Tomado de www.prodavinci.com
Por Luis Vicente León | 28 de noviembre, 2016
El dólar paralelo sobrepasó por primera vez una nueva barrera. Al entender que la variable que determina nuestra economía es la desconfianza, era previsible que la presión vendría sobre el dólar negro.
Con un aumento de la liquidez, sumado al incremento de la demanda de divisas en el mercado negro para poder importar más la inflación desbordada, ha sucedido lo obvio: una devaluación.
Además, el mercado no confía en la posibilidad de que en Venezuela haya un cambio del modelo, de modo que no espera ninguna mejora en el flujo de divisas. Y en ese contexto la estabilidad del dólar sería un milagro.
Quienes han importado mercancías con sus propios dólares y valorado en el mercado negro hoy están perdiendo dinero y tienen graves problemas de reposición.
Por ejemplo: si un importador utilizó sus dólares para traer mercancías y las vendió en bolívares (incluso protegiendo su inversión al 100% al tipo de cambio) ya perdió dinero. ¿Por qué? Pues porque ese importador, producto de sus ventas, ahora sólo tiene bolívares con pérdidas y no consigue ni divisas ni la cantidad de bolívares devaluados que necesita para reponer. Su dinero está preso. Y, en medio de esa catástrofe, el gobierno lo amenaza con controlar el precios de los bienes importados.
No es necesario ser muy perspicaz para entender que la escasez se disparará.
Hoy en Venezuela es imposible garantizar un abastecimiento estable sin abrir el mercado cambiario, sincerar la moneda y estimular la producción interna. Las estrategias de controles e intervencionismo han sido demoledora para la economía venezolana. Y mientras más tiempo duren, más destruirán.
Es desesperante y frustrante ver la economía venezolana rodar por un barranco sin que haya alguien capaz de atajarla: más bien la empujan. Acentuar los mismos controles que han causado la crisis sólo la amplificará más. Es absurdo esperar un resultado distinto si insisten en hacer lo mismo.
Si no se rescata la confianza, no habrá forma de estabilizar el mercado cambiario. Pero también hay que desechar algunos mitos. Es imposible que una página web sea la culpable de que el precio del dólar paralelo se dispare. Eso es sólo una excusa que ponen los responsables de las consecuencias que han generado por políticas económicas inadecuadas y aquellos que se benefician por los incentivos a la corrupción que generan los controles. Cuando alguien recibe un dólar a diez bolívares y puede venderlo al precio que le dé la gana, es obvio que aparecerán un montón de oportunistas dispuestos a hacer fortunas gracias a sus contactos con quienes reparten las divisas.
Este desastre está haciendo ricos a unos pocos y son esos pocos quienes impiden que se modifiquen las políticas económicas.
El elemento central para poder resolver esto no es otro que la apertura del mercado y suplir las divisas que sean necesarias para estabilizar el mercado.
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