utilizando el cargo en criptomonedas
y el débito en USD, utilizadas para compras en línea[35].
También se tiene la utilización de pasarelas de pagos (Bitrefill y Fond) que
permiten acceder incluso hasta aquellos comercios que no aceptan directamente a
dicho instrumento (caso de Amazon).
Dentro
de otras iniciativas se cuentan arreglos por parte de destacadas exchanges,
como Crypto.com, USDcoin, una stablecoin, o también, los de Visa y Cryptocoin,
Master Card y BitPay, como parte de iniciativas que denotan, igualmente, la
referida convergencia de sistemas formales con estructuras pertenecientes al
ecosistema de las criptomonedas.
De modo que vistas estos desarrollos no cabría
ya ninguna duda en cuanto a que, con estas iniciativas, se ha avanzado, sin
detenerse, un visible grado de convergencia entre entidades pertenecientes a
sistemas formales, cuya mayoría de operaciones se realizan con dinero fiat, y
las exchanges.
Se ha
tratado, ni más, ni menos, que de la introducción de un activo sui géneris,
extraño, que no se encuentra asociado a ninguna cadena productiva, pero que se
vale de su atractivo tecnológico y su naturaleza descentralizada.
De esa forma se habría así salvado el
obstáculo que se habría tenido para formalizar una actividad informal de origen,
la “minería digital” de unidades de valor sin ningún respaldo, gracias a la
tarea cumplida por las exchanges, que han logrado conquistar espacios dentro de
sistemas institucionales, valiéndose de su fachada formal.
¿Acaso, un “caballo de Troya” digital?
Como parte de este proceso simbiótico se
constatan también otras iniciativas de acercamiento, tomadas con segmentos de
la banca internacional ---BN Mellon, Deutsche Bank, Santander[36]---,
orientadas a la apertura de operaciones en las que intervienen las
criptomonedas, principalmente el bitcoin[37].
A ese respecto destaca como caso digno de
mención, el del banco estadounidense J.P.Morgan[38],
cuyo CEO pasó de abjurar primero de las criptomonedas, 2017, “un fraude peligroso”
y que ahora, 2021, se muestra entre los más entusiastas y activos impulsadores
de su uso, tal como se desprende de iniciativas como las de la emisión de notas
estructuradas vinculadas al desempeño de una acción proxy del bitcoin (BTC); el
lanzamiento de un fondo denominado en BTC y con rendimiento en BTC.
Adicionalmente, dicho banco ha venido desarrollando un token, el JPMCoin, con
un valor reembolsable equivalente a un dólar, basado en blockchain Quorum, a
ser manejado mediante una red privada permisada, para clientes institucionales
a los que se brindaría un sistema especial para la transferencia de pagos,
instantáneo, en tiempo real, para las transacciones a ser efectuadas en esa
moneda digital por la clientela de alto valor. De ese modo, se trascendería al
sistema vigente, al tiempo que se rentabilizaría la operación mediante la
desviación en el cobro de las comisiones.
Se percibe así el interés creciente que va
tomando la búsqueda de aplicaciones de las tecnologías de registro distribuido en
el marco de los servicios bancarios, desarrollo que puede considerarse distinto
al previamente comentado.
Dentro del
desdoblamiento funcional que es característico en las criptomonedas ---medio de
pagos y/o reserva de valor---, se
ha establecido que ellas representan
un instrumento dotado de un ADN especulativo que se origina de su naturaleza
como activo ---unidades de valor---, que no tienen devengo de intereses, por lo
cual su rentabilidad se origina del comportamiento especulativo de sus
tenedores, al momento de realizar operaciones de compra- venta del instrumento,
en un contexto de precios cambiantes que le imprimen mucha volatilidad a su
valor[39].
Dicha
condición especulativa tiende a hacerse más pronunciado cuando se dan
condiciones para que surja algún rally alcista en los precios del bitcoin y
otras criptomonedas, sea que se vea motivado por ciclos asociados a la “minería
digital”, al denominado halving, sea que provengan de la aparición de algún
efecto de “desplazamiento” importante en la constelación de sistemas que le
condicionan (geopolíticos, económicos, financieros). que lleve al despliegue de
un cambio en las expectativas de los inversionistas, conduciéndoles a estados
de euforia que terminen manifestándose como manías especulativas bajo la
creencia de que los precios continuarán indefinidamente hacia el alza,
originándose así un continuado proceso de ganancias de capital, para los que se
benefician con los diferenciales de precios en las ventas y/o de la
revalorización contable de las tenencias virtuales para quienes les mantienen
acumuladas como reservas de valor.
De tal modo
que sus demandantes deben poseer un apetito elevado por las ganancias de
capital, lo que implica una mayor toma de riesgo.
Hasta ahora las criptomonedas se han conducido dentro de
una tendencia creciente en sus precios y capitalización, en el largo plazo, aun
descontando su alta volatilidad, sin esa propiedad el instrumento deja de tener
aliciente para los inversionistas.
No guarda entonces ninguna afinidad con los activos
financieros formales que se negocian en los mercados de activos, al menos en
dos sentidos: por un lado, en cuanto a que éstos si devengan intereses, fijos o
variables, o que pueden ser colocados a descuento para su rescate a valor par,
mientras que, por otro lado, se encuentran respaldados por la rentabilidad esperada
de la empresa emisora (proyección del BDI o alguna otra medida), en el mercado
de renta variable, o de la demostración de solvencia, en el mercado de renta
fija, tal como ocurre con la deuda pública.
En el caso de las criptomonedas la trama se sucede, hasta
al presente, de un modo diferente, algo más complicada y enrevesada, ya que se
trata de un activo cuya valoración se sustenta, en última instancia, en un
registro criptográfico, que no tiene ninguna expresión física, ni contable, y
que resulta desconocido para la mayoría de los ahorradores, un instrumento que
no representa ser el pasivo de alguna entidad. Todo esto se sucede dentro de un
mercado de operaciones continuas, sin ninguna autoridad reguladora que ponga
freno a los excesos y erráticas cotizaciones.
Ya
alcanzada la madurez de las criptomonedas, el ecosistema que les dinamiza
tiende a experimentar dos tipos de transformaciones
De un
lado, se constata la propagación ascendente de todas sus actividades, con la
tracción favorable que así se ejerce para la llegada de nuevos “mineros” al
negocio, incluido el desarrollo de las “granjas” con el funcionamiento de
cientos de ordenadores, como ocurre en países tan distintos como Islandia y
China[40];
con la proliferación de numerosas nuevas marcas de criptomonedas (5.411), así
como a la creación de cientos de plataformas digitales, tipo exchanges,
dedicadas a facilitar la transaccionalidad de las criptomonedas y de sus
instrumentos derivados entre los “usuarios”, tales como los tokens (131), las
stablecoins y, también, propiciando el apalancamiento de startups.
De otro
lado, se tiene la sucesiva aparición de coyunturas que le son favorables al
instrumento, originadas por “desplazamientos” sistémicos importantes, que
conducen rallys alcistas de sus precios.
Dichos
“desplazamientos” son originados por algún acontecimiento exógeno que sea
significativo, que induzca cambios en el horizonte, en las expectativas, que
abra oportunidades para beneficios extraordinarios.
