martes, 1 de mayo de 2018

TEORÍA DE LAS ZONAS FINANCIERAS OPTIMAS



TEORÍA DE LAS ZONAS FINANCIERAS OPTIMAS

Dr. Douglas Ungredda
Profesor de Finanzas Internacionales


Desde que Robert Mundell (1961) propusiera su teoría de las Zonas Monetarias Óptimas (ZMO), la economía global ha experimentado cambios fundamentales en sus mercados financieros y tecnológicos. Las instituciones financieras invierten y crean productos financieros para respaldar procesos de innovación y producción del sector corporativo. Asimismo, ha cambiado el entorno de apoyo institucional y regulatorio a la actividad financiera y real. La propuesta de Mundell (1961) estuvo centrada en la unificación alrededor de una moneda común, dentro de un entorno regulatorio en el que existían límites a los niveles de las tasas de interés y tipos de cambios (fijos y supervisados), así como en los movimientos de capital.
Para facilitar los ajustes domésticos se proponía la flexibilidad de precios y de salarios, y la movilidad intrarregional del recurso laboral, como condiciones para obviar el uso de la herramienta cambiaria y buscar la producción a plena capacidad y empleo, condiciones poco realistas. A la propuesta original de Mundell (1961) se sumaron, con sus variantes, las propuestas de Mc Kinnon & Oates (1966), Kennen (1969), Melitz (1995), Bayoumi (1994) y Tavlas (1994), quienes ajustaron la selección de variables y criterios claves.
Los supuestos fundamentales de tipos de intereses y de cambios fijos que sirvieron como telón de fondo a la teoría de Mundell (1961), se vieron alterados a partir del mes de agosto de 1971 con el anuncio que hiciera Richard Nixon, presidente de los EE.UU., suspendiendo la convertibilidad oro-dólar. Este anuncio transformo a los EE. UU, de custodio veedor del dólar como activo de reserva, a detentor de un “privilegio exorbitante” como afirmara el entonces presidente de Francia Charles de Gaulle[1]. Este privilegio efectivamente otorgó a EE.UU. la posibilidad de incrementar a discreción la oferta de sus pasivos monetarios, sin que éstos perdieran atractivo como activo-refugio para los inversionistas y acreedores. Estos hechos y el mayor protagonismo cobrado por la cuenta de capitales y financieras para explicar la dinámica actual hacen que la arquitectura teórica de Mundell (1961) se haga insuficiente como instrumento teórico y metodológico para caracterizar las condiciones que propicien la integración monetaria y financiera. Razones de política real impiden la irrestricta movilidad internacional del factor trabajo y flexibilidad en los precios hacia abajo por evidentes limitaciones impuestas a las migraciones y la resistencia sindical a tocar salarios cuando las condiciones coyunturales se ponen difíciles. Una solución requiere entonces identificar relaciones de acumulación entre activos financieros externos como condición fundamental, así como de los flujos pasivos y comerciales como condición accesoria adaptadas según el nivel de desarrollo.
El proceso de apertura y flexibilización financiera dio mayor protagonismo a la cuenta financiera y de capitales de las balanzas de pagos, más que a la cuenta comercial, ejerciendo impactos cada vez más dramáticos en la estructura de la economía global. El factor trabajo permanece relativamente inmóvil, aun en los EE.UU., considerado como el epitome de una zona monetaria, donde es posible constatar diferencias en salarios nominales superiores al 20%, dentro de sectores económicos[2] iguales, entre estados contiguos. Por otro lado, la inamovilidad del factor trabajo se hace menos relevante cuando se usan tecnologías de trasmisión de dato en tiempo real y mecanismos de coordinación entre grupos de trabajos en lugares distantes. Esta tendencia es común entre EE.UU., la Eurozona y Asia. Esta forma de organización puede crear patrones de acumulación entre las economías. La importancia relativa del factor capital respecto al factor trabajo, puede apreciarse en los Gráficos 1 y 2 donde se muestra, respectivamente, cómo disminuye la contribución de los sueldos y salarios al Ingreso Nacional Bruto y cómo aumentan las ganancias corporativas después de los impuestos, expresados como un porcentaje del PIB.

