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Felix Arellano
Ahora, cuando el país en una sola voz está exigiendo el cumplimiento de la normativa constitucional para aplicar el referéndum revocatorio, que es un derecho político del pueblo venezolano, aparece de nuevo el Sr. Zapatero, en un escenario de negociación que no se entiende. Por una parte, la concepción autoritaria y militarista del proceso bolivariano no acepta la negociación
En un mundo cada vez más interdependiente y globalizado la influencia y, de ser el caso el apoyo, internacional resulta consustancial a la dinámica del sistema. Los problemas de un miembro, pueden afectar al conjunto y eso es lo que estamos observando con el caso bolivariano, que por diversas manifestaciones, tales como: migraciones, comercio, deudas, etc.; la crisis venezolana está afectando a los países de la región y, en la medida que la situación se agrave, los efectos serán peores.
Por múltiples razones es legítima y necesaria la preocupación de la comunidad internacional ante la grave situación que vivimos en Venezuela; empero, en este momento, todo el apoyo debería concentrarse en el respaldo y la presión para logra que se cumpla el derecho constitucional del referéndum revocatorio en este año, de lo contrario, el apoyo internacional, como el esfuerzo que desarrolla el Sr. Zapatero, en coordinación con la UNASUR, puede ser de utilidad al gobierno, para distraer la atención, lograr un mínimo de oxigeno ante su creciente aislamiento internacional y limitar el cuestionamiento externo a sus prácticas autoritarias, particularmente el impedir la realización del referéndum revocatorio. Llama la atención como el proceso bolivariano rechaza la mediación del Vaticano y prefiere a la Unasur.
No está en discusión las credenciales personales del Sr. Zapatero, pero si genera dudas que sus apariciones en el país estén vinculadas a respaldar al proceso bolivariano. En el pasado diciembre, al formar parte de la penosa figura de “acompañante” del proceso electoral, en las elecciones de la Asamblea Nacional. Una figura que se presenta como turismo electoral, al servicio de las autoridades nacionales, y que resulta innecesaria cuando la comunidad internacional ha regulado exhaustivamente el mecanismo de la observación electoral.
Ahora, cuando el país en una sola voz está exigiendo el cumplimiento de la normativa constitucional para aplicar el referéndum revocatorio, que es un derecho político del pueblo venezolano, aparece de nuevo el Sr. Zapatero, en un escenario de negociación que no se entiende. Por una parte, la concepción autoritaria y militarista del proceso bolivariano no acepta la negociación, “el proceso ordena, no negocia” y eso lo ha demostrado tanto en el plano nacional, como internacional. Adicionalmente, la actitud autoritaria cargada de soberbia no le permite reconocer sus propios errores y de allí su práctica del “chivo expiatorio”, siempre será otro el culpable.
El proyecto de diálogo del Sr. Zapatero genera muchas dudas, entre otras: ¿le corresponderá al Sr. Zapatero informarle al proceso bolivariano que está sistemáticamente violando la Constitución Nacional, principios fundamentales de los derechos humanos y deteriorando la institucionalidad democrática? ¿Será que el Sr. Zapatero aspira que la oposición venezolana se concentre en este año a evaluar si existen las violaciones gubernamentales o es culpa del imperio?; ¿será que el Sr. Zapatero aspira negociar la negación de los derechos constitucionales del pueblo venezolano?
Un papel más lamentable observamos en el caso del Sr. Fernández de República Dominicana, quien ha anunciado que aspira superar el desastre económico bolivariano. La convicción autoritaria de los radicales no les permite aceptar que su modelo es un colosal fracaso, todo lo contrario, ante el constante fracaso, su tesis es que aún faltan medidas salvadoras que profundicen la lucha de clase y la violencia. Mientras la camarilla se mantenga en el poder, algo nuevo inventará para sostener el show. ¿Será que el Sr. Fernández les permitirá aclarar que ellos, en todos estos años, han destruido la economía con expropiaciones, invasiones, cerco a la producción, corrupción, etc.; y eso generó desabastecimiento, inflación?; ¿el Sr. Fernández los convencerá que seguir persiguiendo a los que producen no resuelve el problema, solo lo agrava?
El autoritarismo sostiene que controla todas las instituciones y el poder, por lo tanto, no negocia, ¿de qué negociación nos habla el Sr. Zapatero? Ahora bien, debemos reconocer que él tiene la ventaja de acceder a los Castros y puede ser que ellos si negocien, lo están aprendiendo con Estados Unidos. Negociar para paralizar derechos constitucionales del pueblo venezolano sería un gran descredito en la carrera política del Sr. Zapatero; por el contrario, negociar con los Castros alternativas democráticas para la provincia bolivariana, puede ser un buen aporte para la paz.
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