Ellos
pueden obedecer a diversos orígenes: a la persistencia de bajos tipos de
interés, e incluso su llegada a valores cero y negativo, lo que introduce
estímulos para aplicaciones más riesgosas, la adopción de innovaciones
financieras destacadas, la desregulación financiera, conflictos bélicos con significación
geopolítica, las crisis y cambios políticos de gran entidad que sacuden al
sistema político e inducen cambios en las expectativas.
La
tracción ejercida por el “desplazamiento” induce la aparición de manías en los
inversionistas, asociadas a la creencia de que el mercado siempre arrojará
aumentos en el precio del activo negociado, deviniendo, en determinados
momentos, en una euforia exagerada, con una idea fija, la de aprovechar las
crecientes ganancias, asociadas a la creencia de que el alza no tendrá término,
originándose así enriquecimientos cuantiosos, sin que haya mediado ningún
aporte productivo de la economía real, convirtiéndose finalmente en una manía
especulativa que lleva a la incorporación de un riesgo que se hace cada vez
mayor[41].
De sus
resultados se aprovechan, en mayor medida, aquellos inversionistas que son más
hábiles, sea por su dimensión patrimonial relativa[42]
y/o, por su acceso a información privilegiada, cuando menos la relativa a los
ciclos que se siguen dentro de la “minería”, con la llegada del halving, y/o a
la aparición de señales tomadas tempranamente del mercado, cuando los precios
van elevándose y haciéndose posible la liquidación de posiciones.
Junto a
este sector, que parece controlar la mayor proporción de los activos
negociados, donde se ven representados fondos institucionales y custodios,
cohabita otra categoría de inversionistas, medianos y pequeños, menos duchos, muchos
de ellos advenedizos, que pueden verse también favorecidos por algunas ganancias
de capital puntuales iniciales, pero que, a la larga, son los perdedores cuando
el mercado vira en la dirección bajista, momento para el cual incurren en
pérdidas, retornando quizás a sus actividades ordinarias.
Un mercado
con tales características, con alzas y bajas muy pronunciadas, que no se dan en
los mercados formales, tiene que reflejar, por fuerza, una naturaleza
desestabilizadora.
En algún
momento, la manía especulativa se debilita cuando se interrumpe el aumento
ilimitado de los precios y el mercado se hace bajista.
No
obstante, su desarrollo no parece asemejarse al caso típico de la burbuja
financiera que explota, origina pánico y colapso del instrumento, la
institución o del mercado afectado.
Aún no ha
ocurrido el colapso de una base de datos criptográfica importante, cuando
acontece el tramo bajista del mercado, éste se mantiene ablandado durante un
tiempo hasta cuando puedan darse las condiciones para que se sucedan nuevos procesos
de recuperación y de rallys alcistas. Simplemente se constata la
desvalorización contable en la reserva de valor representativa de las
criptomonedas en circulación, para los inversionistas que mantienen el
instrumento en cartera, y de pérdidas de capital para los que liquidan con
pérdidas.
Si dicha
desestabilización constituyera un hecho del dominio privado y se
circunscribiera, exclusivamente, a un club de especuladores que operasen dentro
de los límites de un mercado cerrado, sería un problema que se resolvería entre
ellos mismos, tal como ocurre en cualquier mesa de apuestas. Pero si, en
cambio, los resultados de sus iniciativas logran irradiarse a otros mercados,
ya el asunto toma otro cariz.
Todo
depende de la profundidad que tengan los interfaces con las instituciones formales
y del tamaño relativo que hayan alcanzado las transacciones.
Lo que se desea
destacar aquí es que las manías especulativas de las criptomonedas originan un
riesgo financiero latente, no solo para los inversionistas individuales, sino
para el estado nacional, que no se encuentra siempre en capacidad de controlar
lo inesperado.
Mientras se
van dando las dos transformaciones mencionadas---proliferación de entidades y
marcas y manía especulativa---, el ecosistema de las criptomonedas sigue
redimensionándose con un crecimiento anormal, extendiendo su campo de actividad
parasitaria por la mayor absorción que hace de ahorros financieros, en dinero
fiat, que se extraen y desvían desde posibles aplicaciones para la acumulación
de capital, llevándosele al puro intercambio especulativo.
Todo esto se ve animado por la proliferación de nuevas
marcas de criptomonedas (altcoins), que acompañan al bitcoin y al ethereum, de
innovaciones destinadas a facilitar las transacciones financieras y de pagos, a
introducirle elementos destinados a reducir su volatilidad (stablecoin), a la
acentuación del comercio de productos derivados, como los tokens no fungibles,
con varias utilidades, así como a la ampliación del negocio con nuevas
exchanges, que cuentan con capitalizaciones voluminosas, alcanzadas en poco
tiempo (Binance), además de una mayor profundización de los interfaces con los
sistemas formales, concurrentes con la sucesiva aparición de firmas de renombre
mundial, que van reflejando signos de una gran prosperidad. Tan lucrativo se
hace el negocio que comienza a llevarlos, a algunas de ellas, hasta su registro
en el mercado bursátil.
Los
sistemas formales se ven movidos por la tracción que ejerce sobre ellos el
ecosistema criptográfico. No es casual que grandes empresas, como Facebook,
PayPal, Visa, Máster Card, J.P. Morgan, se vean tan atraídos por la operación
con bitcoins y con el desarrollo de aplicaciones orientadas al interfaz con
criptomonedas.
Dicho
acercamiento da origen a un proceso sinérgico que va ampliando el ámbito de la
circulación de dichos instrumentos, cuando ya pasan a tener su figuración dentro
de estados financieros correspondientes a instituciones formales, equiparándose
así a diversas divisas, una vez tomado en cuenta los tipos de cambio
correspondientes.
Toda esta
trama especulativa, acompañada de variaciones patrimoniales, de cambios
organizacionales, de interfaces y simbiosis sistémicas, parecen haber dado
lugar a una especie de patología en el sistema financiero mundial, fraguada desde
una estructura financiera digital. orientada a la irrefrenable creación e
intercambio de unidades de valor virtuales, las criptomonedas, sin ningún valor
intrínseco, ni respaldo, todo lo cual puede muy bien entenderse y denominarse como una criptomanía, es decir, como
una conducta anómala de un conjunto relevante de agentes económicos que se ven dominados por la
fuerza que ejerce la motivación especulativa,
cuyas iniciativas condicionan perturbaciones disfuncionales hacia los mercados
de activos, a sus instituciones formales y a los estados nacionales que ven
amenazada su estabilidad y el ejercicio de su propia soberanía monetaria.
Pudiera
decirse que se trata de un fenómeno patológico, típico del siglo XXI que, si
bien se beneficia por la reputación que le confiere su sofisticado origen
tecnológico, representa un proceso monetario- financiero anómalo, tóxico, que
tiende a contrariar el paradigma monetario y financiero, todavía vigente, desde
la segunda mitad del pasado siglo[43].
El “desplazamiento”
asociado al COVID 19
Para el
tiempo en que se prepara este escrito,
no parece caber ninguna duda en cuanto a que se haya dado un efecto de “desplazamiento” y la aparición
de signos de una manía especulativa, durante buena parte de la coyuntura 2020-
2021, seguramente originado por las propias consecuencias económicas originadas
por la pandemia del COVID 19, particularmente las que se vinculan a una sobre
emisión de dinero de los sistemas de banca central, a tipos de interés
insignificantes, observándose mayores coeficientes de deuda/PIB y del
endeudamiento neto de las empresas.