Gráfico 1. Contribución de los sueldos y salarios al Ingreso Nacional Bruto en EE.UU.

Fuente: Federal Reserve Bank of St. Louis- FRED (https://fred.stlouisfed.org) (2016).

Gráfico 2. Ganancias corporativas ex. impuestos (% PIB).

Fuente: Federal Reserve Bank of St. Louis- FRED (https://fred.stlouisfed.org) (2016).

Ante la flexibilización de los tipos de cambio y avances en el estado del arte en la estimación econométrica, hicieron que los planteamientos originales de Mundell (1961) recibieron cuestionamientos por Mooslechner & Schuerz  (1999), Wyplosz  (1999), Hughes et al (1989) y Ghosh & Masson (1994),  citados y cuyos planteamientos fueron resumidos en Schelkle (2001), los cuales se enfocaron en los siguientes aspectos fundamentales:
·            El tipo de cambio es un activo financiero por derecho propio. Su precio varía constantemente, generando volatilidad y haciendo inviable su selección como variable objetivo.
·            El equilibrio de corto plazo, aunque modelable por la presencia de variables exógenas, pierde utilidad en el mediano y largo plazo. Lucas (1976) criticó los modelos de equilibrio general para modelar el mediano y largo plazo utilizando criterios que son de corto plazo. Esto porque las decisiones de política provocan reacciones defensivas en la población que las anticipa y modifican. En consecuencia, en el problema planteado por la endogeneidad, todo intento de identificación a priori de variables es un ejercicio estéril.
·         Diferentes niveles de crecimiento implican un mayor grado de divergencia en el ingreso, dado que las economías con crecimiento menor dirigen sus flujos de inversión hacia economías de mayor crecimiento. Esto gracias a diferencias en niveles de productividad del trabajo y del capital, así como diferencias en costos e ingresos. En este sentido, De Grauwe (1997) destaca que uniones monetarias pueden registrar problemas por diferencias en las tasas de crecimiento entre economías miembro, diferencias en centralización en los mercados laborales y distintas preferencias de la población hacia la inflación.
Esta vertiente, en esencia, concibe a la zona monetaria como una zona de coordinación de estrategias de políticas monetarias individuales. Adicionalmente, concluye que, si a mediano plazo todas las variables son endógenas, incluida la variable objetivo (tipo de cambio real), resulta inútil cualquier intento de identificación apriorística de criterios para la integración.
De lo planteado por la segunda vertiente, se puede extraer la idea central de que la integración puede resultar, independientemente de las condiciones iniciales en que nace este proceso. Esto lleva a pensar que la integración entre economías muy disímiles es posible, siempre que exista una coordinación de política monetaria y de estrategias de desarrollo.
Sin embargo, la evidencia empírica no necesariamente se ajusta a este planteamiento, tal como se verá en la presente disertación. Esta coordinación, además de ser afectada por procesos geopolíticos, está condicionada a las dinámicas de acumulación de activos externos y de pasivos financieros, que son los que determinan la postura comercial externa neta, según Lane & Milesi Ferretti (2004).
Los procesos de acumulación de pasivos y activos, son resultado de decisiones independientes o no, por agentes externos y domésticos, quienes se basan en  horizontes de tiempo variables. Sin embargo, las herramientas econométricas utilizadas hasta entonces eran demasiado restrictivas, dado que asumían una relación de causalidad unidireccional cuando para este enfoque se requiere incorporar herramientas de análisis de series de tiempo, las cuales pueden asumir la endogeneidad y la interdependencia.
De hecho, la propuesta planteada por mí en mi trabajo doctoral y resumida en el presente artículo, propone incorporar como condición para la integración, el estudio de los patrones de acumulación de activos y pasivos (flujos financieros) registrados en la cuenta de capitales y financiera de la balanza de pagos, como expresión de comportamientos históricos y expectativas de agentes con una visión a futuro, que no han descontado toda la información por la incertidumbre. Este enfoque de análisis constituye la esencia de esta tercera vertiente.
