EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Le escuché decir a una señora
–después de las elecciones del 15 de los corrientes-, al parecer cansada de
votar, de trampas y decepciones: “este gobierno no tiene fin”. Como hemos caído
en el terreno de lo increíble y de
la desfachatez de unos y otros, parece justo intentar unas notas sobre lo
afirmado por tal señora.
Previo a enumerar alternativas para
el caso de un final para el gobierno, hagamos omisión de lo impresionante de
los resultados –que dan una mayoría de gobernaciones a la administración
bolivariana- y que hasta para ponderados y/o conocedores de la dimensión
política y electoral (pueden verse como ejemplos diversas declaraciones de J. Magdaleno[i]
o del Sacerdote José Virtuoso/ Rector de la UCAB[ii])
o que también puedan expresar sensibilidad social. Colateral con ello,
apartemos las expresiones sobre un nuevo
fraude y lo atinente a actitudes de
alteración de procedimientos por parte del CNE. También, apartemos la abstención
y las desuniones dentro las fuerzas opositoras. Más aun, hagamos caso omiso del
oportunismo, pantallerismo y búsqueda de arreglos personales y políticos de
individualidades de la oposición, con cargo dirigente o que fueron candidatos,
electos o no, a gobernadores. Concentrémonos entonces en cuáles son las
alternativas para tener otro gobierno distinto a la administración bolivariana.
En primer lugar,
una intervención militar extranjera. Nadie sensato, conocedor del mundo, de sus
desequilibrios y asimetrías, puede desear esto por muy desesperado que esté. No
es fácil tampoco pensar en muchos candidatos a ser gestores de una intervención
de tal naturaleza, ni para poder programar el control de sus resultados, más
aun en una nación totalmente fraccionada y sin liderazgo de parte de su
gobierno. Más problemas que soluciones es esta alternativa, que por variadas
razones debe ser totalmente descartada. Por lo demás, oponerse a
intervencionismos, asimetrías, abusos y excesos de naciones que intervienen en
problemas de otros, no es una exclusividad de izquierdistas fanáticos o no
En segundo lugar, un golpe de estado de las fuerzas armadas del país. Más de lo mismo, se
corren voces en cuanto a eso. Tampoco nadie sensato puede pensar que las Fuerzas
Armadas Nacionales (que son las que tienen el poder de las armas) estén en
disposición a ello o puedan ser fuente de soluciones para los problemas
actuales del país, pues sus desempeños deberían ser estrictamente militares y subordinados
al poder civil. Esto es, de un escenario donde las fuerzas armadas han perdido
tal función y se han coaligado al conjunto de desmanes y desafueros de la
administración bolivariana, no puede salir de ella la gestión de la solución de
los problemas del país, a partir de un golpe de estado. En tal sentido, tampoco
son los golpes de estado la solución para Venezuela.
En tercer lugar,
el camino democrático, expresado en elecciones. Muchos han dicho que la administración
bolivariana sabe que no gana en la actualidad venezolana ninguna elección. Sin
embargo, ya sabemos los resultados, las secuencias y lo acumulado. Con la estructura
organizacional de las elecciones y su ente fundamental que es el CNE, no parece
fácil ganar una elección en el contexto ya desatado en Venezuela durante el año
2017. Algunos expresan que la vía electoral si derrumba tiranías y dictaduras; que se demostró en Polonia, Chile y otros casos. Es cierto que allí se demostró.
