EL DÍA EN QUE MI MADRE
SALUDÓ A UNO DE LOS KENNEDY: MANERAS
DE RESALTAR EL DESARROLLO PERDIDO.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
A finales de 1965 estudiaba 4to grado
en la Escuela Nacional Agustín Aveledo,
cerca del Liceo Luis Espelozin,
ubicados ambos en las proximidades de la Avenida Sucre, que va desde Miraflores
hasta la Plaza de Catia. Vivía cerca de la Escuela; incluso menos de una cuadra
de distancia. Esa zona estaba habitada por nativos y por numerosas familias
españolas trabajadoras, ordenadas y de buen vivir[1].
La Escuela era inmensa. Si bien no
imposible, no es fácil que la iguale o
supere, en infraestructura, alguna de las más grandes del sector privado de la educación
en la actualidad, y conozco varias de ellas. Tenía la planta y dos pisos
adicionales (tres pisos estrictamente y todos albergaban salones operativos),
tres alas digámoslo así, unos cuatro patios de receso, incluido uno realmente
inmenso de formar, cantar el himno y gimnasia y receso para los más grandes,
varias canchas incluidas en ellos, un jardín de infancia, un comedor inmenso y
servicios médicos y odontología: todo funcionaba. Allí tuve maestros de
primaria excelentes. Y en ella, sin populismos, ni demagogia, ni
condicionantes, le ponían a uno vacunas, le sacaban documentos y lo tenían a
uno encaminado hacia las metas del estudio.
Fue en esta Escuela donde mi madre
saludó a Robert Kennedy, estrechándole
su mano. R. Kennedy vino a Venezuela
a finales de 1965 y anduvo como está reseñado en la prensa del momento por
barrios y localidades[2].
Muy efusiva su presencia en aquellos tiempos, donde la izquierda
latinoamericana quería tomar el cielo por asalto y en Venezuela con
particularidades conocidas y tratadas[3].
Pero además su hermano, J. F. Kennedy,
siendo presidente de los EE.UU. había venido a Venezuela en 1961, entre otras
cosas en interés, se trataba del impulso de la Alianza para el Progreso. En 1963, este último fue asesinado y para
1965, la visita de R. Kennedy por si
misma impactante por los elementos señalados, se asociaba a variados sentidos y
objetivos políticos, pero sobre todo al interés de conocer más la región y los
países por los que su hermano había tenido afecto y reconocimiento que, ahora,
a él, le tocaba percibir en los avances más que proporcionales en lo que
inicialmente se había planteado la Alianza
para el Progreso.
Hay que recordar que la referida Alianza para el Progreso, había sido una
iniciativa de los EE.UU. que, se preocupaba, por las posibles influencias de la
revolución cubana, con muchas promesas en esos tiempos, en los restantes países
de la región. Y algunas de sus iniciativas se remitieron a la creación de la infraestructura
e industrias que podían considerarse básicas
para impulsar el crecimiento y el desarrollo y para lo cual se
estipularon inversiones para la década en alrededor de unos Veinte mil millones
de $. Detrás de ella estaban también las ideas del despegue de W. W. Rostow,
cuyos planteamientos con las décadas han pasado a ser revalorizados pero, en
aquellos momentos, algunos intelectuales latinoamericanos y economistas, las
vieron como un plan más del imperialismo[4].
Resulta que si tenían utilidad e importancia.
Mariano Picón Salas el año1964, un año antes de la visita de R. Kennedy había registrado los avances a los que hacemos
mención: “La reforma agraria, los doce
mil kilómetros de carreteras asfaltadas que conducen de Paria hasta el Táchira,
la Siderúrgica de Guayana, la imponente industrialización del país y la
política educativa en los más variados niveles indican que se ha administrado
bien. ‘Venezuela ya despega como avión veloz hacia el desarrollo’, decía, hace
pocos días, al terminar un ciclo de conferencias, el eminente profesor Rostow”[5].
No era falso esto. Con estos avances y logros es que efectivamente pasa
Venezuela a la década siguiente, permitiéndose un redondeo de casi dos décadas
de avance rápido que tuvieron tres administraciones anteriores a la primera de Carlos Andrés Pérez (1974/1979) que por
los incrementos en los precios del petróleo y opciones de política y abandono
de la secuencia y la disciplina en cuanto al trabajo que se había presentado en
las tres administraciones señaladas, pasa a ser otra cosa.
