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Felix Arellano
En el ámbito teórico se observa que los países democráticos
tienden a ser más respetuosos de la normativa internacional; en buena medida,
por los controles y limitaciones que conllevan las democracias; por el
contrario, los países con gobiernos autoritarios son más proclives a irrespetar
las normas y jugar al desorden, para encubrir sus tropelías o para obtener
beneficios por marginales que sean. En el caso de los autoritarismos de
izquierda, la tendencia se presenta más marcada, pues en su mayoría asumen como
uno de sus objetivos la exportación de sus fracasados modelos. Actualmente, el
caso ruso ilustra como un jugador autoritario está utilizando diversidad de
recursos para lograr beneficios y consolidar su poder.
El proceso bolivariano
también ha tratado de expandir su modelo utilizando el desorden, pero las
circunstancias y la ineficiencia pareciera que no le han ayudado.
En el plano mundial
podríamos ubicar a Corea del Norte como el caso de irracionalidad más grave,
pues está sometiendo tanto a su población, como a sus vecinos y a la comunidad
internacional a un clima de grave incertidumbre por la agresividad de sus
discursos y por sus continuas pruebas nucleares. Las sanciones que está
aprobando la comunidad internacional, en el marco del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas, seguramente agravaran la pobreza y hambruna de su
población, lo que seguramente el dictador celebra, pues en la línea autoritaria
empobrecer conduce a un mayor control y sumisión de la población.
En el marco de la tendencia
de irracionalidad perversa encontramos la Rusia de Putin, que utiliza los más
diversos instrumentos para expandir su poder y hegemonía. Uno de los mecanismos
clásicos utilizados por los autoritarios es la expansión territorial, hoy
desplazada por alternativas económicas y tecnológicas más sofisticadas. Ahora
bien, el gobierno ruso utiliza todos los instrumentos y no menosprecia la
expansión territorial, y su discurso estimula la conformación del gran imperio
ruso, para justificar acciones como la anexión de Crimea, el cerco de Georgia o
la desmembración de Ucrania. Pero también utiliza recursos más avanzados
tecnológicamente y es del conocimiento público el espionaje informático ruso en
el mundo con su punto de lanza el Servicio Federal de Seguridad (SFS), una de
las instituciones herederas de la oscura KGB.
Apoyado en una fuerza
tecnológica importante la mano del gobierno ruso aparece en múltiples
escenarios, promoviendo desorden y anarquía; siempre orientado en la
destrucción de las bases fundamentales de occidente, en particular de las
instituciones democráticas. En los Estados Unidos se encuentra en pleno
desarrollo las investigaciones sobre las implicaciones de la conexión rusa, en
el triunfo del actual Presidente Donald Trump y, sus acciones para afectar el
partido demócrata, su candidata en el momento la Sra. Hillary Clinton y la
libertada de expresión.
También se asocia la
mano autoritaria rusa en otros casos que debilitan las instituciones
occidentales: como el Brexit inglés contra la integración europea; los
movimientos nacionalistas y contrarios a la integración y a las migraciones en
Europa como la Sra. Mariné Le Pen en Francia y, recientemente, el periódico El
País de España ha publicado una exhaustiva investigación sobre la negativa presencia
del espionaje informático ruso a favor de los movimientos independistas en
Cataluña.
En nuestra región la
presencia rusa va creciendo, en particular aprovechando las graves situaciones
que enfrentan tanto el proceso bolivariano en Venezuela, como la dictadura de
los Castros en Cuba. De la mano de estos dos gobiernos autoritarios, Putin
aspira incrementar su presencia en la región. Conviene destacar que para el
gobierno bolivariano, que está enfrentando un creciente rechazo de la comunidad
internacional y progresivas sanciones que ya incluyen el tema financiero en los
Estados Unidos, Rusia se presenta como un potencial mecenas, que si bien no
tiene un gran musculo financiero, está especializada en generar ruido y
desorden buscando la mejor tajada posible, y como minino pude garantizar un
veto en el Consejo de Seguridad, pero seguramente también estaría dispuesta a
generar hambrunas en su país con tal de invertir algunos recursos para
posicionarse más activamente en nuestro hemisferio.
Resulta necesario que la comunidad internacional, en
particular el Grupo de Lima, inicien consultas con China y especialmente con
Rusia, para evitar que estos poderosos gobiernos, miembros permanentes del
Consejo de Seguridad, asuman una posición obstruccionista en el restablecimiento
de la democracia en Venezuela, ya lo alertó el Secretario de Estado del
Vaticano el Cardenal Parolini, quien informó que en su diálogos con Rusia había
incorporado el tema venezolano.
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