¿El multilateralismo puede
sobrevivir?
Jul 20, 2018 KEMAL DERVIŞ
WASHINGTON, DC – Se suele decir
que el orden mundial unipolar, dominado por Estados Unidos, que surgió al final
de la Guerra Fría últimamente ha pasado a ser un acuerdo “multipolar”, debido al
creciente “peso” geopolítico de países como China, así como de muchas economías
emergentes. Pero el verdadero parámetro con el cual pesamos a las potencias
globales, si se lo discute, normalmente es sólo en términos vagos.
No hay una escala acordada con la
cual medir el peso internacional de un país en relación a otros. Por ejemplo,
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial utilizan métricas
económicas, como el PIB y los volúmenes comerciales, que no están estandarizadas
en otras instituciones. Las Naciones Unidas ni siquiera utilizan la misma
métrica en todas sus agencias: en la Asamblea General, todos los países se
pesan de la misma manera y no existen derechos de veto; en el Consejo de
Seguridad, los cinco miembros permanentes (China, Francia, Rusia, el Reino
Unido y Estados Unidos) tienen derechos de veto.
En un momento en el que el multilateralismo
está bajo una tensión cada vez mayor, resulta útil entender el cambio
subyacente en los pesos esenciales e intentar evaluar cuánto de lo que estamos
experimentando refleja cambios estructurales en esos pesos y cuánto simplemente
se debe a cambios de políticas independientes.
Son tres las métricas de peso
internacional de los países que se destacan: el tamaño de la población; el
tamaño de la economía, medido por PIB a precios de mercado (el PIB en términos
de paridad de poder adquisitivo es más útil para medir el bienestar), y poder
militar, medido de manera imperfecta por el gasto en defensa. Si consideramos
que las tres métricas son igualmente o comparablemente importantes, las
potencias más “importantes” del mundo parecerían ser Estados Unidos, China, la
Unión Europea, Japón, India, Rusia y Brasil.
Por supuesto, existen muchas
cuestiones, empezando por si la UE –que negocia acuerdos comerciales como una
sola entidad, pero está conformada por miembros con soberanía en muchas áreas-
debería ser considerada o no un actor unificado en asuntos globales. Es más, no
resulta para nada evidente que las tres métricas, en verdad, deban considerarse
igual de importantes.
En cualquier caso, estas tres
métricas representan un punto de partida útil para comparar la configuración de
los pesos globales en 1990, cuando estaba surgiendo el llamado orden unipolar,
y 2017, cuando deberían ser visibles los contornos de un orden multipolar.
Exclusive explainers, thematic deep dives,
interviews with world leaders, and our Year Ahead magazine. Choose an On Point
experience that’s right for you.
PIB, población y gasto militar
(porcentaje del total mundial)
PIB, precios actuales
|
Población
|
Gasto military
|
||||
1990
|
2017
|
1990
|
2017
|
1990
|
2017
|
|
Brasil
|
1,9
|
2,6
|
3,0
|
2,8
|
1,0
|
1,6
|
China
|
1,7
|
15,0
|
23,1
|
18,8
|
1,6
|
13,8
|
Unión Europea
|
31,5
|
21,7
|
9,6
|
6,9
|
20,8
|
15,3
|
India
|
1,4
|
3,3
|
17,1
|
17,9
|
1,4
|
3,6
|
Japón
|
13,4
|
6,1
|
2,5
|
1,7
|
3,1
|
2,8
|
Rusia
|
n/a
|
1,9
|
n/a
|
2,0
|
n/a
|
3,3
|
Estados Unidos
|
25,5
|
24,3
|
5,1
|
4,4
|
41,8
|
36,1
|
Fuentes: Perspectivas de la
Economía Mundial del FMI, abril 2018; Base de datos del gasto militar de SIPRI
Estas cifras destacan, antes que
nada, el ascenso de China, cuyos porcentajes tanto del PIB como del gasto
militar han aumentado considerablemente (de 1,7% a 15% y de 1,6% a 13,8%,
respectivamente). India también ha aumentado su porcentaje en ambas áreas, pero
partiendo de una base mucho menor (de 1,4% a 3,3% y de 1,4% a 3,6%,
respectivamente). Ninguna otra potencia ha alcanzado un incremento similar en
“tamaño”. Estados Unidos ha perdido un poco en términos de PIB y población,
pero sigue siendo la mayor potencia por lejos cuando se tiene en cuenta el
poder militar. Con una población (que declina) y un PIB de apenas el 2% de los
totales mundiales, Rusia es muy “pequeña”, aunque su posesión de armas
nucleares es un factor que se debe tomar en consideración.
