sábado, 16 de noviembre de 2019

LA MIEL DEL ALACRAN BOLIVARIANO




LA MIEL DEL ALACRAN BOLIVARIANO
                                                                                            Enrique Viloria Vera


Desde tiempos inmemoriales los emperadores mesoamericanos y caribeños conocieron el peligro que implican los alacranes que anidan en los intrincados recovecos de toda sociedad; protegidos y pacientes los alacranes milenarios moran en los recodos de gobernados y gobernantes, de demócratas y caudillos.

Sus picaduras pueden ser letales dicen los entendidos, de allí que su veneno sea temido por los pobladores de las zonas altas y húmedas, donde habitan, felices y en pareja, para temor de hombres de tierra caliente y de llanuras extendidas, donde sólo se conocen las acechanzas de astutos caimanes y hambrientas tragavenados.

Si su veneno es letal, la miel del alacrán es conocida desde siempre por entendidos chamanes y sabidos brujos que aprecian sus propiedades especiales en tiempos de crisis y dificultades de la tribu y de la comarca. Aseveran los facultos que la miel del bicho untada en pergaminos y peroratas produce un efecto sedativo, cercano a la cordura y la sensatez de quien desea saborearla y disfrutar de su particular sabor agridulce. Cuando el azúcar faltaba, el pueblo, siempre sabio recurría a la miel del animal para endulzar los días amargados por los insultos del jefe, por las intolerancias del patrón, por las arbitrariedades del tirano, por los no me da la gana del dictador.

El alacrán, el escorpión, esa sabandija, ese gusarapo, ha sido símbolo de medallones y rosetas, de tumbas y monumentos, hasta el carro más popular - del color que sea - es llamado popularmente escarabajo; los mejores músicos de la contemporaneidad adoptaron esa denominación para demandar la paz y denunciar los abusos del poder absoluto.

En la zona del Caribe húmedo y tropical, se estudian nuevos especimenes de reciente aparición y de un peligro potencial que no producen la ancestral y conocida miel del alacrán sino un novísimo jarabe, un almíbar, una unción, un arrope, que no es monárquico, ni jalea real… que huele a democracia y sabe a libertad  


¡Cuidado con los alacranes en cuarteles, misiones, comunas y palacios!

¡FUMIGAREMOS Y VENCEREMOS!
  
            

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