EL COMERCIO EXTERIOR DE AMÉRICA LATINA: repeticiones, pocas
sorpresas y un contexto de otras necesidades
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Muchos discursos en la región en los
últimos 50/60 años plantean la necesidad, la proximidad e incluso la
inevitabilidad de que la misma aumente sus niveles de comercio, desarrolle su
competitividad (concepto íntimamente relacionado con el comercio
internacional), aproveche distintas formas de integración[1]
para que se de el gran salto en ingreso de divisas, aportes al desarrollo e
incluso la autarquía y auto abastecimiento, rompiendo por fin –si se diesen
tales aumentos- formas rutinarias de dependencia de las importaciones y sobre
todo de las que vienen de los países más avanzados, que le producen innegable
escozor en ciertos casos a algunos.
La región, desde comienzos de los años
sesenta del siglo XX, teniendo una representación de alrededor del 7% en las
exportaciones mundiales, vio ya ya para los setenta y ochenta descender su participación en el comercio mundial,
pasando a ser ocupado tales porcentajes primeramente por las naciones del
sudeste y nordeste asiático; en cualquiera de los casos, la región participa y
representa menos de lo que en las fechas iniciales señaladas representaba.
Grosso modo y obviando ajustes que
hubiesen podido haberse hecho, las exportaciones regionales totales de bienes y
servicios fueron para los años 1998, 1999 y 2000 de 326, 342 y 409 miles de
millones de dólares, representando Brasil y México cerca del 61% del total en
el año 2000 y, este último en particular, el 44%. En tal año algunas economías
de las pequeñas El Salvador y Guatemala se acercaban a 4 mil millones de dólares
y Costa Rica se aproximaba a 8 mil millones de dólares; Bolivia rondaba el 1,5
miles de millones y Chile ya se había encaminado hacia alrededor de 22 mil
millones de dólares[2].
Hay que decir que, a excepción del balance de bienes para el año 2000 el
balance en bienes o servicios para los tres años fue deficitario.
En el caso de Corea del Sur, una
economía en considerable pujanza en el año 2000 sus exportaciones ya se
acercaban a los 200 mil millones de dólares[3],
pero para 2017 ascienden a casi 600 mil millones de dólares. Claro, para el año
2000 y ni que decir para el 2017, Corea ya recogía y recoge los frutos de un
largo proceso de transformación iniciado en los años sesenta que la convirtió
una verdadera economía emergente y a
la cual le dedicó Alice Amsden uno de sus notables libros[4].
Logros industriales, tecnológicos, desarrollo de la competitividad y avances en
el desarrollo de la democracia conforman, junto a otros, un conglomerado de
éxitos de tal nación.
Mientras, la región, tiene en la
mayoría de las naciones asuntos pendientes y retrocesos recurrentes y, en ello,
Venezuela es caso notable en los últimos veinte años. Dentro de las pinceladas
en cuanto al comercio que persigue esta nota, tenemos lo acumulado para 2018.
Para 2016, 2017 y 2018 América Latina
alcanzó por exportaciones de bienes la suma de 882, 954 y 1.050 miles de
millones de dólares[5].
Correspondientemente, las exportaciones en 18 años se habrían un poco más que
duplicado (en el caso de Corea del Sur se habrían triplicado para un periodo de
17 años). En el caso de Brasil, este representaría para 2018 cerca de 23 % del
total exportado y en el caso de México 43%, alcanzando los dos 66%. Habría
aumentado al comparar los dos años y con lo restringido del caso, en un 5%, lo
que representan las dos naciones en el total. En el caso de Chile, se habría más
que triplicado el valor absoluto de exportación y el valor relativo habría
aumentado de 5% a alrededor de 7% del total exportado por la región. El caso de
la evolución de Bolivia y tres países centroamericanos, es llamativo en su
participación: Bolivia entre 2000 y 2018 habría pasado a representar de 0,36 a
0,8% del total exportado lo cual en los dos casos denota baja representación y
evolución poco relevante; en el caso de Guatemala, la evolución se presentó entre un 0,9 y un 1% y merece igual valoración; en los casos de Costa Rica y El Salvador, la
evolución es más dramática aun, pues en el caso de la primera nación, se evolucionó
de un 1,8 a un 1% y en el caso de la segunda de un 0,8 a un 0,4%. Debe anotarse
la influencia de otros factores que condicionan algo de los resultados
comerciales de estas naciones, en cuanto a sus resultados en comercio exterior
y sus representaciones en el mismo en cuanto al total regional.
