Pedro
Raúl Solórzano Peraza
Mayo
2017
En Venezuela tenemos una industria de
fertilizantes que data de 1956, cuando se creó el Instituto Venezolano de
Petroquímica (IVP) a partir de la recién fundada Industria Petroquímica
Nacional en 1953. El IVP comienza la producción interna de fertilizantes sobre
la base de la existencia de los recursos gas natural y roca fosfórica, que son
fundamentales para la elaboración de fertilizantes nitrogenados y fosfatados.
Efectivamente, para producir los
fertilizantes nitrogenados disponemos de
gas natural que contiene más de 80% de metano (CH4) como
fuente de hidrógeno (H) y abunda en nuestro subsuelo libre o asociado a la
extracción de petróleo; y del aire que respiramos que contiene alrededor de 79%
de nitrógeno (N) por lo que se considera una fuente inagotable de este elemento.
Para producir los fertilizantes fosfatados disponemos de inmensas reservas de
roca fosfórica ubicadas en más de 50 localidades del país, con los yacimientos
más importantes en los estados Barinas, Falcón, Mérida, Táchira y Zulia.
Se han
realizado diversos estudios para estimar y conocer las reservas de rocas fosfóricas
en nuestros yacimientos, encontrándose que en Venezuela existen recursos
fosfáticos indicados e inferidos del orden de 2.652 millones de toneladas. Si
estimamos un consumo deseable de fosfatos en unas 400.000 toneladas de P2O5
por año, los recursos posibles serían capaces de cubrir la demanda actual
de P2O5 durante más 1.432 años estimando un tenor de
21,6% de P2O5 en las rocas. La mayor parte de estas rocas
se encuentran en el estado Táchira en los yacimientos de Montefresco, Navay y
Lobatera, siendo los más importantes los de San Joaquín de Navay que se estiman
en 115 millones de toneladas de reservas probadas, las cuales cubrirían toda la
demanda nacional actual durante unos 65 años.
En el estado
Falcón se encuentran las minas de Riecito, cuya roca es utilizada en la planta
de fertilizantes del Complejo Morón, en el estado Carabobo, pero solo tienen
reservas probadas por unos 17 millones de toneladas por lo que están resultando
insuficientes para satisfacer la demanda de esta planta. La gran reserva de
roca fosfórica de las minas de Navay, se proyecta utilizarlas con un gran
complejo petroquímico en las cercanías de San Joaquín de Navay, municipio
Abejales en el sur este del estado Táchira.
La fuente de P
para la industria de fertilizantes es la roca fosfórica o apatita, la cual es
sometida a diversos tratamientos que buscan mejorar la solubilidad de los
fosfatos, y así romper los enlaces del mineral para llevar el P a formas que
puedan incorporarse a la solución del suelo y quedar disponibles para ser
absorbidas por las raíces de las plantas. Esos tratamientos de la roca
fosfórica son de diferente naturaleza, pero el más importante por ser el más
ampliamente utilizado es el tratamiento con ácidos.
El tratamiento con ácidos es un tratamiento
químico, que simplemente se basa en atacar los fosfatos
naturales con diversos tipos de ácidos para solubilizar con mayor o menor
intensidad el fosfato tricálcico de estos minerales, transformándolo en fosfatos
dicálcico y monocálcico de mayor solubilidad y pudiendo llegar hasta la
producción de ácido fosfórico. Éste es el tratamiento tradicional para la
producción de los fertilizantes fosfatados de mayor demanda mundial como los
superfosfatos y los fosfatos de amonio. Por ejemplo, la fluor apatita que es la
más abundante en nuestros yacimientos, al tratarla con ácido sulfúrico produce
fosfato monocálcico (soluble en agua) y yeso en un fertilizante que se conoce
como superfosfato simple:
Ca10(PO4)6F2
+ 7H2SO4 + 3HOH
3Ca(H2PO4)2
HOH + 7CaSO4 + 2HF
También hay un
tratamiento físico, que se refiere simplemente a la molienda de la roca hasta
diferentes grados de finura. El principio de este procedimiento es que al moler
la roca, mientras más fino es el material resultante mayor superficie específica
o externa queda expuesta al ambiente de los suelos, favoreciendo la solubilidad
de los fosfatos que contiene. En el país se comercializa este tipo de material
como Fosforita o Roca Fosfórica Micronizada, recomendada para ser aplicada en
suelos ácidos y en cultivos permanentes o semipermanentes, entre los cuales
destacan los pastizales. En suelos ácidos, el material finamente molido queda
expuesto a la acción de ese ambiente ácido, que tiende a solubilizar los
fosfatos tal como se realiza en la industria de fertilizantes con los
tratamientos ácidos.