Como bien
se sabe, ha tenido lugar un descomunal rally alcista del precio del bitcoin, presentándose
un salto singular, de 6,4 veces, tal como el registrado desde julio 2020, hasta
mediados mayo 2021,
Tales alzas han dado así origen a insólitos enriquecimientos contables, para quienes conservaban la tenencia del instrumento, y de enormes ganancias de capital sobre las porciones que fueron vendidas por los especuladores más diestros, durante la subida de precios.
Un ambiente marcado por la incertidumbre hizo también más pronunciada la demanda del bitcoin, con el concomitante aumento de los precios, desatándose una manía especulativa, que pudo verse catalizada por la búsqueda afanosa de refugios para la radicación de riqueza financiera en tiempos inciertos, dejando atrás en la carrera a los mercados bursátiles y también al del oro[44] que experimentaron subidas, al menos en USA, pero de mucha menor intensidad.
A esto pudo
unirse, además, la lectura efectuada acerca de las dificultades encontradas
para iniciar, con más prontitud y eficiencia, la vacunación de la población
amenazada, teniéndose en cuenta que sea ésta el arma más importante con la que
se cuenta para reducir, e hipotéticamente para abatir los estragos de dicha
pandemia. Aquí cuentan las dificultades encontradas con la fabricación de vacunas
quizás preparadas de un modo precipitado, la aparición de nuevas cepas, la
insalvable desigualdad en el acceso a los procesos de vacunación.
Recuadro
6
UN
PANORAMA MUNDIAL PROPENSO A LA MANIA ESPECULATIVA
La aparición, desde el
primer trimestre 2020, de un hecho imponderable, ajeno al sistema económico, la
pandemia del COVID 19, ha dado lugar a serias consecuencias económicas, puestas
en evidencia por las muestras del
hundimiento experimentado por el nivel de actividad durante ese año, que
apenas muestra una recuperación fragmentaria, a comienzos 2021 (FMI, BM)[45],
que no restituye todavía los registros previos a la pandemia y que deja rastros
de mayor desigualdad por países que se hacen más acentuados respecto del previo.
En general, la respuesta,
que no ha sido global, sino asumida por compartimientos estancos, mediante
iniciativas en su mayoría emprendidas por cada estado nacional, ha hecho énfasis
en el ablandamiento de los mercados monetarios, financieros, buscando
proporcionar una mayor inyección de gasto público y dinero primario de la banca central, junto a
la vigencia de ínfimos tipos de interés y garantías sobre créditos a empresas,
destinados a darle continuidad operativa y patrimonial, particularmente a los
sectores económicos que se han visto más afectados.
Todo esto ha procurado
llevarse de la mano con el aflojamiento de las agudas tensiones que han pesado
sobre el mercado de trabajo, abrumado por signos de un mayor potencial de
desempleo abierto, buscando así preservar niveles de ingreso disponible, y de
demanda, que eviten el completo desplome de la actividad productiva.
Del mismo modo, se ha
buscado, a toda costa, impedir el colapso hospitalario, reducir la tasa de
contagios y de letalidad y, al mismo tiempo, encaminar la vacunación masiva y
gratuita.
Tales esfuerzos han
implicado erogaciones fiscales extraordinarias que han debilitado todos los
balances fiscales, implicando que haya debido movilizarse una ingente cantidad
adicional de fondos, en unos casos provenientes de organismos financieros
internacionales, en otros, de diversos bancos centrales, donde sobresalen el
sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo,
dándose así el supuesto de que haya habido una sobre emisión considerable de
dinero primario, asociada a la adquisición d papeles públicos.
Puesto que el abatimiento
de la pandemia viene representando un proceso largo y desigual, de una duración
además incierta, dada la lentitud que ha tomado la vacunación y la aparición de
nuevas cepas, todavía se asoman razonables dudas en cuanto al porvenir del
panorama monetario, en particular en torno a la estabilidad nominal.
Tal estado de cosas ha
llevado a la manifestación de preocupaciones, no solo de analistas muy
acreditados--- Rajan, Roubini, Rogoff, Reinhardt---, sino también de los
propios organismos en los que descansa resguardar la estabilidad, la FED, el
BCE y el FMI, cuya preocupación se manifiesta entrelíneas.
Como siempre ocurre,
también se han manifestado voces disidentes, entre las que se encuentran
seguidores de la teoría monetaria moderna, para quienes el tema del déficit
fiscal, financiado por medios monetarios, no parece revestir mayor
preocupación., según la opinión de sus más destacados sostenedores[46].
Además, se ha argumentado que el desplome de la demanda, en 2020, condujo al enfriamiento
de los precios.
No obstante, el último
registro del IPC de Estados Unidos pudiera representar una alerta, quizás abriendo
la posibilidad para una política monetaria menos acomodaticia,
Desde la Unión Europea se
ensaya otro programa extraordinario de apoyo a la recuperación económica, cuyo
fondeo podría tener también implicaciones monetarias, dependiendo del grado de
movilización de ahorro genuino, proveniente del mercado de activos, canalizado
a través del BIE y el FIE, bajo la forma de emisiones de deuda común de los
estados miembros[47].
Mientras tanto, el FMI ha
estimado que se alcanzaría una vacunación mundial de alrededor del 40%, a fines
2021, que llegaría al 60%, al cierre del primer semestre 2022, lo que
requeriría de un gasto enorme, cifrado de unos USD 50 mil millones[48].
Como hecho positivo, comienza ahora a darse un derrame de vacunas, desde países
avanzados hacia países desprotegidos, encabezada por Estados Unidos.
La euforia
asociada al rally alcista parece haberse terminado, por ahora. El mercado ha
denotado un cambio bajista acentuado de los precios, desde mediados de mayo y
durante junio, con una acentuación de las volatilidades observadas (Gráfico 2).
El rally alcista tuvo su finalización bien entrado mayo 2021, momento desde cuando acontece un acentuado movimiento descendente, que se extiende hasta avanzado junio, con muchos altibajos y hasta diferenciaciones en las trayectorias seguidas del bitcoin y el Ethereum, en todo caso con una disminución notable, del orden del 47.8 % respecto del valor más alto de la capitalización, ocurrido en mayo 8, 2021.
A ese respecto se han expresado varias posibles explicaciones.
La primera
de ella asocia la caída con la corrección que suele producirse al cabo de la
finalización del alza de precios surgida tras la aparición de un nuevo halving,
el de mayo 2020, dándose como referencia comparativa los períodos bajistas
asociados a los halvings sucedidos en 2013 y 2017.
Recuadro
7
HALVING[49]
Los bitcoins se van liberando para
recompensar a los “mineros”, a medida que crean bloques, validando así
transacciones mediante pruebas de trabajo, de modo que, por cada cierto número
de bloques, en los que se emplea determinado tiempo para la “extracción”, se
recibe un 50% menos, obligando así a que la “minería” deba hacerse más
eficiente.
En otras palabras, el halving
representa una reducción, a la mitad, en la cantidad de BTC con los cuales son
recompensados los “mineros”, tras el “minado” de nuevos bloques.
Puede así interpretarse que sea un
proceso automatizado concebido con fines deflacionarios, destinado a reducir la
velocidad de “extracción” de nuevos BTC por la red e influir así sobre la
oferta de bitcoins que se intercambian, con y entre los “usuarios”. De ese
modo, se facilita el sostenimiento y subida de su precio, si la demanda se
mantiene alta.
