La agricultura venezolana
en su día
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2019
La agricultura, ese arte de
cultivar la tierra, tiene un origen muy antiguo, ya que se señala el Período
Neolítico (del griego neo-nuevo y litos-piedra) o Edad de la Piedra Nueva
o Pulida, como inicio de esta actividad. El Neolítico es uno de los períodos de
la Edad de Piedra que abarca desde el año 6000 hasta el año 3000 a.C., y en ese
período ocurre lo que se ha denominado la Revolución Neolítica, la cual se
refiere a la gran transformación que sufre la forma de vida de la humanidad,
que va pasando de nómada a sedentaria, se pasa de una economía recolectora
(recolección de frutos, caza y pesca) a una economía productora (agricultura
vegetal y animal).
Desde el Descubrimiento de
América, lo que hoy es Venezuela, se caracterizó por tener en la agricultura su
mayor riqueza. Fue el cacao, que dio origen a los “Grandes Cacaos” de la época,
el principal producto de exportación hacia el viejo continente. Progresivamente
se fueron desarrollando otros rubros como el café, la ganadería, la caña de
azúcar, que sirvieron para apoyar la economía de este territorio.
A comienzos del siglo XX,
Venezuela era un país rural, con una fuerte tradición agrícola, con una elevada
población campesina, que fue cambiando con la llegada de la Enfermedad o
Síndrome Holandés una vez que comienza la explotación petrolera, y nos
convertimos en el primer país exportador de petróleo del mundo. Los pueblos se
fueron vaciando y las ciudades, especialmente las aledañas a los centros de
producción petrolera, se fueron llenando de nuevos habitantes en la búsqueda de
nuevas y mejores oportunidades de empleo.
Aún cuando Venezuela pasa a
tener una economía rentista basada sobre su riqueza petrolera, la agricultura
se mantuvo, se fue modernizando al ritmo de los avances científicos y
tecnológicos, y los gobiernos, en cierta forma, se vieron obligados a darle una
mano a la producción agrícola por lo que ello representa en cuanto a ocupación
del territorio, fuente de empleos tradicionales, suministro de alimentos para
la población y de otros bienes como fibras de origen vegetal y materiales para
la construcción.
A pesar del petróleo, en
Venezuela se hicieron desarrollos agrícolas muy importantes, se mejoró la
producción animal bovina, porcina y avícola. Se fundaron centros de desarrollo
como Turén, se construyeron grandes obras para riego como el Sistema del Río
Guárico y Las Majaguas, y otros sistemas por derivación para regar fértiles
tierras de los llanos venezolanos. Se fundaron escuelas de agronomía,
veterinaria y zootecnia en importantes universidades y a nivel tecnológico,
para el apoyo científico y técnico de la agricultura. Se realizaron estudios de
suelos, que junto a las mediciones climatológicas vinieron a definir una serie
de sistemas suelo-clima, útiles para la zonificación de los cultivos y poder
manejarlos de la mejor manera. Así, se mantuvo una actividad de avanzada,
muchos productores se fueron especializando en determinados cultivos y han sido
el motor en la producción, que alguna vez fue suficiente, en arroz, azúcar, maíz,
varias frutas, varias hortalizas y otros productos.
Sin embargo, en lo que va
del presente siglo, nuestra agricultura ha tenido un tremendo fracaso a pesar
de los grandes ingresos que ha tenido el país. Hoy la superficie que se siembra
es muy baja en relación al pasado reciente, estimándose que ni siquiera se
cubre un 20% del área total, y por lo tanto, la producción de alimentos es muy
escasa. La agricultura venezolana está en una inimaginable crisis dirigida por
el régimen que actualmente gobierna al país, y se puede señalar que, entre
otros, se deben atacar los siguientes aspectos para tratar de recuperarla:
-Inseguridad personal y
jurídica en el campo venezolano
-Los recursos suelo y agua
que deben ser manejados de la mejor manera posible
-La infraestructura de
apoyo a la agricultura que está en franco abandono, especialmente en lo
referente a las obras de riego y la vialidad agrícola
-La maquinaria y equipos
agrícolas huérfanos de mantenimiento por falta de los recursos
correspondientes, y sin la posibilidad de reemplazo
-Los insumos básicos para
la producción que están ausentes en todo el territorio nacional
-La crisis en la educación
para la producción agrícola, con la destrucción de laboratorios, campos
experimentales, migración de personal docente capacitado
-La ausencia de un servicio
de extensión agrícola y asistencia técnica
-La ausencia de recursos
para la investigación agrícola
En estas condiciones, en
Venezuela es difícil que se pueda celebrar con alborozo el Día Mundial de la
Agricultura. Sin embargo, nuestros verdaderos productores siguen en el campo
reinventándose cada día para tratar de producir algo del alimento que requiere
la hambrienta población. Para ellos, debemos dar el mayor reconocimiento y
apoyo, para que persistan y puedan ser agentes importantes de cambio cuando las
condiciones políticas y económicas del país lleguen a permitir un verdadero
desarrollo del país, podamos alcanzar una verdadera seguridad alimentaria.
Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible
producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los
requerimientos de la población.
En Amazon está a la venta el libro del autor:
“Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene
información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos,
con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al
ambiente en general.
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2019.
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