Políticos, cualidades en este tiempo
Los enfoques de estos políticos
en su reflexión y hacer práctico, que fue parte de largas jornadas de estudio y
lectura, son una guía para la comprensión teórica de los problemas políticos
que les tocó enfrentar. -
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
27/06/2024 05:00 am
Venezuela se enfrenta a una encrucijada y a encontrar un nuevo futuro con determinación y esperanza. En efecto, el próximo 28 de julio, entre una alternativa fosilizada, prehistórica y que ha producido el mayor desastre en políticas públicas y en realizaciones concretas en los últimos 25 años, donde no hay presente y porvenir, Venezuela debe regenerarse y moldearse en un futuro mejor y no esta experiencia marxista-leninista, que hemos tenido en los últimos tiempos, que ha hecho retroceder en todos los índices de desarrollo humano a la nación venezolana, para renegar al país y la nación toda sus dimensiones.
Además, hoy la política venezolana, se desenvuelve, en medio de un ambiente
polarizado atizado desde hace 25 años por el chavomadurismo, con un lenguaje
ordinario, lleno de vulgaridades, violento, no estoy solicitando una dialéctica
verbal de flores o entre Aristóteles y Platón, pero sí con altura, nuestros
políticos dejan mucho que desear en el análisis, descripción y perspectivas del
andar político venezolano, realmente lo lamento luego de muchos años, pensaba
que esto no podía presentarse, pero es así, los otrora grandes debates del
parlamento venezolano en la República, son un simple recuerdo, por ello, espero
que los políticos se traten como adversarios y no como enemigos
irreconciliables, como lo ve y observa el gobierno y los partidarios del PSUV,
sino vean VTV.
En ese sentido, el político es un hombre de acción, y por ello, requiere
equiparse de adecuados instrumentos conceptuales para una mejor comprensión de
la realidad y de los fenómenos políticos y la resolución de ellos, debe tener
una mínima preparación intelectual y de mesura a la hora de comportarse, y
tomar decisiones, son ellos el modelaje de la sociedad y ejemplo de la
sociedad, ya basta del chabacanismo y ordinariez. Basta de gerentes públicos
ineficientes y pésimos, en el actuar público.
Hay, pues, una relación entre conocimiento, formulación de políticas y sentido
de poder y el político venezolano ha carecido en los últimos tiempos, sobre
todo los que viene del lado del gobierno y la oposición tampoco se salva, pero
hay sus excepciones falta pues, sentido de las proporciones, balance de poder e
intereses vitales y secundarios, observamos que estos están ausentes en la
actual realidad política venezolana, falta de sentido de la ubicación y
sobriedad a la hora de actuar en un oficio tan delicado como es la política y
sobre todo en funciones de gobierno, donde se debe actuar sin histrionismo y con
ausencia de sentido común.
En efecto, hoy deseo compartir de nuevo con mis apreciados lectores la carencia
de, los políticos Statesmanship, concepto que he leído de la
politóloga Dra. Lara M. Brown, de la Universidad de la Universidad George
Washington, de los EE. UU, el cual reúne como algunas características como
carácter, persona, reputación y autenticidad, que unido a capacidad de tener
perspectiva de análisis creatividad, flexibilidad y resiliencia, le da mejores
vías para actuar en la política diaria y de largo alcance estratégico.
También, asimismo, me apoyo, en el maestro de la ciencia política en Venezuela,
como lo fue el Dr. Manuel García Pelayo, tomo su categorización de las
cualidades de un político, no solamente para la acción política diaria, sino
para lo que se está preparando realmente, que es el para gobernar: 1) saber qué
se quiere o conciencia de finalidad; 2) saber qué se puede o conciencia de
posibilidad; 3) saber qué hay que hacer o conocimiento de la instrumentalidad;
4) saber cuándo hay que hacerlo o sentido de oportunidad y 5) saber cómo hay
que hacerlo o sentido de la razonabilidad.
En primer lugar, resaltan dos palabras que se repiten en esta enunciación de
cualidades de un político: sentido y conciencia. Sentido: es el
entendimiento, razón, en cuanto discierne las cosas, entender una cosa o juicio
que se hace de ella y conciencia: conocimiento exacto y reflexivo de las cosas.
