Brasil, Venezuela y Política Exterior
Una diplomacia profesional,
institucional y de estado, no ideologizada y partidizada, sigamos ese ejemplo,
en un mundo complejo geopolíticamente y económicamente también
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JESÚS E.
MAZZEI ALFONZO
04/07/2024 05:00 am
Brasil es uno de los países del mundo que tiene una mayor articulación
con el exterior, una estructura burocrática sólida y seria, en materia de
política exterior, además de profesional e institucional y excelentes
negociadores en el área bilateral y multilateral, lo que hace en su accionar
internacional excepcional de su política exterior por ello, son tan admirados
por tantos países. Hay una serie de principios en ese sentido, que lo han
guiado desde hace por lo menos 38 años, sobre todo después de la redemocratización
en 1985, en adelante, solo con el paréntesis del gobierno de Jair Bolsonaro, en
el mantenimiento de esos principios, para generar una sólida inserción
internacional de una forma más coherente, estos valores, se han ido adaptando o
aggiornando a lo largo del tiempo y sobre todo, desde la década de los 90, aun
cuando estos manteniéndose inalterables, se ajustaron a un orden internacional
en constante transformación, hoy más complejo y lleno de incertidumbres.
Con el tiempo, estos cobraron una gran relevancia dado el proceso de
redemocratización que vivió Brasil. Tanto en los años de los Gobiernos de
Sarney, Collor de Mello, Itamar Franco, y Cardoso, como posteriormente en los
gobiernos del PT, se les han dado un cariz más acorde a los nuevos y complejos
temas de la arena internacional. Michel Temer mantuvo una política exterior de
transición. Lula y la presidente Dilma Rousseff con la visión más social de la
democracia entre otros. Visión que giro o dio vuelta, en el gobierno de
Bolsonaro, hacia un aislacionismo y que ahora en el nuevo gobierno de Lula su
tercera administración, se retoma, los principios históricos de la política
exterior brasileña, sobre todo después de la redemocratización en 1985.
Ahora bien, la nueva política exterior de Lula, se inicia en un contexto
o entorno histórico e internacional, diferente al del año 2002, cuando resultó
victorioso con una holgada mayoría y que repitió 4 años después. En el año
2022, el panorama es diferente, obtuvo una victoria cerrada con un margen del
1.2%, que le ha dado al presidente Lula, la oportunidad muy a pesar de tan
estrecho margen del resultado, le ha dado, pues, la ocasión, sin embargo, de
dar un giro de 360 grados, a la política exterior haciéndola más activa y
altiva, en estos más de dos años.
Iniciándose, en ese sentido, desde el mismo momento de la toma de
posesión el 1º de enero de 2023, hasta la presente fecha a finales del mes de
abril. Hoy la política exterior está en una transición; es aún más activa,
pero con unos dilemas que debe resolver en el futuro mediato. Con China, que
vinculación y relación desean con este país ¿estratégica?, aproximación crítica
a los EE. UU, (posición ante la guerra de Ucrania, la hegemonía del dólar en la
economía mundial), o un pragmatismo responsable, como se afirmaba en los años
70. ¿Será un Global Player? ¿de qué tipo? Como observamos un entorno
internacional diverso y complejo. Su posición ante el conflicto israelí-hamas,
ambigüedad estratégica o una desavenencia con el gobierno conservador fundamental
por el fin político de la guerra, son pues varias variables a seguir.
Los cambios y mudanzas en la política exterior, introducen fases, subfases y
oscilaciones, pero que mantienen un hilo conductor aparentemente. Se trata de
una relación estrecha entre formulación e implementación de la política
exterior marcada por su pragmatismo y realismo. Brasil tiene relaciones
diplomáticas con 192 países miembros de la ONU, incluyendo Palestina, entre
Embajadas, Misiones Diplomáticas y Consulados y sobrepasa 220 unidades que va a
los ritmos del desarrollo del sector del servicio exterior, es pues una extensa
red de apoyo institucional. Que se ha institucionalizado, a pesar de las
diferentes coaliciones presidenciales de gobierno que se han generado desde
Fernando Henrique Cardoso hasta el presente y no sólo la presidencia disruptiva
de Jair Bolsonaro, en la evolución del sistema político brasileño.
Ahora bien, los principios rectores que han regido históricamente la política
exterior del Brasil y que son sus ejes en la formulación e implementación son
los siguientes:
Pacifismo: Se fundamenta en la no-confrontación, en la búsqueda de soluciones
pacíficas negociadas de las controversias, la condena del uso de la fuerza para
la obtención de resultados externos.
