Pedro
Raúl Solórzano Peraza
Octubre
de 2017
El pueblo venezolano necesita urgentemente recobrar su
libertad, su democracia, su calidad de vida que ha sido tan golpeada durante
estos años recientes, pero para ello, tiene que actuar en unidad. Es
preocupante ver, cómo algunos individuos pertenecientes a la oposición, tratan
de desacreditar las decisiones y actividades de las personas que actualmente
lideran los movimientos de unificación de esfuerzos en la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) y otras organizaciones, o se hacen eco de jugarretas de los
cizañeros miembros del gobierno para angustiar a las personas, en lugar de
tratar de aportar nuevas ideas que ayuden a derrotar al enemigo y a consolidar
la unidad de la población. La MUD tiene su esencia en la unidad, por lo que al
tratar de dividirla, de separarla en sus componentes, pierde toda su intención.
Simón Bolívar, el gran estratega de la época
independentista venezolana, comprendió la necesidad de la unidad para poder
enfrentar en la batalla decisiva, Carabobo, con elevadas probabilidades de
éxito, a un ejército que lo aventajaba en número de soldados y en calidad de
armamentos. En su intención de unificación de un ejército sólido para la lucha,
El Libertador logra reunir en las cercanías de la ciudad de San Carlos
ejércitos tan disímiles como el suyo, el de Páez y el de Urdaneta.
No fue tarea fácil reunir y convencer a aquellos
personajes tan diferentes. Páez era un hombre indómito cuya escuela fueron los
llanos apureños, su cotidianidad fue lidiar con bestias y aprender todas las
labores del llano para lo cual tuvo que convertirse en un espectacular jinete, destreza
que lo ayudó en las batallas libertarias que libró y le valió el mote de
“Centauro de los llanos”. Urdaneta, tenía una sólida formación académica en lo
político y en lo militar, y desde muy joven estuvo incorporado a los ejércitos
patriotas. Ahora, estaba movilizando su división desde Maracaibo hacia la
concentración dispuesta por Bolívar para la ofensiva final contra los ejércitos
realistas. Y Bolívar, caraqueño de clase noble y distinguida, se formó con las
lecturas de los grandes pensadores y viajando con frecuencia por Europa. Sin
formación militar, con su espada llegó a ser líder de los ejércitos
emancipadores de Hispanoamérica y, con su pluma, líder en el establecimiento de
la base ideológica del movimiento independentista por medio de innumerables
documentos escritos y discursos. Esos esfuerzos de unidad, de unificación,
condujeron ineluctablemente a la victoria en Carabobo y a la huida y
desmembramiento del ejército realista.
Durante estos años del siglo XXI, el gobierno venezolano, sembrando la
desunión en los ciudadanos y aplicando otros efugios, ha logrado muchas
victorias políticas que lo han conducido a consolidarse en el poder. Esas
victorias le han permitido al régimen burlarse permanentemente de la
Constitución desde los Poderes Legislativo, Electoral, Judicial y Moral; y
especialmente desde el Poder Ejecutivo, cuya cabeza es una persona que ha sido
incapaz de mostrar su partida de nacimiento y, además, no posee ninguna
cualidad de ascendencia para gobernar a nuestro pueblo.
Por su lado, los movimientos opositores al gobierno han logrado algunas
victorias políticas, pero la gran victoria ocurrió el 6 de diciembre del año 2015
cuando se eligió un Poder Legislativo con dos terceras partes de sus diputados
perteneciendo a la MUD. Esta fue una victoria de una unidad, en aquel momento
indestructible, que contó además con el apoyo de un pueblo cansado de tanta
miseria y que luego de ese triunfo, se recreó con las expectativas de un futuro
promisorio.