Se parte del principio de que la Posición de Inversión Internacional (PII) de una balanza de pagos registra cambios a medida que la economía evoluciona en el tiempo. Sus sectores económicos domésticos (público y privado) asumen decisiones de inversión, gasto y ahorro, que se reflejan en los patrones de financiamiento externo y en la acumulación neta de activos en la PII. Los cambios de posiciones activas y pasivas asocian economías, según combinaciones de largo plazo que pueden ser validadas con el estudio de series de tiempo correspondientes a acumulaciones de activos y pasivos financieros de varias economías, a los fines de identificar patrones consistentes. Por otra parte, el sector externo caracterizado por la cuenta financiera y de capital cuenta con una serie de elementos que en efecto son sensores de la actividad financiera y económica y representan señales precursoras de las actitudes de los  sectores corporativos, sector monetario, el mercado de capitales y el sector fiscal tanto domésticos como externos que permiten reexaminar la teoría de las Zonas Monetarias Óptimas de Robert Mundell (1961) bajo una nueva perspectiva.
Otro elemento a tener en cuenta es que las economías demuestran características en sus balanzas de pagos y su grado de desarrollo alcanzado caracterizan los patrones de acumulación. Las etapas en esencia pueden dividirse en dos:
·         Etapa Comercial: Propia de economías deudoras netas cuyos procesos productivos son financiados por el ahorro externo. Es una etapa que abarca desde etapa del subdesarrollo hasta economía emergente. Sus tipos de cambios reales tienden a ser consistentemente subvaluados en términos reales como resultado de políticas cambiarias para subsidiar la producción local y limitar   las importaciones de bienes de consumo.  Los activos acumulados bajo esta etapa son la contrapartida financiera que resulta de las exportaciones comerciales.
·         Etapa Tecnológica: Es la etapa más avanzada, de países cuyo desarrollo tecnológico les consiente acumular activos tecnológicos externos a una tasa tal que les produce retornos bajo forma de dividendos y regalías en la cuenta de ingresos del saldo en cuenta corriente y la cuenta de capital por venta de patentes a terceros. En esta etapa es concebible que una economía soporte saldos comerciales negativos, sea porque sus monedas ya son aceptadas como activos de reservas por el resto del mundo y sus excesos de consumo son posibles por la confianza del valor de sus activos externos y de sus retornos.
Estas etapas pueden ser reversibles y hay garantías que la una etapa conduzca lógicamente a la siguiente, dado que todo dependerá en la calidad de las políticas públicas implementadas y la consistencia de las mismas.  La relación entre flujos financieros no limita la integración económica entre países que estén unidos por fronteras comunes.
Metodológicamente, la relación entre flujos entre grupos de países se puede detectar a través de la Cointegración usando paneles de datos balanceados según la metodología de identificación de cointegracion de Pedroni (1999) y Kao (1999). De la evidencia recabada en la investigación es posible concluir lo siguiente:
1-         La movilidad del factor trabajo no es una condición necesaria para la conformación de una Zona de Integración. Esta conclusión es contraria al criterio que Robert Mundell establece como requisito para la integración.
a.              Asia Pacífico en general y el Sureste de Asia en particular, cumplen con las condiciones para la conformación de una zona financiera, siempre que se resuelvan los condicionantes de orden geopolítico.
b.             La Eurozona, siendo una zona monetaria, también demuestra resultados parciales, sin cumplir aún con todos los requisitos para conformar una Zona Financiera Óptima. Por otra parte, la Zona Euro a pesar de sus dificultades seguirá siendo una zona de integración monetaria porque el proyecto geopolítico que la valida es una variable fundamental a fines de neutralizar los intereses que países como Rusia pudieran tener en la estabilidad de la Eurozona.  Sin embargo, deben redoblar esfuerzos para hacer coincidir en mayor grado los perfiles y relaciones de largo plazo entre flujos activos y pasivos, además de aumentar su variedad y consistencia. La Zona Mediterránea debe seguir reduciendo sus costos financieros para hacerlos converger con sus socios de las economías del Norte.
c.              América Latina, no evidencia cointegracion de flujos financieros ni comerciales que permitan conformar una zona de integración. Esto, a pesar de los esfuerzos en materia de integración comercial.
d.                            Está claro que dimensión geopolítica es una variable indispensable a la hora de establecer zonas financieras. Por ejemplo, si bien los resultados apuntan claramente a una posibilidad de integración financiera para la zona del Sur Este de Asia, y parcialmente para la zona de Asia Pacifico, dado que sus flujos poseen elementos fundamentales para buscar una propia identidad como área financiera y monetaria, un proyecto así es factible, teniendo como telón de fondo un acuerdo geopolítico que valide esta propuesta.