Se trata del caso de las remesas para
algunos de ellos -en el caso de una relación inversa o compensatoria entre
remesas y comercio exterior-, aunque en México no adquiere propiamente la misma
connotación, pues es uno de los más activos y representativos receptores de
remesas, pero sus resultados lo ubican por variadas razones como el principal
exportador de la región.
Las remesas familiares a 17 países de
América Latina y el Caribe crecieron en más de 8% entre 2016 y 2017, alcanzando
a más de US$75 mil millones. El aumento de las remesas en 2017 se ha acercado al
crecimiento de las exportaciones (9%). Entre los factores principales que han
impulsado el crecimiento de las mismas se encuentran las pautas de migración de
Haití, República Dominicana, Guatemala, Honduras, El Salvador y Colombia. Estas
naciones representan el 45% de los flujos en remesas (puede verse. https://www.thedialogue.org/wp-content/uploads/2018/02/Remesas-a-ALC-2017.pdf). Se pueden mencionar así ingresos
de 5.021 millones de dólares por remesas para El salvador en 2017; 8.192
millones de dólares en el caso de Guatemala; 28.630 millones de Dólares para México,
recibiendo los dos primeros más por remesas que por exportaciones[6],
o la nación mexicana que es el mayor
receptor de remesas. En el caso de
honduras como tendencia de datos recientes se observa que las remesas (4.331
millones de dólares para 2017) bordean la mitad de la exportaciones en años
recientes.
Hay otras particularidades en la presentación
de la evolución de los montos exportados y de los superávits o déficits
comerciales, dada la marcha de las importaciones y también, problemas
estructurales que se repiten en el comercio exterior de los países de la región:
continuidad en la superior presencia de los productos primarios, lo cual también
tiene dos versiones (países donde se da tal primado con desarrollo de bienes no
tradicionales y aquellos donde se presenta sin ese impulso); pocos países donde
se avanza en bienes de alto contenido tecnológico; insuficiencias en
infraestructuras necesarias para el desarrollo de la calidad, regularidad y constancia
en el arrastre de las exportaciones como transportes, puertos, sistemas de conservación
de bienes, entre otras; necesidades de otras áreas –como las financieras y tecnológicas-
que afectan el comercio y que aprovechan naciones -como China- que impulsan en
casos nuevas formas de dependencia o de
tutelaje[7]
económico que no son nada inocentes. O los casos de países que si siguen
avanzando según líneas ya estipuladas de tiempo atrás como Brasil y México; o casos
de recuperación relativa como Argentina o de avance en captación de mercados
como Chile; y también, naciones como Ecuador que han presentado recientemente
impulsos en la industria camaronera, superando incluso al banano en la cual ha
sido líder mundial.
Hay, obviamente, desde la perspectiva
contextual asuntos del desarrollo de las democracias y de las instituciones que
siguen afectando considerablemente la evolución general de las economías y el
comercio en particular. Persiste en la región el fenómeno de la corrupción; así
lo ilustra el tenebroso caso de Odebrecht[8].
Igualmente, siguen afectando los llamados abusos de poder que en casos vienen
del presidencialismo y otras desviaciones, pero sobre todo de nuestras
particulares democracias[9];
si bien no se puede generalizar abarcando a todos los países, dados los
desarrollos positivos que de tiempo a acá se observan en algunos casos. El caso
es que, economías que abarcan este tipo de problemas políticos/institucionales
no tienen ni tranquilidad ni dedicación y tampoco la canalización de recursos para
desarrollar el comercio y la competitividad.
05 de marzo de 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[2] Puede verse CEPAL Balance preliminar de
las economías de América latina y el Caribe 2000. Chile; también Evolución
del comercio América Latina-África en 2000-2015, https://latinamericahoy.es/2018/01/09/evolucion-del-comercio-america-latina-africa-en-2000-2015-i/.
[3]
Puede verse https://atlas.media.mit.edu/es/profile/country/kor/. También,
Corea del Sur: Una
potencia tecno-económica emergente. Relaciones económicas, comerciales y de cooperación
con América Latina y el Caribe SELA; Seminario Regional: Análisis de las
relaciones económicas, comerciales y de cooperación de América Latina y el Caribe con la República de
Corea Lima, Perú 9 y 10 de mayo de 2017 SP/SRARECC-ALC-C/DT N° 2-17
[4] Alice Amsden. Asia's Next Giant: South Korea and Late Industrialization, Oxford
University Press 1990.
[5]
CEPAL, Balance preliminar de las
economías de América Latina y el Caribe 2018, Chile.
[6]
Se estarían comparando ingresos de
remesas de 2017 con ingresos de exportaciones de 2018, pero no se altera la
tendencia observada.
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