jueves, 19 de mayo de 2016

LA ADMINISTRACIÓN BOLIVARIANA Y LAS EMPRESAS PÚBLICAS


EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

La  inclinación al estatismo y expropiaciones en la administración bolivariana ha terminado ampliando el universo de empresas o entes descentralizados de propiedad estatal. Por razones de comodidad y por el peso de las empresas básicas en Venezuela (SIDOR, VENALUM, otras) a varios de estos entes se les ubica como empresas públicas o unidades de producción y gestión de servicios que funcionan con objetivos múltiples o entidades multipropósito. Se expresa con esto el que, aunque funcionen con criterios de eficiencia sus objetivos no son siempre los mismos de la empresa privada (ver distintos trabajos de la Profesora Janet Kelly). Estrictamente, ninguna razón técnica permite justificar que los dos tipos de empresa deberían funcionar bajo iguales criterios.

Estos argumentos se han flexibilizado en anteriores administraciones –sobre todo en la de Carlos Andrés Pérez de 1974/1979- y más aún en la bolivariana desde 1999, convirtiéndose a las empresas públicas en unidades de generación de empleo con condicionantes políticos y espacios de desarrollo de la corrupción así como de generación de endeudamiento y de contribución al déficit fiscal que, en años de la segunda década del siglo XXI, se ha vuelto significativo en la economía venezolana. Crisis en productividad, articulación con el resto de la economía, excesivo consumo de energía así como presiones salariales diversas, no son infrecuentes en las empresas públicas en esta última administración dado el contexto de desindustrialización característico de la evolución venezolana sobre todo de los últimos veinte años, junto a las presiones y condicionantes desde el mercado cambiario y el monetario que abarca la inflación. Parte de sus alternativas de funcionamiento derivan de la disponibilidad de divisas para comprar de insumos o elementos de desempeño diverso.

Visto lo contenido en los planes de la nación que en más de 17 años se han presentado en la administración bolivariana, con el Plan de la Patria… 2013-2019, como el último de ellos, era de esperar que estas empresas encontradas o ampliadas por expropiación de empresas, que se convierten en públicas por la administración, se hubiesen gestionado con la búsqueda de consecución de éxitos para la propia administración y con beneficio para la ciudadanía. De manera contraria e impresionante Fredy Bernal (político de responsabilidades en cargos oficiales y políticos y actor de fuerza dentro de la corriente oficial) y en el contexto de sucesos como la aparición pública de la carta del exministro Jorge Giordani, lanzó un pronunciamiento de interés: “Por alguna razón no supimos gerenciar adecuadamente (...) las empresas expropiadas y las llevamos al fracaso” (www.el-nacional.com 30 de junio 2014). Más allá de las responsabilidades del caso y que en una sociedad, donde se mida más adecuadamente el éxito de los gobiernos, podría ser contundente, ante tal afirmación existe la discusión de la vinculación entre tal aseveración y el propio proyecto político y económico de la administración bolivariana. ¿Es posible el traumático –y muy poco exitoso- socialismo del siglo XXI? ¿El tiempo transcurrido –más de diecisiete años- finiquita el proyecto mismo o este necesitará segundas o terceras oportunidades, para casos como los de las empresas públicas encontradas o ampliadas por empresas expropiadas y convertidas en públicas?[1] Son varios los problemas que acompañan a este ya de por sí muy importante[2].

En tal sentido, la carga operativa, fiscal y de acumulación de problemas sindicales, laborales y de resultados financieros era ya suficientemente representativa para avanzado 2015 y lo cual debe señalarse, no solo para la evolución de la economía venezolana acumulada hasta esa fecha sino para la propia valoración del proyecto político de la administración bolivariana y sus ejecutorias. Dentro de los resultados operativos y financieros del área de las empresas públicas para la fecha deben, así, señalarse los resultados que siguen.