A juzgar por estas métricas, el
mundo está ingresando en la próxima década en una suerte de estado bipolar,
fuertemente dominado por Estados Unidos y China. Si se trata a la UE como una
potencia única –inclusive por parte de sus propios miembros (digamos, cuando se
buscan políticas comunes)-, podría representar un tercer polo. India, cuyo PIB
hoy está creciendo a casi el 8% anual, llegado el caso podría conformar un
cuarto polo, pero todavía tiene un buen camino por delante.
Un orden internacional que
descansa en tres patas y media en verdad no está a la altura de la expectativa
multipolar. Esto tiene implicancias importantes para los esfuerzos por revivir
el multilateralismo. En particular, como el mundo no es en absoluto multipolar,
no es estructuralmente tan conductivo hacia un multilateralismo multipolar como
muchos suponían. Para sobrevivir, el multilateralismo necesitará el respaldo de
los grandes jugadores.
Muchos han estado esperando que
China ponga su peso detrás de un orden mundial multilateral, pero los líderes
de China parecen dispuestos a utilizar estructuras multilaterales sólo cuando
les conviene. La UE, por su parte, claramente tiene una fuerte inclinación
multilateral, pero está debilitada por divisiones internas. Si las superara,
podría ser el defensor del multilateralismo que necesitamos; por ahora, sin
embargo, está demasiado dividida. India podría convertirse en un importante
defensor del multilateralismo, pero hoy en día implementa políticas
unilaterales y todavía carece de la influencia internacional necesaria.
Esto sigue dejando a Estados
Unidos como la pieza clave de la cooperación global. Se pueden crear
coaliciones para encarar determinadas cuestiones, o sobre una base regional;
pero preservar –ya no hablemos de profundizar- el sistema existente de
gobernancia global será imposible sin el respaldo de Estados Unidos.
En un momento en el que Estados
Unidos cada vez resiste más y hasta socava activamente la cooperación
internacional, esto es motivo fuerte de preocupación. Después de todo, como
señaló recientemente Robert Kagan, en el mundo profundamente interconectado de
hoy, necesitamos más que nunca reglas e instituciones para gobernar los mercados
y la actividad económica. Esto cada vez se tornará más obvio en tanto las
nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y la ingeniería genética
plantean cuestiones políticas y éticas que se deben abordar a nivel
internacional.
Por supuesto, Estados Unidos
dista mucho de estar unido en su oposición al multilateralismo, y el país tiene
tanto para ganar de la apertura y la cooperación que tal vez vuelva a abrazar
su papel anterior en pocos años. Mientras tanto, sin embargo, es esencial que
otros actores sigan utilizando y alentando el multilateralismo en cada
oportunidad. Una cooperación sectorial o geográfica limitada es alcanzable y se
la debería promover cada vez que fuera posible.
En términos más generales, la
batalla ideológica más amplia para un sistema internacional basado en reglas se
debe librar utilizando una buena dosis de cívica global como antídoto contra el
neo-nacionalismo. Las derrotas tácticas que se sufren actualmente se pueden
revertir si se gana la batalla ideológica. Dada la necesidad de una cooperación
inclusiva, adaptar y fortalecer un sistema de gobernancia global ético y basado
en reglas es crucial para garantizar una paz y un progreso a largo plazo. Dado
el continuo “tamaño” de Estados Unidos, es crítico para el mundo en su totalidad
que Estados Unidos esté plenamente comprometido y vuelva a convertirse en un
líder de gobernancia global para la era digital.
Writing for PS since 2003
81 Commentaries
81 Commentaries
Subscribe
Kemal Derviş, former Minister of Economic
Affairs of Turkey and former Administrator for the United Nations Development
Program (UNDP), is Senior Fellow at the Brookings Institution.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario