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Felix Arellano
Este diagnóstico del fracaso también afecta al Mercosur, que bajo los vientos hegemónicos de los radicalismos de Lula, Kirchner, Lugo, Chávez, Pepe se concentró en el falso discurso y no avanzó en sus objetivos iniciales. Hoy tenemos un Mercosur en estancamiento, que no logra competir en el contexto internacional, ni participar activamente en las cadenas globales de valor
Los tiempos de la euforia con el discurso radical antisistema e integracionista se desvanecen, las masas van perdiendo interés ante un discurso que ha resultado repetitivo, anacrónico, excluyente. No se han logrado cambios significativos en materia de integración, ni siquiera se ha logrado avanzar en temas como equidad y participación; tampoco se ha avanzado en los objetivos tradicionales de comercio, inversión, empleo; pues la atención se concentró irracionalmente en el discurso político. El resultado del radicalismo es un estancamiento de los objetivos fundacionales y frustración frente a los supuestos objetivos sociales tan pregonados. Este diagnóstico cabe para cualquiera de los esquemas de integración de la región que, bajo la presión de los gobiernos radicales, perdieron su horizonte y hoy enfrentamos mayor desintegración y fragmentación.
La situación más dramática la enfrentan los esquemas creados bajo la hegemonía revolucionaria como la ALBA, la CELAC e incluso UNASUR. Cuando evaluamos los objetivos de tales organizaciones y su práctica, nos encontramos con serias contradicciones. Mucha retórica, muchos falso sueños, pero sin aplicación; la situación es tan lamentable que incluso se observa todo lo contrario de lo prometido. Ni siquiera se ha alcanzado la inclusión de nuevos temas o nuevos grupos, pues todo ha estado sujeto a la sumisión ideológica. Un caso ilustrativo, el discurso a favor de los indígenas y de los sectores marginales, siempre sujeto a que tales grupos se mantengan fieles y sumisos al discurso radical, ante cualquier duda o crítica pasan a engrosar la lista de los enemigos
Al observar la evolución de organizaciones como la ALBA, se puede apreciar como el auge de las reuniones y de los acuerdos ha corrido de forma paralela al despilfarro de la chequera petrolera venezolana. En estos momentos que la chequera se agota por ineficiencia, corrupción y reducción de los precios del petróleo, las reuniones y los acuerdos han disminuidos, concentrándose en el permanente respaldo a la revolución fracasada.
Este diagnóstico del fracaso también afecta al Mercosur, que bajo los vientos hegemónicos de los radicalismos de Lula, Kirchner, Lugo, Chávez, Pepe se concentró en el falso discurso y no avanzó en sus objetivos iniciales. Hoy tenemos un Mercosur en estancamiento, que no logra competir en el contexto internacional, ni participar activamente en las cadenas globales de valor. La grave crisis del bloque se exacerba con el fantasma de la eventual presidencia del gobierno de Venezuela. La presidencia en estos momentos tendría que avanzar en temas como: la profundización del libre comercio al interior del bloque o en sus negociaciones con terceros países, como la Unión Europea; empero, el gobierno bolivariano sataniza al libre comercio.
La actual crisis de la presidencia del Mercosur es inédita, pero bien podríamos definirla como la “crónica de una muerte anunciada”, pues incluso en el marco del discurso radical eran evidentes las marcadas diferencias en la práctica económica y política del gobierno bolivariano con la situación del Mercosur. Y lo que es más grave, la situación de Venezuela ha empeorado con la crisis de los derechos humanos y el deterioro de la institucionalidad democrática, pero los miembros del Mercosur no tienen la fortaleza política de aplicar su cláusula democrática, contenida en el Protocolo de Ushuaia.
En estos momentos la reingeniería de la integración latinoamericana se presenta como una urgencia. Resulta indispensable profundizar en el tema comercial, pues si bien se han logrado avances en la desgravación arancelaria, se presentan nuevos obstáculos en el comercio, como el incremento de las medidas no arancelarias; otro tema que exige atención prioritaria en Mercosur tiene que ver con la unión aduanera, toda vez que existe la convicción que genera mayores limitaciones; también está pendiente avanzar en la agenda social y política, para ello resulta conveniente consolidar la democracia y los derechos humanos en los países miembros.
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