PDVSA: DE LA EFICIENCIA AZUL A LA
INEPTITUD ROJO – ROJITA
Enrique Viloria Vera
En lo concerniente a la gestión de la
industria de los hidrocarburos, la ley de nacionalización estableció en su
artículo 5 que el Estado ejercerá las actividades relacionadas con la industria
de los hidrocarburos directamente o a través de entes de su propiedad. En
coherencia con estos criterios y con el objeto de asignarle la gestión de la
industria nacionalizada, el Ejecutivo Nacional constituyó una sociedad anónima
pública con funciones de casa matriz: De esta forma, por Decreto 1170 se creó
Petróleos de Venezuela (PDVSA) para que a través de sus filiales administrase en
nombre del Estado venezolano administrase alrededor de 2.5 millones de
hectáreas de concesión que englobaban 7.000 pozos de explotación, 10.000
kilómetros de oleoductos y 12 refinerías.
Para gestionar esta
riqueza nacional, PDVSA constituyó inicialmente 14 empresas filiales por efecto
de los acuerdos obtenidos con las concesionarias en las actas convenio.
Posteriormente, la casa matriz emprendió un largo, difícil y complejo proceso
de racionalización administrativa de la industria que culminó con la existencia
de tres filiales operativas que absorbieron la actividad operacional de las
demás, a saber, Lagoven, Maraven y Corpoven. Este esquema privó hasta la
adopción de un nuevo esquema organizacional en 2000, producto del denominado barquisimetazo.
A la dirigencia de PDVSA le correspondió ejecutar, además, otro
conjunto de acciones con el fin de asegurar la eficiencia y viabilidad de la
industria petrolera, entre otras tenemos:
·
Cambio
del patrón de refinación.
·
Mejoramiento
de los crudos pesados.
·
Racionalización
del mercado interno.
·
Profundización
del mantenimiento debido a la vejez de los yacimientos.
·
Desarrollo
de nuevas técnicas de perforación horizontal y de recuperación secundaria y
terciaria.
·
Nuevas
actividades de exploración para incorporar reservas, incluyendo la F. P.
O.
·
Modificación
de los convenios tecnológicos con las antiguas concesionarias.
·
Consolidación
de la actividad de investigación y desarrollo, y del apoyo a la producción
nacional de insumos para la industria petrolera.
·
Fortalecimiento
de la educación y del adiestramiento de todo el personal.
·
Mayor
vinculación con las comunidades petroleras y ejecución de programas de interés
comunitario.
·
Recuperación
de las asignadas industrias petroquímicas y del carbón.
·
Apoyo focalizado a la actividad agrícola.
·
Proyectos
conjuntos con las universidades nacionales.
·
Desarrollo
y comercialización de la Orimulsión.
·
Industrialización
del gas.
·
Implantación
de rigurosos sistemas de prevención y control de pérdidas, y de auditoria
interna.
Mención aparte merecen la internacionalización de PDVSA y la apertura petrolera,
La
estrategia de internacionalización de PDVSA puede ser considerada como el
comienzo formal del proceso de apertura petrolera. El propósito de la
internacionalización fue asegurar una salida estable para los volúmenes de
crudo y productos venezolanos al exterior, mediante su suministro a refinerías
y sistemas de distribución y comercialización adquiridos total o parcialmente
por PDVSA.
La internacionalización se inicia en
el año 1983, fecha en la que el Congreso de la República aprobó la adquisición,
por parte de PDVSA, del 50% de una refinería alemana perteneciente a la
compañía Veba Oël. Como consecuencia de esta operación, se creó la empresa
mixta Ruhr Oël, constituida con capitales venezolanos y alemanes. Posteriormente,
PDVSA realizó nuevas inversiones y negocios en el exterior, entre los que se
cuentan los siguientes:
·
Estados
Unidos de América:
PDVSA adquirió en su totalidad (100%) la empresa Citgo, propietaria y operadora
tanto de refinerías como de sistemas de distribución de gasolina. En este país,
PDVSA participa en un total de 8 refinerías y posee cerca de 16000 estaciones
de servicio.
·
Curazao: PDVSA arrienda una
refinería.
·
Europa: PDVSA participa en 4
refinerías alemanas, 2 suecas, 2 en el Reino Unido y 1 en Bélgica.
A finales de 1990, PDVSA identificó
una estratégica oportunidad de negocios para expandir su capacidad productiva,
a objeto de atender y satisfacer una demanda energética creciente a nivel
mundial. Esta estrategia de crecimiento se apoyó en una de las principales
fortalezas de PDVSA, sus amplias reservas probadas de hidrocarburos:
65 mil MM de barriles de petróleo.
140 billones de pies cúbicos de gas (equivalentes a 23.100 MM
de barriles).
270 mil MM de barriles de petróleo pesado recuperable en la
Faja del Orinoco.
Igualmente, se consideró como otro
factor relevante, la alta capacidad de negociación de PDVSA con otras empresas
del sector petrolero internacional. Otro elemento determinante de la
estrategia, lo constituyó la existencia en el país de un plantel de empresas
nacionales de ingeniería y de bienes y servicios para el sector petrolero. Esta
situación permitiría la integración del aparato productivo nacional a su
principal industria, mediante la creación de coyunturas favorables para el
desarrollo de empresas locales. Otro factor relevante de la apertura fue la
disponibilidad de avances tecnológicos de los potenciales socios nacionales y
extranjeros, a fin de acometer los objetivos productivos que se planteó PDVSA
para atender una eventual demanda creciente de petróleo.
Toda la acción de la PDVSA azul y sus filiales se asentó
en la estricta aplicación de los siguientes valores y principios gerenciales:
1. Normalidad
operativa,
asentada en un trípode de confianzas: la de los clientes y relacionados, la del
personal y la del país.
2. Transparencia.
3. Meritocracia,
4. Concentración
de esfuerzos.
5. Progresividad
en la acción.
6. No
politización.
7. Autonomía
financiera.
Y entonces llegaron ellos,
los rojo – rojitos, los dojo –
dojitos, e
hicieron todo lo contrario: politizaron, robaron, despilfarraron, destruyeron
la meritocracia, perdieron la confianza de clientes, personal y del país, se
metieron en actividades ajenas a su misión, se endeudaron, quisieron hacerlo
yodo de una vez.
Atribulados los socialistas del siglo XXI, los
bolivarianos antimperialistas, firmes defensores de la soberanía nacional,
andan llorando lágrimas de cocodrilo en el Valle del Tigris y del Éufrates,
implorando apoyo, entregando uranio, oro y lo que sea, a cambio de que salven a
la inepta PDVSA rojo – rojita de lo evidente e inevitable.
Algunos de sus exiliados y buchones ex presidentes de la
PDVSA roja – rojita, aducen el manido y recurrente yo no fui.
Recordemos el viejo adagio latino:
Nemo
auditur propriam turpitudinem allegans.
Es
decir, nadie puede alegar a su favor su propia torpeza.
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