RESUMEN
La Globalización
constituye un concepto de gran importancia en nuestros días, que como puede
verificarse no es un fenómeno reciente, las tendencias globalizantes se inician
con los viajes de Marco Polo. Sin embargo, las características de esta nueva
globalización son únicas, asistimos al nacimiento de una nueva sociedad basada
en el conocimiento y la tecnología. Los desarrollos en la informática y
comunicaciones ejercen notable influencia en las más diversas actividades
humanas. Los países en desarrollo deben prepararse para abordar de manera
exitosa la Globalización, herramienta que puede ayudarles a superar sus
problemas, pero que de no lograrlo podría hacer aún más esquivo el logro del
desarrollo.
Palabras Claves: Globalización, tecnología,
desarrollo, inequidad, instituciones
GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO ECONÓMICO
El
término Globalización tan en boga en
nuestros días, hace referencia a un proceso continúo y dinámico que abarca una
gran variedad de expresiones de la actividad humana y tiene importantes
connotaciones en los ámbitos político, económico, social, cultural e
institucional. Tal como la conocemos hoy en día, la globalización es novedosa;
sin embargo, la internacionalización de los mercados, las ideas, los
intercambios culturales y las migraciones de personas, no son nada nuevo.
En
efecto, si consideramos la globalización como el acercamiento entre los pueblos
originado por el intercambio comercial y los descubrimientos geográficos,
podríamos situar su origen en la época de los viajes de Marco Polo a la exótica
china; o en el intercambio comercial mediterráneo en la baja Edad Media, cuando
las repúblicas italianas de Génova, Venecia y Pisa, ocuparon un lugar destacado
al ser enlace con el lejano Oriente, especialmente por el comercio de artículos
de lujo (sedas, especias, oro, porcelanas y otros). Siendo lo contrario en
Flandes, donde el tráfico comercial se basó en productos de amplio e
indispensable consumo, tales como lana en bruto, paños y tintes. Entre 1300 y
1450, el predomino de la plaza flamenca de Brujas (hoy Bélgica) fue notable
debido a que de allí partían las líneas que enlazaban con las ferias
comerciales de Castilla hace el sur; y con las ciudades hanseáticas del litoral
de Alemania y de Escandinavia hacia en norte (Tamames, 1986, pp. 23-4).
El
florecimiento del comercio a mediados del siglo XVII, llevó al surgimiento de
la economía capitalista europea, basada en la acumulación de capital y en la
división internacional del trabajo. Emergió entonces, una forma de vida y de
organización mundial que cristalizó en el surgimiento del Estado-Nación y en el
establecimiento de relaciones económicas entre éstos. Dichas relaciones podrían
ser calificadas como discontinuas, al verse interrumpidas por circunstancias
adversas como lo son los conflictos bélicos y las grandes depresiones
económicas. En efecto, en base al criterio del intercambio comercial entre
países como indicador de globalización, el mundo era más globalizado a fines
del siglo XIX que a finales de la Segunda Guerra Mundial.
La
globalización de nuestros días se inicia a partir de los años cincuenta,
incrementándose al finalizar la guerra fría, cuando los países otrora situados
tras la Cortina de Hierro pasan a integrar
la economía mundial. Surge así la competencia por la conquista de los mercados
globales, en un marco de competitividad, interdependencia e instantaneidad,
donde los extraordinarios avances en la informática y telecomunicaciones juegan
un rol fundamental.
En
este contexto, las fronteras parecen diluirse y las políticas internas de los
Estados deben articularse a la dinámica impuesta por los factores
globalizantes, lo que representa un cierto
debilitamiento del Estado como un ente autónomo y soberano. En este caso,
dichos factores estarían representados por normas de carácter supranacional
emanadas de organismos multilaterales.
Para
entender como la globalización puede condicionar el desarrollo es necesario
comprender su influencia en lo social, económico y político. Enfoque
multidisciplinario que será de utilidad en el diseño de las instituciones del
futuro.
La
globalización y las ventajas que conlleva no son accesibles a todos por igual,
dadas las grandes asimetrías entre regiones y países. Surge la duda de cómo hacer gobernable el proceso
en términos ambientales, económicos y sociales; de una manera equitativa, que
no ahonde la brecha entre países ricos y pobres. Al respecto se expresa Jeffrey
Sachs, citado por Moreno León (1999, pp. 21-2) :
No
es posible que un proceso de esta transcendencia global sea dirigido
exclusivamente por los países más avanzados, que toman las grandes decisiones y
que sólo representan el 15% de la población mundial, mientras que el restante
85% -el mundo en desarrollo- que es el más necesitado y afectado por el
proceso, permanece pasivamente estancado en su pobreza y sin posibilidades de
ejercer influencia en el proceso de globalización.
