sábado, 3 de agosto de 2024

Posverdad: sepulturera de la paz

 Posverdad: sepulturera de la paz





En estos tiempos de posverdad y neologismos, las redes sociales son una herramienta clave y multipropósito, esas que hoy sirven a las élites globalistas para justificar sus actuaciones apelando a las emociones para definir la opinión pública.

Basta con recordar ejemplos recientes como la lucha contra el terrorismo a partir del “ataque de las Torres Gemelas”, la invasión de Irak, entre otros manipulados escenarios en los que perdió influencia el hecho objetivo, se viene la dominación de la posverdad.

Hoy queda claro que ni la libertad, ni defender la democracia era el objeto que justificaba la masacre de esos pueblos en el Medio Oriente, ante la mirada cómplice de un mundo subordinado a la política guerrerista de Estados Unidos. Por un lado, aseguraron el control del territorio y sus riquezas y, por el otro, sirvieron la mesa para las grandes empresas de la construcción para recuperar la infraestructura necesaria al negocio petrolero, ganaron todos.

Mediante estas plataformas se construyen “verdades” en un mundo globalizado. En ellas una opinión fuerte puede acallar evidencias.

Utilizadas como armas de guerra no convencional, atacan la psiquis del venezolano promoviendo un comportamiento psicótico que merma su estado de ánimo, roba la certeza del futuro, la esperanza de desarrollo y progreso. El objetivo: garantizar una sociedad frustrada, carne de cañón y manipulable a su antojo en situaciones como la que estamos atravesando en estos momentos.

Mediante “fake news”, dinero en efectivo, sustancias psicotrópicas y otras estrategias afinadas para promover “hasta el final” una situación de confrontación y violencia se crean condiciones para una intervención armada y posterior imposición de un nuevo Gobierno, satisfaciendo el ego e ínfulas de poder de un sector extremista mientras que el establishment norteamericano asegura el acceso a la principal fuente de petróleo en el mundo.

No es nueva tarea la que nos ocupa, la garantía de paz está en manos de todos y cada uno de las y los venezolanos. Es a nosotros a quien nos corresponde resolver esta coyuntura, para estabilizar y retomar la agenda de trabajo por y para el pueblo de Venezuela todo. No al tutelaje, la injerencia y la intervención, solo en nuestras capacidades y autodeterminación mantendremos en pie a la Venezuela que no se arrodilla. Venezuela quiere paz.

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