Enrique
Viloria Vera
Por
lo que toca a Mendoza, nadie podría en Venezuela,
disputarle
el saber ni la virtud pública y privada.
Rafael
María Baralt
En la ciudad de
Trujillo del estado del mismo nombre en Venezuela, nace el 23 de junio de 1772
un niño, hijo de Luis Eduardo Hurtado de Mendoza y de Gertrudis Eulalia
Montilla Briceño, que llevará por nombre José Cristóbal Hurtado de Mendoza y
Montilla, Cristóbal de Mendoza, o más republicanamente Cristóbal Mendoza. Cristóbal
recibe una muy cuidada educación tanto en su ciudad natal como en Caracas, a
donde se dirige, a sus dieciséis años, para proseguir estudios en la
universidad, donde se titula como bachiller en artes (filosofía), y luego como
licenciado y maestro. Parte a Santo Domingo, en cuya universidad obtiene
en 1794 el título de doctor en ambos derechos: canónico y civil, el reconocido doctor
utriusque iure.
A su regresó al país,
Mendoza ejerce su profesión de abogado tanto en su ciudad natal como en Mérida
de los Caballeros, donde también y por un escaso tiempo funge como profesor de
Filosofía en el colegio seminario de San Buenaventura. Posteriormente, luego de
haber ejercido la abogacía en prominentes bufetes andinos, se traslada a la
capital para completar su formación académica y profesional. En julio de 1797,
la Real Audiencia de Caracas le confiere el título de abogado.
Se traslada a Barinas
donde practica exitosamente su profesión de abogado y se destaca como protector
de los indios, e invierte juiciosamente sus ganancias en varias propiedades
agrícolas. En los albores del año 1807, es electo como Alcalde de primer voto
del Cabildo de Barinas, sin embargo, esta elección fue impugnada por el coronel
Ungaro y Dusmet, quien alegaba el parentesco del nuevo alcalde con los miembros
del cabildo barinés como causa fundamental de su objeción a la designación de
Mendoza. La Real Audiencia falló finalmente a favor del Alcalde Mendoza.
Cristóbal Mendoza se
suma prontamente al movimiento insurgente del 19 de abril de 1810, iniciado por
los mantuanos caraqueños. En mayo de ese año es nombrado secretario vocal de la
Junta de Gobierno local, y lidera un movimiento entre los acaudalados
ciudadanos de la ciudad llanera y lanza la reiterada consigna: “Paz y
tranquilidad son nuestros deseos. Morir o ser libres es nuestra divisa”. Junto
a su hermano Luis Ignacio Mendoza es elegido, entre otros patriotas, para
representar a la Provincia de Barinas en el Congreso Constituyente de 1811.
Sin embargo, Mendoza
no llega a formar parte del Congreso, ya que mientras continuaba cumpliendo con
sus funciones en la recién creada Junta de Gobierno y se disponía a viajar
prontamente a la capital, se le otorga la distinción de ser designado, el 5 de
marzo de 1811, como cabeza del recién nombrado Triunvirato que regiría los
destinos de la República en ciernes.
A estos efectos, en el Libro de Actas del
Cabildo de Caracas quedó asentado lo siguiente:
“En la ciudad
de Caracas, a once de marzo de mil ochocientos once, los señores del Tribunal
de Policía en el ordinario de este día, visto el oficio que ha manifestado el
señor Presidente, que le ha dirigido el señor Ministro de Gracia y Justicia don
Rafael González en que comunica que el Supremo Congreso de la Confederación de
Venezuela ha hecho el nombramiento de los señores don Cristóbal Mendoza, don
Juan Escalona y don Baltazar Padrón, y de que ha dado principió a sus funciones
en la tarde del seis, supliendo la falta del primero el señor Don Manuel Moreno
de Mendoza, uno de los segundos electos al intento…”
El historiador
Guillermo Morón, en su libro Los Presidentes de Venezuela, (Planeta,
Caracas, Cuarta Edición, p. 27) señala:
“Así, pues, fue el día
5 de marzo de 1811 cuando el Primer Congreso nombra al primer Poder Ejecutivo.
Se instala el Primer Triunvirato en la tarde del 6 de marzo, bajo la
Presidencia de Manuel Moreno Mendoza, suplente de Cristóbal de Mendoza, ausente
el principal en su Provincia de Barinas, Es Cristóbal Mendoza el primero en la
lista de tres y también el primero en la historia. Por eso está aquí, como de
costumbre en la Historia de Venezuela, con esa distinción de Primer Presidente
de Venezuela”.
Mendoza, puestos en
orden sus asuntos barineses, llega a Caracas para encargarse, el 25 de abril,
de la Presidencia rotatoria compartida con los otros dos triunviros Juan
Escalona y Baltazar Padrón, a fin de ejercer cada uno su turno semanalmente sin
poder pasar de un mes, todo de acuerdo con la Proclama de la Suprema Junta del
Pueblo de Venezuela. Bajo el ejercicio de su presidencia, le tocó
refrendar el acta de la sesión en la que el Congreso de Venezuela declaró la
Independencia de Venezuela, y que fue presentada a la Troika presidencial el 8
de julio por una Comisión especial del Congreso.
