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Felix Arellano
El discurso antisistema y satanizador del comercio estimuló los radicalismos, paralizando los avances en los temas pendientes de la integración
Desde la creación del Mercosur con el Tratado de Asunción en 1991, han surgido algunos problemas que pudieran definirse como fundacionales, luego con los años, al adoptarse nuevos instrumentos se han creado otras dificultades y, más recientemente, el caso venezolano se ha convertido, por diversas razones, en la “papa caliente”, lo que constituye la crónica de una muerte anunciada, pues eran previsibles las profundas contradicciones entre el modelo de integración del Mercosur y el desastre ideológico bolivariano.
Entre los temas fundacionales que requieren de atención y decisión destacan, entre otros, el modelo de toma de decisiones, en particular lo relativo a la aplicación de las normas, pues si bien el Tratado constitutivo no contempla la supranacionalidad de las normas, con el tiempo se ha adoptado un complejo sistema de supranacionalidad discrecional. También requiere atención y revisión el mecanismo de solución de diferencias, la deficiente participación social en el proceso, el tratamiento especial y diferenciado y los mecanismos de protección temporal para sectores sensibles.
Luego con el tiempo, al adoptarse el Arancel Externo Común que define la Unión Aduanera, se han presentado nuevos y serios problemas y hoy pareciera existir una opinión creciente sobre la necesidad de revisar a fondo o eliminar este instrumento, que en opinión de algunos limita la competitividad de la producción regional.
Pero el carnaval ideológico que iniciaron los gobiernos de Lula, Kirchner, Lugo y Pepe menospreció los temas técnicos del comercio y concentró la atención en un falso y anacrónico discurso y, la arbitraria incorporación como miembro pleno del proceso bolivariano, agravó las contradicciones. El discurso antisistema y satanizador del comercio estimuló los radicalismos, paralizando los avances en los temas pendientes de la integración; pero además, la irracional destrucción de la economía venezolana, que ha desarrollado el gobierno bolivariano para empobrecer y controlar, no tiene respaldo ni en las normativas ni en las prácticas de los gobiernos del Mercosur. Venezuela entra al bloque por su discurso y su chequera, pero en contradicción con la dinámica del proceso de integración.
El senado de Brasil, que por un tiempo paralizó el ingreso de Venezuela como miembro pleno, asumió finalmente y con mucha ingenuidad que estando dentro del bloque se podría controlar y limitar sus contradicciones, grave error, pues las contradicciones se han agravado, incluyendo los derechos humanos y la ruptura del orden constitucional, como bien lo evidencia el Informe del Sr. Almagro en la OEA, adicionalmente está generando mayores contradicciones en bloque.
En estos momentos se debate, como nunca, la sucesión rotativa semestralmente y por orden alfabético de la presidencia del Mercosur, una actividad bastante simbólica y operativa. La mayoría no quiere al gobierno bolivariano en la presidencia simbólica, pero las argumentaciones son diversas. La más sólida conceptualmente la encontramos en Paraguay, que sostiene que dada la crisis política de Venezuela, el país se debería someter a observación de la cláusula democrática del Mercosur (el Protocolo de Ushuaia) y, por tanto, el país en observación no podría ejercer la presidencia.
El gobierno de Brasil sostiene que se debería postergar la designación de Venezuela hasta agosto, para que el gobierno se ponga al día en sus compromisos con el bloque. Argentina considera que el gobierno bolivariano no tiene las condiciones para presidir el bloque en una etapa de cambios tan complejos e importantes.
La crisis de la presidencia está poniendo en evidencia el tema de incumplimientos que es un problema grave de todos los miembros, pero también debería traer a colación las irracionales condiciones suscritas por el gobierno bolivariano para su incorporación como miembro pleno, que también deberían ser objeto de una revisión.
Mercosur puede representar un bloque económica y políticamente importante y más aún si inicia su etapa de apertura en el contexto internacional, culminando las negociaciones pendientes con la Unión Europea e iniciando su apertura con la Alianza del Pacifico; empero, esto exige, entre otros, enfrentar la agenda de problemas que está pendiente y oculta por un largo tiempo de falsos discursos.
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