Se
plantea entonces, la necesidad de un nuevo diálogo Norte-Sur, donde el mundo en
desarrollo se haga escuchar, guiado la premisa de que alcanzar el desarrollo y
bienestar de la humanidad en su conjunto, implica resolver los problemas de los países más pobres. Por otra
parte, éstos países deben realizar un enorme esfuerzo en la transformación de
sus sistemas educativos, paso ineludible para acceder a la globalización en
todos sus ámbitos, no solo en lo referente a los mercados, sino también para
poder participar en la nueva sociedad que se conforma y que está basada en el
conocimiento.
La
globalización incluye y excluye. Incluye porque en la medida en que los
procesos de producción global despliegan toda su capacidad productiva, reducen
los precios y mejoran la calidad, incluye nuevos sectores en el mercado.
Pero también excluye, su avance
reduce puestos de trabajo, estimula la flexibilización laboral y el empleo
precario (Levy y Alayón, 2002, p. 87). Esto tendrá un fuerte impacto en la
localización del trabajo, lo que afecta a los trabajadores de los países menos
atractivos a la inversión, a los de menor calificación o que debido a la
automatización de los procesos, no se generen los empleos demandados por una creciente población.
Por
tanto, el modelo global de producción puede ser considerado fuente de exclusión
social y de inequidad, que no es más que la desigual distribución del ingreso y
que como consecuencia de la globalización puede devenir en un círculo vicioso,
al traducirse en un pobre desempeño económico; debido a que esta inequidad
viene asociada a inestabilidad política y ésta desalienta la inversión y por
ende, la generación de empleos productivos, creando así mayor inequidad.
Asimismo, la inequidad reduce la posibilidad de que los diferentes grupos sociales
puedan llegar a acuerdos mutuamente aceptables, puede desestimar las reformas
dirigidas a elevar la eficiencia y reducir la efectividad de los incentivos
(Krivoy, 1999, p. 15).
La
preocupación por la incidencia de la globalización en el empleo no es exclusiva
de los países en desarrollo, ya que el traslado de conglomerados industriales a
países de bajos salarios afecta de forma negativa el empleo en los países
desarrollados, constituyendo un tema sindical de primer orden. Existe la
tendencia a desestimar este aspecto, ya que el sistema de seguridad social
cubriría estas contingencias; en teorías las empresas que exportan empleo
pagarían impuestos derivados de la comercialización de sus productos, ingreso
fiscal que se redistribuiría a la población; además se espera que los
trabajadores de los países desarrollados se empleen en puestos de mayor
calificación o en el sector de los servicios.
En
cuanto a los países en desarrollo, una tarea pendiente sería la creación de un
marco institucional que reestructure las relaciones entre los sectores
económico, judicial y político. Es
necesario establecer normas que produzcan un bajo costo de transacción;
mientras que los derechos de propiedad deben ser bien definidos, creándose
incentivos a la actividad productiva a fin de favorecer ésta en relación con la
actividad redistributiva. Así también, el sistema judicial debe imponer reglas
de juego justas e imparciales a fin de evitar altos costos de contratación
(North, 1996, p. 24).
Lo
anterior implica que la globalización per se no articula el desarrollo económico. La naturaleza
de dicho proceso requiere de los países la capacidad de integrar los
conocimientos y las tecnologías al conjunto de la actividad económica y de las relaciones
sociales, pudiendo darse el caso de la presencia de crecimiento económico en
ausencia de desarrollo. Por tanto, el desarrollo implica la organización y la
integración de la creatividad, y de los recursos de cada país para poner en
marcha el proceso de acumulación en el
sentido amplio y esta labor no puede delegarse en factores exógenos, debido a
que éstos poseen una dinámica distinta
que obedece a intereses foráneos, con poca o ninguna sinergia con los intereses
nacionales, pudiendo verse frustrado el proceso de acumulación interno (Ferrer,
2013, p.168).