De no haber mediado dicho
procedimiento se habría “minado” la totalidad de la criptomoneda. Su extracción
total terminaría en 2040(véase siguiente Cuadro 1)
Cuadro 3 HALVING |
|||
Eventos sucedidos |
Año |
Recompensa
por cada
bloque (BTC) |
Nuevos
bloques (BTC
millones) |
lanzamiento |
2009, octubre |
50 |
10.5 |
primero |
2012, noviembre |
25 |
5.25 |
segundo |
2016, julio |
12.5 |
2.625 |
tercero |
2020, mayo |
6.25 |
1.3125 |
Total, acumulado 2009-2020 |
|
|
20.32 |
último halving |
2040 |
|
|
Al margen
de la consistencia que pueda tener dicha interpretación, pudiera decirse que se
han dado otras referencias, la más importante de las cuales pudieran ser las
medidas prohibicionistas adoptadas por el país que tiene la “minería digital”
más grande del mundo, China.
En efecto, se trata del pronunciamiento, más
reciente, del Comité de Estabilidad y Desarrollo de China, mediante el cual se
han tomado medidas contra la “minería” del BTC y su trading, con vistas a
impedir que” los riesgos individuales se trasmitan a la sociedad”.[50]
En la opinión de esta entidad, el bitcoin
representa el activo que requiere de mayor regulación, por lo cual han
introducido prohibiciones al uso de criptomonedas por parte de instituciones
financieras y de pagos[51].
Si bien China ha contemporizado con el
desarrollo de la “minería digital”, durante mucho tiempo, siente ahora la
necesidad de adoptar un cambio por tres razones: una, explícita, la de impedir
que los “riesgos individuales se trasmitan a la sociedad”, otras, in pectore,
la de su responsabilidad por las grandes emisiones de carbono del mundo, por la
complacencia mantenida con el funcionamiento de las granjas de “minería
digital”, allí situadas, que alcanzan alrededor del 76% del total mundial [52],
además de su interés en que no
se vea perturbado su proyecto de digitalización de su moneda nacional, el e
yuan.
Además de esto, se ha dado un hecho nuevo, el
del repunte del IPC estadounidense en mayo 2021, del orden del 5%, no visto
desde 2008, con una inflación subyacente, excluyendo alimentos y energía,
también muy alta, quizás originada en un shock puntual de demanda, asociada a
la retención de demanda efectiva por el confinamiento.
Aun admitiendo las convencionales palabras del
presidente de la FED, sobre la transitoriedad que tendría tal alza, la lectura
de los inversionistas más cautelosos pudiera haber sido la de adelantarse a un
posible cambio en la tónica de la política monetaria, que podría desplazarse en
una dirección que pudiera tener un sentido restrictivo, más adelante.
Además, no se pierda de vista que todo esto
sucede, mientars se encuentra en curso la iniciativa del gigantesco programa
extraordinario de gastos de la Administración Biden, ya con acuerdo preliminar
con el Congreso, cuyo financiamiento podría escalar la tasa de inflación de los
últimos años, a menos que la reforma tributaria, también en marcha, obrase en
la dirección contraria, neutralizando el eventual aumento de la cantidad de
dinero. Todo estaría por verse.
Sea lo que
fuere, los movimientos de mayo y junio vuelven a ratificar la naturaleza
volátil de la valoración de las criptomonedas, con su tendencia bajista que
hace aflorar ahora desvalorizaciones,
para aquéllas mantenidas en cartera por los inversionistas y de pérdidas de
capital efectiva para los que debieron haber liquidado posiciones, a precios
inferiores a los pagados al momento de la compra.
En cualquier caso, se constata todavía la paradoja del
comportamiento de un segmento informal
de las finanzas mundiales, todavía muy boyante, aun descontando la
corrección de precios, acaecida desde mayo 2021, que guarda un visible
contraste con el hundimiento experimentado por el nivel de actividad económica
real mundial, en 2020, y con la todavía recuperación limitada, a principios
2021, que sigue dejando por fuera a buena parte de las economías que se han
visto afectadas por los estragos de la pandemia.
Hay voces que llaman la atención
Como se ha dicho, se trata de una actividad
parasitaria que absorbe ahorro financiero, bajo la forma de dinero fiat, desviándose
posiblemente de una aplicación de economía real, para la acumulación de
capital, trasladándole al ámbito del puro intercambio especulativo.
A propósito de esto, tanto el Banco de España.
como la Comisión Nacional del Mercado de Valores, de ese país, han dado su voz
de alerta sobre el riesgo de invertir en criptomonedas.
Recuadro
8
INSTRUMENTOS
RIESGOSOS, COMPLEJOS Y SIN TRANSPARENCIA
Una
valoración tajante, del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de
Valores[53].
destaca los siguientes puntos:
o
que
no reúnen condiciones de legalidad para servir como medio de pago, respaldo del
banco central, protección al inversionista, ni en la emisión. intercambio y
custodia
o
riesgo
elevado asociado a su extrema volatilidad, que dificulta su funcionamiento como
unidad de cuenta y reserva de valor
o
instrumentos
complejos que no compaginan con pequeños ahorradores, incluyendo los productos
derivados apalancados, como inversión indirecta de criptomonedas
o
precios
con componente altamente especulativo que puede entrañar pérdida total de la
inversión, que no se forman de un modo que sea transparente y, además, objeto
de manipulaciones
o
que
carece de liquidez debido a su limitada circulación
o
que
entraña riesgos de pérdida de capital por extravío o robo de claves
En un
sentido complementario se han conocido juicios de valor muy enfáticos, de parte
de otras voces autorizadas, destacándose las desventajas transaccionales que
tienen las criptomonedas respecto al dinero fiat.
A ese
respecto, Janet Yellen, ahora secretaria del Tesoro en la Administración Biden,
ha sostenido que las criptomonedas constituyen una forma “extremadamente
ineficiente” de realizar transacciones monetarias, por lo que no cree que se
use ampliamente como mecanismo transaccional[54].
El
académico W.H. Buitler, ha expresado que “por diseño, el bitcoin es simplemente
demasiado ineficiente, como para alguna vez convertirse en un medio efectivo de
pago”[55].
Además ha puntualizado que no es posible que el bitcoin u otra criptomoneda pueda
servir para el ejercicio de la función de prestamista de último recurso, frente
a la eventualidad de rescates sistémicos.
El
fenómeno de las criptomonedas ha sido también objeto de examen por parte del
Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS). La entidad ha concluido que
representa una amenaza a la soberanía monetaria, al tiempo que ha puntualizado
la posible perturbación que causaría sobre la política monetaria, debido a la
concurrencia de dos tipos de dinero.
En otro
orden de señalamientos, el BIS ha sostenido que pueden crearse las condiciones
para que, más adelante, pudiese darse el surgimiento de zonas monetarias
globales fundadas en la circulación de criptomonedas, lo que entrañaría, de ser
el caso, una merma que iría mucho más allá de la amenaza a la soberanía
monetaria, para internarse en la posible alteración del funcionamiento del
sistema monetario internacional, al menos en los términos le han sido conocidos
hasta ahora, sustituyendo el vínculo económico, que ahora existe, por la adhesión
a la conectividad.
De
resultar factible que se diese dicha tendencia, los ciudadanos perderían su
vínculo monetario respecto a la divisa de un país, para verse sustituido por
áreas monetarias digitales, con el uso de las mismas redes y plataformas, a
través del mundo.