Pero hay diferencias, según los casos. Como se sabe, en las ciencias sociales
se rechazan crecientemente modelos de aplicación para todos los lugares. Esto se
le ha criticado al FMI y al Banco Mundial. Aquí no se trata de un modelo, pero
habría que ver si lo que funcionó allí funcionará acá. Son bastante conocidos
los desafueros del socialismo real
en el caso de Polonia, pero puede uno preguntarse ¿Ha tenido Venezuela los
astilleros y las masas obreras?, ¿Son iguales las fuerzas armadas, en su
trayectoria, carácter represivo y funciones, según los casos?, ¿Han Seguido la
misma secuencia los políticos?, ¿Han sido culturas rentistas -los casos
señalados- que hubieran permeado hasta los más profundos intersticios de
sectores populares y con grupos sociales acomodados en varios casos cómplices?,
¿Han estado tales pueblos llenos de resentimiento, incluso ante políticos y
dirigencia que se les siguen presentando una y otra vez, aunque estos mismos hayan sido causantes de su acumulación de penurias? No parece que todo esto
esté claro, cuando se comparan casos y se insiste en el camino electoral para
Venezuela y su contexto, sobre todo a partir de 2017.
En cuarto lugar,
la alternativa que puede asociarse a la evolución de los fenómenos económicos y
sociales. Deficitario de optimismo en
cuanto a las tres primeras alternativas, queda entonces lo que puede avizorarse
derivará de la aguda problemática económica y social de la Venezuela realmente existente, después de 18 años de administración
bolivariana. Esta última no hará nada
distinto a lo que lo ha hecho hasta ahora: inadecuadas y atrasadas políticas;
inversión en gastos sociales con fines populistas; desatención del agudo
problema de la corrupción y la inseguridad; hablar de autonomía de los pueblos
y permitir la asesoría e intromisión de organismos de naciones empobrecidas por
su propio izquierdismo, pero que sacan jugosos dividendos en su relación con
Venezuela; enfrentarse al mundo desarrollado en las figuras de países como
EE.UU. y la Unión Europea; y, en el plano económico interno, establecer
controles y amenazar la inversión privada que no se acople a sus restricciones.
Por vías como estas, la nación no se recuperará, pues el modelo, que sin éxito
ha tratado de implementar la administración durante 18 años, mantendrá al país
en pobreza, estancamiento y antidesarrollo. Las naciones y organizaciones que
observan el devenir venezolano, ni son tontas, ni impreparadas, ni están
desinformadas; todo lo contrario. Las sanciones y las restricciones para la
nación continuarán y ninguna de las proyecciones de precios del petróleo da
luces de aumentos, ni precios altos, a lo sumo cercanos a los 60 $ para
semestres por delante. En tales perspectivas, habrá más inflación, mas escasez,
quiebre de empresas, desempleo y desespero migrante de los venezolanos. Pero
sobre todo, habrá más hambre y pobreza.
Muy probablemente en esa cuarta perspectiva surgirá, contrario a
lo que pensaba el Presidente H. Chávez y
piensa el presidente N. Maduro, un ejército de descamisados, y personas con
hambre y desnutrición donde no será posible mantener la dinámica social y de
gasto de las cajas CLAPS (como no fue posible mantener las subastas de dólares
del DICOM II) y donde el $ paralelo seguirá marcando la terrible dinámica de
precios, en ausencia de políticas fiscales, monetarias y cambiarias diferentes.
Es este el espacio donde debería trabajar una nueva dirigencia de oposición que abandone justificaciones
permanentes sobre no atacar la Unidad y sus iniciativas, para despues ver los
papelones que han hecho algunos durante y después de las elecciones regionales.
Las vocerías en las calles –término
que le gusta a los oficialistas- convertidas en contraloría y supervisión
social hablan de fraude, expresan desespero y angustia ante el hambre y la
escasez de dólares, bienes, efectivo y acarician soluciones desesperadas como
algunas de las que hemos planteado como no viables, ni recomendables. Deberían
los dirigentes de la administración bolivariana –que se dicen amantes de la paz-
oír a la calle (que es un término que también les gusta).
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[i]
Ver sus declaraciones después de la lectura del primer boletín por parte del
CNE, en programa especial de Vladimir Villegas y Manuel Felipe Sierra, Globovisión,
15 de octubre.
[ii]
“Es un proceso muy viciado, un
proceso que violó todos los procedimientos y prefabricó todos los resultados”
José Virtuoso, www.lapatilla.com 17/1017.
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