Los registros en las Memorias y Cuenta de las empresas básicas de Guayana indican la situación crítica de tales unidades empresariales públicas. Hasta 2013, las industrias del sector aluminio (Venalum, Alcasa, Bauxilum y Carbonorca) operaban entre 30 y 60% de su capacidad instalada y acopiaban pérdidas por cinco años. En el sector hierro y acero (Ferrominera y Sidor) la gestión fue igualmente negativa; las industrias tuvieron un bajo desempeño en producción, y ante las operaciones problematizadas y disminuidas, acumulaban tres años con saldos negativos. Esta situación de las llamadas empresas básicas de Guayana se trasladó a los años 2014 y 2015, teniendo importantes repercusiones en las empresas privadas del área de la metalurgia aglomeradas en la Asociación de Industriales metalúrgicos y de Minería de Venezuela, dadas las restricciones y disminuciones de los insumos con los que laboran y que son producidos en buena parte por las empresas básicas señaladas y que los años señalados les presentaron una profunda agudización en la disponibilidad de divisas, eliminándoseles posibilidades de importar tales insumos. Para 2015, se estimó así que, las empresas metalúrgicas, estaban trabajando a 30% de su capacidad instalada debido a la falta de materias primas e insumos que les suministran las empresas básicas (ver El nacional viernes 31 de julio 2015 Economía/4; www.el-nacional.com).

Caso parecido se presenta también para la fecha con la empresa Maderas del Orinoco. El panorama es más o menos similar para otras regiones y sectores; así, en cemento, los registros oficiales indican que la Fábrica Nacional de Cementos para 2013 acumuló cuatro años con pérdidas. En alimentos, despunta el caso de Lácteos Los Andes, con pérdidas en 2013 y 2012; siendo Industrias Diana la que presentaba un mejor desempeño. Caso contrario se ha dado con las empresas del Estado en el área de telecomunicaciones (Orinoquia y Vtelca) que presentaban menos dificultades y, para 2012 y 2013 produjeron beneficios. Estos últimos casos no afectan la tendencia predominante y que, dado el contexto y evolución señalada, ha llevado a que la administración en la figura del presidente de la república, NM, se haya planteado una especie de reestructuración buscando equilibrios, mejoramientos y que las empresas públicas para ello no se presenten siempre como perdedoras y puedan funcionar con criterios de rendimiento y eficiencia. En tal sentido y ya en el contexto del mes –setiembre 2014- donde  comunicó medidas de reestructuración del área pública -buscando derrotar el Estado burgués según sus expresiones, las cuales denominó el sacudón-, expresó: "…hay que darle coherencia, direccionalidad y coordinación a las empresas públicas…”; "…todas las empresas públicas, todas las empresas del Estado, del tamaño que sea, de la actividad que sea tienen que ser productivas, transparentes, que le rindan al país su riqueza, sus dividendos, su producto" (ver www.eluniversal.com 9 de septiembre 2014).

A pesar de estos pronunciamientos del presidente NM, el escenario de escasez, inflación y desinversión agudizado en 2014 y 2015 ha contado con la inefectividad de la acción estatal en las empresas públicas señalada para algunas de ellas. Insistiendo en el caso de las dedicadas al ramo alimenticio puede indicarse cómo empresarios del área comercial han afirmado que después de seis años de las expropiaciones de Lácteos Los Andes, Fama de América e Industrias Diana el resultado de la administración bolivariana ha sido la caída de la producción; y ello se expresa en que las marcas del Estado se ven poco en los estantes de los supermercados privados. El café Fama de América, el aceite Diana, los jugos y la leche Los Andes duran poco tiempo en tales locales, dado que la cantidad de los despachos no cubre la demanda y la frecuencia del suministro es irregular según señalamientos de aquellos empresarios (ver www.el-nacional.com 16 de febrero 2015 pág. E/4).