La
reacción de los estados nacionales
Como
cabría suponer, el desenvolvimiento de las criptomonedas y el ímpetu de la
criptomanía han dado origen a un reto permanente para los estados nacionales,
lo que se sustenta en realidades difíciles de desmentir.
En efecto,
por sus propiedades tecnológicas, dicho fenómeno se conduce de un modo
relativamente autónomo, creándose la sensación de que hubiese un implícito reto
a los sistemas monetarios formales, regidos por los estados nacionales que son
emisores de monedas de curso legal.
El
principal reto se refiere al ejercicio de la soberanía monetaria de los
estados, dada la circulación de un signo monetario de origen digital
criptográfico que accede al mercado monetario.
Como se ha dicho, se trata de una emisión que corre por
cuenta de segmentos minoritarios del sector privado ---“mineros digitales”—
quienes no han sido investidos para el ejercicio de esa función por ninguna
autoridad, ni tampoco le ha sido dada por un consenso voluntario de la
población.
De allí que cuando se intenta la conversión de estas
unidades de valor en dinero, se estaría simplemente infringiendo la soberanía
monetaria del estado, al margen de que se lo haga de un modo silencioso,
solapado, ante la mirada, a veces indulgente, de la autoridad monetaria.
Bien pudiera decirse que se ha dado así una ruptura en
cuanto al ejercicio del monopolio emisor del estado, una grieta en la soberanía
monetaria, todavía de pequeña significación, al colarse un instrumento extraño,
sustentado en un hecho tecnológico que no es controlado por el estado, para el
que no se siguen las formalidades habituales como las de la creación de dinero
fiduciario, de curso legal.
La utilización de un instrumento de valor que carece de
legalidad de origen debilita el funcionamiento de los sistemas financieros y de
pagos formales, así como su propia regulación y control por el estado.
Aunque la
criptomanía no ha obedecido a la voluntad de una mano negra directora que haya
propiciado los cambios o de la existencia de un centro rector que buscase
ejercer su dominio global, sí representa un fenómeno que se desarrolla extendiéndose
como una hiedra global.
De ser
esto cierto, ello aconsejaría una respuesta que también fuese del mismo tenor,
también global, por parte de las instituciones garantes del sistema monetario
internacional.
Tal
posicionamiento se encuentra todavía en una fase preliminar.
Por
iniciativa del G20 y con la participación del FMI, BM y BIS, se viene
trabajando en un proyecto orientado al uso de monedas digitales de bancos
centrales (CBDC), en el sistema bancario y en las operaciones con los entes
multilaterales, que reúna las condiciones de seguridad, acceso, visibilidad. Se
tendrían para 2022, estructuras regulatorias, diseños, tecnologías,
experimentos y, para 2025. el proyecto se completaría para el momento cuando el
FMI y el BM dispongan de las capacidades para sustentar las operaciones con los
países miembros[56].
El avance
integral de este proyecto exigiría que puedan ser superados los desencuentros y
las grietas geopolíticas, aunados al peso que ejercen los intereses
nacionalistas de los estados.
Valorada dicha situación desde la perspectiva
institucional de los estados nacionales que detentan soberanía monetaria cabría
interpretar, cuando menos tres posturas básicas frente a la novedad, sin que
ellas sean excluyentes.
Una primera posición es la reactiva, ya que se
refiere a la determinación firme, dura, contra el funcionamiento libre de las
criptomonedas dentro de determinados espacios nacionales[57].
Se interpretaría que para esta corriente
resultaría inaceptable el funcionamiento de ecosistemas, que crecen como
hongos, al margen del control de los bancos centrales y de las comisiones
nacionales de valores respectivas.
En ese contexto se inscriben las medidas
explícitas de prohibición, aun en desarrollo[58],
para toda la variedad de instrumentos y operaciones o, de modo parcial, para
algunas de ellas, aplicadas sobre las entidades que hacen el interfaz entre el
ecosistema de criptomonedas y los mercados financieros formales, además de las impuestas
sobre los proveedores de equipos especializados para la “minería digital”.
En otro plano se colocan otros estados, que
admiten la inevitabilidad de la existencia de los aludidos ecosistemas
digitales, pero que prefieren orientarse hacia una posición más bien
utilitaria, pragmática, orientada al establecimiento de registros, de controles,
regulaciones, dentro de lo cual se privilegia su conversión en una actividad
desde la que pueda obtenerse un provecho fiscal, operando a través de las
actividades formales que le sirven de interfaz. Dicha orientación se constata
mejor en las iniciativas tomadas por Corea del Sur, Singapur, Japón, incluso
Estados Unidos, sobre activos susceptibles de registro e impuestos.
Por último, se tendría también el caso de
países que se orientan más a la búsqueda de un producto digital formal, emitido
por el estado, lo que equivaldría a un tránsito, parcial o total, desde el
nominalismo de la moneda fiat, reflejada en la emisión de dinero cash,
principalmente papel moneda, hacia una emisión de dinero de curso legal que sea
parcial o enteramente digital[59].
Recuadro
9
DIGITALIZACIÓN DE MONEDAS
DE CURSO LEGAL
La tendencia a favor de una disminución en el uso de dinero cash, previstas
para la próxima década, dan fundamento para que avance el desarrollo de la
digitalización de algunas monedas de curso legal.
Se entendería que fuesen
las monedas de reserva las mejor habilitadas para emprender dicha tarea,
aquellas que integran la cesta de monedas de los DEGs del FMI (USD, euro, yen
japonés, libra esterlina, yuan chino). Tendría que reinterpretarse el cono
monetario, para incluir, además del dinero efectivo, el dinero digital o
virtual que emitiría la banca central, a ser canalizado por la red de bancos de
depósitos.
Después de Suecia (e-krona[60]), China constituye el país que ha ido más lejos en la
implantación de una moneda digital emitida por el banco central, el e-yuan, como parte
de un proyecto que data de 2017, perteneciente
a la categoría del DC/EP (Digital Currency Electronic Payment), que hace
posible los pagos con dinero fiat, a través de teléfonos móviles.
Se trataría entonces de la búsqueda de una sustitución (parcial o total)
del dinero formal, en su modalidad física, por una moneda digital que se
intercambiaría por vía electrónica, lo cual exige su compatibilidad con las
estructuras del sistema financiero. De allí que, en su desarrollo, se aborden,
ahora, las pruebas para su funcionamiento, en algunas localidades
experimentales.
Presuntamente dicha
iniciativa no guarda semejanzas con el bitcoin, ya que no requiere de ninguna
cadena de bloques u otra tecnología de registro distribuido (DLT), no siendo
necesario la realización de pruebas de trabajo para establecer la validez de cada
transacción.
Tal vez el impulso a esta
iniciativa explica la agresividad reciente del estado chino contra la “minería
digital” en ese país, con lo cual se resguarda para evitar la eventual pérdida
de su señoreaje, sino que quiere reforzar su estrategia de disposición de una
moneda digital oficial, no solo para uso doméstico, sino también orientada a la
formación de una nueva zona monetaria, bajo la égida del yuan digital, factible
para una economía que posee un enorme peso dentro de las corrientes del
comercio mundial, además de un grado digitalización profundo.
Obviamente, de lograrse
este último objetivo, China alcanzaría un posicionamiento mejor respecto a la
hegemonía monetaria del dólar estadounidense, con la cual conviviría, ya
tomando en cuenta la voluminosa cantidad de reservas internacionales acumuladas
por ese país en la moneda norteamericana.