Pero casi dos años después de aquella maravillosa y esperanzadora
victoria, el apoyo popular a esa unidad ha comenzado a enfriarse y a perderse
la confianza en los dirigentes políticos de la oposición, debido a lo que se
percibe como falta de resultados satisfactorios de su gestión. No se aprovechó
ese apoyo popular para evitar tantas disposiciones arbitrarias del TSJ que han
evitado que hasta ahora, aquella AN opositora pueda cumplir con sus
responsabilidades constitucionales. Sin embargo, parece ser que esas actitudes,
aparentemente pasivas de nuestros dirigentes, son en buena medida justificables
por las consecuencias dramáticas y dolorosas que para el pueblo venezolano pueden
causar acciones más precipitadas y agresivas, como ocurrió de abril a julio de
este año durante las acciones de calle. En su favor, se puede anotar, que en
los meses recientes, esos mismos dirigentes y otros venezolanos responsables han
intensificado una amplia actividad con organismos internacionales, que están
dando excelentes resultados a favor de la democracia en el país.
A los líderes opositores se le debe otorgar un voto de confianza pero al
mismo tiempo pedirles evitar confrontaciones internas, no ocultar los logros o
derrotas resultantes de sus acciones, apartar a aquellos voceros cuestionados
por acciones contrarias al espíritu del movimiento opositor, compartir y
consultar con las organizaciones que hacen vida en el país de los nuevos
derroteros que están dispuestos a seguir, renovar algunos cuadros de la
organización si lo considerasen conveniente.
Paralelamente, los ciudadanos que queremos un cambio en la conducción
del país debemos reunificarnos, que no es más que unir de nuevo una
colectividad que en algún momento constituyó una unidad. Pero más necesario aún
es que los movimientos políticos de oposición se mantengan como un solo bloque,
sólido, sin fisuras, que sea capaz de aglutinar a la población para enfrentar
este régimen que cada día incrementa la ruina de Venezuela. Unir a Primero
Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Vente
Venezuela y los demás partidos y movimientos políticos que hacen vida en la
oposición venezolana, no puede ser más difícil que lo logrado por nuestros
héroes libertadores del siglo XIX cuando se unieron los ejércitos de líderes
tan diferentes como Páez, Urdaneta y Bolívar, para enfrentar al poderoso
ejército español y lograr nuestra independencia de ese yugo secular.
En pocos días tendremos una nueva oportunidad de demostrar nuestra
disposición a cambiar este régimen actual por un gobierno democrático, al celebrarse
las elecciones regionales. Esto es algo constitucional que hemos pedido con
vehemencia, por lo que es nuestro deber cumplir esta cita, a la cual pueden
asistir todos los venezolanos que no han podido salir a manifestaciones de
calle por razones de edad, exigencias laborales, controles gubernamentales y
otros. Hagamos que esta nueva oportunidad electoral sea la movilización popular
más multitudinaria de nuestra historia.
Así como esa gran luchadora por la democracia que es María Corina
Machado, con gran coincidencia con la MUD ha planteado desde Soy Venezuela la “necesidad
de retomar las movilizaciones, hacer visible el enorme descontento que
prevalece en el país, hacerle saber a la comunidad internacional que no
deseamos que las negociaciones del régimen con la MUD terminen facilitándole el
acceso a fuentes de financiamiento y dejar claro que no reconocemos a la ANC de
Maduro”, además de señalar que “no discriminan a quienes deseen votar en estas
elecciones regionales”; los demás grupos organizados o no, que mantengan
actitud discordante con la MUD y deseos abstencionistas, deberían meditar muy
bien su decisión que solo beneficia al gobierno y su intención de permanencia
infinita en el poder.
La unidad nos dio ayer la victoria en Carabobo,
esperamos que los venezolanos de hoy, liderados por los que representan a la
MUD y a otros movimientos, nos mantengamos unidos, tolerantes, sin fisuras,
ante un adversario que se está desmembrando pero que tiene que ser enfrentado
con todas las fuerzas de nuestra unión para lograr una nueva victoria. Estamos
a las puertas de la palingenesia de nuestra independencia y libertad. No
desperdiciemos esta oportunidad. Unidos venceremos el 15 de octubre de 2017.
Pedro Raúl Solórzano Peraza
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