martes, 5 de abril de 2016

Del legado internacional de Obama.

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Felix Arellano

En nuestro hemisferio, resulta paradigmático el inicio de las relaciones diplomáticas con Cuba y todas las acciones que desde el Ejecutivo ha desarrollado el Presidente Obama para viabilizar este objetivo. Pareciera que en este momento las tareas están en manos del gobierno cubano, que debería avanzar en reformas que generen confianza

Cuando en el 2009 el comité noruego que se encarga de la postulación del Nobel de la paz, anunció como ganador al recién electo Presidente Barack Obama, reinó un clima de escepticismo. En estos momentos, a pocos meses de finalizar su segundo y último periodo en la Casa Blanca, podemos afirmar que los aportes de su gobierno para la paz y la convivencia internacional, que se podrían definir como la Doctrina Obama, son positivos. Para algunos, el tema Venezuela, con la orden ejecutiva aprobada en marzo del 2015 y renovada en el 2016, genera contradicción; empero, realmente consolida su legado, pues ha sido un paso certero de un gobernante defensor de los derechos humanos y la institucionalidad democrática.

En el plano internacional, el Presidente Obama se plantea desde su primer mandato el fortalecimiento del multilateralismo, el diálogo y la negociación, privilegiando el papel de las Naciones Unidas, una línea coherente en sus dos periodos. Diálogo y la negociación han sido la práctica frente a los graves problemas en la agenda internacional, también frente a los grandes competidores y potenciales amenazas como China y Rusia. En este contexto, se pueden apreciar resultados positivos en casos como el tema nuclear, Irán, el cambio climático, el comercio y Cuba.

Sus críticos, radicales de izquierda y derecha, en sus cegueras ideológicas, solo encuentran fracasos y resaltan su carácter temeroso. Para la visión radical la reflexión, la prudencia y el diálogo son manifestaciones de debilidad. En las mentes radicales la violencia pareciera ser el gran estimulante, sin mayor preocupación por sus consecuencias.

Desde su primer año de gobierno la inseguridad nuclear que vive el mundo, fue tema fundamental y de allí la convocatoria de la primera Cumbre para la Seguridad Nuclear, que se efectuó en Praga en el 2010.La semana pasada se efectuó la IV, y eventualmente última, Cumbre en Washington, con los casos de ISIS y Corea del Norte como temas centrales y con resultados interesantes como: la creación tanto de un grupo de contacto internacional para avanzar en acciones y estrategias comunes; como de un Fondo, coordinado por Canadá, para la seguridad y vigilancia antiterrorista.

Diálogo y negociación fue la estrategia frente a un caso tan complejo y desafiante como Irán, y con el formato de 6 (los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania) y 1(Irán); trabajaron de forma incansable y pese a la dura oposición de Israel y varios países árabes, lograron un acuerdo sobre la supervisión y control de las actividades nucleares de Irán. Pareciera que es más conveniente un Irán bajo algún control, que aislado como amenaza para la paz y la seguridad.

En el tema del cambio climático y más concretamente en la reciente Cumbre de Paris, la labor del Presidente Obama para lograr un acuerdo más inclusivo, eficiente y novedoso ha sido de capital importancia. En materia comercial su mandato cierra con interesantes avances para su país, como la firma del Acuerdo Transpacífico una zona de libre comercio que incluye a 12países y que está a la espera de la ratificación por el Congreso; también importantes avances en la negociación del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (Transatlántico) y aires de optimismo sobre la posible culminación de la Ronda Doha, de la Organización Mundial del Comercio, luego de la positiva Reunión Ministerial en Nairobi (diciembre 2015).

En nuestro hemisferio, resulta paradigmático el inicio de las relaciones diplomáticas con Cuba y todas las acciones que desde el Ejecutivo ha desarrollado el Presidente Obama para viabilizar este objetivo. Pareciera que en este momento las tareas están en manos del gobierno cubano, que debería avanzar en reformas que generen confianza y en el Congreso de los Estados Unidos.

Pudiéramos afirma que Cuba ha ganado, pero no la región, que no representó un área relevante; empero, la responsabilidad es compartida, pues tampoco nuestros gobiernos resultaron tan creativos, más grave es el caso del proceso bolivariano, que ha utilizado al imperio como el comodín de los radicales, desaprovechando las oportunidades que ha podido brindar la visión dialogante del Presidente Obama. Esperemos que la próxima presidenta de ese país comprenda la importancia del legado de Obama, lo profundice y consolide para el beneficio de todos.

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