Pues bien, estas dos palabras se reúnen en una densa entrevista dada al Boletín
Informativo de la Universidad Central, el 17 de noviembre de Año II Núm. 52,
segunda época; de Don Manuel García-Pelayo, a los pocos meses de llegar a
Caracas en 1958, (a solo días de la firma del Pacto de Punto Fijo y a la firma
del Programa Mínimo Común, que adherirán todo el espectro político venezolano
de aquél entonces, en aras de estabilizar y producir políticas modernizadoras
en la naciente democracia venezolana), para hacerse cargo de la fundación del
Instituto de Estudios Políticos, centro embrionario de la ciencia política
venezolana.
La conciencia de finalidad es saber qué objetivos se quieren lograr en la lucha
política, cómo se lograrán esos objetivos, cuáles serán los medios, qué
herramientas a utilizar. La conciencia de posibilidad es saber los márgenes de
acierto, límites y que margen de aciertos se pueden permitir para tener una
carrera política exitosa, ó una gestión gubernamental eficiente en el ejercicio
del gobierno, lo tercero es que hay que tener conocimiento de la
instrumentalidad, son pues las herramientas que tenemos al alcance: liderazgo,
gestión pública, organizaciones partidistas etc. que nos dan la posibilidad de
contar con elementos para la actividad política; el cuarto factor, es el
sentido de la oportunidad, es conocer ese momentum mediante
actos de liderazgo y acciones políticas concretas que no solamente nos ponen en
el tapete de lo política, sino en mantenernos allí con credibilidad, auctoritas
(capital político) y acciones gubernativas en la cima de la vida pública, le
hacen mejorar sus ventajas competitivas.
Por último como hay que hacerlo o como lo expresa Don Manuel: sentido de
razonabilidad, se realiza en un acto de liderazgo, con una decisión, un
discurso brillante y coherente, ó la palabra oportuna que le dé sentido de
dirección a los actos políticos en un contexto determinado, Manuel
García-Pelayo hace la salvedad que estas cualidades no es producida solamente
por la formación teórica que es importante, pero no suficiente, son innatas al
líder político y la formación y la experiencia, las complementarán, en una
carrera política que puede ser exitosa o efímera o de un fracaso estrepitoso.
Puede esfumarse en un paso mal dado por un cálculo o juicio no evaluado o
apreciado correctamente.
Algunos aportes científicos, pueden ayudar a entender, por ejemplo, que la
política no sólo se mueve bajo la influencia de las políticas, sino también por
efectos inesperados, la incertidumbre o el azar, es un elemento a tomar en
cuenta. Se requiere, pues, a la hora de gobernar tacto político, capacidad de
comunicación, persuasión y un timing especial, para llevar cabo no solamente
las tareas normales del día a día de gobierno, sino igualmente, negociar,
conversar con los diversos actores con los que se convive y con la influencia
del entorno internacional que también influye. Por eso, las labores del técnico
y el político deben converger y no diverger, deben engranarse, para mejorar las
decisiones que al final de cuentas van al seno de las sociedades democráticas:
por lo tanto, el aporte que han realizado los técnicos como consultores, en
base a sus capacidades, es muy importante no sólo en esta interacción con sus
pares sino la comprensión mutua de los diferentes actores.
Es la gestión y dirección de los asuntos públicos. Tiene que ver, además, con
las relaciones de poder en el ámbito público, porque en política se dan
cuestiones relativas a la dominación, que se enlazan con la regulación formal e
informal en instituciones o estructuras políticas. Si no veamos el caso
venezolano en los últimos 25 años, de verdad que Uds. ¿Creen amigos lectores,
que hemos tenido equipos técnicos de primer nivel en estos años y políticos
con auctoritas para tomar decisiones? La respuesta es No.
La gerencia pública más mediocre y limitada intelectualmente hablando en estos
25 años, en materia económica educativa, sanitaria, y políticas públicas en
general.
