Desasosiego global,
por Félix Arellano
Publicado septiembre 3, 2019
felixarellano50@yahoo.com
La creciente interdependencia planetaria, acelerada por la revolución tecnológica, que nos interconecta de forma instantánea, pero también nos puede sustituir, está propiciando importantes transformaciones, entre otras, en los procesos productivos, en el funcionamiento de las economías, en la salud y, en general, en la vida cotidiana; empero, también tiene efectos negativos, es el caso del aceleramiento de las carreras armamentistas, la proliferación de los ilícitos, la destrucción del ecosistema y un creciente desasosiego que estimula salidas políticas: populista, radicales y autoritarias que, paradójicamente, promueven fragmentación y desintegración.
En nuestra región encontramos el populismo manipulador, que promete panaceas, cargadas de nacionalismo, exclusión, resentimiento; mucha pasión, que no resiste el crítico análisis racional; falsas soluciones que garantizan dádivas, pero destruyendo y empobreciendo. El proceso bolivariano representa la mejor expresión de tal irracionalidad. En general, los movimientos radicales, que participan en el Foro Social de San Pablo, siguen mecánicamente apoyando este modelo, ya que resulta efectivo para alcanzar el poder y perpetuarse.
El caso brasileño se presenta particularmente complejo, pues está experimentando las más disimiles expresiones del problema. Luego del fracaso de un populismo cargado de retórica y corrupción, ahora enfrenta otro populismo radical, que no presenta las mejores perspectivas, ni garantiza las condiciones para la convivencia y el bienestar social. Al pueblo brasileño le está tocando vivir las ineficiencias de los diversos radicalismos. En ese ambiente tan ininteligible, es posible que en el sector político, tan heterogéneo, estén considerando la opción del juicio político, como una salida desesperada ante esta nueva crisis.
Ahora bien, esta intrincada situación no es exclusiva de nuestra región o de los países en desarrollo, es un problema de carácter global. El desasosiego que está generando la globalización y la cuarta revolución industrial, también está cultivando radicalismos en los países del primer mundo y están proliferando los grupos políticos cargados de nacionalismo, radicalismo, exclusión, xenofobia.
Las crecientes migraciones de poblaciones pobres, buscando poder sobrevivir, están contribuyendo a fomentar los sentimientos de exclusión
El camino fácil, pero no el efectivo, es la xenofobia. Resulta necesario reconocer que el problema es profundamente complejo, y enfrentarlo exige de un esfuerzo innovador y cooperativo; en particular, se requiere actuar sobre las causas del problema. En sus orígenes encontramos, entre otros, diversos y poderosos intereses que luchan por controlar recursos naturales y estratégicos y que estimulan gobiernos títeres, corruptos, autoritarios dispuestos a generar pobreza para controlar y manipular a la población. Si no se enfrentan las causas, las migraciones persisten y se incrementan.
Es cierto que las crecientes migraciones pueden colapsar a los países receptores. Lo están enfrentando varios países de la región, particularmente Colombia, con la creciente migración de venezolanos. Pero no son los muros o la expulsión lo que resuelve el problema; por el contrario, tales medidas agravan la situación. Las debilidades e inequidades que puede generar la globalización, para su solución exigen de mayor diálogo, negociación y cooperación.
El escenario multilateral es conveniente e importante, es una mesa para la construcción de soluciones equilibradas, pero los radicales también buscan su limitación o destrucción, ya que puede representar un control para sus tropelías
Igualmente pareciera fácil, pero no efectivo, promover acciones tales como: guerras comerciales, euroescepticismo, Brexit; lideres salvadores; es decir, falsas soluciones, que estimulan las pasiones y las hormonas, pero no resuelven los problemas, por el contrario, los agravan y crean nuevos, por ejemplo, el clima de recesión que está creciendo en el mundo, con consecuencias negativas para la economía en su conjunto y en particular para los más débiles.
La revolución tecnológica puede generar inequidad, desplazar la mano de obra, tornar obsoletos los modelos del pasado; pero la solución no pasa por quemar las máquinas, prohibir la investigación, cerrar los mercados. El falso y manipulador discurso promete volver al pasado, pero eso no es posible. Las soluciones eficientes tienen que ver con la innovación, la educación, la apertura; sin menospreciar la equidad.
Los más débiles necesitan apoyo, fundamentalmente oportunidades, no dádivas que los mantengan en la pobreza para controlarlos, todo lo contrario, oportunidades que les permitan prosperar por sus propios medios, en esto, la educación es una herramienta fundamental
No es el autoritarismo, la manipulación ideológica y mucho menos las charreteras; las opciones efectivas para enfrentar los problemas que genera la globalización; todo lo contrario, son la libertad, la democracia, las instituciones sólidas, la capacidad crítica y responsable de los ciudadanos, el trabajo cooperativo lo que permitirá generar las condiciones para el debate de las ideas y la construcción de soluciones efectivas.
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