El universalismo: entendido este como el todo el acervo de
contactos bilaterales que constituyen el patrimonio del Brasil. También la
diversidad de contactos bilaterales sirve para la realización de los intereses
nacionales. Y finalmente esta vocación universal, encuentra sus raíces en el
hecho que los brasileños consiguieron establecer relaciones pacíficas e
instrumentalizadas con países situados en todas partes del mundo. Brasil ha
desarrollado una vocación universalista de acción internacional.
Juridicismo: respeto a los tratados y convenciones, entendidas como manifestaciones
sacrosantas del Derecho Internacional y que son asumidas por la voluntad
nacional. Los tratados, convenios son vistos como instrumentos jurídicos que
buscan acuerdos con factibilidad de cumplirse y que sean favorables a ambas
partes.
Realismo y pragmatismo: acciones vinculadas a los
intereses nacionales. Se abandona la idea de construcción y el uso del papel de
potencia del país, para ganancias internacionales, se despolitiza y desideologiza
la acción internacional.
Autodeterminación y no intervención: son alimentados por el carácter
pacificista de la política exterior y sobre todo por el realismo que ilumina a
su ejecutoria internacional.
Todo esto viene a colación porque las políticas exteriores formuladas y
ejecutadas por ambos países se mueven en forma diametralmente opuesta, en
primer lugar, en Brasil, es cotidiano la interpelación del parlamento plural y
democrático del Brasil de sus ministros en este caso del Canciller Viera, el
pasado 19 de junio de 2024, en la Comisión de Relaciones Exteriores y de
Defensa de la Cámara de Diputados, como queda demostrado de su introducción…”
Ao parabenizar Vossa Excelência pela presidência desta Comissão, permita-me
reiterar a importância e o apreço que o Itamaraty confere aos trabalhos da
CREDN. O debate franco, o diálogo constante e a cooperação com esta Comissão e,
por meio dela, o conjunto da Câmara dos Deputados têm sido importantes nos mais
diversos temas relacionados à política externa brasileira.
Sendo esta a minha vinda regimental anual, farei um breve balanço das
atividades da política externa do Governo brasileiro, liderado pelo Presidente
Lula, no ano passado. Pretendo, também, tratar das prioridades da política
externa para o ano em curso e para 2025, além de comentar os principais temas
em destaque na agenda internacional, conforme solicitado pelos requerimentos
aprovados…” esto en primer lugar.
En segundo lugar, la amplitud de temas tocados por el señor ministro de
Relaciones Exteriores, Embajador Mauro Viera, desde lo bilateral a lo
multilateral, en forma densa, ponderada y suministrando amplia información a
los parlamentarios.
Ahora bien, qué interrogantes deja esa interpelación. Por un parte, ¿qué
es lo que Brasil desea obtener de su relación con el medio internacional? La
respuesta evidente y con un claro objetivo, es conseguir el intercambio externo
para la realización del desarrollo, tanto en su dimensión económica como
social, para lograr profundizar los derechos humanos y medio ambiente,
elementos que sirvan y puedan ser complementados con acuerdos y sistemas que
ayuden a las políticas internas.
En tercer lugar, ¿cómo el Brasil desea relacionarse con la comunidad internacional?,
aquí están los principios que tradicionalmente han orientado su política
exterior, tales como la no intervención, el respeto a la autodeterminación, la
no injerencia en los asuntos internos y la solución pacífica de las
controversias.
La cuarta pregunta, ¿cuál es el mundo que ellos desean?, puede estar resumida
en algunas ideas fuerzas: paz, desarrollo, y participación amplia, por ello es
que el Brasil está trabajando en conjunto con otros países, para la reforma de
los organismos multilaterales, para que se haga una concretización de los
valores de la democracia, así como la de los derechos humanos y la preservación
del medio ambiente. ¿Mundo multipolar? ¿Regionalizado o países potencias? Eso
es lo que se refleja de la intervención del Canciller Viera en una amplia
intervención que puede ser leída en la página web de la cancillería brasileña.
Con respecto a Venezuela deseo destacar varias cosas, por una parte,
mención a las próximas elecciones venezolanas, en segundo lugar, los Acuerdos
de Barbados y luego finalmente, la cuestión del contencioso limítrofe con
Guyana, véannos in extenso los párrafos para una cabal información e
interpretación de las palabras del señor Ministro:
…” Em suma, nosso objetivo é trabalhar por uma região onde não prevaleçam
conflitos ou isolamentos, buscando soluções negociadas para os desafios que
compartilhamos.