Resultados de 2015 vistos a la luz de la documentación oficial a inicios de 2016 reflejan resultados de una evolución deficiente para aquel año. La mayoría de las empresas públicas registraron descenso en su producción, por la contracción en la asignación de divisas oficiales: Industrias Diana, expropiada en 2008, presentó la mayor contracción; esta empresa encargada de producir aceite,  produjo en 2015 73.406 toneladas, 41,03% menos que en 2014, cuando fueron 124.482 toneladas; la producción de Mercal (Unidades Productivas y Carnes Venezuela) cayó 13,09%; mientras en 2014 esta empresa procesó 9.151 toneladas, en 2015 fueron 7.953 toneladas; Venalcasa por su parte tuvo una contracción de 15,15%, pasando de 87.031 toneladas en 2014 a 73.840 en 2015; en el caso de Lácteos Los Andes, expropiada también en 2008, el descenso en la producción fue 1,06% y pasó de producir 265.932 toneladas de alimentos a 263.094 toneladas (leche en polvo y condensada, agua mineral, mermeladas, salsa de tomate, entre otros), teniendo, correspondientemente, una menor disminución en su producción; por su parte, la empresa mixta Venezolana de Telecomunicaciones, encargada del ensamblaje y comercialización de celulares y otros productos de alta tecnología, tuvo un descenso de 11,78% en su manufactura, pasando de fabricar 1,04 millones de equipos en 2014 a 925.410 en 2015 y utilizando tan solo 49% de su capacidad productiva (ver www.el-nacional.com 5 de marzo 2016). Igualmente útil como registro es la nota presentada en konzapata.com sobre la evolución de las empresas del Estado desde 2005, que es cuando se forma el Ministerio de Industrias Básicas y Minería (MIBAM) y cuyas actividades no han modificado un contexto signado por problemas laborales, inadecuada gerencia y desinversión y tratándose –además- de que desde sus inicios, con el economista Víctor Álvarez como Ministro, se impulsó la idea de la cogestión que era expresión muy usada en ese momento, cuando la administración bolivariana refería la administración compartida de las empresas básicas con los trabajadores. Para esto la prueba piloto se desarrolló en Alcasa, cuya evolución poco exitosa se resume en que producía 190.000 toneladas en 2005, bajó a 90.000 en 2010 y a 28.798 toneladas en 2014. Se destaca en la nota como Los resultados del sector de empresas básicas son poco alentadores. Las estadísticas de Alcasa, Venalum, Carbonorca, Ferrominera o alguna otra de las empresas básicas, permiten destacar el decaimiento de las mismas. El caso de Sidor es emblemático para la administración bolivariana. Produjo 4,3 millones de toneladas de acero en 2007; en 2008 la producción descendió a 3,5 millones y en 2015 alcanzó 1 millón 68 mil toneladas. 

A través de los 11 años abarcados desde 2005, se han revisado unas 480 concesiones y 509 contratos de operación y se ha puesto el cese a permisos de explotación a varias empresas extranjeras, como el caso de Gold Reserve que en tiempo reciente se ha visto la posibilidad de su retorno en el contexto de los motores impulsados por el presidente NM. En 2011, el MIBAN fue eliminado y unas empresas pasaron al Ministerio de Industrias y otras al de petróleo y minería (ver www.konzapata.com 13 de mayo de 2016). A inicios de abril de 2016 y apuntalando el motor nro. 15 relativo al carácter estratégico de las industrias básicas -como un integrante adicional a los 14 motores ya existentes para impulsar la economía y el bienestar de los venezolanos según la administración bolivariana-, NM creó el Ministerio de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas (ver www.eluniversal.com 12 de abril 2016).

Insistamos en el caso SIDOR. Debe recordarse que esta fue una empresa del Estado de las llamadas básicas en todo el periodo de los cincuenta a los noventa, hasta 1997 cuando fue privatizada para, posteriormente, en el año 2008, pasar nuevamente a manos del Estado en plena administración bolivariana. De 1998 a 2007 la empresa estuvo privatizada y, según los datos oficiales que son recogidos por Damián Prat en sus informes, la producción de acero líquido de la misma habría evolucionado entre un año y otro con una tendencia suavemente ascendente pasando de 2.900.000 toneladas a 4.300.000 toneladas. Contrariamente, y en el periodo donde es reestatizada, evoluciona con una tendencia descendente desde este último nivel de producción hasta 1.722.000 toneladas en 2012. Tales informes reflejan considerables deteriores en las condiciones técnicas y ambientales de producción (ver https://www.youtube.com/watch?v=hotXcvWpoE&index=2&list=PLOAHwlQQofQUUiT1Hu4kIoVxiVNj9A6rF). Para finales de 2014, en el campo de la producción, se hicieron consideraciones –por parte del viceministro de Industrias Básicas, Justo Noguera Pietri- para 2015 en cuanto aumentos de la misma, estimándose aumentarla a dos millones de toneladas en este último año (y a tres millones 500 mil toneladas para el año 2016). Todo esto derivaría de que "Se han realizado acciones dentro del programa Sidor en Positivo, que consiste en mejorar las 18 plantas que conforman esta empresa. En el apartado de insumos recibimos materia prima, equipos móviles y repuestos para seguir potenciando y mejorando la industria y el tema más importante: el recurso humano, la firma del contrato colectivo y las 50 unidades de transporte para los trabajadores". El nivel de producción para 2015 trataría de duplicar el volumen de 2014, el cual bordeó el millón de toneladas métricas de acero líquido (ver www.eltiempo.com.ve 02-01-2015) y donde se habría continuado con la tendencia descendente desde la reestatización.

Las huelgas en la empresa se iniciaron a raíz de críticas del presidente NM a la dirigencia sindical de esa empresa. Las protestas se dieron a partir del 8 de agosto de 2014 y fueron contundentemente reprimidas en las actividades del 12 del mismo mes, habiendo sido respuestas a los planteamientos del Presidente NM en el contexto de la realización del I Congreso de trabajadores socialistas donde este pidió apoyo para “liberar” a SIDOR de “cuatro sindicaleros”. El 13 de agosto en su programa “En contacto con Maduro” el presidente señaló: "Hay que construir un nuevo sindicalismo, un sindicalismo para el socialismo, un sindicalismo para una patria libre e independiente"; así como que: "Una en el área de la construcción de la economía socialista, es la tarea principal de la clase obrera venezolana, en algunos sectores hemos avanzado bastante y bien, en otros no agarra el ritmo todavía que debe agarrar y en otros por corrientes sindicales, anarcosindicalistas que no entienden". José Luis Hernández, presidente del Sindicato sidorista Sutiss, organización de larga trayectoria –varias décadas- de lucha en SIDOR señaló sobre las manifestaciones del 12 ya señaladas: "…fue una persecución con más de 500 guardias nacionales, más de ocho tanquetas";  así como que se lanzaron más de 700 bombas lacrimógenas y "más de ocho compañeros" resultaron afectados por los perdigones (ver www.talcualdigital.com 13 de agosto 2014). Al final de la semana de estas situaciones el oficialismo -en base a sus funcionarios y a sus representantes sindicales- informó que se había llegado a un acuerdo de contrato, siendo esto negado por la contraparte ya señalada (www.el-nacional.com 16 de agosto de 2014). Se corroboró que era falso el martes 19 de agosto cuando se puso a funcionar la planta y el ministro de industria, José David Cabello, planteó continuar con las negociaciones salariales y de jubilación implicadas en este agudo conflicto (www.ultimasnoticias.com.ve 19 de agosto 2014). Esto ha sido parte de los determinantes de la evolución de la empresa para 2015 y 2016.

Lejos de la realidad venezolana se encuentran las discusiones y realidades de algunos países asiáticos y otras latitudes, donde las empresas públicas han podido gestionar porciones del crecimiento y avance de las naciones.