Sin
lugar a dudas, la globalización ha promovido el desarrollo de los países
emergentes. Los países llamados tigres
asiáticos constituídos por Hong Kong, Corea del Sur, Taiwán y Singapure,
han experimentaron en base al desarrollo de sus exportaciones un rápido
crecimiento que se remonta a los años sesenta del pasado siglo. Son países
cuyos bajos salarios atrajeron grandes inversiones de Japón, Europa y los
Estados Unidos, en la fabricación de productos de consumo masivo en los más
diversos ramos, al tiempo de constituirse en sí mismos en grandes mercados.
Por
otra parte, los llamados países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) parecería
que se han inspirado en el éxito de sus pares asiáticos. En los últimos treinta
años se han posicionado como líderes de los mercados emergentes. Son países que
tienen en común el tamaño de sus economías, abundancia de recursos materiales y
gran población que proporciona una mano de obra barata, y en algunos casos,
trabajadores muy calificados como serían los expertos informáticos de la India.
La
rápida e intensa integración de los países emergentes a los mercados globales
ha impactado de manera positiva en sus tasas de crecimiento, superando incluso
a las de los países de la OCDE. Así también, se han convertido en
inversionistas internacionales, emprendedores locales en India, China y Brasil,
han establecido negocios de exportación,
incluso convirtiéndose en grandes competidores globales. Según Global Fortune 500 ranking, citado por
Huwart y Verdier (2015, p. 6), el número de empresas multinacionales emergentes
creadas en 2010 fueron 46 empresas de China, de India 8, de Rusia 6 y de Brasil
7, cifra que aumenta cada año.
Otro
aspecto fundamental de la globalización que merece ser abordado de manera más
exhaustiva es el referente a la influencia de la globalización financiera en el
desarrollo. Resulta evidente que los flujos de capitales especulativos expulsan
inversiones de la economía real, por tanto no son generadores de empleo ni de bienestar
general. Es por ello, que resultan insuficientes los flujos financieros
dirigidos específicamente a la ayuda al desarrollo y éstos serían mayormente
otorgados por organismos financieros multilaterales para ser dirigidos a
proyectos específicos que condicionen el desarrollo.
REFLEXIONES FINALES
El
proceso de globalización conlleva retos y oportunidades para los países en
desarrollo, quienes podrían ver potenciados sus problemas internos de no
aprovechar las posibilidades inherentes al proceso.
Se
impone un cambio de paradigma con mayor apertura de los mercados internos y una
mayor conciencia de la importancia de los mercados internacionales, y de la
necesidad de diversificar la oferta exportable de manera competitiva. Hoy en
día, las ventajas se obtienen de la capacidad de crear y exportar productos de
creciente valor agregado, a fin de reducir la vulnerabilidad de los países ante
choques externos.
Lo
anterior no es tarea fácil, se requiere de grandes inversiones en
infraestructura pública y privada, la reforma de las instituciones formales e
informales e inversión en educación, dirigida a la conquista de la sociedad
globalizada y del conocimiento.
Son
tiempos interesantes, el proceso de globalización es irreversible y muy
dinámico, por tanto no es posible sustraerse a él, es imperativo prepararse
para afrontarlo de manera estratégica para el logro del desarrollo.
FUENTES REFERENCIALES
Ferrer, Aldo (abril-junio 2013). La importancia
de las ideas propias sobre el desarrollo y la globalización. En Revista Problemas del Desarrollo, 173(44),
163-174. México D.F., México. Disponible en www.scielo.org.mx
Huwart, Jean-Yves y Loïc Verdier (2015). Globalización económica. Orígenes y
consecuencias, Esenciales OCDE, París, Francia: OECD Publisching
Krivoy, Ruth (1999). Visión del Proceso de
Globalización. Ponencia realizada en el seminario La
Visión del Proceso de Globalización, realizado en Caracas por el
Banco Central de Venezuela, 15-17
Levy C., Sary y Rubén Alayón (2002). Miradas y Paradojas de la Globalización. Colección
Económico Financiera. Caracas, Venezuela: Banco Central de Venezuela
North, Douglas (1996). Estructurando
Instituciones para el Desarrollo Económico. Conferencia dictada en
el Banco Central de Venezuela. Caracas: Revista BCV-X, 24-26
Moreno León, José Ignacio (1999). Oportunidades
y Riesgos de la Globalización. En Globalización,
riesgos y realidades. Caracas, Venezuela: Banco del Caribe y
Universidad Metropolitana (ed), 13-25
Tamames, Ramón (1986). Estructura
Económica Internacional. Madrid, España: Alianza Editorial, S.A.
EXCELENTE
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