2-         La cuenta de capital y financiera de la balanza de pagos es la fuente de información fundamental para evaluar las posibilidades de integración entre países y también detectar problemas latentes de estabilidad macroeconómica y externa, por ser un sistema de sensores integrados a los sectores monetario, corporativo y sector publico doméstico y externo. Los cambios en la acumulación de activos constituyen señal de un choque externo o un juicio cualitativo que sectores domésticos y externos hacen sobre las condiciones actuales y esperadas de la economía y las políticas públicas implementadas.
3-         Desde el punto de vista metodológico, la identificación de relaciones estables de flujos financieros entre países en la cuenta de capitales, a través de la cointegración, constituye un aporte novedoso para abordar los análisis para la integración monetaria, financiera y comercial de los países. En consecuencia, cualquier otra variable, sea esta real o financiera considerada, debería validar las conclusiones alcanzadas.
Esta nueva visión, justifica la formulación de una nueva propuesta teórica para la integración, la cual se denominó: “Teoría de las Zonas Financieras Óptimas”. Si bien un término más preciso aplicable sería el de la ‘Teoría de las Relaciones Estables de Flujos Financieros’ escogimos el anterior como un reconocimiento al trabajo pionero del Dr. Robert Mundell en materia de integración monetaria, además de referirnos a condiciones de estabilidad entre series de tiempo, que nuestra propuesta describe como necesarias para la integración entre países. El termino optimo, se ha de diferenciar del significado que cobra bajo la óptica del análisis matemático convencional.
Con esta investigación se aspira a ofrecer un aporte a la discusión de la posibilidad de conformar zonas financieras y monetarias, vista la integración como el intercambio financiero, y más allá de los flujos comerciales.

dungredda@gmail.com
Caracas, Venezuela
26 de abril de 2018




[1]  Los EE.UU. pasaron de ser los mayores acreedores del mundo durante los 40 hasta la primera mitad de los sesenta, a ser los mayores deudores del resto del mundo. Esta posición deudora ignora la existencia de activos externos calculados según la visión de residencia de la balanza de pagos que no es tomada en cuenta por la visión de nacionalidad convencional. El principio de la nacionalidad ignora las dinámicas entre las empresas y sus subsidiarias en el exterior. Sin embargo, bajo este principio, EE.UU. pasó a registrar déficits gemelos: uno externo (en su cuenta corriente) y uno fiscal (doméstico).  Los causantes de tales saldos fueron el gasto en programas sociales e importaciones a filiales, a sus casas matrices que operaban en Europa más la asistencia militar a Europa y Asia atendiendo a las presiones de la guerra fría.  Estos compromisos expandieron la oferta de pasivos monetarios (dinero base) a una tasa superior de las tenencias en oro, garantía de EE.UU. país veedor de la cláusula de conversión de sus pasivos a oro a35US$/toz, según Acuerdo Bretton Woods. Esta desalineación implicaba que el dólar norteamericano se estaba apreciando en términos reales, otorgando un subsidio cambiario a las empresas norteamericanas, que facilitaba sus adquisiciones de activos europeos. El Gral. Charles de Gaulle, observó y criticó esta ventaja a favor de los EE.UU., denominándola “privilegio exorbitante”. Su dura crítica estimuló las conversiones y otras acciones que aceleraron la eliminación de la convertibilidad en Agosto de 1971.
[2] Vale citar que existe diferencias en los salarios para el sector de mayoristas y al detal en los EE.UU. Es posible apreciar diferencias superiores al 20% entre los estados contiguos a California, Nueva York, Texas, Illinois, Pennsylvania. El nivel de los salarios correspondiente a urbes grandes se sitúa entre US$ 53.500 y US$ 68.500 y las ciudades de los estados colindantes pueden registrar salarios tan bajos como 42,500 US$ anuales. http://www.bls.gov/oes/current/oes131022.htm#st.

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