En el caso de Estados Unidos, las diligencias adelantadas por el FED se
conducen de un modo más parsimonioso, a través de una task force,
formado por el FED, de Boston y el MIT. orientado a la evaluación de las
posibles implicaciones de una criptomoneda emitida por un banco central, así
como de sus riesgos, beneficios, pero no se estaría trabajando, hasta ahora, en
la preparación de un prototipo[61].
En un anuncio más reciente de la FED, se adelantó que se haría la próxima
entrega de un Informe, durante el
verano, en el cual se expondrían las implicaciones de las tecnologías en los
pagos digitales, ventajas, desventajas, oportunidades, riesgos, así como la
posibilidad de la emisión de una divisa digital propia de Estados Unidos, en
todo caso como complemento al uso del efectivo y a las modalidades digitales
empleadas por el sector privado, a fin de garantizar un sistema de pagos que
siga siendo seguro, dinámico, efectivo y eficiente, además de lo cual se vea
preservada la política monetaria y la estabilidad financiera[62]
Un ambiente
de digitalización que sea propicio
Ahora bien, el
tránsito de un sistema de dinero fiduciario cash, a otro de tipo digital,
implicaría no solo el diseño de un prototipo de dinero digital formal, con las
propiedades funcionales adecuadas para el funcionamiento de la banca central,
sino también un ambiente nacional e internacional de digitalización de los
sistemas, lo cual significaría, que los países se vean compelidos a ampliar sus
propias capacidades digitales.
A este
respecto, una idea de las tareas implicadas para el estado y la sociedad nos
las da el alcance que se compendia en el índice del DESI, expuestas en el
siguiente Recuadro .
Recuadro
10
ÍNDICE
DE ECONOMÍA Y SOCIEDAD DIGITAL (DESI)
Se trata
de un índice que procura recoger un conjunto de datos relativos al rendimiento
digital de los países.
La
preparación de una sociedad y economía para afrontar y asimilar un proceso de
digitalización comprende varios requisitos entre los que se incluyen el grado
de conectividad, dentro de lo cual sobresalen las redes de banda ancha, el
número de personas integradas en línea, el acceso a servicios en la nube,
desarrollo de redes sociales (porcentajes de uso, tipos de uso. digitalización
avanzada en actividades económicas (banca, telecom, retail), las competencias
digitales básicas de su población y el número de especialistas, la
administración electrónica por estructuras idóneas, la existencia de un plan de
digitalización nacional, la digitalización de los servicios públicos para su
uso por personas y empresas, bajo la forma de open data.
Se
trataría de la disposición de un ecosistema digital, entendido como un conjunto
coherente de productos y servicios conectados entre sí (sistema operativo
móvil, tienda de aplicaciones, motor de búsqueda, red social), de modo que
permita mejorar la visibilidad de cada web, usando técnicas de marketing on
line (SEW, SEM, e mailing, marketing de contenidos, redes sociales).
En
definitiva, se trata del aprovechamiento sinérgico de dichos productos y
servicios al objeto de facilitar el acceso on line de los consumidores.
Todo esto
constituye un pre requisito para la implantación de una moneda fiat digital.
Países sin
soberanía monetaria
Hay por
supuesto una categoría de países que pueden estar situados más allá de las tres
posibles determinaciones estatales frente al fenómeno de las criptomonedas, que
son válidas únicamente para estados que conservan la facultad de su soberanía
monetaria.
Fuera de este
conjunto funcionan otros países que no gozan de completa soberanía monetaria,
que experimentan irreversibles procesos de dolarización, debido al colapso de
sus sistemas monetarios formales.
En ellos,
el fenómeno de la criptomanía encuentra un ambiente inmejorable, pudiendo
desenvolverse a sus anchas, haciendo aún más complejo, el funcionamiento del
sistema monetario de facto que posean.
Simplemente,
a la dolarización informal, que ya padecen, se va yuxtaponiendo la introducción
del bitcoin y otras criptomonedas, en una medida difícil de determinar.
El salto al vacío de El Salvador
Se ha
conocido de la conversión del bitcoin en dinero de curso legal en El Salvador,
incluyendo su habilitación para el pago de impuestos (Ley Asamblea Legislativa
9/6/2021[63]).
Aunque
representa el caso de un país pequeño, al menos en el mundo de las finanzas
internacionales, la medida tiene un valor cualitativo innegable.
Implica,
ya sin tapujos, el traspaso de la línea roja, al avanzar la llegada de la
criptomoneda dentro del territorio estatal, como parte de su introducción en
los sistemas formales, el de plataformas de pagos, tarjetas internacionales,
instituciones financieras.
De este
modo, el país centroamericano pasa a convertirse, ahora, en el primer país que
da ese grave paso, es decir, en el que se admite, ya de un modo formal, una
nueva cesión de su soberanía monetaria, que hace el poder público, a favor de
un bien privado (bitcoin), a fin de que éste ejerza funciones de bien público
(dinero de curso legal).
Para calificar
mejor la medida debe tomarse en cuenta que se trata de un país que había
cedido, previamente, su soberanía monetaria desde enero, 2001 (Ley de
Integración Monetaria), mediante la cual se dio curso legal irrestricto al USD,
manteniéndose entonces la ficción contable de la moneda nacional, el colón, a
un tipo de cambio fijo de colones 8,75 por USD.
De modo
que, con esta nueva cesión de soberanía monetaria, se estaría “lloviendo sobre
mojado”.
Distinto
sería el caso de un país que estuviese dotado de soberanía monetaria.
Imagínense el caso hipotético de la Confederación Helvética sustituyendo al
franco suizo por el bitcoin. Sería otra historia.
Aquí se
trata de una economía que funciona sin su moneda propia, con una dolarización
de jure, que alcanza ya unas dos décadas, es decir con la completa pérdida de
su soberanía monetaria y del señoreaje concomitante para las finanzas del
estado.
El
presidente Nayib Bukele ha ponderado favorablemente la decisión atribuyéndole
beneficios en el orden de la inclusión financiera, la inversión, el turismo, la
innovación y el desarrollo económico.
Hasta
ahora, han sido sólo palabras, sin ninguna demostración concreta.
Bien se
sabe que la economía de El Salvador depende críticamente del suministro de la
divisa norteamericana que procede de las remesas que hacen miles de
salvadoreños inmigrantes en Estados Unidos. La data de 2020 da cuenta de un
ingreso de remesas del orden de USD 5.918 millones, que representan el 16% del
PIB, originadas desde una emigración de unos 3 millones de personas, de las
cuales el 83% residen en Estados Unidos.
Como se
infiere de los argumentos sostenidos en este escrito, resultaría difícil
entender cómo sería posible que se dieran los beneficios económicos que anuncia
el presidente.
El bitcoin
no tiene nada de inclusivo, es una moneda concentrada en pocas manos, de
especuladores, con una emisión casi agotada (90%), de valoración altamente
volátil, de una complejidad operativa que no la capacita para ser un medio de
pago que sea fluido. Representa una criptomoneda parasitaria del dinero fiat.
Los
problemas del insuficiente desarrollo económico de El Salvador no obedecen al
tipo de moneda utilizada, USD, sino más bien a las características
estructurales que reúne su economía, a su menguada viabilidad financiera
externa.