@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com





[1] Una problematización de interés sobre el área  de la empresas públicas en el contexto de la administración bolivariana la presenta Richard Obuchi en entrevista publicada en Prodavinci: “El tema de la gestión pública está caracterizado por la opacidad, incluso en las grandes empresas no hay información oficial, no hay estados financieros, estadísticas o informes de gestión. El resultado más elocuente va más allá de la situación individual de estas empresas y se centra en lo poco que han contribuido a la resolución de los problemas de los venezolanos que, en lugar de tener más seguridad alimentaria, lo que tenemos es más dependencia de importaciones y escasez. Al final tenemos  problemas de calidad, inflación y poder adquisitivo. Eso es la manifestación de un modelo que se ha caracterizado por este incremento sin control de las actividades del sector público, sin un impacto positivo en la calidad de vida de las personas. En un sistema caracterizado por profundos controles de precios, de guías, traslados, inventarios y todo el tema cambiario, lo que terminamos teniendo es una economía con una profunda crisis del modelo de gestión de políticas públicas.” (ver www.prodavici.com 1 de julio 2014). Obuchi, economista y profesor del Iesa, coordinó el estudio Gestión en rojo (Ediciones IESA 2011), de Bárbara Lira y Anabella Abadí (se evaluó un grupo de16 casos de empresas que implementaron el modelo productivo socialista implantado por el actual gobierno).
[2] Después de más de 15 años de proyecto y administración bolivariana, un activista en pro de ideas relacionadas o consustanciadas con las profesadas por aquella, Edgardo Lander, expresa varias líneas de interés sobre la culminación del proceso de transformación. Sobre inclusión y gasto Público: “Uno hubiese podido pensar que en estos años se abrió la oportunidad, sobre la base del reconocimiento de que la renta petrolera había creado el tipo de Estado, el tipo de política y el tipo de sentido común que había que superar; cuando Venezuela contó con abundantes recursos y había un gobierno extraordinariamente legítimo, porque en algún momento el gobierno de Chávez lo fue, y hubiese tenido capacidad para empujar a la sociedad en contra de los sentidos comunes instalados…. En lugar de buscar transformaciones en el modelo productivo y en los imaginarios de qué tipo de sociedad queremos, hacia dónde queremos ir, se reforzó la lógica de distribución y la idea de que la democracia y la inclusión son posibles mediante el gasto público.” “…desde el punto de vista de la sostenibilidad en el tiempo, esto no es posible. No lo es desde el punto de vista político-cultural, porque refuerza la lógica de la mentalidad rentista, del país rico del que hablamos, pero tampoco es posible, porque por más que crezca la renta petrolera, nunca será suficiente para satisfacer expectativas crecientes que se van generando en la población.” De manera contundente sobre el rentismo: “…El problema del rentismo en Venezuela es que aquí hay consenso nacional rentista.” En relación a la democracia participativa: “Creo que con el tiempo se fue instalando más la lógica de control vertical y una caricatura de consejos comunales rojos rojitos. Pero de todas maneras ha habido una experiencia popular extendida, que en muchos lugares sigue activa, sigue vigente, sigue reaccionado. Sin embargo, cuando uno advierte cómo ha reaccionado el mundo popular venezolano ante la crisis de los últimos dos años, a la inflación y a la escasez fundamentalmente, uno puede preguntarse ¿Y el tejido social solidario que se venía construyendo en estos años, qué paso? Resulta que encontramos que este tejido social tenía unos niveles de fragilidad mucho mayores de los que parecía hasta hace unos tres años y la respuesta a la crisis no ha sido precisamente solidaria, sino individual y competitiva.” En cuanto al componente militar: “La cultura militar es por definición vertical y autoritaria y por lo tanto es contradictoria con una noción de democracia pensada en términos igualitarios, horizontales, participativa. Son dos patrones culturales que muy difícilmente se pueden encontrar.” “…las formas primarias de la corrupción en estos años, han tenido que ver con el estamento militar, con la particularidad de que los militares operan con espíritu de cuerpo, lo que hace mucho más difícil la posibilidad de denunciar, de investigar, de controlar y, por otra parte, el apoyo militar ha sido demasiado importante para este gobierno como para que los civiles que gobiernan se atrevan a tocar demasiado al sector militar. Se ha vuelto algo inasible.” “Hay un tema fundamental de recuperación de la democracia que tiene que ver con sacar de la gestión pública al sector militar.” Y sobre el proceso de transformación:En términos globales de balance, que ya podemos hacer después de tres lustros, es que esto, como proceso de transformación de la sociedad venezolana, en lo fundamental fracasó. Y fracasó porque no cuestionó el modelo productivo rentista, que era una condición indispensable para lograr esa transformación. Si eso no se toca, ninguna otra cosa es posible. Fracasó porque repitió la lógica del llamado socialismo real, según la cual la sociedad se puede cambiar desde el Estado.” (ver Entrevista a Edgardo Lander www.contrapunto.com 9 de Agosto de 2015).

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