En fin, cuando R. Kennedy visita a Venezuela, efectivamente la nación había
avanzado económica e institucionalmente más aceleradamente que otras en la región
(en infraestructura, salud, educación) y traía él consigo, toda la fuerza y
soltura de una familia formada para el poder, como bien lo demostró en la
secuencia y buen trato hacia los venezolanos que lo vieron y a los cuales se
acercó. Una de las que se acercó y saludó por circunstancias y estar bien ubicada,
fue mi madre Guillermina.
El día que Kennedy fue a mi colegio, en mi sección de cuarto grado
realmente no nos enteramos, aunque observamos una ausencia no frecuente del
maestro. Después nos enteramos que a pesar de la efusividad, todo se llevó de
manera muy ordenada; dado lo grande del colegio y los numerosos grupos de clases
o secciones se presentó una especie de contacto muy específico dentro del
colegio, pero más bien se trató que el contacto de R. Kennedy se trasladó hacia la propia comunidad. El personaje
visitante realmente fue recibido con gran efusividad y popularidad por parte de
pobladores y comunidades tanto en mi colegio y sus alrededores como en otras
zonas que visitó de la ciudad. Irradiaba facilidad de acceso e interés de
contactar a los habitantes de las zonas visitadas. Tenía además todo lo que
arrastraba de los Kennedy, incluido
lo de su hermano asesinado como presidente.
Al salir del colegio nos enteramos ya
de lleno y en mi caso, ya en la casa, encontré a mi madre tal cual hubiese
visitado el reino de Narnia, informándonos
rápidamente como había saludado, estrechándole la mano, a aquel visitante
estadounidense que era, según sus palabras, un gran político estadounidense. Diría
que, pasando los días, todavía se le sentía la efusividad. Tres años después la
oí pronunciarse con pesar y sorpresa cuando se informó del asesinato de R. Kennedy, que había sido funcionario,
senador y político estadounidense. Hoy día podemos medir lo impactante que fue
esta
visita y como nada de intenciones o voluntades contrarias, la pudo
empañar.
Era Venezuela una nación prospera,
con sus pobladores con un buen nivel de vida, en una proporción creciente, y
que demostraría durante los años sesenta y todavía en los setenta que tenía un buen aprecio por la democracia, los valores
de la educación, el orden y el trabajo. Así era reconocido y destacado en
la región latinoamericana y en parte del mundo restante. A pesar de los
izquierdistas, que no reconocían los logros alcanzados, de los agoreros y de
incluso los efectos que acarreaba el rentismo, Venezuela iba camino al desarrollo. Pero a partir de allí (finales
de los setenta) se empezaron a perder, en las cuatro décadas siguientes, los
grados de desarrollo y las inclinaciones de la sociedad, alcanzadas en cuanto a los valores señalados, durante
cerca de las dos décadas de los sesenta y setenta. A eso se llama desarrollo perdido.
Cuando comenzó en 1999 la terrible administración
bolivariana, sus líderes, sin mayores fundamentos señalaron y señalaron que los 40 años previos se habían perdido. Cosa
no cierta. De lo que si no hay duda, contrariamente, es de los perdidos más de
21 años de sus ejecutorias.
24 de mayo de 2020
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
Puede verse Eduardo Ortiz Ramírez Los españoles de Catia Eduardo
Ortíz Ramírez 28 septiembre, 2005. También en Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/37294852/ESCRITOS_DE_RECUERDOS_NOSTALGIAS_Y_SENTIMIENTOS._Eduardo_Ortiz_Ram%C3%ADrez.
[2]
Ver El Nacional 1 de diciembre de
1965, pg. D-10, Oscar Lovera.
[3]
Puede verse Enrique Viloria Compilador La violenta década de los años
sesenta en Venezuela (Spanish Edition) Edición Kindle. https://www.amazon.com/-/es/Enrique-Viloria-ebook/dp/B08467S1QJ/ref=sr_1_1?__mk_es_US=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&dchild=1&keywords=enrique+viloria+la+venezuela+violenta+de+la+d%C3%A9cada+de+los+sesenta&qid=1589829549&sr=8-1.
[4]
Ernesto Che Guevara por su parte expresó rotundamente la crítica y negativa
cubana en cuanto a la Alianza…, en
la reunión de Punta del este en 1961. Ver Ernesto Che Guevara, Obra
Revolucionaria Ediciones Era
México.
[5]
Citado en Los Kennedy: visita de alianza POR Arturo Almandoz
Marte. Prodavinci 22 de agosto de 2019. https://prodavinci.com/los-kennedy-visita-de-alianza/.
Apreciado profesor, como siempre, excelente artículo. Mis respetos.
ResponderBorrarGracias y saludos. EOR
Borrar