Añadir una
moneda digital, como el bitcoin a su sistema monetario, simplemente complica el
panorama transaccional dado el funcionamiento de dos monedas: una fiat, con el
respaldo del PIB y la riqueza financiera estadounidense, de la cual se nutren
las remesas de los inmigrantes salvadoreños, y otra moneda, de autoría anónima,
sin ningún valor intrínseco, no vinculada a ninguna fuente de valor agregado,
con una presencia errática.
Además,
hace más enrevesado el manejo de la política macroeconómica que debe lidiar, en
lo adelante, con dos monedas de curso legal, un monstruo de dos cabezas.
¿Un salto
al vacío? ¿Qué diría el FMI?, ¿Qué opinaría ahora el BIS, organismo que ya
alertaba acerca de la pérdida de soberanía originada por la presencia de las criptomonedas?
Ya veremos.
[1]
Más precisamente del intervalo que va desde el desarrollo de la crisis
financiera estadounidense (2008-2009) a las manifestaciones del COVID 19 (2020-
2021)
[2]
Véase una síntesis sobre el tema, en Carlos
Daly Gimón (2018) “De monedas virtuales, monedas digitales y cripto monedas” en
Blog Economía Internacional, FACES, UCV, Venezuela
[3] Cecilia Pastorino “Blockchain: qué es, cómo funciona y
cómo se está usando en el mercado” en www.welivesecurity.com (2018,
septiembre,4); IBM, op. cit.
[4] ¿Qué es la
tecnología blockchain?, www.ibm.com
[5] www.bbva.com
“Cuál es la diferencia entre blockchain y DLT”
[6] Stefan Beyer,
Blockchain Before Bitcoin: A History, www.blocktelegraph
[7] Banco Internacional de Pagos (BIS), Informe Económico
Anual, 2018, “V. Criptomonedas, más allá del fenómeno de moda”
[8] Representa un algoritmo matemático que transforma
cualquier bloque arbitrario de datos en una nueva serie de caracteres con una
longitud fija. Con independencia de la longitud que tengan los datos de
entrada, el valor hash, de salida, tendrá siempre la misma longitud, Brian
Donhue, ¿Qué es hash y cómo funciona?, www.latankaspersky.com
[9] www.coinmarketcap.com, cryptocurrencies, global chart
[10] Algunos sostienen que haya sido un seudónimo detrás
del cual se esconden uno o más desarrolladores del software
[11] Si bien el BTC representaría el take off de las
criptomonedas, hay quienes sostienen que la primera moneda digital, pudo
corresponderse, más bien con Digicash (1994), ideada por David Lee Chaum, a
partir del sistema criptográfico de su propia autoría. el eCash. De allí que
algunos le denominen como “el padre del dinero digital”, véase “¿Quién es David
Chauman?, www.Bit2me.com
[13] Se diferencia así de las redes centralizadas en las
que interviene un tercero, que las administra, al modo como ocurre con redes tipo
Google o Facebook, que guardan data de los usuarios que es luego rentabilizarse
(véase Sánchez Ocaña, Desnudando a
Google (2012)
[14] Proceso que siempre se conduce con la misma
metodología, aunque con el uso de variables diferentes. Implica pruebas con números
al azar, ininterrumpidas, hasta dar con un resultado que permite dilucidar el
ganador, aquél que se lleva como recompensa nuevas unidades creadas del cripto
activo correspondiente (véase Daly G., 2018)
[15] Al parecer hay países en los cuales no resulta
rentable la minería debido al alto coste de la energía y el bajo rendimiento
obtenido del “minado”, tal vez sea el caso de España Véase, Ana Higuera,
en www.20bits.com
[16] De
acuerdo con el índice (CBECI), del Center for Alternative Finance Science Mag,
de la Universidad de Cambridge, el consumo mundial anual de electricidad, a
través de la red bitcoin (BTC), habría alcanzado a unos 129 teravatios hora
(Twh), por encima de los correspondientes a Noruega (124), Google (12),
Facebook (5). según se refiere en el blog
www.primerinforme.com,
“¿Cuánta energía consume el minado de Bitcoin?, con data hasta marzo, 2021.
Siendo así, hay países que poseen ventajas competitivas para la instalación de
“minería digital”, como Islandia, dada la abundancia de hidroenergía, su bajo
precio y el clima apropiado para neutralizar el calentamiento de los
ordenadores.
[17] Un ilustrativo resumen de esta materia puede verse también
en IHODL, “Cómo minar bitcoins”, Guía para principiantes” www.es.ihodl.com
[18] Froilan Fernández, “Bitcoin no está concentrado en
pocas manos pero las ballenas siguen acumulando”, en Criptonotiias, refiere los
resultados del estudio expuesto por el CTO de Glasnode, Rafael Schultz- Kraft
(2021, febrero)
[19] Plataforma de origen chino (2017), que fuera
ilegalizada y trasladada al extranjero (2018), con una amplia gama de funciones
y servicios, detentadora de una criptomoneda (Binancecoin, BNB), además de
tokens BNB. Binance alcanza la mayor
cifra de negocios con un quinto de todo el movimiento transaccional de las
exchanges, con tarifas muy competitivas
[20] Dedicada a la compraventa de criptomonedas de más
renombre, dotada de liquidez alta, con unos 7 millones de usuarios. Reúne una
tecnología de primer nivel con compras inmediatas y fondos también inmediatos.
[21] www.bit2me.com
¿Qué es una Exchange de criptomonedas?
[22]Dentro de la Deep Web funciona un espacio, el de la
Dark Web, cuyo diseño es intencionalmente oculto a los buscadores
convencionales, por lo que debe accederse con navegadores web especiales (TOR y
otros). La combinación del anonimato de las criptomonedas y el anonimato de la
Dark Web, la hacen un espacio propicio para su utilización en operaciones
ilícitas (I.Fernández, “Qué es la Dar Web, en qué se diferencia de la Deep Web,
cómo puedes navegar en ella”.
[23] www.katacabasic.com, también A.García, ”Dinero robado a cambio de bitcoin, el nuevo negocio
de la Dark Web), www.adslzone.net,
septiembre,13, 2019
[24] Este argumento ha sido objetado por
Willem H. Buiter, ¿El bitcoin es bueno para los negocios?, El Economista,
31/03/2021. Sostiene el catedrático que se trata de un sistema monetario
acotado por una cantidad fija de la moneda, como lo sería de modo hipotético el
BTC, por lo que no le sería dable servir para que con su uso pudiera ejercerse
la función de prestamista de última instancia, por parte de alguna autoridad
monetaria
[25] A partir de G.H. B. Franco (1995, p.28-29)
[26] Véase Jessica Lloyd, ¿Qué es una stablecoin y cómo
funciona? en www.beincrypto.coin
[27] Por sus siglas en inglés, non-fungible token (NFT)
[28] Véase Dasha Fomina, “Difference Between Coins &
Tokens---Layman´sTerms”, IHODL.