Los recursos
de minerales fosfatados que tiene el país, nos dan una enorme ventaja a nivel
mundial para el sostenimiento de la agricultura y, por lo tanto, para mejorar
la producción de alimentos. Así, nuestra industria petroquímica ha utilizado
por años las minas de Riecito en el estado Falcón, cercanas al complejo de
Morón, para producir fertilizantes. Al principio se producía principalmente superfosfatos
y complejos N-P-K, pero en la actualidad se produce un fosfato diamónico
especial conocido popularmente como DAPITO. Hay un proyecto en ejecución, para
la utilización de la roca fosfórica de las minas de San Joaquín de Navay que
tiene las mayores reservas probadas de este mineral, orientado, entre otras
cosas, hacia la producción de superfosfato simple para la fertilización de
potreros y de otros cultivos que se ubiquen en esa región del país con
extensión a Barinas, Portuguesa y Apure principalmente.
Como vemos, en
Venezuela tenemos recursos de materia prima y algo de infraestructura que nos
proporcionan un gran potencial para la producción de fertilizantes fosfatados,
que pudieran cubrir la demanda interna y hasta pudieran exportarse los
excedentes. Sin embargo, importamos fertilizantes fosfatados para cubrir buena
parte de la demanda interna porque a pesar de tanto potencial para su
fabricación la industria es muy ineficiente, entre otros, por los dos
siguientes aspectos:
1.-Complejo
Morón: esta planta no puede trabajar a total capacidad ya que por años no se le
ha dado el mantenimiento que requiere y su futuro está muy comprometido porque
las reservas de las minas de Riecito están escaseando y no se le ha buscado
solución. Aparentemente, se debe hacer algunas modificaciones a nivel de las
minas para ampliar su vida útil, y otra opción sería utilizar otras minas
cercanas como el caso de Lizardo, en el mismo estado Falcón. Por supuesto, es
impostergable reponteciar la planta en su totalidad.
2.-Complejo
Petroquímico Navay: la primera piedra para la construcción de este complejo fue
colocada el 23 de septiembre del año 2007, y dos años más tarde, el entonces
presidente de la república, anunciaba su progreso y sus bondades alabando la
tecnología de los bielorusos que estaban encargados de adelantar dicho proyecto,
que pronto estaría en funcionamiento.
Los yacimientos
de Navay están formados por areniscas fosfáticas dominadas por fluor apatitas
con 27% de P2O5 total y 36% de CaO que genera una muy
buena relación CaO/P2O5 = 1,33. Cuando esta relación es
mayor que 1,6 se requiere una gran cantidad de H2SO4 para
acidular la roca y producir superfosfato simple. Con todos estos beneficios de
disponer de inmensos depósitos de fosforita de buena calidad para su
procesamiento y cientos de millones de dólares aportados para la construcción y
puesta en marcha del complejo industrial, con capacidad proyectada para
procesar 2,5 millones de toneladas de roca anualmente, en diciembre del año
2013 el gobernador del estado Táchira anunciaba apoyar la culminación de esta
importante obra. A pesar de todas esas acciones, que no van más allá de su
proclamación propagandística, llegamos al año 2017 sin la conclusión de la
construcción del complejo y sin esperanza de una fecha cierta para su
culminación.
Por esas dos
razones mencionadas, entre otras, la industria nacional de fertilizantes
fosfatados no es capaz de satisfacer la demanda interna, perdiéndose todo ese
potencial que tenemos y recurriendo a la importación de un insumo tan
importante para el tratamiento de nuestros suelos ácidos y pobres en este
nutriente esencial.
Sin
fertilizantes es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para
cubrir los requerimientos de la población.
Pedro Raúl
Solórzano Peraza
Mayo 2017
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