É nesse contexto que se enquadram nossas relações com a Venezuela, país
com o qual mantemos mais de 2.000 Km de fronteiras terrestres em plena
Amazônia. Nossa Embaixada em Caracas foi reaberta no ano passado, e a
Embaixadora Glivânia de Oliveira assumiu suas funções neste ano. Isso nos
possibilita prover assistência consular aos mais de 15 mil brasileiros que
vivem por lá. E também nos permite seguir, in loco, a situação política no país
vizinho. Estamos comprometidos com os Acordos de Barbados, dos quais o Brasil
foi uma das testemunhas na figura do Assessor Especial da Presidência da
República, Embaixador Celso Amorim. Temos mantido interlocução com governo e
oposição. Todos parecem considerar que a realização de eleições em 28 de julho
próximo é a melhor forma de enfrentar a crise venezuelana.
Consideramos importante que esse processo conte com ampla presença de
observadores internacionais, conforme previsto nos Acordos de Barbados, com
vistas à boa aceitação dos resultados, à superação da crise no país e a
normalização de sua situação, nos planos interno e externo. Entre os organismos
internacionais que foram convidados, encontram-se a ONU, a própria CELAC, a
CARICOM, a União Africana, os BRICS, a União Interamericana de Organismos
Eleitorais e o Centro Carter dos Estados Unidos. Também nos foi dirigido um
convite para que indicássemos observadores eleitorais. Quem quer que seja que
vença a eleição do próximo mês de julho, governo ou oposição, precisará ter sua
legitimidade aceita por todos, daí a importância da participação de
observadores internacionais. Esto es muy importante porque esta es la
aperciación in loco de la situación venezolana
A propósito, foi graças a esses mecanismos e canais de diálogo reabertos
que o Brasil conseguiu contribuir para desarmar tensões entre a Venezuela e a
Guiana sobre a disputada região do Essequibo. Isso se deveu muito à iniciativa
do Presidente Lula durante a Cúpula do Mercosul em dezembro último no Rio de
Janeiro, ao propor ao presidente de turno da CELAC, o primeiro-ministro de São
Vicente e Granadinas, Ralph Gonsalves, que abordasse a questão com ambas as
partes, fazendo uma intermediação entre Guiana e Venezuela em nome da CELAC.
Atendendo a esse chamado para criar um espaço de entendimento, os
presidentes Maduro e Irfaan Ali se reuniram em dezembro e concordaram, na
Declaração de Argyle, em não recorrer à força para resolver o contencioso
bilateral. Comprometeram-se, ainda, a manter negociações com vistas a encontrar
solução diplomática permanente. Realizei, em Brasília, em 25 de janeiro, a I
Reunião da Comissão Conjunta de Chanceleres e Técnicos da Guiana e da
Venezuela. Esta Comissão foi criada no contexto da Declaração de Argyle. Também
nessa reunião ambas as partes reafirmaram o seu compromisso com a paz e com o
diálogo contínuo. É preciso ressaltar também que a interferência de atores
extrarregionais, a qualquer um dos lados, deve ser evitada. Precisamos de diplomacia
nesta questão, e não de armas…”
Lo relevante de la interpelación del ministro son varias cosas a tomar
cuenta y no deben tomarse a la ligera: primero, el tipo de elección que se
espera, que sea abierta y transparente y con observación internacional, de aquí
surge otro elemento importante que el próximo Presidente debe tener una sólida
legitimación de origen y además, Brasil, observa con cautela y preocupación, la
utilización de problemas fronterizos para fines políticos internos, por ello,
el apoyo a la mediación y solución pacífica de las controversias y finalmente,
que tiene información de primera mano de la situación socio-política venezolana
y tiene una clara apreciación política estratégica y de la evolución de los
diferentes acontecimientos ( apreciación en loco).
En suma, este análisis de la situación venezolana de Viera, en forma abierta,
transparente y directa, deja ver cuál es la observación y conceptualización
brasileña de la situación venezolana, y de su política exterior. Una diplomacia
profesional, institucional y de estado, no ideologizada y partidizada, sigamos
ese ejemplo, en un mundo complejo geopolíticamente y económicamente también. A
buen entendedor, sobran las palabras.
jesusmazzei@gmail.com
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