[29] Una interpretación jurídica del
instrumento puede verse en Luisa Lepervanche, “Consideraciones jurídicas sobre
criptoactivos y petros”, en Revista Venezolana de Derecho Mercantil, (1- 2018),
Venezuela
[30] La CNMV de España ha dado también su autorización para
la emisión de NFT, hasta por euros 5 millones, que se destinarían al
apalancamiento de Pymes, entre ellas, las del sector hotelero. Véase Marcos
Sierra, “Madrid prepara con varias cadenas hoteleras una criptomoneda
turística”, en Vox Populi, febrero, 23, 2011
[31] Se cuenta el caso de Stephan Thomas, quien extravió su
clave, aquella que le permitía movilizar su inversión, de 7.002 BTC, uivalente
a unos USD 327 millones (valor 24, junio,2021). www.dw.com “Programador olvida contraseña y queda a punto de
perder su fortuna”
[32] La más grande Exchange surgida, Mt.Gow, fue objeto de
dos hackeos que le implicaron su final desaparición
[33] Se conecta al ordenador, vía USB, para enviar y
recibir activos, aunque hay otros dispositivos que incluyen bluetooth
[34] Samuel Fernández,”Googlepay
comienza a aceptar criptomonedas”, (2021, junio 14), Www.katkaandroin.com
[35] Incluye también el manejo de tokens no fungibles, para
cuya operación se ofrecen tokens de recompensa, en función de las cantidades
aportadas a cada cuenta, utilizables para servicios, tales como los de NETFLIX.
SPOTIFY y para compras regulares. A través de Cyptocoin, los usuarios pueden
elegir para sus operaciones dentro de una lista de más 100 criptomonedas
[36] En la misma tesitura se encontrarían instituciones
como el Citi y Goldman Sachas, éste último envuelto en negociación de futuros
de bitcoins. Laura Sánchez, “Citi y Goldman Sachs catapultan el Bitcoin,
¿Posible moneda de comercio mundial, www.investin.com
[37] Aquí
se incluye la apertura (de cuentas que movilizan criptomonedas, aun descontando
las limitaciones implicadas por las demoras que se dan en el proceso de
certificación y validación de los registros, desde la base de datos
descentralizada. Véase USC
(Utility Settlement Coin)
[38] El Confidencial, “J.P. Morgan y el fraude de las
criptomonedas”, Javier Molina, (19/02/2019). Véase también el despacho de AFP,”J
P Morgan lanza su propia criptomoneda”, aparecido en www.elestimulo.com
[39] Nicholas Kaldor ha descrito la especulación como aquella que ocurre cuando se da la compra de un bien, para su venta (compra), bajo la expectativa de que suceda un cambio favorable en su precio. Puede ser un bien que tenga valor de uso (una vivienda, un automóvil) o que se corresponda con un título valor, típico dentro del mercado bursátil, respaldado por estados financieros. En el caso de las criptomonedas se trata de bienes sin ningún valor intrínseco, que no les respalda ningún balance contable, que no constituyen un pasivo financiero para el “emisor”
[40] Además de estos dos países, también se cuentan a
Canadá. Georgia y Rusia como aptos para el desarrollo de la “minería digital”. Daniel
Jiménez, “Top 5 países para la minería de Bitcoin y el caso Venezuela”, es.telegraph.com
[41] Nuestra argumentación acerca de la manía especulativa
se fundamenta en la esclarecedora obra clásica de Charles P. Kindleberger,
“Manías, pánicos y cracks, historia de las crisis financieras”, capítulo 3.
Editorial Ariel, Barcelona (1989)
[42] Durante la primera intervención de Elon Musk, como
comprador singular de BTC, equivalente a unos 14 USD .5 miles de millones, pudo
alcanzar una ganancia de alrededor de 15%, lo cual reforzó así el “capital de
trabajo” que orientaba a ese mercado. Al principio animó al mercado, cuando
hizo el anuncio según el cual podrían adquirirse automóviles de su factoría
Tesla, en bitcoins, animando al mercado al alza. A las pocas semanas hizo el
“descubrimiento”, según el cual la “minería” del BTC representaba una actividad
inaceptable por su daño ambiental, desalentando al mercado, yendo a la baja
[43] Un documentado tratamiento de esta materia, cabe encontrarla
en la obra del académico colombiano Beethoven Herrera Valencia, “Globalización
financiera: banca, regulación y crisis” (Parte V, El Sistema Monetario
Internacional). Universidad Externado de Colombia
[44] En
los últimos 18 meses, el mayor aumento del precio del oro alcanzó a 20,1%,
entre principios julio 2020 y agosto 6, del mismo año
[45] La principal excepción la constituye China, PAÍS que
pudo sobreponerse, mostrando un crecimiento en 2020 (2,3%) y esperándose uno
superior al 9 %, en 2021
[46] Véase, L. Randall
Wray (2021) Modern Money Theory, (2012), Palgrave McMillan
[47] Se trataría del programa de inversiones InvestEU,
aprobado por el parlamento europeo (marzo 2021), cifrado en unos euros 400 mil
millones, a ser manejado por el Fondo Europeo de Inversión, período 2021-2027,
que forma parte del Programa Next GenerationEU (euros 750 mil millones). Sus
aplicaciones habrían de dirigirse hacia la fabricación de insumos médicos y
farmacéuticos, tecnologías de información y comunicación, medio ambiente,
infraestructura, investigación, desarrollo y digitalización, Pymes, gastos
sociales.
[48]Kristalina Georgieva (FMI) en Foro International
Finance Fund, IFF, Beijing, junio, 1, 2021
[49] www.IG.com
Bitcoin halving
[50] EP Noticias, 21/05/2021. La medida impactó los precios
de mercado que cayeron en 15% (bitcoin) y 17% Ethereum
[51] Para 2024 se proyecta que el minado de bitcoin
generaría cerca de 130 toneladas métricas de emisiones
de carbón, lo que superaría la emisión
total de algunos países de talla mediana
[52] Hash Cow suspendió la venta de equipos a los “mineros”
chinos, del mismo modo que lo hizo BITOP, proveedora de servicios de “minería”
[53] Comunicado conjunto emitido en febrero, 9, 2021
[54]
Laura Sánchez, nota de prensa en “Periodista Digital”, febrero, 24, 2021
[55] “Como su tamaño de bloque tiene un tope de un megabyte
y el proceso de descubrimiento de bloques toma aproximadamente 10 minutos por
bloque, sólo se pueden realizar siete transacciones por segundo. Por el
contrario, Visa ejecuta un promedio de 1,700 transacciones por segundo, y
podría manejar más de 65,000 mensajes de transacciones por segundo” (¿El
bitcoin es bueno para los negocios?, Willem H. Buiter, El Economista,
31/03/2021)
[56] Los países más involucrados en este proyecto
corresponden a los bancos centrales de Estados Unidos, Canadá, Suiza, Japón y
países asociados al BCE. Véase Ana Hui, “IMF, WB, G20 countries to créate
central bank digital currencies (CBDC), www.reuters.com
[57] Por ejemplo, la prohibición a empleados de bancos
(Noruega, Dinamarca) a negociar con criptomonedas
[58] En el caso de la UE, se adelanta un reglamento normativo para la conducción de un mercado de criptoactivos, bajo la denominación de MICA. A ese respecto, se definen los criptoactivos como toda “representación digital de valor o derechos, que puede ser trasferida o almacenada electrónicamente a través de tecnologías de registro distribuido u otras tecnologías similares”.
[60]
Proyecto e-Krona del Riksbank (update 2018,oct,
second report)
[61] Declaración ofrecida por el Jerome Powell, presidente
del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, en Conferencia dictada en
el BIS (Banco de Pagos Internacional), según refiere www.expansión.mx, México,
febrero22, 2021
[62] Diario de las Américas, 21/05/2021
[63]
Implicaría la creación de una estructura
institucional ad hoc y su vigencia procedería dentro de 90 días después de la
aprobación de la la Ley
MUY BUENA INORMACIO ACTUSLIZADA
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