martes, 3 de octubre de 2017

Jugando al caos

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Felix Arellano

En el ámbito teórico se observa que los países democráticos tienden a ser más respetuosos de la normativa internacional; en buena medida, por los controles y limitaciones que conllevan las democracias; por el contrario, los países con gobiernos autoritarios son más proclives a irrespetar las normas y jugar al desorden, para encubrir sus tropelías o para obtener beneficios por marginales que sean. En el caso de los autoritarismos de izquierda, la tendencia se presenta más marcada, pues en su mayoría asumen como uno de sus objetivos la exportación de sus fracasados modelos. Actualmente, el caso ruso ilustra como un jugador autoritario está utilizando diversidad de recursos para lograr beneficios y consolidar su poder.

El proceso bolivariano también ha tratado de expandir su modelo utilizando el desorden, pero las circunstancias y la ineficiencia pareciera que no le han ayudado.

En el plano mundial podríamos ubicar a Corea del Norte como el caso de irracionalidad más grave, pues está sometiendo tanto a su población, como a sus vecinos y a la comunidad internacional a un clima de grave incertidumbre por la agresividad de sus discursos y por sus continuas pruebas nucleares. Las sanciones que está aprobando la comunidad internacional, en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, seguramente agravaran la pobreza y hambruna de su población, lo que seguramente el dictador celebra, pues en la línea autoritaria empobrecer conduce a un mayor control y sumisión de la población.

En el marco de la tendencia de irracionalidad perversa encontramos la Rusia de Putin, que utiliza los más diversos instrumentos para expandir su poder y hegemonía. Uno de los mecanismos clásicos utilizados por los autoritarios es la expansión territorial, hoy desplazada por alternativas económicas y tecnológicas más sofisticadas. Ahora bien, el gobierno ruso utiliza todos los instrumentos y no menosprecia la expansión territorial, y su discurso estimula la conformación del gran imperio ruso, para justificar acciones como la anexión de Crimea, el cerco de Georgia o la desmembración de Ucrania. Pero también utiliza recursos más avanzados tecnológicamente y es del conocimiento público el espionaje informático ruso en el mundo con su punto de lanza el Servicio Federal de Seguridad (SFS), una de las instituciones herederas de la oscura KGB.

Apoyado en una fuerza tecnológica importante la mano del gobierno ruso aparece en múltiples escenarios, promoviendo desorden y anarquía; siempre orientado en la destrucción de las bases fundamentales de occidente, en particular de las instituciones democráticas. En los Estados Unidos se encuentra en pleno desarrollo las investigaciones sobre las implicaciones de la conexión rusa, en el triunfo del actual Presidente Donald Trump y, sus acciones para afectar el partido demócrata, su candidata en el momento la Sra. Hillary Clinton y la libertada de expresión.

También se asocia la mano autoritaria rusa en otros casos que debilitan las instituciones occidentales: como el Brexit inglés contra la integración europea; los movimientos nacionalistas y contrarios a la integración y a las migraciones en Europa como la Sra. Mariné Le Pen en Francia y, recientemente, el periódico El País de España ha publicado una exhaustiva investigación sobre la negativa presencia del espionaje informático ruso a favor de los movimientos independistas en Cataluña.

En nuestra región la presencia rusa va creciendo, en particular aprovechando las graves situaciones que enfrentan tanto el proceso bolivariano en Venezuela, como la dictadura de los Castros en Cuba. De la mano de estos dos gobiernos autoritarios, Putin aspira incrementar su presencia en la región. Conviene destacar que para el gobierno bolivariano, que está enfrentando un creciente rechazo de la comunidad internacional y progresivas sanciones que ya incluyen el tema financiero en los Estados Unidos, Rusia se presenta como un potencial mecenas, que si bien no tiene un gran musculo financiero, está especializada en generar ruido y desorden buscando la mejor tajada posible, y como minino pude garantizar un veto en el Consejo de Seguridad, pero seguramente también estaría dispuesta a generar hambrunas en su país con tal de invertir algunos recursos para posicionarse más activamente en nuestro hemisferio.
 
Resulta necesario que la comunidad internacional, en particular el Grupo de Lima, inicien consultas con China y especialmente con Rusia, para evitar que estos poderosos gobiernos, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, asuman una posición obstruccionista en el restablecimiento de la democracia en Venezuela, ya lo alertó el Secretario de Estado del Vaticano el Cardenal Parolini, quien informó que en su diálogos con Rusia había incorporado el tema venezolano.

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