Tomado de www.talcualdigital.com
¿Sombras en el comercio mundial?,
por Felix Arellano
Publicado Enero 16, 2018
Las perspectivas del comercio mundial se presentan confusas para el presente año; tanto por el progresivo estancamiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC), confirmado en la reciente reunión ministerial efectuada en Buenos Aires (diciembre 2017); como por las tendencias proteccionistas que avanzan en varios países. Por otra parte, las perspectivas de nuestro país se presentan desastrosas. Ahora bien, en ambos casos se requiere de una alta dosis de creatividad, organización y mucha unidad para impulsar los cambios necesarios.
Finalizada la Ronda Uruguay, con la firma de los Acuerdos de Marrakech en 1994, que conllevó la creación de la OMC, el mundo veía con gran optimismo el futuro del comercio mundial. Se había creado una nueva institucionalidad para promover gobernabilidad, certidumbre y expansión del comercio, en la que se perfeccionaron viejas reglas que venían del GATT, en particular el mecanismo de solución de diferencias y el proceso de toma de decisiones; se incluyeron nuevos temas como: la agricultura, los textiles, los servicios, la propiedad intelectual y se incrementó la incorporación de nuevos miembros, entre los que destaca China que pronto se transformó en una potencia comercial.
El optimismo de aquellos años resultaba tan ansiosos que, a pocos años de creada la nueva organización (OMC), los gobiernos aspiraban lanzar una nueva ronda de negociaciones durante la Reunión Ministerial efectuada en Seattle en 1999. La reunión fracasó, entre otros, por el radicalismo de diversos grupos sindicales, ecológicos, antisistema y críticos al comercio. Ahora bien, los países miembros no lograron comprender la magnitud de la crisis y luego, en un territorio “más seguro” Catar, el 2001, acordaron lanzar la nueva ronda de negociaciones comerciales, titulada como Ronda Doha. Se aspiraba profundizar la apertura del comercio mundial, pero sin oír la crítica, ni profundizar en las debilidades.
Por varios años la Ronda Doha no ha logrado avanzar en temas complejos, como por ejemplo, una mayor apertura en la agricultura y la eliminación de los subsidios. Ante el estancamiento de la Ronda, países más interesados en la apertura optaron por promover la conformación de mega acuerdos de libre comercio, que permitieran profundizar las normativas de la OMC. Al respecto cabe destacar: la Asociación Económica Regional (10 países de Asia), los acuerdos de la Unión Europea con Japón y con Canadá; la Alianza del Pacifico en nuestra región; el Acuerdo sobre Tecnología de la Información en la OMC.
Dentro de los proyectos de mega acuerdos comerciales las propuestas del Presidente Obama, de promover una gran acuerdo con Asía sin China, el llamado Transpacífico y el Acuerdo con la Unión Europea el Transatlántico; representaban las iniciativas más ambiciosas; empero, el triunfo de Donald Trump y su visión proteccionista, ha derrumbado tales proyectos y está influyendo significativamente en el pesimismo que reina en el comercio mundial.
Otros elementos se suman a la desconfianza, como el posible retiro del Reino Unidos de la Unión Europea (Brexit), el escepticismo que avanza en varios países de Europa contra la integración o el posible fracaso en las negociaciones para la revisión del TLC entre Canadá, México y Estados Unidos. También preocupa el estancamiento de las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur iniciadas en 1995 y que se anotaron otro fracaso en la reunión de la OMC efectuada en Buenos Aires este diciembre 2017, pues el Presidente Macri aspiraba firmar el acuerdo.
Con el “efecto Trump” nos encontramos con una interesante transformación de la realidad, su discurso parece indicar que “la sardina se come a la ballena”, algo inimaginable para los radicales, con sus libretos anacrónicos. Los radicales de las diferentes tendencias no logran comprender la complejidad del mundo que vivimos y por eso repiten discursos y prácticas ineficientes. Pareciera que en algunos países industrializados añoran los viejos tiempos del imperialismo y no parecen dispuestos a realizar los cambios que exige la competitividad a escala global. Esto significa que, tanto para los poderosos como para los pobres, resulta necesario trabajar exhaustivamente el tema de la equidad en el comercio internacional.
Con el “efecto Trump” nos encontramos con una interesante transformación de la realidad, su discurso parece indicar que “la sardina se come a la ballena”, algo inimaginable para los radicales, con sus libretos anacrónicos
El proceso bolivariano representa una clara manifestación de la tendencia obsoleta, que repite el discurso y el libreto, agravando los problemas, sin crear soluciones que puedan generar bienestar, pues su objetivo es destruir, empobrecer y controlar. Se ha cuestionado irracionalmente el libre comercio, sin evaluar sus beneficios y con esa equivocada perspectiva se promueve el aislamiento del país del comercio mundial. Ante los problemas que genera el libre comercio, la solución no es la destrucción de los acuerdos, por el contrario, los esfuerzos se deben concentrar en su revisión profunda, en su reingeniería. Los cambios exigen creatividad, organización y unidad. La unidad es el requisito para el éxito.
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