De acuerdo con la
Constitución en marzo de 1812, el Congreso - sito ahora en la ciudad de
Valencia - designó un Segundo Triunvirato compuesto por Fernando Toro,
Francisco Javier Ustáriz y Francisco Espejo, poniendo fin al Ejecutivo plural
presidido por Cristóbal Mendoza, pero no a su carrera de hombre público que
prestó valiosos servicios a la República en construcción.
En efecto, a la caída
de la Primera República, Mendoza se refugia en la Nueva Granada, y al tener
conocimiento de los planes de Simón Bolívar para la independencia de Venezuela
del yugo español, se une, en 1813, al proyecto libertador. Es nombrado por
Bolívar como gobernador político de Mérida, ciudad afecta a la causa republicana.
A la llegada de Bolívar a la ciudad andina, Mendoza se suma entusiastamente a
la campaña libertadora y es designado, esta vez, como gobernador político de la
Provincia de Caracas, acompañado de un Bolívar vencedor en la denominada
Campaña Admirable, hace su entrada a Caracas el 6 de agosto de 1813.
Pero no todo fue
fácil para el ahora gobernador, durante el cruento período de la llamada Guerra
a Muerte establecida precedentemente por Bolívar en la ciudad de Trujillo el 15
de junio de 1813, en decreto contentivo de la célebre sentencia: “españoles y canarios, contad con la muerte, aun
siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la
América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables”, Mendoza
se convierte en un funcionario polivalente que atiende la administración
política, pertrechos y uniformes para la soldadesca, hospitales, víveres y
vituallas, contraespionaje y la protección de la ciudadanía con el denominado
patrullaje cívico.
A
Mendoza le corresponde el honor de proponer formalmente al Cabildo Abierto
celebrado en Caracas el 14 de octubre de 1813 que se le otorgue a Simón Bolívar
el título de Libertador, su apoyo al ahora Libertador es inquebrantable y en la
asamblea popular de Caracas del 2 de enero de 1814, propone que se le ratifique
a Bolívar el mando supremo del Ejército Libertador.
Con
la entrada arrolladora de Boves a la capital, Mendoza y su familia se dirigen a
Trinidad, donde el Ex presidente continúa colaborando con la causa republicana
mediante el envío de artículos de prensa, de talante cívico y democrático, al Correo
del Orinoco con el seudónimo “Un Patriota”. A su regreso a Caracas a fines
de 1821, es nombrado presidente de la Corte Superior de Justicia del Departamento
de Venezuela; profundiza sus conocimientos jurídicos e históricos, y prosigue
con su actividad periodística, editando en compañía de Francisco Javier Yanes, El
Observador Caraqueño. Luego de su renuncia a la presidencia de la
Corte en 1825, Mendoza se dedica de nuevo al ejercicio profesional y a una no
muy exitosa actividad empresarial, Mendoza, a pesar de no haber sido candidato,
resulta el más votado para ejercer la Vicepresidencia del Departamento de
Venezuela.
Posteriormente,
Mendoza – en esta ocasión por la voluntad del Vicepresidente Francisco de Paula
Santander - es nombrado, desde Bogotá, Intendente del Departamento de
Venezuela en los tiempos aciagos del movimiento separatista La Cosiata. En vano
intentó, el ahora Intendente, calmar los ánimos de los bandos contrapuestos, y
esperar la llegada del Libertador con el fin de evitar una cruenta e
innecesaria guerra civil en un país ya diezmado por la independentista;
defendió sin éxito que Caracas no se sumara al plan insurreccional que tenía como
propósito disolver la Gran Colombia, el proyecto político más preciado del
Libertador. Es expulsado de Venezuela por decisión del general José Antonio
Páez y se dirige nuevamente al exilio, esta vez en la isla de Saint Thomas.
Bolívar, luego de restablecida la paz entre las facciones rivales, elogia a su
fiel colaborador y lo invita a regresar rápidamente al país para que retome su
nuevo la Intendencia del Departamento.
En
1828, es invitado por el Libertador para que se incorpore como representante
por Mérida a la Convención Nacional y para demostrar su inalterable lealtad con
Bolívar, Mendoza piensa separarse del cargo de intendente, sin embargo,
paradójicamente, es ahora el propio Páez quien se opone la partida
de Mendoza a Ocaña, y en carta enviada al Libertador, expresa esta especie de
desagravio: “…dejando Mendoza el puesto, se abre la puerta a la corrupción y
mala fe de los empleados; este hombre les impone respeto por su saber, probidad
y severidad, y tiene también a los godos en continúas zozobras…”
Muy
quebrantado de salud, Cristóbal Mendoza - el jurisconsulto, el protector de los
indios, el gobernador, el periodista, el tribuno, el Primer Presidente de la
República, - renuncia, a mediados de 1828, a su condición de intendente para,
finalmente, luego de largas décadas dedicadas a la construcción de Venezuela
como República soberana e independiente, morir en Caracas el 8 de febrero de
1829, siendo enterrado en la Iglesia de Altagracia.
¿Otro
Mendoza será Presidente de la República en el siglo XXI?
¿Será
que sí se puede?
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