El ideal es el político, que debe conocer cuál es el margen, de ritmo, maniobra
y tener la pericia adecuada tanto del punto de vista intelectual y de gestión,
para tomar decisiones. Por ello, en las democracias para un político gobernar
se hace más intrincado ya que se hace bajo varias premisas: arbitrar,
articular, consultar, cooperar, coordinar calibrar, sopesar y saber sortear,
negociar en crisis (reciprocidades específicas o difusas), capacidad para
mantener la centralidad; lograr que estas herramientas se utilicen
armónicamente y adecuada, requiere de conocimiento e intuición, y esto lo
adquiere con estudio y la experiencia. Habilidad para resolver problemas,
manejo de equipos humanos, tener en síntesis un pensamiento creativo. El
político debe tener coraje, pero con sentido de responsabilidad. El político
atesora un capital que es importante a lo largo de su carrera en función del
tiempo y de los nodos en constituir la misma carrera política.
Estamos pues, en pleno desarrollo de una sociedad del conocimiento, en la
política se dan dos posibles vías de acción, según el cual las políticas
públicas no pueden ser sino el resultado y la ejecución de la decisión
política, es decir, el paradigma racional-secuencial o por el contrario pondrán
el acento en la dimensión confrontativa-discontinua de las elaboración de las
políticas ubicándolas como una de las arenas fundamentales en las que se libra
la lucha política.
Esto por otra parte, va vinculado al tema del liderazgo y la labor intelectual
y gobernativa exitosa De esta manera cabe resaltar, que, los aportes de
brillantes políticos, que tuvieron posiciones políticas relevantes en el caso
venezolano como: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Uslar Pietri, Ramón Escovar
Salom, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Arístides Calvani, José Rodríguez Iturbe,
Miguel Ángel Burelli Rivas, Teodoro Petkoff, Gustavo Machado, Américo Martín y
Simón A. Consalvi, Ramón Guillermo Aveledo, Luís Herrera Campíns, Eduardo
Fernández, entre otros políticos, que conjugaron esa doble función: la
interacción que se produce entre políticos para reflexionar y diagnosticar y
luego producir políticas públicas. Conjugar la labor del intelectual con la del
político es difícil, gobernar es más complejo, es optar entre opciones, es
saber que se quiere, saber qué se puede y qué no se puede hacer, saber cuándo
hay que hacerlo y finalmente, cómo hay que hacerlo, y en democracia, es más
complejo, por ello, los aportes de estos ilustres venezolanos en sus distintos
campos del reflexionar y el hacer, nos deja un rico legado para conocer lo que
somos y nuestra historia. Hoy una nueva generación tiene ese reto. Edmundo
González Urrutia está en esta categoría.
Los enfoques de estos políticos en su reflexión y hacer práctico, que fue parte
de largas jornadas de estudio y lectura, son una guía para la comprensión
teórica de los problemas políticos que les tocó enfrentar. Sus distintos
aportes se dieron en contextos históricos determinados. Ellos dieron lugar a
una sociedad plural. A fin de cuentas, comprometidos con sus ideas. Estos
líderes y otros tuvieron, por un lado, el liderazgo en una función de dirección
dirigida al bien común y, por otro lado, el liderazgo debe tener un carácter ético-moral
y sobriedad en el manejo de lo público.
Hoy lamentablemente no tenemos políticos de este talante, y estatura. Menudo
reto y desafío, para las nuevas generaciones de políticos venezolanos, tanto en
la oposición como en el gobierno, donde abunda la mediocridad, sobre todo en
este último fundamentalmente.
Sin embargo, tenemos una esperanza, encarnada en el Embajador Edmundo González
que representa lo positivo de un país que ve el futuro con esperanza y aires de
cambio, por ello, nuestros políticos deben enmarcarse en las características y
cualidades que he analizado aquí, para reconstruir al país y apostar a la
remodernizar e reinstitucionacionar de nuevo al tejido de la nación de su
sociedad y estado, ese es el gran desafío de los próximo años, es el país que
heredarán nuestros hijos y nietos, cuando nuestro cometido biológico se cumpla
y culmine nuestro ciclo vital. Hay que apostarle a la esperanza. Venezuela debe
buscar un nuevo destino, con base a un político que reúna estas cualidades
hacia el futuro y ese es Edmundo González Urrutia.
jesusmazzei@gmail.com
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